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What is to be happy? por mai_olivia_soto

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Notas del fanfic:

Esto es un SasuGaa, espero sea de su agrado....

 

Thank you.... 

Notas del capitulo: Espero les guste el primer capi. Les agradeceria sus review, me animarian mucho....
La oscuridad de la noche erizaba su piel, sentía la brisa fría susurrarle en el oído, incitándolo a seguir su camino, su cabellera rojiza se movía al compás del viento, la lluvia había cesado hace mas de media hora, sabía que volverían a caer la lágrimas del cielo, debía apresurarse si no deseaba quedar bañado con ropa, pero; ¿para dónde se dirigía? Sus pies no se detenían, sabía que debía encontrarse con alguien, ¿pero quién? Necesitaba estar con una persona, ¿pero dónde se encontraba la persona que llenaba su vacío? Su palpitar se aceleró, sentía la presencia de alguien, pero por más que volteaba buscando a su espía, no veía más que noche.

-Gaara…- Decía en un susurro casi audible, una voz ronca, y melodiosa….

…. Aterciopelada….

Se detuvo al momento, sus piernas tiritaban, su respiración se volvió dificultosa, sus ojos amenazaban con soltar gotas saladas, sentía miedo, por primera vez en sus diecisiete años sentía temor pleno. Trago con dificultad, miro a su alrededor, cuando de repente vio una figura masculina, cabello azabache, ojos mas negros que la noche misma, piel pálida, facciones finas, labios bien definidos….

…. Perfecto….

Lo miro con sus profundos y penetrante ojos, lo examinaba de pies a cabeza, sin perder movimiento alguno del peli-rojizo, su respiración pausada, de alguna manera calmaba la suya, sentía que no necesitaba buscar más, ya era innecesario completamente.

Retrocedió innato dos pasos, sus boca entreabierta por la sorpresa de ver a un ser tan perfecto, una seriedad sorprendente, pero mas fue su sorpresa cuando ese chico, se acercó a paso lento donde él, hasta acorralarlo con una pared de cemento fría y mojada. Se acerco a su rostro de manera segura, pero muy sospechosa, dejo sus labios a pocos centímetros de los labios del contrario, que por lo demás estaba más rojo que su cabellera.

-Sabaku No Gaara….- Salió un susurro de sus blancos labios.

Su mirada se desorbito, el cuerpo varonil que lo hacia prisionero cada vez se le acercaba mas, causándole escalofríos; sin embargo, de alguna manera, ese cuerpo que emanaba un calor sin igual, no deseaba que se le alejara, se sentía extrañamente… reconfortado.

Lo miró a los ojos, era un chico peli-rojo completamente hermoso, sus ojos aguamarina lo habían conquistado desde la primera vez que lo vio en el parque, agradecía de sobre manera el haber tenido que acompañar a su hermano a pasear el perro de su amante, si no hubiera sido por él, jamás habría conocido tal belleza. Sus labios entre abiertos, su  mirada de desconcierto, sus mejillas antes pálidas, ahora con un tenue color carmín, y sobre todo lo nervioso que se veía con su cercanía.

Nunca olvidaría como consiguió descifrar el nombre del poseedor de sus sueños.





EL camino al parque le pesaba, y no por el hecho de tener un pésimo estado físico, si no al contrario, era el mejor en gimnasia, solo que salir con su hermano mayor, y el perro del amante de su niisan, no era muy entretenido, ni menos cuando tu hermano te arrastra al pozo con él; la verdad ni uno quería hacerlo, es más deseaban tomar al animal y lanzarlo lo más lejos que les fuera posible, pero no podían, tenían más que claro que si algo le ocurría a la mascota, no solo se la tendrían que ver con  el peli-rubio largo, si no que también con su madre; Mikoto adoraba a los animales, y no permitiría ni siquiera de chiste que ellos atentarán contra la vida del animal.

-¿Por qué coño Deidara no saca a pasear a su condenado perro?- Espetó apático, con el ceño fruncido.

-Primero tiene clases de artes, y segundo no nos cuesta nada pasearlo un día u otro.- Contestó con simpleza, continuando con su rumbo,   sin fijarse que su hermano se había detenido al ver que en una banca se encontraba un chico peli-rojo, dándole de comer a dos perros callejeros, lo cual lo dejo boqui-abierta, y no por él hecho de darle de comer a los animales, si no por la belleza del sujeto en cuestión.

Se quedó unos momentos observando al muchacho, los ojos aguamarina que poseía lo habían conquistado, los rosados labios que a cada movimiento que daban lo incitaban a un instinto primitivo de querer ir y probar de aquellos manjares y saborearlos en su paladar.

-Sasuke… ¿Te enamoraste del chico peli-rojo?- Pregunto una voz fría tras de él.

-Claro que no Itachi, solo… me llamo la atención…-  Respondió sin perder movimiento alguno del chico.

-¿Y ahora te quedas viendo como bobo a cualquier persona que tiene el cabello de otro color distinto al tuyo?- Volvió a preguntar sarcástico,  mientras se acercaba mas a su ototo.- ¿Deseas saber su nombre?- Interrogó obteniendo una respuesta afirmativa de cabeza.

Se acercó a un heladero que se encontraba al lado de un poste de luz, lo miro fríamente con el perro enredándose entre sus piernas, causando cierto enojo en el mayor.

-Disculpe señor.- Habló con parsimonia, recibiendo la completa atención del anciano.- ¿Sabe como se llama el chico peli-rojo que le da de comer a perros vagabundos?- Preguntó viendo el rostro del señor al notar  a que muchacho se refería.

-Claro que sí, es un cliente habitual mío… Se llama Sabaku No Gaara… ¿Se podría saber para que desea saberlo?- Contra preguntó el señor con curiosidad.

-Para nada especial, solo que mi ototo quiere acostarse con él, pero no se animaba a preguntárselo directamente.- Respondiendo al momento que un codo iba a parar a sus costillas, dejándole un dolor punzante.

-Omita lo anterior, y no le haga caso a este depravado mental.- Replicó mientras de daba media vuelta y volvía por donde llegó, ¿De qué servía seguir en el parque? El peli-rojo ya no estaba, y poco le importaba lo que le pasara a su hermano o al perro.

Camino largo rato por entre las calles de Konoha, recordando los ojos aguamarina, la pálida piel, y la inocencia que emanaba con solo un vistazo, lo hacía sentir….

…. Feliz….





-¿Quién eres?- Preguntó la dulce voz del de piel nívea.

Salió de su ensoñación, hacia frío, el cuerpo del menudo chico se lo daba a entender, los tritones y los labios ahora con un tenue color morado eran prueba más que suficiente de hipotermia.  Lo tomó de la mano y lo dirigió hasta llegar a su casa, aún no le contestaba la pregunta, ya lo haría a su debido momento. En el camino la lluvia no se hizo esperar, las heladas gotas golpeaban con todo sobre el frágil cuerpo del peli-rojo, y el cuerpo del moreno, que poco le importaba en ese momento su salud.

-¿A dónde me llevas?- Volvió a preguntar el chico, aferrándose a la tibia mano del azabache, buscaba calor a como de lugar.

-A mi casa.- Fue la única respuesta, acercando el cuerpo temblante mas a sí, tratando de proporcionarle un poco de lo que buscaba.

Llegaron a un portón enorme, el cuál fue abierto por el mayor, dando paso al chico de su ensoñación a cada momento. Lo llevo corriendo hasta la puerta de entrada, la lluvia caía con mucha más fuerza, se notaba que no vivía solo en esa gran mansión, nadie podría, además de que se veía que era casi de su  misma edad.

Ya dentro de la reconfortante casa, el moreno tomo la mano nuevamente del muchacho, dirigiéndolo a la segunda planta, el piso se mojaba con cada paso que daban, pero la indiferencia del mayor lo dejaba atónito.

Entraron a una habitación, a penumbras se notaba que el color predominante era el azul, la ventana y la luz de luna que entraba por ella, le daba un toque de misterio, igual que el dueño del cuarto. Sintió algo posarse en su cabeza, cuando se percató era una toalla, el azabache parado junto a él, le sonreía con arrogancia, logrando que el menor se sonrojase y desviara la mirada.

-Aún n-no me contestas…- Habló con voz suave.

-Se podría decir que soy tu admirador… Uchiha Sasuke…- Respondió mirándolo directo a los ojos, mientras el otro desviaba nuevamente la cara. El Uchiha lo tomó de la barbilla y lo obligó a mirar sus ojos.- ¿Escapas de mi mirada?- Preguntó sonriendo socarrón.

-N-no…- Se mordía tiernamente el labio inferior, dándole un aspecto deseable.

-Será mejor que te cambies, te prestaré ropa…- Dijo soltando al chico, abriendo su ropero sacando un pantalón y polera de dormir azules, era un pijama.- Te colocarás esto mientras te dejo solo.- Le dijo entregando las prendas y llevando mas ropa para él, a simple vista se notaba que le quedaría algo grande al peli-rojizo.

-A-arigato…- Fue la respuesta del de mirada aguamarina.

Salió de su cuarto dejando al muchacho solo, el cual comenzó a sacarse su ropa, menos su la del  interior, mientras secaba su piel blanca con la toalla, y se colocaba el pijama que le fue entregado. Esa vestimenta tenía algo que lo hacía sentir muy cómodo, era una sensación de autosuficiencia, emanaba un calor que lo hacía sentir seguro, había algo en ese azabache, algo que le decía que junto a él sería muy feliz.

Salió del cuarto, buscando con la mirada por el pasillo, aquello parecía laberinto, y nadie le había entregado antes un folleto para no perderse.

Sintió unos brazos rodeándole la cintura, y unos labios susurrándole al oído “Te ves deseable”, sus pómulos habían tomando un color carmín, eso lo tenía mas que claro, los sentía arder.

-¿Qué es lo que quieres de mí?- Preguntó incrédulo el menor.

-Todo…- Contestó con simpleza el Uchiha, no le importara cuanto tiempo le tomara, ese menudo chico sería suyo a como de lugar, sin darse cuenta se había enamorado, y la sensación que tenía al verlo, o de solo acordarse de él, lo hacían delirar, jamás sintió tal arremetido por alguien, como quien dice, ese chico le calienta la sopa.

Sus miradas se encontraron, el calor volvía a posicionarse en su rostro, los penetrantes ojos lo estudiaban, y se sentía más que observado. Sin embargo se sentía lleno, en ese momento ya nada le hacía falta, sentía su mundo completo, junto a un sujeto que le era desconocido.

Lo dirigió nuevamente a su cuarto, deseaba charlar con el hombre que ocupaba su mente hace ya mucho tiempo, la ingenuidad de sus actos lo hacían quererlo a cada momento más.

-¿V-vives solo?- Preguntó una vez se encontraba sentado en la cama del azabache.

-No, con mis padres y mi aniki… pero no te preocupes, mi hermano está en casa de su pareja y no volverá hasta pasado mañana, y mis padres en una de esas noches donde tienen sus reencuentros… eróticos…- Habló con autosuficiencia, divertido por la expresión de sorpresa del peli-rojo ante su manera abierta de expresarse.

Recostó al menor con él a su lado, mientras tomaba la fuerza suficiente para entablar una conversación.

-Te vi un día en el parque…- Inició su relato, más bien confesión.- Estaba acompañando a mi hermano mientras paseaba el perro de mi cuñado…- Dijo enfatizando la ultima palabra, no le agrada para nada decirle así a ese chico, ya que en parte sentía que había sido “reemplazado”.- Y me llamo la atención el hecho de que le dieras de comer a perros de la calle… ¿Te gustan los animales?- Preguntó mirando por el rabillo del ojo al chico a su lado.

-La verdad sí… Siento que si a ellos les doy afecto, ellos lo tendrán por mí… Si no puedo tenerlo de las personas que me rodean, por lo menos de unos animales…- Respondió indiferente, con su mirada perdida en un punto muerto de aquella habitación.

-Como te decía, te vi, y me llamaste la atención, me quedé largo rato observándote y me impresioné por el hecho de que no te percatases de una mirada sobre tu persona… Bueno, ese no es el punto, solo que en cierto modo me obsesioné contigo, y comencé a concurrir mas a menudo al parque para  verte a la distancia. Mi hermano me averiguo tu nombre el mismo día en que te vi, y me sentí… extrañamente feliz…- Finalizó acariciando la sonrojada mejilla del taheño.

-Es curioso…- Habló el menor mirando con una sonrisa el techo del cuarto.

-¿Qué es curioso?- Preguntó deteniendo la caricia en el menor.

-No te detengas.- Habló colocando de nueva cuenta la mano del mayor en su mejilla.- Me es curioso que todos hablen de felicidad, y me incluyo, ya que un hombre dijo su expectativa de la palabra, y así quedó, sin embargo, ¿Cómo se define felicidad? ¿Qué es ser feliz?- Dijo, volteando a ver al azabache, quien lo miraba expectante.

-No lo sé, pero me es…-

-Agradable…- Terminó el chico peli-rojo, que se recostaba sobre el pecho del de ojos ónix, no sabía el por qué, pero se sentía a gusto estando cerca del oji-negro, se sentía protegido, y jamás en su vida hubiera hecho lo que acababa de hacer con alguna otra persona.

-Sin darme cuenta…- Volvió a emitir sonido el mayor.- Me he enamorado de ti…- Dijo abrazando el frágil cuerpo que se encontraba recostado sobre si.

-G-gracias…- Fue la respuesta simple y sincera del oji-aguamarina.

Se abrazaron con todo lo que les daban sus brazos, no deseaban separarse, tal vez sonaba estúpido pensar, que sin antes haber entablado conversación alguna sentían que se conocían de años, y que una “linda amistad” pasó a algo más comprometedor, y para que mentir, antes de haberse hablado siquiera se sentían solos, sus vidas estaban repletas de rutinas, horarios….

…. Predominante la monotonía….

El Taheño lo miro levantando su cabeza, mientras notaba la respiración acompasada del Uchiha, que lo hacía calmarse.

-Estoy feliz…- Habló el morocho interrumpiendo el silencio.- Tú me estas haciendo ser feliz como hace tiempo no lo era.- Terminó, rodando con el chico quedando sobre el sonrojado muchacho.

Acarició el rostro del peli-rojizo, mientras acercaba su rostro al de él, rozando levemente sus labios, mientras iba tomando vuelo, y se volvía uno un poco más apasionado hasta tal punto que sus cuerpos comenzaban a reaccionar. Acarició la tersa piel bajo la polera azul, sintiendo el cuerpecito del chico estremecerse ante el contacto, beso el mentón, y bajó hasta el cuello, mordiendo y succionando, volvió  a subir hasta apresar sus labios, todo indicio de que en algún momento presentaba  hipotermia, desapareció gracias al azabache encima suyo, siempre se lo agradecería.

Junto sus frentes, lo único que se escuchaba en la habitación eran sus respiraciones jadeantes. Por alguna razón el peli-rojo no quería salir jamás de ese instante, era la primera vez que se sentía amado de verdad.

Los recuerdos de la vez que la persona que lo quiso murió, lo atormentaba desde pequeño.





Sus piernas corrían hasta ya no poder más, su respiración era entre cortada, y el sudor en su frente daban a entender lo cansado que se encontraba, pero no quería detenerse, tenía que llegar antes de que fuera el fin de su madre.

-¡Okasan!- Grito a todo pulmón una vez entró en aquella casa, que le traía tantos recuerdos.

Miró a su alrededor, estaba vacío ese cuarto, corrió hasta la segunda planta, entró de golpe a la habitación que le pertenecía a su madre, se encontraba enferma, muy enferma, temía que lo dejara, ¿Qué sería de él sin ella? Se preguntaba mentalmente, mientras las lágrimas inundaban su rostro.

-¿Okasan?- Susurro al ver en la cama a la mujer rubia.- ¡Okasan!- Gritó corriendo hasta ella, la tos rasposa que salía de la garganta de la señora era terrible, sus labios resecos y pálidos, su piel ya sin color alguno, las ojeras que delineaban sus hermosos, pero opacos ojos. La Tuberculosis la mataría, ya era un hecho.

Tomó con sus pequeñas manos, las de la mayor, acarició con sus dedos el torso el la mano entre las suyas, la quería, la amaba, sentía que si ella le faltaba era su fin.

-Gaara…- Dijo a penas con su ronca voz, mirando al menor que tenía sus ojos rebalsándose en lágrimas.- No l-llores amor… Todo estará bien, lo prometo.- Espetaba acariciando el cabello del peli-rojo, sabía que le quedaba poco, su último respiro no tardaría en llegar, era más que obvio.

-Okasan… ¿cuéntame una de esa historias que solías relatarme?- Preguntó mirando a su madre, quien asentía con su cabeza y una pequeña sonrisa plasmada en sus labios.

-Era un día precioso, la chica corría de un lado a otro oliendo flores y brincando por la dicha de estar viva, se sentía alegre…- Comenzó con el cuento.- Pero ese día se sentía distinta, presentía que algo ocurriría, pero no sabía que, estaba ansiosa, y se reía nerviosa, ¿Pero de qué? Se preguntaba mentalmente….- Tosió levemente.- Se sentó en la hierba mientras la brisa amigable le acariciaba el cabello desordenándoselo, miraba las nubes y las formas que estas tomaban, era reconfortante imaginar estar en una de ellas….- Volvió a toser más seguido, tomando un pañuelo, para tapar su boca. Sintió el sabor óxido  de su sangre en el paladar, le daba nauseas, el pañuelo no tardó en tomar un color carmesí.

-¿Madre te encuentras bien? ¿Necesitas algo?- Preguntó el menor sin entender la reacción de su madre.

-Gaara…- Logró articular la mujer al momento que sentía su sangre desbordarse de su boca.

-¡Madre! ¿Qué ocurre?- Volvió a preguntar asustado, viendo todo lleno del color rojo que tanto lo asustaba.

-Gaara…- Susurro acercando a su pequeño hacia sí, acariciando su cabello y decir con dificultad.- Feliz cumpleaños amor…- Para caer rendida en la cama, y cerrar sus ojos, nunca más los volvió a abrir.

Su mirada se desorbito, todo se daba vueltas, tomaba un color opaco, hasta que tomó uno negro, y no recordó más.





Sus parpados le pesaban, el azabache no lo soltaba, pero estaba seguro de que dormía, cerró los ojos, dejándose llevar por el sueño, quería estar en una de sus ensoñaciones, donde recordaba los momentos con su madre, esos llenos de risas, y alegrías, antes de que le detectaran la enfermedad. Cerró sus ojos y sintió unos labios sobre los suyos….

…. Cayó dormido….

¿To be continued?
Notas finales:

Ojalá les gustara, y les pido que me dejen review si desean que lo continue, no soy muy buena con el tema del yaoi, pero últimamente me he acercado bastante a el, juju....

 

Adiós y cuídense....

 

Sayo.... 


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