Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Because we are lovers por katzel

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

* Personajes de Yaoi Life Style

Por fin había ascendido hasta policiales. Luego de un año de estar cubriendo tonterías faranduleras, mi experiencia daba sus frutos y empezaba a salir tras implacables asesinos, peligrosos etafadores, negociantes de estupefacientes y otros casos que me parecían sumamente emocionantes.

Extrañaba a los compañeros de la revista de variedades donde había sido practicante. Nana-chan y las chicas me consideraban un "dios" por la entrevista con el escritor de historias boys love Takeru Morimo. Además siempre tejían descabelladas historias yaoi con su misteriosa intervención en mi favor... y algunas otras cosas que por pudor prefería mantener - de ser posible - en estricto secreto.

Yo, Satoru Yamamoto, futuro gran periodista de la nación, estaba en la capital haciendo uno de los trabajos más emocionantes del mundo... pero...

En ese pero se encerraban muchísimas cosas.

Había terminado siendo enredado arbitrariamente por Takeru en una situación a la que no sabía cómo bautizar sin tratar de poner una etiqueta o justificar de alguna manera. A pesar de todo el lavado de cabeza que quería hacerme con el Yaoi Life Style yo no me sentía demasiado uke o no pensaba en él como mi... "seme"... para tratar de decirlo apropiadamente.

Desde que le entrevistara hace un año se había encaprichado en sostener una relación conmigo a pesar de sus recargados horarios y la cantidad de material que tenía que preparar para la poderosa editorial en que trabajaba. Verlo públicamente no era una opción pues sabíamos lo perjudicial que sería para nuestras carreras, así que siempre terminábamos, después de múltiples precauciones contra los paparazzi, dentro de un fino restaurante, ocultos en la sala de algún canal de televisión, en una oficina de la editorial o en mi departamento, porque el suyo era un hervidero de chismosos. (Es curioso cómo en ese momento daba al diablo a todos los que seguían mi profesión)

En la ciudad, Takeru Morimo, el ardiente escritor de cabellos marrones y ojos increíblemente azules era una persona diferente.

Si se trataba de una historia BL, cada cosa que le rodeaba hacía surgir una idea en su fértil imaginación. Por otro lado yo solía protestar por que algunas de sus conversaciones se parecían peligrosamente a mis quejidos, gemidos y demás soltados en medio de... circunstancias semi-vergonzosas y verlos esparcidos por ahí sin reparo me parecía una violación directa a nuestra intimidad (en realidad nuestra intimidad estaba rodeada casi siempre por la palabra violación pero no me gustaba esa manera específica).

Yo seguía resistiéndome al título de uke con todas mis fuerzas, sin embargo mi aprendizaje yaoi iba en aumento. No sólo me había acostumbrado a leer sus novelas sino a ciertas partes de su elegante comportamiento que estaban haciéndose adorables para mí. Claro que yo nunca iba a llegar a ser el chico de ojos enormes que espera a su príncipe azul en las más cursis historias, pero tenía que reconocer su capacidad para sorprenderme en lo que se refería a la ceremonia del amor. Sólo ver un abanico agitado entre las manos o cepillar los largos cabellos marrones me parecía lo más sensual del universo... la forma en que servía el té y me miraba en silencio... pero sobretodo la manera sutil en que demostraba lo enamorado que estaba de mí, era lo que me ligaba más fuertemente de lo que yo deseaba reconocer.

A veces quería decirle algunas cosas, pero me arrepentía por esa convicción de que luego de decirlas ya no habría regreso y dejaría de ser aquel hombre normal por sus cuatro costados y me convertiría en lo que se llama un gay verdadero. De hecho mi único sostén emocional para justificarme era ese. En el trabajo era yo muy popular en los goukon aunque nunca volvía a salir con la misma persona ni respondía las llamadas de las jovencitas que filtreaban conmigo. Estaba a cargo de historias muy fuertes y riesgosas, así que la imagen de "Satoru el hombre" estaba fuertemente protegida y resguardada por mí. Sólo pensar que alguien en la redacción se pudiera enterar dónde terminábamos yo y mi cuerpo los fines de semana era una pesadilla constante.

Supongo que eso era lo que entristecía más a Takeru Morimo... que en nuestros dos mundos parecía no haber un lugar exacto para el amor. O quizás que yo no me atreviera a decirle "te amo", luego de un año entero de relación, noviazgo, acoso, lucha incesante por enloquecerme... No imaginaba la vida sin él pero tampoco la imaginaba con él participando activamente a los ojos de todos. Perderle no estaba ni siquiera insinuado en mis planes, su fantasía, su misterio, no, nunca... pero ¿era más congruente pensar que podíamos vivir así para siempre?

Seguramente él también estaba sopesando nuestras posibilidades por que muchas veces temió interrumpir con mi trabajo y humildemente pospuso nuestras ansiadas vacaciones por los casos más álgidos que yo tenía que investigar.

Así que a fines de Marzo cuando nuestras agendas se cruzaban a toda hora y casi no pudimos vernos, salió directamente de sus labios ese "¿Qué vamos a hacer con nuestro tiempo, Sa-chan?". Estaba tratando de tender un puente hacia mí para que yo le demostrase que me era vital y necesario.

Sabía perfectamente que la respuesta a esa afirmación debía ser: "ni muerto dejaría de verte, te amo demasiado" pero estúpidamente le dije "Quizás sería mejor dejar de vernos"

Me atreví a soltar semejante cosa cuando Morimo extendía su mano para acariciarme y el gesto murió de inmediato.

Sus ojos perfectos se tornaron fríos y suspicaces. La mirada acariciante y soñadora se ahogó en un carnaval de hielo. Era la primera vez que hería su orgullo de seme y esa era la peor afrenta que un hombre como él podía recibir.

- Entonces me retiro - dijo sin más y sin darse por aludido.

Debí explicarme, disculparme, humillarme, lo que fuese necesario para que no se retirase así pero no pude hacer nada, me había anulado a mí mismo.

Pasé la noche sin poder encontrar la forma de dormir. Supongo que parte de mi cuerpo necesitaba la presencia de Morimo como un colchón ideal, pero él no estaba y me revolvía intranquilo por lo que significaba nuestra breve separación.

Había estado marcándole al celular pero no me contestaba, de hecho lo tenía apagado y sin posibilidad de devolverme las llamadas.

A las tres de la madrugada todas mis resoluciones de "Quizás necesitamos un poco de oxígeno" o "vamos a esperar un poco, estamos yendo demasiado rápido" cambiaron drásticamente a "Dónde está Takeru san" o "Será que realmente he metido la pata de una manera horrible" "¿Y qué hago si ya no me quiere?"

Con renovado ímpetu me lancé a marcar todos los números relacionados con él y a incomodar a una multitud de personas que no me conocían para saber dónde estaba y qué estaba haciendo. Me obsesioné con escuchar su voz, esa tranquilizadora melodía que me acompañaba hasta el sueño. Incluso cuando no nos veíamos, Takeru siempre me llamaba antes de dormir y ese era el último sonido del mundo que yo escuchaba.

Lo sentimos pero el número que ha marcado no está disponible...

La casa, el estudio, la editorial, nada. Se estaba haciendo el difícil. Pero conmigo nadie podía hacerse el difícil, estaba preparado para ir a su departamento a tirarme a sus pies y decirle que nada de estúpidos tiempos o qué se yo. Aún no tenía muy claro el discurso que iba a dar pues lo principal era verlo, el resto vendría por el hecho de estar juntos él y yo.

Toqué el timbre hasta que mi insistencia me obligó a marcharme. Los vecinos empezaban a incomodarse y preguntar qué hacía allí.

En la banca de un parce cercano me senté a examinar mi situación.

Uno: Yo y Takeru teníamos una relación al más puro estilo del Yaoi Life Style

Dos: Quizás en el fondo eso era vital para mí aunque no se lo dijera.

Tres: Probablemente se había cansado de mi nula capacidad expresiva en relación con nuestros afectos.

Cuatro: Eso surgía de mi inconsciente por que para mí era difícil, por no decir imposible, acostumbrarme a mi ukedad.

Cinco: Necesitaba agonizantemente ver a Takeru como un colegial o un muchachito de escuela sufriendo por su primer amor.

Por fin sonó el móvil y lo cogí sin ver el nombre. Se trataba de la pelirroja Satomi Hirano, su mánager de puño de hierro, la mujer-nazi más sexy y sofisticada del mundo con la que trabajaba desde hacia varios años. Ella, por supuesto, intuía nuestra relación aunque no habláramos de ello frente a frente.

- Hirano-san...

- Ya me han dicho que estás incomodando a medio planeta con tus llamadas y tus toques - dijo con ironía.

- Bueno...

- ¿Se puede saber qué demonios le has hecho a Takeru-sensei?

No esperaba ser interpelado de esa manera.

- Bueno yo...

- Sea lo que sea, Yamamoto, será mejor que lo arregles, por que no tengo la menor idea de dónde se ha ido a meter. ¡Lo ha cancelado todo de un momento a otro!

- ¿Takeru ha salido?

- Se ha llevado equipaje ligero y se ha ido de la ciudad en el tren de las doce.

- ¡Morimo se ha ido!

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).