Después de comer, gracias a que Oscar si que sabía cocinar, se reunieron todos en la sala de los sofás naranjas. La habitación era espaciosa y bien ventilada, una de sus paredes era una enorme cristalera con vistas a la playa, las paredes estaban pintadas de un blanco inmaculado, y en el centro de la sala tres sofás y dos sillones naranjas quedaban todos mirando al centro de la sala.
Se estaban poniendo al día de los últimos cambios en sus vidas, puesto que la última vez que estuvieron todos juntos fue antes de que se fuera Pablo, este se mudó de ciudad antes de entrar en el instituto, por el trabajo de su padre. Pablo y Oscar eran vecinos de toda la vida, además sus padres mantenían una amistad que se remontaba a décadas, por ello cuando Pablo se tubo que marchar fue un duro golpe para todos, pero en especial para Oscar.
Mas tarde fue el turno de Julia y Marcos, a estos los enviaron con una beca a un instituto privado tras terminas el segundo curso de instituto.
- ¿Os acordáis de cuando se atascó el sumidero del patio del recreo y se inundó toda la escuela? Creo que estábamos en el último curso del cole. (6º de primaria, se cursa a los 11-12 años aproximadamente) - Alicia miró a los demás para comprobar si se acordaban.
- Yo si que me acuerdo, había que cruzar los pasillos de la planta baja con patera - El comentario de Rodrigo sacó las risas de todos.
- El profesor de Ingles dijo que desatascaría el sumidero, y fue asqueroso – Julia puso una mueca de asco al recordarlo - Saco una rata enorme con la mano.
- Si, es verdad… - Oscar no podía casi ni hablar por culpa de la risa, tras recuperar algo de aire agregó - La soltó tirándola por los aires y se puso a correr chillando como una niña - Al recordarlo las carcajadas de todos se volvieron a escuchar.
- Marcos, creo recordar que ese día tú no te sentías bien, tenías un cólico o algo así. - Pablo se acordaba bien si había sido Marcos u otro chico el que estaba enfermo ese día, por eso se le quedó mirando esperando alguna respuesta.
- Si es cierto, tenía ganas de vomitar, pero los baños estaban en la parte inundada de abajo - Tras confirmarlo, Marcos dejó de hablar esperando que así dejasen aquel tema, pues no quería seguir recordando justo aquello, Julia que le conocía bien lo notó enseguida, pero los demás no.
- Vomitaste en la mochila de aquella chica… ¿Cómo se llamaba? – Oscar sin notar la incomodidad del otro siguió hablando de aquello.
- Se llamaba… Ana, y se puso como loca cuando vio su mochila toda potada, se puso a gritar “¿Quién ha sido? Decídmelo o os pego a todos hasta que lo digáis” – Alicia intento imitar la voz de la chica, lo que sacó nuevas risas a los demás - Era como un mastodonte, tenia aterrorizada a toda la clase - Gesticulaba exageradamente con los brazos para dar a entender que la tal Ana era enorme para su edad.
- Y como parecía que tú ibas a llorar – Dijo Oscar refiriéndose a Marcos - Llegó Rodrigo el príncipe salvador y se autoproclamó autor de los hechos.
- Pues menudo príncipe salvador estoy hecho, a los príncipes no les zurran como esa tipa me zurró a mi, me llevé hostias hasta en el cielo de la boca - Lo dijo todo en tono de burla, aunque cuando le pasó no le veía la gracia al asunto, ahora si se la veía.
Los únicos que no se reían eran Marcos y Julia, esta última no dejaba de mirar al primero preocupada.
- Yo creo que ya hemos hecho la digestión de sobra - Mirando su reloj - Me voy a la playa un rato - Sin decir nada mas, Marcos subió a ponerse el bañador.
Ya en la habitación empezó a desvestirse, cuando estaba por quitarse la ropa interior oyó como se abría la puerta del dormitorio, por lo que paró y se giró para encarar a quien quiera que acabase de entrar.
- Tranquilo tío que soy yo - A Rodrigo se le fue la vista al cuerpo del otro chico, que estaba prácticamente desnudo. No recordaba que Marcos practicase deporte, pero ahora debía de hacerlo, ya que los marcados músculos del abdomen y los brazos del chico así lo atestiguaban. Estaba apunto de despegar la mirada cuando algo captó su atención, un pequeño tatuaje sobresalía del elástico del calzoncillo que estaba a medio bajar, la marca quedaba al lado izquierdo del abdomen, cerca de una línea de bello que unía el ombligo con la parte que la prenda tapaba. Era una sencilla palabra “never”, el tatuaje más erótico que había visto en su vida…. espera… ¿Acababa de pensar que el tatuaje de un chico era erótico?... - Y… ¿Y ese tatuaje? Desde… ¿Desde cuando lo tienes? - Intentaba recobrar la compostura sin mucho éxito, pensar aquello le avía puesto nervioso.
- Desde hace unos meses… ¿Te importaría dejar de mirarme así? - En ese momento Rodrigo se dio cuenta de que seguía mirando el tatuaje sin pudor ninguno.
- Perdón - Desvió la mirada al instante, avergonzado y algo cohibido, pero decidió indagar mas en el tema. - ¿Y por que never? ¿Significa algo?
- No, es solo una palabra - Los escasos segundos que tardó en contestar hicieron que e otro chico entendiera que eso no era verdad, pero que tampoco se lo iba a contar. - Y ahora ¿Te importaría salir?
- ¿Te da vergüenza que te vea desnudo? - Aquello le pillo por sorpresa, pero le hizo gracia y decidió burlarse - Te aseguro que no me voy a asustar, ¿O es que la tienes pequeñita y no quieres que me entere? - Empezó a caminar hacia el otro chico con las claras intenciones de arrebatarle la prenda que le quedaba.
- ¿Acaso estas loco? ¡Déjame! - Rodrigo ya tenía la mano en el elástico del calzoncillo, y estaba empezando a tirar hacia abajo - ¡¿Eres marica o que?! ¡Déjame! - El pobre estaba rojo como un pimiento.
En ese momento se oyó como una tercera persona abría la puerta del dormitorio, sobresaltándolos a los dos, la escena que representaban era un tanto bizarra. Marcos con una mano apresando firmemente el brazo de Rodrigo y la otra sobre el pecho de este, mientras Rodrigo sostenía a Marcos por la cintura y tenía la mano derecha prácticamente embutida en los calzoncillos a medio bajar de este. La cara de Julia era un poema.
- Esto… yo… - Carraspeó un poco a la vez que los chicos se separaban el uno del otro rojos como la grana, Marcos se tapo como pudo con el bañador que estaba sobre la cama y Rodrigo puso las manos a la espalda como un niño al que van a reñir por tocar lo que no debe. - Venía a ver si ya estabas listo - Dirigiéndose a Marcos - Pero… como veo que no, mejor te espero en la playa. - Segundos después la puerta del dormitorio se cerro dejando a los dos chicos en ella con un incomodo silencio de por medio.
- Yo… me iré al baño, puedes cambiarte tranquilo - Sin decir mas, Rodrigo se fue corriendo hasta el baño
Al llegar al baño cerró la puerta y le puso el cerrojo, su propio comportamiento le había pillado por sorpresa, cuanto más pensaba en la escena mas se avergonzaba, pero sobre todo esperaba que ninguno de los otros dos se hubiese dado cuenta de lo mas bochornoso, la enorme erección que se marcaba bajo la tela vaquera de sus pantalones, ni el se esperaba esa reacción de su propio cuerpo, estaba abochornado, nunca se había fijado en un chico antes, ni siquiera en Marcos por muy guapo que fuese… es mas, ¿Desde cuando pensaba que Marcos era guapo? Decidió que lo mejor era pasar del tema, seguro había sido por efecto del calor, nada que una buena ducha fría no pudiera solucionar, y ya que estaba en el baño…
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