El sol estaba radiante mientras un auto entraba al pequeño pueblo de Konoha dentro se encontraba un joven de unos profundos ojos negros en los cuales uno se podía perder en esa inmensidad, sus cabellos eran igual de oscuros, su piel era tan blanca que hacia un perfecto contraste a sus ojos, tenía la mirada fría completamente perdida, mirando por la ventanilla; a su lado se encontraba su hermano mayor muy parecido a él en apariencia aunque con el cabello más largo sujetado en una coleta y dos marcas en su rostro, aunque también tenía un semblante un tanto frio se veía más animoso que su hermano.
-Hemos llegado- anunciaba su padre mientras apagaba el auto.
-Vamos Sasuke, Itachi salgan que tenemos mucho que hacer- decía animosa la madre de los mencionados.
-Tsk- rezongaba el menor de los Uchihas.
Bajaba del auto perezosamente cuando se encontraba frente a su nueva casa –vaya, así que aquí comienza mi nueva vida- pensaba cuando unos gritos lo sacaron de su mente.
-AAAAAAAAAAAAAAAH… MAATEEEEEEEEEEE!!!!!!!!!!!!... AKAMARUUUUUUUUU!!!-gritaba un chico rubio a lo lejos, aunque sus gritos eran tales que el pelinegro sentía que se le reventaba el tímpano. Mientras el perro blanco se dirigía corriendo hacia el pelinegro pero esta tan ocupado tratando de taparse los oídos – ¿pero quién demonios hace ese escándalo?, tsk- ni se dio cuenta cuando de pronto sucedió lo que tenía que suceder.
PAF!!!! (Lo sé mal efecto¬¬, pero imaginen que Sasuke acaba de caer al suelo con un Akamaru encima; claro un poco más pequeño Akamaru).
-Aaakamaruuu!!!- se acercaba el rubio corriendo para atrapar al animal y amarrarle el pedazo que había roto de la correa –te tengo… me las vas a pagar Kiba, nunca me dijiste que no estaba educado tu maldito perro- El perro al escucharlo y como si le entendiera le empezó a ladrar mostrando su enfado.
El pelinegro se encontraba en el suelo con sus ojitos en espiral y prácticamente inconsciente. Cuando después de medio reponerse pudo ver al chico que se encontraba enfrente suyo hablando con aquel maniático perro, un chico como de su estatura y edad pero completamente diferente a él; tenía el cabello rubio lo llevaba un tanto desordenado pero eso no le quitaba o hermoso, en su rostro se veían claramente tres marquitas en sus mejillas que lo hacían ver como un tierno zorrito, y sus ojos, ¡oh! por kami-sama sus ojos eran tan azules como el mar, tan profundos, tan llenos de vida y con un brillo resplandeciente el cual provoco que en el momento en que el pelinegro los vio se perdió en ellos; y para hacerlo ver aun más maravilloso el sol que se encontraba detrás de aquel rubio alumbraba su silueta de una forma angelical. (Que hermoso *¬*).
Cansado de discutir con el perro que solo le ladraba y lo mordía miro detrás del animal cuando vio al chico pelinegro tirado en el suelo –demonios, lo olvide- rápidamente se acerco a él y le tendió su mano para ayudar a levantarse –gomen, no es mi perro así que no lo puedo controlar- decía con una enorme sonrisa la cual provoco que el menor de lo Uchihas se sonrojara un poco; así que giro un poco su rostro para que ese chico no lo viera y se levanto haciendo caso omisa a la mano del rubio que solamente se enderezo sin quitar su mirada en aquel chico, lo veía y analizaba –vaya es… muy… apuesto aunque es un tanto grosero-pensaba mientras mantenía esa sonrisa en su rostro.
-¿Que tanto me miras?- pregunto el pelinegro con un tono serio ocultando su sonrojo a aquel desconocido.
-ah… etto…yo...- comenzó a ponerse nervioso el rubio –eres tu nuevo a…- y antes de que pudiera terminar la frase el perro a su lado comenzó a correr de nuevo jalándolo, y lo único que pudo gritar desde lejos fue –loooooooo siiiiiieeeeeeeentoooooooo- aunque mantenía aquella singular sonrisa.
El pelinegro que veía como se alejaba prácticamente volando tomado con una mano de la correa mientras que con la otra se despedía de él, (seguía con un sutil sonrojo); ya había desaparecido al dar vuelta a la esquina pero el pelinegro seguía embobado mirando el camino con un sonrojo disimulado en sus mejillas blancas.
Itachi salía de la casa ya algo disgustado al ver que su hermano tardaba tanto cuando se detuvo en seco al verlo simplemente parado mirando quien sabe que, sabía que a su hermano no le agrada mucho la idea de mudarse pero lo hacía por el bienestar de su padre que a causa de tanto estrés se empezaba a enfermar así que lo conveniente era alejarlo de esa ajetreada vida; también sabía que su hermano era un tanto o mejor dicho muy frio, serio y tímido pero no era para que solo se quedara ido, así que se acerco hasta quedar a su lado mientras trataba de ver lo que admiraba su hermano, miraba aquel punto en el espacio que veía su hermano y lo miraba a él alternadamente y al no ver respuesta alguna ni por parte de su hermano y nada singular en aquel vacio lo golpeo con su dedo en la frente lo cual hizo que el pelinegro regresara a la normalidad de inmediato.
-Ah Itachi, te he dicho que no hagas eso- decía mientras se alejaba de su hermano con una clara molestia.
-Ja, tú tuviste la culpa- decía con una sonrisa dibujada en su rostro.
- Tsk… ¿yo porque?-
-Por andar… enamorado- dijo en forma de broma con una sonrisa picara, sin embargo el menor se detuvo en seco al oír eso, lo cual noto Itachi extraño, bueno no es que su hermano no se pudiera enamorar pero… acababan de llegar y pues no era posible o ¿si? – ¿no me digas que ya conociste a alguien? Y… aparte de eso… ¿te enamoraste?-
-…- no respondió nada el menor solo fue al auto a sacar unas cajas
-No me vas a responder ototo- preguntaba pícaramente el mayor
-Deja de molestar… toma… tsk- decía mientras le aventaba una de las cajas para seguir hasta la casa.
Así pasaron un rato metiendo cajas y acomodando sus cosas en un silencio un tanto incomodo, bueno al menos para ambos hermanos, una vez terminado se reunieron para comer algo.
-Lo siento fue todo lo que pude hacer por lo de la mudanza- se disculpaba la Mikoto la madre de Sasuke mientras les repartía un sándwich a cada uno
-No está bien ¿cierto chicos?- preguntaba Fugaku su padre
-Claro-
-Ajá-
-Sasuke, ya me vas a decir a quien conociste hoy- le dijo prácticamente en un murmullo que no escucharon sus padres
-No conocí a ninguna persona- le contestaba fríamente –sino a un hermoso ángel, MI preciado ángel... espero volverte a ver pronto... gracias a ti tengo... una esperanza en esta nueva vida- pensaba mientras su familia actuaba como eso una familia unida y feliz; aunque sabía perfectamente que no le iba a poder ocultar por mucho tiempo a su hermano aquel maravilloso encuentro así que se resigno y una casi imperceptible sonrisa se dibujo en su rostro mientras recordaba a aquel “ángel” que había conocido.