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Corre, corre, pero nunca escaparás por La_Oscura_Reina_Angel

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Notas del capitulo: Hola a todos. Este fic ya lo había subido hace tiempo y no se por que se me borro a lo mejor le di a algún botón equivocado por que cuando me puse a revisar mi lista de fic por que me a dado con ponerme a escribir y a actualizar me di cuenta de que me faltaban par de fanfic yo tengo un total de 104 fic de los que se supone que tenga subidos en amor yaoi 103 (por que uno es de las crónicas vampiricas de Ane rice que la pagina no permite) y cuando vi tengo publicados 86 por lo que algunos se me borraron supongo que por error. Así que los voy a volver a subir a un capitulo por día asta que al fin llegue a los capítulos de actualización que ya tenia escritos después de ver la peli de HP 6 (que me pompeo para ponerme a escribir) aquí les dejo con este fic que vuelvo a subir de HP.

Los personajes no son de mi propiedad son de la propiedad de JK y yo no saco ni un centavo de esto solo entretenerme.
Prólogo:


-Esto es una locura, no me puede estar pasando a mí.

Pensó Velkan mirando horrorizado sus estrellas del amor, las cuales escribían los amores ocho reencarnaciones antes de que tuvieran que suceder para que Cupido supiera qué tenía que hacer dependiendo del amor que fuera: uno difícil, fatal, feliz, trágico, etc. Velkan, era hijo de la Diosa del Amor, Afrodita, y Adonis, y era gemelo de Cupido. Velkan salió de su estudio y fue en busca de su madre.

-Madre, por favor, ven conmigo necesito tu ayuda.

Afrodita miró con amor a su hijo, de cabellos oscuros y ojos rojos, uno de los jóvenes más guapos de todo el olimpo.

-¿Qué sucede mi niño?

-Madre, mis estrellas me han revelado algo horrible, por favor, tienes que confirmármelo. Tengo que estar cometiendo un error, lo que me dicen las estrellas no puede ser posible.

Al ver la palidez en el hermoso rostro de su hijo, Afrodita se apresuró a seguirlo hacia el estudio donde su hijo tenía sus estrellas mágicas que le decían el futuro del amor. Una vez junto a su hijo en el estudio, Afrodita miró las estrellas que su hijo le señalaba pálido y tembloroso. Y al verlas y traducirlas Afrodita también palideció. Según esas estrellas, en mil años, Hariel, mejor conocido como Némesis, el hijo menor de Hades, se enamoraría de Velkan y este de él. Su amor sería uno lleno de obstáculos, que una vez consumado se encontraría con la oposición de Hades, quien encontraría al semi-dios del amor como muy poquita cosa para su hijo consentido, aquel que desde su nacimiento se supo que era Némesis el asesino del Hades. Pero Hariel retaría a su padre por su amor a Velkan y sólo el hecho de Velkan ser hijo de quien era impediría que Hades lo matara, pero no así a su hijo Hariel, cuya alma sería destruida por la espada de su propio padre Hades. El alma de Velkan se extinguiría junto a la vida de Hariel y el bebé de ambos, que nunca llegaría a nacer. Y un Dios sin alma, era un Dios muerto. Un Dios que perdía su alma estaba condenado a morir y desaparecer, para siempre.

-No puede ser.

Dijo Afrodita más pálida que una muerta.

-Madre, dime que estoy leyendo mal.

Le pidió Velkan.

-Que más quisiera yo hijo. Pero estás en lo correcto, esas estrellas predicen el futuro trágico de tu amor con el pequeño Némesis.

-Tengo que poder hacer algo. No me puedo permitir enamorarme del pequeño Hariel, Dios de la muerte, ni que él se enamore de mí, porque moriría. Es más ni siquiera puedo permitir que me conozca; si lo hace, si lo hace el destino empezará a correr, el amor empezará a surgir, Cupido no tendrá más opción que flecharnos a ambos con la flecha indicada y él moriría. Tengo que hacer algo, tiene que haber una forma de impedirlo.

-Que más quisiera yo hijo, que más quisiera. Pero tú tan bien como yo, sabes que el amor ya tiene un destino y un curso y... y no hay forma de impedirlo. La única forma sería que tu alma fuera destruida por Hades antes de que conocieras a Némesis. Pero en ti no hay pecado y se necesita ser extremadamente cruel y malvado, para que Hades destruya tu alma, esas son las reglas que él mismo se puso. Si no, mira a Ares, Hades considera que su sobrino no tiene suficiente mugre encima como para destruir su alma. Además, para destruir el alma de un dios se necesita permiso directo de Zeus, a menos de que este Dios sea hijo de Hades, ahí él puede hacer lo que se le venga en gana, pero tú no eres hijo de Hades.

-Hay una forma madre -Dijo Velkan aún pálido -Si yo soy un mortal, y Hecate me hechiza para que inconscientemente en cada reencarnación sepa que tengo que ser malo y cruel a lo mejor de aquí a dentro de mil años he acumulado lo suficiente como mortal para que Hades me destruya antes de que Hariel me conozca.

-Pero...

-Mamá, yo ya lo vi, yo he visto al pequeño Némesis, y cada vez que lo veía sentía algo muy raro y ahora sé por qué, porque ese pequeño es el amor de mi vida, madre. Y de todos modos yo moriría. Porque ahora que lo sé, sé que no podría vivir si él muere, mamá. Pero si sólo yo muero mamá y él vive, yo seré feliz y él encontrará otro amor. Si me amas mami, no lo impidas. Prométeme que no lo vas a impedir.

Afrodita miró a su hijo con lágrimas en los ojos.

-Te lo prometo.

***

Némesis miró impresionado el pozo de cristal de su padre. Era un pozo de agua cristalina y mágica, que le permitía ver lo que hacían los mortales. Sólo fue curiosidad lo que llevó a Némesis a revisar el pozo de cristal. Ahí fue que lo vio, un muchacho muy guapo, un mago, de cabellos negros, porte gallardo y ojos dorados con reflejos rojizos; sin embargo, a pesar de su hermosura era sumamente cruel, acababa de matar a su padre en la visión que observaba. Pero había algo más en él, Hariel lo sentía, algo que le decía que no era completamente malvado, algo oculto en el fondo, un buen corazón oculto de todo. Tenía que averiguar más, pensó Hariel, y con decisión se dirigió al tribunal de las almas y buscó en los archivos, pronto encontró lo que buscaba. En esta actual reencarnación era Tom Riddle, y era un chico cruel y malvado. Hariel buscó en los archivos las pasadas vidas del chico, y cada vez estaba más horrorizado ¿Por qué su padre no había destruido el alma de ese mortal? Era cruel, malvado, y lo había sido siempre, había sido siempre un mago tenebroso. "Tal vez no lo ha destruido, porque al igual que tú sabe que hay algo más en el interior de ese mago, algo bueno". Le dijo a Hariel una voz interior. Hariel estaba a punto de llegar al último de los expedientes, cuando un tornado de rosas lo envolvió y lo trasladó de ese sitio a su habitación.

-¿Madrina, por qué hiciste eso?

Le exigió saber un molesto Hariel a su madrina, la diosa Afrodita.

-Porque ibas a intervenir en su destino y yo no te lo podía permitir.

Dijo la Diosa del amor simple y llanamente.

-Por qué, qué era lo que iba a averiguar. Ese mago es malo... pero a la vez algo me dice que no lo es.

Le dijo.

Afrodita negó con la cabeza tristemente viendo la verdad, Velkan había fallado, Hariel se había enamorado de él.

-Afrodita también ama a tu mortal, Hariel.

Dijo Hecate apareciendo detrás de Afrodita.

-¿Qué?

-Pero no como tú crees. Afrodita es la madre de tu mortal. Es hijo de Afrodita y de Adonis, y gemelo de Cupido, por si vas a preguntar.

-Entonces no es un mortal, como mínimo debe de ser un semidiós.

-Lo era hasta que renunció a su inmortalidad, ahora es un mortal más y como tal ha sido juzgado siempre. Afrodita te alejó del último archivo, el que hablaba del semi-Dios justo antes de que renunciara a la inmortalidad el más hermoso de los dioses del Olimpo.

Explicó Hecate, aunque sabía de buena mano que la razón de que Afrodita alejara a Hariel del documento era otra mucho más importante.

-Mi hijo era el Dios del amor de las estrellas, el amor escrito en las estrellas mucho antes de que este pasara, mi hijo velaba porque estos amores se llevaran a cabo por el cauce natural y que su hermano no metiera las narices en ellos. Cupido y Velkan se adoraban. Pero un día una de las flechas de Cupido dio en una de las amadas estrellas del destino de Velkan y esa maldita estrella escribió un destino increíble. El destino de él mismo. Su amor sería un amor desgraciado. Un amor maldito, y no sólo para él sino también para su amado. …l moriría por retar a sus padres por él, un semidiós. …l nunca volvería a reencarnar, su vida acabaría para siempre, él no moriría por ser mi hijo. Pero desde el momento en que supo el destino de su amado, renunció a su inmortalidad con ayuda de Hecate y el propio Zeus, y me pidió que no interviniera nunca más en su vida; desde entonces ha intentado nunca más volver a reencarnar. Se hechizó a sí mismo, para en cada reencarnación hacer lo posible para que en el Hades su alma fuera destruida.

Le explicó Afrodita parte de la verdad, dándose cuenta de la verdad, al destino no se le podía huir, pero tal vez se pudiera alterar, tal vez se pudiera hacer algo y al final Velkan y Hariel no tuvieran que morir.

-¿Quién es su amor?

Preguntó Hariel tristemente, al saber que el corazón del mago tenía dueño y nunca sería suyo.

-Ese secreto es sólo de mi ahijado. Y a nosotras no nos corresponde decirlo. Hay algo que mi ahijado nunca pudo entender, y es que a veces hasta las estrellas se pueden equivocar al dictaminar un futuro.

Le dijo Hecate con una caricia en el moreno cabello. Hariel asintió y acercándose a Afrodita la abrazó.

-Te prometo madrina, que yo encontraré la forma de hacer que la maldición de tu amado hijo acabe y pueda ser feliz, aún a costa de mi propia desgracia. Descubriré quién es esa chica y haré que sean felices, aunque me cueste el alma y el corazón. Reencarnaré en un mortal. Hablaré con mi padre y el tío Zeus, para que me permitan pasar una vida como mortal, y me encantaré para recordarlo todo a los 17 años, sin que padre y tío lo sepan, y así poder hacer algo por él.

Hariel se despidió de las dos diosas y fue a hacer aquello que acababa de decir, sin saber que aún tendrían que pasar algunos años antes de que pudiera nacer como un bebé mortal.

-Si mi hijo no se equivocó, te costará el alma pequeño príncipe del inframundo. Y a mi hijo contigo.

Dijo Afrodita.

-Con el alma de ellos dos morirá tu corazón.

Le dijo Hecate con tristeza a Afrodita.

-Lo sé.

Contestó Afrodita.

Años más tarde, una joven pareja recibía con infinito amor a un pequeño bebé de ojos verdes y revueltos cabellos negros, al que pusieron Harry Potter. Ni James Potter ni Lily Evans tenían idea de que su adorado hijo, era en realidad la reencarnación humana de Némesis, el dios de la muerte.

Un año más tarde, los padres mortales del pequeño morían y Tom Riddle, alias Voldemort, quedaba reducido por largos años. Desde el Olimpo, dos amigas diosas lo veían todo. Hecate miró a Afrodita y tan sólo dijo.

-Tanto que corrió tu hijo de Hariel, y tú vas y se lo pones en las narices.

-Hariel ya se había enamorado de Velkan, Hecate. Mi única esperanza es que ahora que mi hijo es un mortal, el destino se altere. Porque te lo juro Hecate, si Hades acaba con Hariel y con Velkan, además de con mi nieto, va a haber guerra, porque juro levantar mi ejército contra él.

Hecate nunca había visto ese fuego en los ojos de Afrodita y por primera vez en su inmortal vida, se dio cuenta de lo poderosa que era la diosa de la belleza.

-Esperemos que Hades no intervenga, él adora a Hariel y si lo destruye, nunca se lo perdonará a sí mismo.

Le dijo Hecate.

Continuará...
Notas finales: Los veo mañana con un nuevo capi espero que esta estraña mescla de cultura griega con HP os guste ^^

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