“¿que hace a alguien diferente?...” era lo que cierto rubio de ojos celestes siempre se preguntaba acostado en la cama de una blanca habitación. Tal vez sea el hecho de que todos los seres estamos divididos… el hecho de que nadie era compatible, en este mundo de fenómenos llamado vida…
-Naruto…- llamó una voz grave que hizo que el rubio volteara la triste mirada que tenia.
-aquí estás- un joven de cabello y ojos negros se acercó a él sonriéndole falsamente
-¿Qué quieres Sai?- le respondió este con frialdad
-vamos, es hora-
-¿ya, tan rápido? No eh podido peinarme- dijo este tratando de evadirle
-Naruto… tu nunca te peinas- le replicó este con una mirada frívola
-vale, vale, diles que me siento mal, es que no quiero ir esta vez… -
-oh vamos… todos esperan ver al demonio angelical, vamos…-
-¡te digo que no quiero ir!- un aire azotó el lugar donde se encontraban haciendo retroceder un poco al azabache
-yo... solo… ahh… vale, yo les diré…- dijo este resignándose ante la mirada molesta que le daba el rubio y se alejó de ahí
-que molesto… mira que hacer una reunión de ángeles y humanos…-
Naruto uzumaki, el legendario demonio mitad ángel de todo el infinito cielo, era ese joven de mirada perdida en su techo blanquecino.
Cada año en el cielo, se reunían los mas celebres ángeles y humanos para confirmar su alianza. Hace años, los ángeles y humanos estaban en guerra para ver quien tenia el control, pero gracias a nuestro joven rubio, todo terminó siendo paz y armonía. Aunque a veces era desesperante no ver un poco de sangre...
Naruto se encontraba de un pésimo humor al parecer. Se levantó de la cama y se acercó a la puerta blanca que estaba a unos pasos. Entró a un enorme baño, parecía más bien una piscina donde se veía caer agua pero no se veía de donde. El rubio se desprendió de sus ropas completamente y se metió al agua dejando que la pequeña cascada bañara su cuerpo por completo cerrando los ojos. ¿Dónde estaría aquella persona… aquella igual a él?...
El agua comenzó a tomar un brillo leve para ir aumentando dejando ver un rostro sonriente. Era un joven de cabellos rojizos y ojos de un verdiazul que miraban hacia arriba sonriendo. Naruto se arrodilló en el agua viendo su rostro. Era tan fino y delicado, con una piel blanca y esa sonrisa tan reconfortante.
-ey ¿Me oyes?- Naruto trataba de llamarle pero el chico seguía con la mirada fija, como si no se diera cuenta que le vigilaban
– ¡Chico, contesta!- Ordenó Naruto y trató de tocar su rostro pero en cuanto acercó su mano sintió el agua entre sus dedos y la imagen del joven desapareció
– ¡tsk!…- Naruto dio un puñetazo golpeando la baldosa pero solo consiguió que sus manos terminaran doliendo. ¿Quién era ese joven tan hermoso?... ¿y que hacia en la tina de su baño?...
Naruto terminó de bañarse, se puso una ropa elegante peinándose un poco esos cabellos revueltos suyos y fue caminando por aquellos blancos pasillos que daban hacia una escalera de caracol la cual bajó lentamente. El recibidor estaba vacio, todos estaban en la junta de seguro. Naruto se acercó a una enorme puerta de madera blanca y se quedó frente a esta. Estas se abrieron de par en par dejando ver un salón de fiestas lleno de personas de blanco y algunas de gris. Todos en el salón se callaron de inmediato y las miradas se posaron en el joven rubio que había ingresado al lugar.
-buenas noches, Naruto-sama- un joven de tez morena, cabello revuelto café y ojos del mismo color se acercó a él y se puso a su lado como si su escolta fuera.
-Kiba, déjame solo por favor, estaré bien-
-demo… Naruto-sama…-
-estaré bien…- el rubio le sonrió alegremente y el moreno se tranquilizó alejándose de él e incluyéndose en la fiesta.
El rubio avanzó más y más adentrándose en el salón encontrándose con varias personas interesantes
-¡Naruto!- una chica pelirosa se acercó a él sonriente y le abrazó –que bueno que decidiste venir, hay varias personas que quieren conocerte-
La pelirosa lo tomó del brazo y lo llevó hacia varias personas reunidas en el centro del salón. Entre ellas, la que más resaltaba era un joven de traje café entre todos los de blanco y gris. Su cabello era rojo vivo y ojos verdes con un tono azulado.
-t… tú…- Naruto se quedó atónito al ver al joven que había visto hoy en su bañera y se acercó a él para mirarlo frente a frente
-¿Quién eres tú?- preguntó el pelirrojo, con un deje de molestia, al ver como el rubio le miraba sorprendido
-¿y...yo, que quien soy yo?- tartamudeó el rubio
-Gaara, compórtate- dijo una joven de cabellos rubios que estaba a su lado vestida con un elegante vestido gris
-pero… Temari-neechan… me está mirando raro…- dijo el pelirrojo frunciendo el ceño
-¡calla!...- le ordenó su hermana y esta volteo a ver al rubio- perdónelo Naruto-sama… es nuevo aquí… no sabe lo que dice-
-Gaara… sabaku no… supongo, Temari-san…- dijo el rubio de repente
-si… es mi hermano menor… Gaara…-
-mucho gusto pequeño… mi nombre es Narut…-
-oh, ya se quien eres… y no me interesa- el pelirrojo dio media vuelta y salió a los jardines cercanos
-¡sumimasen! Mi hermano es nuevo en estas reuniones, no sabe como tratar a sus superiores, perdónelo… ¡onegai!- la rubia le miraba implorantemente pero Naruto solo miraba sonriendo el lugar hacia donde estaba el pelirrojo mirando al cielo desde el balcón
-ano… Naruto-sama… ellos son las personas a las que le quería presentar…- la pelirosa hablaba y hablaba. La mirada del rubio estaba centrada en cada una de las personas, pero su mente divagaba en la mirada del pelirrojo…
La noche pasó larga y aburrida, llena de personas aburridas e interesadas. Todas buscando una manera de estar cerca de él…
-Naruto-sama… ya es muy tarde… o mejor dicho… muy temprano… necesita descansar…- dijo el moreno al ver al rubio tan cansado y sus ojos cerrándose
-vale… lo siento señores, me retiro, les deseo una buena velada, vámonos Kiba- Naruto se dio media vuelta dejando a las personas hablando entre si y salió de la habitación junto con el moreno y cerró los ojos apoyándose en la puerta ahora cerrada –ahh… arigato Kiba-san… me salvaste de esa gente insoportable-
-de nada…- dijo este sonriéndole con cariño
-bueno… buenas noches Kiba… que duermas bien- Naruto le sonrió y siguió su camino por las escaleras
-buenas noches… Naruto…- dijo este susurrando, algo ruborizado
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