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El vampiro y el lobo. por Stric39

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Notas del fanfic:

Me apetecía hacer una historia así, y me apetecía hacerla con Iruka y Kakashi también ^^ . Bueno, lean y diganme que les pareció.

Notas del capitulo:

~

 

Capítulo I : El encuentro del enemigo.

 


-¿Han vuelto a hacerlo? –preguntó extrañado, pues no había tenido noticias últimamente.
-No –contestó –, pero hay que dejar claro quien es el jefe.
-Está bien, señor.

Salió de la vieja y oscura habitación y una vez la perdió de vista corrió hasta la penumbra del exterior. Empezaba a amanecer y le gustaba ejercer de su don, pues a pesar de ser un vampiro, podía exponerse a la luz del Sol sin peligro alguno. Era envidiado entre los demás de su clan por ello, pero le gustaba ser distinto a ellos, ya que no había elegido esa vida, al menos tenía algo de bueno. Desabrochó los botones de su camisa negra uno por uno, y después se descalzó, quitándose esos molestos zapatos, negros también. Desgarró sus pantalones desde el final de los mismos hasta la rodilla, haciendo un pequeño nudo. Y así quedó con sus músculos expuestos al nuevo amanecer. Unos pequeños rayos de sol bañaban su torso y la parte delantera de sus brazos. Le gustaba correr por el bosque como nunca antes de ser lo que era pudo hacerlo. Pasó por el arco que distanciaba El castillo del bosque y esquivó varios árboles caídos del último encuentro con los licántropos. Recordaba como Itachi había lanzado a uno de los lobos contra aquel árbol; había sido un destrozo. Lo que 'tenían que volver a hacer' para iniciar una guerra de nuevo, era atacar otra vez. Pero ésta vez Itachi, el señor Itachi, había decidido empezar la guerra por su cuenta, sin previo ataque de los lobos. En verdad le odiaba, odiaba que fuese su señor, el señor del clan entero, y el vampiro que le convirtió. Saltó varias rocas con adquirida agilidad e hizo que su pelo largo y negro se moviese a su espalda.

Mientras pensaba, que, al ser el segundo en el clan, y en tardar tan poco tiempo en conseguir aquel puesto, algún día mataría a Itachi y dominaría a todos los vampiros, algo se cruzó en su camino. Para un humano, normal y corriente, no habría sido nada, tal vez uno con los sentidos extrañamente más desarrollados, hubiese sido una mancha gris, polvo. Pero claro, el no era un humano. Lo que se cruzó en su camino, era un lobo, y además, un lobo semi-convertido. Tenía los brazos estirados, dos brazos blanquecinos y musculosos, adornado uno de ellos (el derecho), con un tatuaje; dos estrellas entrelazadas, con un círculo rodeándolas, pintadas de un azul extraño. Sus ojos eran lobunos aún, de color grisáceo, unos ojos grandes. El pelo era gris también, plateado, con un peinado realmente raro. Tenía la nariz delgada, al igual que los labios, y los pómulos marcados. Su forma humana continuaba hasta la mitad de la espalda, en la que empezaba aquel pelaje del mismo color que sus ojos y pelo.

 

Cayó al suelo totalmente convertido ya en humano, con una rodilla hincada en el suelo y los brazos adelantados, la cabeza gacha...y desnudo. Giró su cabeza haciendo que su pelo se moviese en la dirección contraria para después recolocarse. Centró su mirada en los ojos del vampiro, que adoptó una pose defensiva, con los labios colocados hacia atrás para mostrar sus largos y fuertes colmillos, y las manos preparadas para desgarrar cualquier carne de lobo que se acercase a él.


-Eres la primera persona que reacciona así al verme desnudo –dijo el licántropo incorporándose.

-Eres el primer hombre lobo que veo desnudo.

 

La verdad era que por muchas batallas que hubiesen librado hombres lobo y los vampiros, los lobos nunca mostraban su forma de humano, aquel peligris era el primero que veía en toda su vida de chupasangres. El lobo dio dos pasos al frente antes de que un gruñido escapase de la boca del otro.

 

-¡Ah! ¡Eres un vampiro! –exclamó sorprendido.
-Imbécil, claro que soy un vampiro, ¿es que tu nariz está rota?

Tal vez si un vampiro no enseñase sus colmillos (cosa que éste si hizo) y no hiciese acopio de su agilidad y fuerza sobrenatural, un lobo podría no darse cuenta de que era un vampiro. Pero ¿cómo no podía olerle? La sangre de los vampiros estaba mezclada con la de otras personas, animales...al igual que la de los lobos, pero de distinta manera. Y eso hacía que el olfato desarrollado del de la otra especie captase su olor más fuerte que el de los demás.

 

-Mi nariz está perfecta, un poco lobuna últimamente...– contestó sonriendo.
-Eres nuevo, ¿verdad?
-Oh, sí.

Eso lo explicaba todo...en realidad, no. No lo había pensado hasta ahora, ya había amanecido y un lobo pasó por delante de sus narices. Tal vez la luna aún seguía allí cuando el se transformó. Al menos, que era novato explicaba que no pudiese olerlo, aunque oliese más fuerte, él no sabría porqué. Seguro que tampoco le habían explicado las reglas, los vampiros y los licántropos se odian.

 

-¿Puedes convertirte en lobo ahora? –preguntó el chupasangres, aún con dudas sobre aquel tipo.

Como respuesta sólo obtuvo una risita, y una semi transformación del pelo plateado. Éste cayó de rodillas al suelo mientras sus brazos se transformaban en patas de pelaje grisáceo, acabadas en enormes garras demasiado afiladas. Sus ojos volvieron a ser lobunos de nuevo, más grandes y cambiando del gris al amarillo intermitentemente. Abrió su boca y un gruñido grave escapó de su pecho inconscientemente, siempre le pasaba cuando se transformaba, aunque fuese sólo un poco.

 

Mientras tanto, el pelinegro que debería haber matado a ése lobo nada más verlo, se sentía feliz. Tal vez no era un vampiro, pero era alguien sobrenatural que era distinto a los demás de su especie. Y allí, desnudo y semi transformado, el licántropo también parecía feliz y dispuesto a hacer un nuevo amigo vampiro.

 

-Ya ves que sí –contestó en ese momento el chico –, ¿alguna prueba más?
-Eres...distinto.

-Tu también, según tengo entendido deberías empezar a chisporrotear, o algo así.

-Tal vez, algo así. No te han explicado las reglas, ¿verdad? Los lobos y los vampiros se odian, hacen guerras, se matan, se destruyen.

-Yo no soy un lobo –dijo aparentemente molesto el peligris –, soy un humano, ¿lo ves? –afirmó señalando su cuerpo desnudo – Un humano.

El otro sólo pudo sonreír por lo convencido que sonaba aquello, a él tampoco le importaría sonar así de convencido mientras decía esas palabras.

 

-Iruka –dijo el chupasangres extendiendo su mano morena.

-Kakashi –dijo el otro chico correspondiéndole en un apretón de manos.

 

Tras un largo lapso de tiempo, Kakashi decidió echar una carrera, porque sentía curiosidad de si eran más rápidos los vampiros o los hombres lobo. Iruka, sin su camiseta y zapatos iba en cabeza, seguido por el totalmente transformado lobo. Era realmente bonito, no todo su pelo era gris, tenía una larga franja negra atravesando toda su espalda, en la que el moreno no se fijó la primera vez que le vio. Cruzaron el bosque uno detrás de otro, riendo y apostando sobre quien ganaría la carrera. Llegaron al arco y repentinamente Iruka se abalanzó sobre el lobo, rondando uno sobre otro bosque abajo de nuevo. El lobo fue transformándose en humano mientras rodaban, de abajo a arriba. Cayeron sobre una superficie dura, llena de piedras. Kakashi rodó hasta ponerse en cuclillas, arrastrando las garras por la superficie para frenar, mientras que Iruka caía en la misma posición, frenando con los pies descalzos.

 

-¿Por qué has hecho eso? –preguntó el peligris exasperado.

-Mi clan. El castillo detrás del arco, mi clan vive ahí.

-¿Tu clan?
-El clan –contestó señalando el tatuaje del lobo en su brazo –. Una familia unida por un vínculo, en el caso de los lobos, distintos tipos de estrellas diferencian a los clanes, como las de tu brazo. En el caso de los vampiros...

 

Iruka rasgó su pantalón de nuevo, ahora desde la rodilla hasta el comienzo de su cintura. Largas lineas ascendían en la parte de su pierna que había dejado al descubierto. No era nada especial, sólo eran lineas entrelazadas, no eran como las estrellas.

-¿Lineas? –preguntó el otro extrañado.
-Exacto, estúpidas lineas...Mira, nunca te acerques aquí, pronto empezará una guerra, avisa a tu clan.

-No tengo clan –declaró el muchacho –. Hasta hace dos minutos no sabía que significaba eso.
-Pero el tatuaje...
-El tatuaje me le hice hace años...sólo es casualidad...

 

La ley decía, que todo el que convertía a un ser humano en un vampiro, o en un lobo, debía buscarle un clan, o matarle...después de usarle para sus propósitos. Mientras el moreno pensaba en ello el olor inundó sus fosas nasales, advirtiéndole.

 

-Debes irte –anunció Iruka, pero tarde.

 

Kakashi se había transformado de nuevo y trotaba bosque abajo, resbalando sus patas lobunas por las piedras. Un pequeño chico de pelo negro asomó por entre los árboles. Se trataba de Sasuke, el hermano menor de Itachi. Su relación con Iruka no era la mejor, el puesto del segundo le correspondía a él, y sin embargo su hermano había decidido dárselo a Iruka, mientras que Sasuke ocupaba el tercero. Tal vez fuese porque Sasuke, no era un vampiro. Los demás le odiaban más que al propio Iruka por su don, era peor que un humano les gobernase, pero claro, era el hermano menor del señor.

 

-Itachi –dijo –, quiere verte, ahora.

-Está bien...

 

Aún seguía de cuclillas en el suelo. Así que se levantó y pasó la mano por su torso desprendiéndose del barro que se le había pegado en la caída. Corrió de nuevo hacia el arco esquivando a Sasuke en el camino. Algo bueno de que no fuese un vampiro, era que no podía oler a lobo. Había algo distinto en el castillo, pero no sabía decir el qué. Antes de ir a la habitación de Itachi pasó por la suya propia para cambiarse de ropa. Se quitó los pantalones rasgados, dejando sus piernas musculosas (al igual que todo su cuerpo) a la vista. Observó las lineas que ascendían desde la rodilla hasta la cadera, estúpidas lineas. Abrió el estrecho armario color cobrizo y sacó el 'uniforme' habitual de vampiro. La camisa negra, que abotonó despacio mientras la remangaba; los pantalones, negros también y aquellos horribles zapatos, negros. En realidad no entendía porqué tenían que vestir todos iguales, cuando el fuese el señor del clan, todo el mundo vestiría como quisiese. El uniforme también incluía una capa, negra al igual que todo, con unas lineas rojas a los laterales, semejantes a las de su pierna. Pero era demasiado ridículo, así que el, no se la ponía. Avanzó hasta la habitación al otro lado del extenso pasillo, hasta la habitación de Itachi, quien dormía totalmente sumido en la oscuridad. O eso parecía. Arrugó su nariz con desprecio, y abrió los negros ojos.

 

-Hueles mal, Iruka –dijo.
-He estado cerca del clan de los lobos, además de pasar cerca de la última batalla –se defendió –, aún quedan restos.

-Tienes orden directa de matar a cualquier chucho que encuentres –dijo con desprecio.
-Lo sé, acato esa orden.

 

Itachi se levantó de su enorme cama de un salto demasiado rápido y se colocó cerca de la ventana cerrada. Matarle en ese momento sería tan fácil como abrir esa ventana. El sol entraría rápidamente en la habitación y acabaría con el. Aunque, claro, no era el señor del clan por suerte, era el vampiro más ágil, rápido y poderoso.

 

-Me has llamado –le recordó Iruka –.

-Es cierto, te he llamado. Sólo quería avisarte.
-Avisarme, ¿de qué?
-Dentro de ocho días –dijo –,comenzará la guerra con los licántropos.

 

En ése momento sólo pensó en Kakashi. Debía avisarle, decirle que huyese, deseaba salir corriendo para decírselo, pero no podía.

 

-Contaré con mi tercero a mi lado...–prosiguió – ¿Estarás tú?

-Por supuesto –contestó haciendo una pequeña reverencia –, no faltaré.

Itachi volvió a recostarse en su cama, cerrando los parpados al instante, dando por acabada la reunión. Iruka salió rápidamente de la habitación, con el pelo revoloteando tras de sí. Por primera vez desde que era un vampiro, sintió que debía proteger a alguien que no fuese un chupasangres. Protegerle a él, un lobo.

Notas finales:

¿Reviews para mi causa? ^^


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