Ya le seguían los pasos desde hace tiempo, lo malo es que el nunca se imagino que así era, el pelinegro era alguien tan...extravagante y al vez adorable que llamaba muchas veces la atención, eso no era lo peor del caso, en verdad, no tenía nada de malo, lo terrible, era que su inocencia lo delataba por todos lados, y ahora tenía alguien que no pensaría dos veces en violarlo.
-Ryuuzaki, no seas tan ingenuo. - Crítico el castaño en una de sus conversaciones con el pelinegro, este hablaba de un nuevo amigo que había conocido en la universidad de Light, este tenía una mirada malévola e insinuante, más que nada, molesta.
-No tiene nada de malo, te lo aseguro, es una buena persona. - Reclamó un poco molesto y necio ante lo que decía el castaño.
-Que no...tú eres el que se equivoca. Sabes, haz lo que quieras, reúnete con el a hacer tu "tarea" en realidad, ya lo que él te haga me sabe a mierda.- Dijo enojado el castaño, tiempo después salió de la habitación enojado, y el detective fue a casa del hombre que tanto criticaba Light, lo conocía hace poco, pero, por alguna razón lo hacía sentir seguro.
-Hola Ryuuzaki. - Saludó el chico muy seguro de si mismo al verlo entrar por su puerta, una sonrisa de medio lado surcó su rostro, y en menos de segundos lo invitó a pasar.
Eres tan lindo, que no dejaré que Yagami me gane.
-Hola, Alex...- Respondió contento pasando a la sala, el chico de cabellos castaños y ojos verdes le miraba fijamente, antes de que L llegara él y Light eran los mejores de la clase, y sumido de la envidia y de la obsesión que le tenía al detective decidió tenderle una trampita.
-¿Quieres algo de tomar? Antes de que empecemos a hacer la tarea...- Dijo Alex de forma amable, a lo que el pelinegro solo suspiró y dijo que sí.
-¿Te pasa algo? - Preguntó ante el suspiro.
-Nada. Light-kun se enoja conmigo porque hablo mucho con vos. - .Respondió de lo más tranquilo, el otro chico no dijo nada.
-...Gracias por el té. - Dijo en pocas palabras el pelinegro, pero vio que aún así estaba sin respuesta.
Unas suaves gotas cayeron sobre la ventana, cual lágrimas de Dios, perfectas, redondeadas y bajaban una a una en orden como un fila bien enumerada, el moreno no pensaba en nada, o mejor dicho, pensaba en la nada, porque al no tener con quién hablar solo empezaba a razonar para si mismo haciendo crecer todas sus dudas y desconfianza a los demás, por cuanto más tiempo lo hacía pensar que estar con Alex no era una buena idea, y era esa la razón por la cual buscaba de inmediato como disipar sus pensamientos.
-¿Empezamos a hacer la tarea?- Preguntó entonces el detective, y su acompañante se limitó a asentir con la cabeza.
Ambos sacaron un cuaderno en el cual comenzaron a escribir distintas anotaciones, era una cosa extraña, que siempre que el moreno venía a casa hablaban animadamente, pero hoy, no era así.
Una pequeña ráfaga de luz iluminaba la habitación, esta provenía de una lámpara vieja y desgastada que les permitía ver sus trabajos, fue cuando Alex tocó con delicadeza la mano del pelinegro.
-¿Te sientes bien, Ryuu-chan? - Ese apodo le chocaba, pero solo porque empezaba a preocuparle el estado tan callado de su amigo no dijo nada en protesta.
-Lo mismo te pregunto.- Desvió entonces el tema, y fue cuando notó una sonrisa pícara en el rostro de su compañero.
-Yo estoy bien, solo me encuentro pensando. - Respondió entonces con un mensaje escondido en esa oración, pero el pelinegro solo volvió a cuestionar que era el motivo de sus pensamientos.
-¿En que? -
-En ti, Ryuuzaki. - Aclaró cada vez más, pero cuanto más aclaraba o intentaba hacerlo, más oscurecía para el detective.
-No entiendo. - Respondió intentado buscar ya de plano una respuesta.
-Ryuuzaki, pronto me tengo que ir del país, y a la persona que más voy a extrañar, es a ti. - L ya sabía que Alex iba a irse, pero esa última información lo atravesó como una flecha, jamás pensó que sería importante para alguien, sintió entonces un peso en su corazón, dentro de todo él sabía también que iba a extrañarlo, pero nada se igualaba a la amistad y ...ese sentimiento especial que tenía con Light, pero, tal vez Alex lo superase.
-No sabía que te sintieras así. - Dijo entonces el detective, y de repente, casi como un destello, sintió como su segundo mejor amigo se encontraba encima de él, lamiendo su cuello de forma desesperada, con una sed de sexo insaciable.
-¿Que haces? - Se quejó entonces el pelinegro intentando sacárselo de encima.
-Déjame hacerte tuyo, es mi único deseo antes de irme.- Sonrió entonces.
-No. - Respondió con el orgullo caído al suelo, y allí iba a permanecer porque el otro no lo dejó safarse. Y el pelinegro sintió entonces el frió que había en la superficie de mármol, porque su "mejor amigo" le sacó de inmediato los desgastados jeans.
-No te va a doler, lindo. - Prometió en vano, y después de haberse desecho de los boxers del moreno, lo penetró con rabia, y este se quejaba de la intromisión, veía directamente al techo, y solía mirar repentinamente a su violador, el cual se encontraba completamente satisfecho ante la situación, entonces, más que nada por dejarse llevar por el momento, el pelinegro se dejó hacer.
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3 días después.
Volvía a llover, esta vez no había sol que creara un escaso arco iris como normalmente pasaba en las lloviznas primaverales, todo lo contrario y ajeno a eso, las gotas parecían ser grises por la transparencia que le daban mostrando el cielo como un espejo, las nubes completamente abarrotadas y llenas de rayos y furia, esparcían sin delicadeza sus brotes de agua.
-Ryuuzaki, has estado muy deprimido estos días, ¿estas bien?- Esa pregunta...
Esa pregunta le empezaba a sacar de quicio, porque, era así como comenzaban las cosas malas, era así como se trataba de entender la humanidad sin fines benéficos, solo para ahuyentar la curiosidad.
-Si, no te preocupes. - Respondió nada sincero, y el castaño, siendo un potencial descubridor de mentiras lo notó de inmediato.
-Sabes que puedes confiar en mí, ¿que es lo que te tiene así? - Volvió a insistir, acariciando suavemente los cabellos del pelinegro, este no respondía ante tal acto, se quedó callado un minuto para solo pensar que pasaría si le dijera lo que en verdad lo "tenía así."
-Nada, en verdad.- Terminó diciendo.
-Ryuuzaki, alguien te mandó una carta, el remitente es desconocido. - Anunció cortando el tema Watari, para L, fue algo demasiado oportuno y para el castaño, obviamente lo contrario.
-Ah, gracias Watari- Respondió sin mucho animo y agarró el sobre de papel, mientras que Light lo veía curioso - Light-kun, discúlpame pero creo que ya es hora de que te vayas.- La indirecta de que no confiaba en el lo hacía ponerse más enojado, porque, no le costaba nada contarle, ¿le tendrá miedo? ¿O que?
-No voy a irme. - Carraspeó enojado, pero algo lo hizo cambiar de opinión, sin duda, fue el tono de voz quebradizo del moreno.
-Por favor...Solo eso te pido. - Y más que nada por lástima y por tristeza, se fue a otra habitación, pero sabía que a su amigo le pasaba algo, y el tenía que saber que era.
Dentro de la sola habitación el pelinegro sentía miedo de leer, miedo de saber que decía esa carta que ahora ni sabía o mejor dicho, dudaba por completo de quién era.
Ya abierta la carta pudo leer algo que lo hizo temblar, más que nada por que desde él principio, el sabía que no podría esperarse nada bueno.
Ryuuzaki, ya llegué a mi nuevo país.
Quiero decirte algo
Me divertí mucho contigo.
Lamentó haberte utilizado
Como la única persona que no podría negárseme.
Sin palabras, solo te tengo una cosa que decir
Bienvenido al mundo del Sida.