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Palabras del Corazón por _Kawaikunoichi_

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Notas del capitulo:

 

N/A: Aquí estamos!! Capítulo nuevo, y  solo tardé dos semanas esta vez, voy agarrando el ritmo wii. Ahora solo tengo que mantenerlo XDU También encontrarán que está mas larguito que los otros, no se pueden quejar (?), que lo disfruten =D

 

 

© Los personajes de Naruto, son propiedad de Masashi Kishimoto.

 

Capítulo V

Sobre perseverancia

-Oh... mierda

En menos de dos segundos ya había bajado del auto y estaba frente al «atropellado», pudo volver a respirar con un poco de alivio, al notar que al menos no estaba muerto, vio perfectamente como había caído, prácticamente llevándose todo el golpe en la cabeza.

Corrió a ayudarlo a levantarse, casi al mismo tiempo que la bola blanca que había pasado antes del chico, era un perro enorme, el cual se acercó al trigueño en el suelo, gimiendo en lamento. El joven, ahora sentado en el suelo sobándose la parte de atrás de la cabeza, le gruñó en regaño -¡Akamaru! ¡Perro loco! -el animal se agachó cabizbajo y luego se volvió a levantar para darle un lengüetazo a su amo en la cara y seguidamente retraerse de nuevo, pareció una especie de chantaje para que no le regañara más, y como que funcionó, el otro lo miró reprobatoriamente, pero decidió concentrarse en su cabeza de nuevo. Itachi aprovechó el momento para capturar su atención.

-Déjame ayudarte, -lucia aturdido, lo pudo poner de pie sin mucha resistencia, pero se mantenía un poco tambaleante- soy médico, ven conmigo lo mejor será llevarte de urgencia a que te revisen -pensó en primeros auxilios pero luego determinó que llevárselo a la clínica de inmediato y hacerle un chequeo sería más conveniente, pero apenas le dijo eso, solo dio dos pasos con él antes de que el otro recuperara el suficiente control para zafarse de su agarre.

-Espera ¿Qué? ¡Eres un extraño que casi me mata! ¿Cómo crees que voy a ir contigo a alguna parte? ¿Estás loco? -Y para indignarse- ¿cómo sé que no eres una especie de psicópata que va a secuestrarme o algo? -Que se quejara le pareció comprensible, y estaba listo para dialogar y convencerlo de que se dejara ayudar y toda la cosa, pero la acusación lo descolocó un poco-. Vamos Akamaru -el perro que ya iba junto a ellos, apenas Itachi se dispuso a llevarse a su dueño, se detuvo también y se quedó mirando a Itachi con curiosidad cuando el otro vociferó antes de mostrar la intención de seguir a su amo.

Estaba seguro de que una expresión de ¿de qué rayos estás hablando?, pasó por su  cara un momento- Oye, ¿A dónde crees que vas?, acabas de estrellarte contra mi auto,  ni creas que  voy a dejarte ir así.

-¡No necesito ayuda, y agradece que no te demande por intento de atropellamiento! -en serio pretendía irse, tuvo que aspirar y exhalar el aire de sus pulmones para tomar tranquilidad, este era de los tercos, ya tenía experiencia con los de su tipo como para saber que dada las circunstancias, ponerse a discutir era una inútil perdida de tiempo y su ética no le permitía dejarlo ir sin sentirse responsable y echarse encima una preocupación, hizo lo más lógico. Se acercó al atropellado que iba claramente mareado, tratando de convencer a su preocupado canino de que estaría bien, lo tomó y se lo echó al hombro, sin prestarle atención a sus alaridos y a los del perro que se había puesto a ladrar como loco alrededor suyo mientras avanzaba hacia el auto, antes de que el animal pudiera atacarle le abrió la puerta de atrás, y este se quedó quieto mirándolo de nuevo.

-¡Maldición que me bajes!! -en tanto intentaba mantener bajo control al histérico que se removía tratando de bajarse, le hizo una seña al perro con la mano para que subiera.

-Solo llevaré a tu terco amo a que se atienta, lo prometo

-¡Akamaru no le hagas caso!

-¡Akamaru! -Akamaru al parecer le entendió y siendo más racional que su amo subió, ganándose una queja de este, y el alivio de Itachi de que se pusiera de su lado en vez de lanzársele directo a la yugular. Se había arriesgado por su instinto sobre la inteligencia y personalidad del animal.

- ¿Ahora va a resultar que si eres un secuestrador y manipulas a mi perro para llevar a cabo tus oscuros planes? -apenas lo puso en el asiento quiso bajarse pero logró impedírselo, bloqueándole la salida con su cuerpo.

-Oh ya me descubriste, fue mi plan desde el principio que te arrojaras contra mi auto,  y que todo pareciera un accidente, usando mis técnicas ilusorias de control mental -contario a lo que esperaba, su sarcasmo hizo que el otro tuviera que reprimir una risa.

-¿Yo me golpeo la cabeza y tu alucinas?

-¿Te vas a dejar ayudar? -ambos se vieron de brazos cruzados entornando la mirada.

Un ladrido de Akamaru y su petición en forma de, echarse en el asiento y volver a gemir en súplica, logró que fuera el «herido» el que se resignara y aceptara.

-Vale -como niño regañado se acomodó en el asiento, refunfuñado, una vez Itachi estuvo en su asiento, aclaró-: Pero solo para aliviar su sentimiento de culpa -señalando al peludo detrás de él, quien manifestó ese sentimiento con un suave quejido-, y el tuyo -agregó seguidamente, atrayendo su mirada de nuevo-. Pero fue un golpe de nada.

-Realmente lo dudo por la forma en que rebotó tu cabeza en el pavimento -rebatió él. No recibiendo más que una mueca en respuesta.

Luego de eso, no perdió más tiempo en ponerse en marcha. No tardó mucho para que estuviera ingresando al área de emergencia de la clínica. No estaba tan lejos.

 

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No podía negar que titubeó cuando estuvo con el pomo en la mano nuevamente, se sintió como criminal cuando miró a ambos lados esperando que nadie lo estuviera viendo antes de meterse finalmente en la casa, él mismo había dejado la puerta abierta a propósito antes de irse, después de dudar unos momentos sobre qué debía hacer.

Dentro, el recibidor estaba solo, y todo estaba en silencio, estuvo tentado a llamar a la persona de casa pero prefirió aventurarse escaleras arriba, le daría más tiempo para tomar fuerza y menos a Sasuke para preparar la forma de echarlo fuera.

-¿Sasuke...? -susurró al asomarse por el corredor de las habitaciones, iba directo a la que era su viejo dormitorio, cuando algo llamó su atención. Se detuvo justo frente a la habitación contigua, cuya puerta estaba abierta; el cuarto de la bebé. Atraído por unos «ruiditos», cruzó el marco y se acercó hasta la cuna corral de madera blanca, sabía que tenía esa cara de tonta felicidad, tan suya, cuando la vio. Estaba al parecer muy entretenida jugando una forma muy tierna de lucha libre «de bebé» con un conejo de felpa un poco más grande que ella. A saber que habría echo la pobre criatura de peluche para que estuviera recibiendo esa clase de castigo, que incluía espachurramientos, golpes y hasta mordiscos,  y que la pequeña pelirroja parecía estar tan encantada de darle.

Naruto rodeó la cuna situada al medio de la habitación, y se agachó para mirarla entre las rejillas de madera, con su sonrisa de oreja a oreja, que mantuvo aún después de saludarle-. Hola Minako-chan -saludo que le salió casi en un susurro como si tuviera miedo de lastimar sus tiernos oídos si hablaba más alto. Minako se quedó quieta al oírlo, tendida sobre el conejo que seguía siendo ligeramente estrujado debajo de ella como una especie de almohada muy cómoda, con su cabecita girada hacia él, y le sonrió.

Se sintió estúpido cuando le escocieron los ojos y tuvo que frotarse las lágrimas que ya se asomaban, mientras se sorbía la nariz, una reacción infantil que se le había quedado. Acercó a su mano a la pequeñita y la estrechó y agitó suavecito al estilo saludo formal, ganándose más sonrisas.

El momento no le duró mucho.

-¿Por qué regresaste? -por segunda vez en el día Sasuke le tomaba de sorpresa, pero esta vez pudo notar sin embargo, que no había tono agrio en su voz, de hecho, era muy suave, no bajo, solo suave, como la expresión con que lo miraba cuando fue capaz de levantar la vista; ni había notado que había una puerta de ese lado. Se quedó un poco descolocado por la actitud inesperada de Sasuke y porque estaba predispuesto más bien a un poco de agresividad, por lo que tardó unos momentos antes de que pudiera responder.

-Tengo algo que decirte.

 

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Estuvo mirando por la ventana hasta que ambos vehículos desaparecieron de su vista, por un momento sintió el impulso de seguirle, pero él nunca fue del tipo impulsivo. Había sido tan difícil con ellos siempre. Le dolía pensar que después de tanto ahora todo se perdiera, pero su orgullo siempre le podía más, aunque con todo y eso, siempre era él el que daba el paso definitivo. Naruto siempre estuvo sobre él, metiéndose en su vida, volviéndose gran parte de ella, pero a pesar de lo valiente que era para la mayoría de las cosas, en lo que se refiere a su relación, Naruto siempre parecía tener miedo de lanzarse, siempre necesitó que él le mostrara que podía, que le diera la seguridad de que estaba bien.

Sin embargo, para él era difícil, sí, pero lo había hecho antes. Y podía hacerlo de nuevo, lo había intentado incluso, solo que las circunstancias le habían jodido el momento.

Sus pensamientos no hacían más que darle vueltas, se alejó de la ventana. En su cabeza una vocecita molesta le decía que no podía dejar las cosas así, no podía simplemente echar todo a la basura, no cuando la vida le había dado otra oportunidad, ya había podido comprobar de la peor forma, que no podía vivir sin ese dobe.  Miró a su hija a gatas en su cuna, se mecía atrás y adelante, estaba aprendiendo a ponerse en esa posición, pronto estaría gateando por toda la casa. Le sonrió, cuando ella lo vio y extendió su pequeña manito hacia él, «hablándole» en su idioma de bebé, él le alcanzó el que parecía ser su peluche favorito, un conejo blanco y azul que le había regalado su tío Itachi y la nena se abalanzó contra él toda emocionada.

Se apoyó contra la baranda y se quedó observándola. Le encantaba atracar esa cosa, tenía mucha energía, y era tan alegre, daba gracias al cielo de que no había salido llorona, todo lo contrario, parecía tener una fortaleza y determinación muy grandes, aunque apenas tenía siete meses, Sasuke presentía que sería una muchachita testaruda negada a rendirse a algo. Cómo Naruto, no podía evitar relacionarla con él siempre, le parecía una locura encontrarle tantas similitudes.

Suspiró y se alejó hacia su habitación, la niña estaría entretenida un rato, así que se recostó en su sofá pie de cama, a ojear el último número de la revista médica que le había llegado, que no estuviera ejerciendo no quería decir que no se mantuviera actualizado. Mientras lo hacía no dejaba de estar pendiente de la bebé, por medio del monitor de bebé portátil. Bendita tecnología.

No podía negar que se asustó, y dio un respingo cuando oyó una voz de donde solo provenían los monosílabos de su hija. El susto se volvió sorpresa cuando en la mini pantalla vio a Naruto junto a la cuna de su pequeña, mirándola entre las barras del barandal. Frunció el ceño, se levantó deprisa dejando el monitor en la cama, y se acercó a la puerta que unía ambos cuartos, iba a exigirle que le dijera que rayos pretendía volviendo allí de esa forma y luego quizás le daría un boleto a la calle en forma de patada. Lo quería, pero seguía resentido y con el orgullo imperando.

Sin embargo, sus planes agresivos murieron cuando parado en el marco de la puerta, pudo ver en primera fila la imagen tan tierna que estaba protagonizando el idiota ese con el que seguía casado. Naruto estaba justo frente a él, del otro lado de la cuna y la forma en que miraba a la niña le causó un agradable estremecimiento.

- ¿Por qué regresaste? -su voz no tuvo  la fuerza que hubiera deseado al principio, pero no importó, tenía una sensación removiéndole el pecho que no le dejaba ser antipático.

Naruto lo miró unos momentos, pudo leer la preocupación y la confusión en su cara-Tengo algo que decirte -y en su voz.

Dudó sobre como actuar, por la sensación en su pecho y por el consejo de su voz interna que iba en completa oposición a lo que le impulsaba a hacer el resentimiento que tenía encima. Acabo por oír el consejo interno de no echarlo, y maldijo a Naruto y su mirada boba que siempre le hacía doblegar su orgullo.

-Sígueme

Naruto sintió que había logrado un paso grande al oír la aceptación indirecta de que lo escucharía, ahora, ¿qué iba a decirle?, no estaba seguro. ¿Debía arriesgarse y decir toda la verdad? A pesar de que es lo que sus impulsos le decían, era muy arriesgado y él por esta ocasión en su vida, tenía muy fijo que no estaba para riesgos. De pronto sentía como si estuvieran lloviéndole piedras en el estomago, contrario a su pensamiento anterior, había seguido un impulso al devolverse a hablar con él. Pero no podía soltarle la verdad de sopetón, podría empeorar su situación, Sasuke podría pensar que estaba burlándose de él, o algo peor.

Observó a su alrededor, y otro malestar se le añadió oprimiéndole la boca del estómago; la idea de que Sakura compartiera esa habitación con Sasuke. Era la habitación que antes era de ellos, y era obvio que el moreno la seguía ocupando. Su vista se perdió un momento recorriendo los tomos acomodados en el librero en la esquina-estudio que ellos juntos habían acomodado allí. Fue una sensación agradable descubrir que encontraba ese espacio igual a la última vez que estuvo allí, sus propios libros mezclados con los de Sasuke, podía  jurar que todos en la misma posición, de hecho podía jurar eso de todo la habitación.

Sonrió ligeramente, lo del la mini biblioteca había sido cosa suya pues, Sasuke no medía el tiempo cuando se metía de cabeza en los libros y a él no le gustaba que se quedara hasta tan tarde en el estudio de la casa. Le gustaba saber que estaba allí cerquita cuando se iba a dormir. De hecho, para ello había añadido también el sofá al pie de cama, porque allí en el escritorio seguía estando muy lejos.

Un ligero flasback, cruzó por su cabeza, una escena de él recostado con la cabeza hacia el pie de la cama y Sasuke recostado a lo largo del sofá leyendo mientras acariciaba distraídamente su pelo rubio. Que cursi y agradable escena. Había llegado a ser tan perfecta su relación.

De pronto la tristeza le atravesó. Miró a Sasuke, sentado en el brazo del mueble azul que combinada con las fundas de las almohadas y contrastaba con el edredón naranja. El edredón naranja que se suponía que Sasuke odiaba, por ser de un color «tan escandaloso». Sasuke pareció leer su pensamiento porque se removió ligeramente al notar como veía la cama, en tanto seguía mirándolo impasible, esperando que empezara a hablar.

Subió el par de escalones que daban al nivel del piso en el que estaban la cama y las mesas de noche a los lados de la misma. Estaba considerando cómo empezar cuando notó que Sasuke ojeaba brevemente algo a su lado sobre el sofá. Una pantalla, con una perfecta vista de Minako en su cuna.

A juzgar por el ángulo, Sasuke pudo verlo perfectamente desde el momento en que se acercó a ella, ¿por qué no reaccionó al momento? Conociéndolo, si permanecía vigilándola, era imposible que estuviera distraído, como para no notar su presencia al de inmediato. De nuevo se encontró mirándolo confundido, Sasuke suspiró, y le devolvió una mirada de impaciencia.

Aún con eso, permaneció distrayéndose con sus pensamientos, ciertamente no le sorprendían los detalles como que hubiera elegido la habitación de junto para que fuera la de la bebé,  ni que las hubiera hecho conectar por dentro, ni que se hubiera convertido en «madre» de tiempo completo, y dejara incluso de trabajar para estar allí todo el día. Ni nada, Sasuke parecía un tempano, pero adoraba a los niños, o al menos adoraba que los niños lo adoraran, nunca estuvo muy seguro, tenía un ego de proporciones mayúsculas, después de todo, pero lo que sí era cierto era que tener una familia enorme -con muchos hijos por supuesto-, era uno de sus principales deseos y que para Naruto no poder darle eso era una gran frustración, y que eso era lo que los había llevado a todo este enredo, por cierto.

Tuvo que frotarse la cara, Sasuke lo había pillado desde el principio, ¿qué pensaría de su forma de actuar frente a Minako? Quizás le dijera ahora, en algún momento había adoptado el «modo analista», y estaba a punto de quejarse de su falta de comunicación.

-¿Vas a decirme algo dobe?  Porque si solo vas a quedarte...

-No voy a darte el divorcio -no supo por qué dijo eso así tan de pronto, tan seco y tan de golpe, pero lo dijo. Sasuke lo miró de nuevo, un poco sorprendido, bueno, mucho en realidad para quién sabía leerle tan bien; como él.

Y lo estaba, más que mucho, no hubiera esperado eso, por un lado él no había insistido luego de pedírselo, e incluso había considerado hasta retrasar el trámite cuando Naruto aceptara (más por fastidiarle la relación a Naruto con su otro novio que por los consejos que le hubiera dado su hermano, en realidad) pero por otra parte ¿a qué venía aquello?, ¿acaso no era Naruto el mas interesado en separarse? Al menos eso hubiera pensado cualquiera luego de su estupidez de «no interferir con su familia», y más de ver la escenita en el pasillo aquel que le hacía despertar sus instintos asesinos cada vez que la recordaba. A pesar de todo siguió manteniendo esa tan bien perfeccionada máscara de apatía-. ¿Y a cuenta de qué?

Totalmente opuesto a Naruto que de pronto se había llenado de un nerviosismo visible, podía verlo en sus ojos que buscaban mirar a cualquier dirección, en sus brazos que de pronto no se decidían si quedarse cruzados a la altura de su pecho, a los costados de su cuerpo o con las manos guardadas en los bolsillos, al igual que sus pies sobre los que cambió el peso de su cuerpo del derecho al izquierdo y luego al derecho otra vez. Sasuke detalló cada gesto, y casi sonrió cuando lo vio morderse los labios. Siempre le encantó cuando Naruto reaccionaba así; por causa suya.

Se puso de pie, y cuando Naruto se quiso dar cuenta ya lo tenía tan cerca que casi saltó como un gato asustado. No sabía que responder, cómo responder sin revelar algo de lo que tenía que mantener en secreto. No es cómo si no quisiera revelarlo, pero ya había quedado claro que no podía, no así de una y sin anestesia, y a estas alturas tenía que reconocer que parte de aceptar las condiciones de Sakura era porque tenía miedo de cómo reaccionaría Sasuke, él sabía muy bien, que Sasuke era de las personas de las que no puedes esperar el perdón.

Y si decidía odiarlo por haber causado todo este enredo, ¿qué pasaría? Además estaba la parte en la que él quería pelear por su hija, pero ¿y Sasuke? Sí, Naruto se había detenido mucho a pensar en qué acabaría todo, cómo quedarían las cosas entre ellos, cómo acabarían las cosas entre Sasuke y Sakura, cómo quedarían las cosas entre él y Kakashi, y lo más importante qué pasaría con Minako. Porque tenía el presentimiento de que al final, iban a acabar peleando los tres por ella. ¿Podría él llegar a eso? Su problema no era cuestión de confiar o no confiar en Sakura, era más, un dilema muy grande que le llenaba de dudas y temores y en el que su deseo de que nadie saliera lastimado y todo se resolviera lo mejor posible imperaba. Amaba a Sasuke, dios, lo amaba tanto como siempre, no podía dejar de pensar en que se sacrificaría si tuviera que hacerlo para no hacerle daño.

Sasuke por su parte empezaba a sentir como sus sentimientos reprimidos comenzaban a escapársele hacia la superficie, no podía evitarlo, no con Naruto mirándole de esa forma. Las palabras de Sakura de nuevo daban vueltas en su cabeza, «fuimos una parte importante en su vida, y él en la nuestra», sabía que no había sido intención de la rosada pero le habían hecho pensar en lo tanto que amaba a ese idiota, y en que había sido más que una parte importante en su vida, y lo seguía siendo-. No intentes mentirme Naruto -le advirtió en un susurro casi contra su boca.

-Sasuke... -Se quedó más mudo de lo que ya estaba, cómo es que había llegado tan cerca sin que lo notara, con ese coctel de sentimientos adentro, sería una suerte si su corazón y/o sistema nervioso no sufría algún daño por toda esa mezcla de emociones positivas y negativas que venía soportado desde que regresó. Quería decir algo pero no sabía como reaccionar. Sólo podía quedarse mirando como la expresión de Sasuke se iba pintando de frustración, hasta que resopló visiblemente molesto.

Demonios... Naruto sabía lo que le costaba decirle esas cosas. Pero, era el momento- Te vi Naruto, vi la forma en que mirabas a mi bebé, y veo la forma en que me miras ahora, no puedes negar que nada a cambiado entre nosotros, y a ella la quieres de alguna forma. Y eso... me convence de que lo que he deseado  desde el primer momento en que te vi vivo, de vuelta, no es imposible.

-¿De qué hablas Sasuke? -la voz se le quebró. Tenerlo tan cerca, y en esas circunstancias, diciéndole esas palabras.

Sasuke ya pudo decir más, lo suyo no eran las palabras. Pero si le respondió. En el momento en que lo sintió, su reacción fue instantánea, igual que siempre, bastaba el mínimo contacto de su cuerpo con el suyo para que una especie de deseo desesperado se apoderara de ambos. En el momento en que Sasuke sujetó su cabeza con ambas manos y lo atrajo de golpe a sus labios, en un movimiento rudo y rápido, sus brazos le rodearon pegando su cuerpo contra el suyo.

Sasuke jadeó contra sus labios al sentir la fuerza con que lo apretaba y la fiereza con que le respondía, nada había cambiado. Era lo que necesitaba, saber que nada había cambiado. Había querido probarlo el día en que lo vio vivo frente a él, pero esa vez Sakura se había interpuesto, y luego había sido ese otro novio.

Rompió el contacto al recordarlo, Naruto quiso evitarlo y eso le agradó, pero sus manos ahora una en cada mejilla del rubio lo impidieron- Naruto, solo dímelo, y vuelve conmigo a casa.

Se miraron, de nuevo, los azules de Naruto fijos en sus azabaches- ¿Decírtelo? -¿volver con él a casa? Un segundo...

-La razón por la que no quieres divorciarte, dobe -replicó el moreno, medio divertido, medio preocupado de que el rubio estuvieran tan lento, él siempre fue lento, pero no tanto. Sonrió.

-Sasuke yo... -lo había malentendido, Sasuke malentendió sus razones y él dejó que lo hiciera, pero cómo culparlo, cómo iba a imaginarse las verdaderas. No podía dejar que creyera... -No puedo... -sus palabras salieron tan cansadas.

 

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Al parecer tenía la cabeza tan dura como parecía, no resultó tener más que una contusión. Bueno, no es que eso fuera nada, pero por la forma en que lo vio casi estampar su cráneo en el pavimento, uno hubiera esperado algo mas serio. Era una suerte que no fuera así.

Al final, en el corto trayecto hacia la clínica mientras le sacaba conversación asegurando que permaneciera alerta, se enteró de ciertas cosas, como su nombre; Kiba. El hecho de que también era médico, veterinario, que se dedicaba al negocio familiar; adiestramiento canino, que Akamaru no era su mascota sino una especie de hijo, hermano, mejor amigo, y  que tenía la misma edad que su hermanito. Así como que la razón del accidente había sido porque el grandote peludo Akamaru había decidido darse a la fuga cuando su hermana, también veterinaria intentó ponerle una vacuna. Resulta que el peludo grandote  tenía cierta aversión por las agujas.

Habían acabado haciendo buenas migas, y ahora estaba junto a él sentado en una camilla del ala de urgencias, mientras su colega Kisame acaba de terminar de darle el alta.

-Bien,  ya puedes dejar de sentirte culpable, sobreviviré -saltó como un resorte a penas el doctor le dijo que podía irse- Akamaru debe estar impaciente afuera, y mi madre se va a poner histérica sino aparezco pronto.

-Podrías haberla llamado.

-¿Y que se apareciera aquí? No lo creo.

-¿Qué tendría de malo?

-Mmm... -tomó unos segundos para pensar como describirla- digamos que mi madre es muy especial, y traumáticamente sobreprotectora. ¿Y por qué rayos me estás siguiendo?

Itachi medio sonrió cuando cortó la conversación de pronto para darse la vuelta y encararlo. Kiba lo miró algo suspicaz- voy a sospechar en serio que tienes algún interés oculto. -…l solo completó su sonrisa.

-Por ahora, mi único interés es que llegues sano a tu casa -le respondió luego, abriéndole la puerta de vidrio para que saliera.

-¿Por ahora? -indagó Kiba añadiendo un toque de diversión sin perder el tono de suspicacia.

La respuesta que recibió fue un encogimiento de hombros y un gesto invitándolo a salir.

 

 

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Deidara estaba claro en que él mismo no estaba seguro de lo que hacía, pero podía decir que todo era porque no podía salir de la línea entre, no poder vivir con Itachi y no poder vivir sin Itachi.

Su matrimonio había sido un desastre, Itachi era un infiel sin remedio y él era un lunático que iba a acabar matándolo como consiguiera comprobarlo. Itachi siempre dijo que era paranoia suya y nunca había tenido pruebas de nada, pero la cosa era que no podía vivir de esa forma, y por eso había exigido el divorcio. De lo que, por cierto, le había caído de la patada que Itachi se lo diera tan fácil -según su punto de vista- y eso solo había contribuido mas a su problema inicial. Vamos, que si lo amaba tanto como decía, podría haberse negado un poquito ¿no?, ser un poco mas firme, no dejarlo ir así como así, ¡demonios!.

-¡Maldito Itachi! -¡Crash! La figurilla de arcilla en sus manos acabó echa pedazos en la puerta de su despacho. Una curiosa costumbre que tenía cuando se le subía el estrés; destruir  sus propias creaciones.

No podía dejar de pensar en él, tal vez ya iba siendo hora de buscarlo. Pero no quería hacerlo tan pronto. Estaba jugando un juego peligroso con él, lo sabía, pero era por esa misma causa de quererlo y no quererlo al mismo tiempo, y también sabía que el moreno tarde o temprano acabaría cansándose. Lo que no sabía era si estaría preparado cuando lo hiciera.

Tomó otra figurilla del mueble detrás de él, estuvo jugando con ella entre sus manos mientras seguía pensando en su gran dilema. …l lo había dejado sí, y él mismo había empezado a buscarlo de nuevo, ocasionalmente. Itachi se quejaba de que iba a terminar volviéndolo loco, pero aún así le seguía el juego, y así el loco iba a ser él -si es que ya no lo estaba- como no pudiera superar esa adicción tan brava que tenía por su ex.

Miró su móvil sobre la superficie de caoba unos momentos mientras trataba de estrujar el objeto en sus manos. Iba a ser que el maldito era una droga, porque hasta ansiedad sentía y cada vez mas seguido.

Llamaría. Tomó el teléfono y presionó el botón. Resopló para sí mismo por tenerlo en marcado rápido, llevó el auricular contra su oído y estuvo escuchando el tono un rato hasta que se cayó. Esperó un momento y volvió a marcar.

Al segundo intento, fue enviado directamente al buzón de mensaje. Miró el teléfono algo horrorizado, era la primera vez que pasaba, es decir, Itachi siempre le respondía, siempre. Puso el aparato lentamente donde estaba.

Lo apagó.

-Bien... calma - ese pánico no debía ser normal. No debería sentirse así, cuando Itachi se cansara a él no debía importarle nada y seguir con su vida. Y no es como si le hubiese apagado el teléfono.

Quizás solo se quedó sin batería.

Ajá. Solo la batería.

La pequeña inocente araña inanimada bajo la palma de su mano era ahora picadillo sobre el escritorio. Tendría que ir a la tienda de artesanía por más arcilla, iba a necesitar más de sus piezas.

Su ansiedad se agravaba y... No iba a estar preparado.

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Cuando Sakura llegó a casa caída la noche, la casa estaba tan muerta como siempre. La mayoría de las veces se sentía como si viviera sola allí. No obstante ese no había sido motivo para que renunciara durante todo el tiempo que llevaba allí. Ella...

¿A quién iba a engañar? Hace tiempo que lo venía haciendo, aunque no había renunciando del todo,  a pesar de toda esa determinación para mantener su lugar en esa casa luego de que Naruto regresara, no podía engañarse a sí misma, no tenía ningún lugar que mantener.

Sasuke nunca lo intentó, cuando estuvo embarazada era atento, no amoroso, ni nada por el estilo, sólo atento, y eso fue lo más que había tenido nunca de él, y lo único, aún así esperaba que las cosas mejoraran con el nacimiento de su hija. Pero cuando nació Minako, las cosas no sucedieron como ella esperó, sino que simplemente volvió a ser  invisible para sus ojos. La bebé solo los separó, para Sasuke se volvió su centro, mientras que para ella era cada vez mas difícil tenerla cerca. Había esa sensación de culpa, cuando la tenía en brazos la sentía como una muñequita que se había robado. Que tuviera los ojos de Naruto no ayudaba en nada, desde el principio supo que esos ojitos era una cosa que obsesionaba a Sasuke, pero éste nunca dijo nada sobre el parecido, era probable que pensara que solo era su imaginación, por la añoranza de su amado fallecido, y el significado de no poder tener hijos en su relación. Y así mientras más ella se desentendía de su labor como madre, más lo asumía el moreno. Irónico, porque biológicamente él era eso precisamente.

Llegó a su habitación y se tiró extendida en la amplia y vacía cama, frunció sus labios a la par de su frente, dando a sus facciones una mueca de total frustración. Sasuke nunca la dejó entrar al cuarto que compartió con el rubio en su tiempo, esa habitación había quedado convertida en una especie de santuario, al que ni siquiera él mismo quería profanar cuando Naruto había, supuestamente, fallecido. Supo por lo cerca que permaneció de él en esos días y por el apoyo que le estuvo dando como amiga y profesional, que se había mudado a otra habitación -a esa donde ella estaba ahora- porque le hacía mal estar en la suya, y así se había quedado cuando se casaron, en principio.

No tardó mucho para que el dolor de Sasuke se fuera y dejara paso a la nostalgia, eventualmente se fue mudando de nuevo a su santuario, y ella se fue quedando sola. Al principio solo fue su lugar para pasar el tiempo, su estudio privado, luego preparó el cuarto de la bebé junto a ese y los hizo unir por dentro, allí lo vio venir. Fue lento y hasta sutil, primero todo era «normal», luego cuando nació la niña empezó a pasar la mayor parte de la noche con ella arrullándola en su silla mecedora. Era tierno, y siempre volvía a su lado, así que lo toleró, el problema fue cuando, dejó de volver a su lado después de levantarse para ir con ella, y luego cuando ni siquiera se acostaba ya allí. Poco a poco iba notando como sus cosas iban desapareciendo y un día, Sasuke y ella se habían vuelto solo un par de amigos que vivían en cuartos diferentes de una misma casa, eso era para él, su amiga, no su esposa. Y se había encontrado hecha a la idea de que así eran las cosas, que con el tiempo ya las cosas se darían por sí sola,  se había enfocado en su carrera, y en su trabajo, y cuando se quiso dar cuenta se la pasaba todo el día fuera de casa. Ocasionalmente hacía algún intento por acercarse, que resultaba infructuoso, y luego volvía a la rutina hasta que tuviera fuerzas para otro intento más.

Pero, al final de cuentas era, la señora Uchiha, Sakura Uchiha, Sasuke era su esposo legalmente, tenían una hija, y para el mundo eran una linda familia feliz, tenía lo que siempre quiso, en teoría, guardando la misma esperanza de toda una vida de que algún día sería algo mas. Hasta que Naruto volvió a sus vidas, y resultó que Sasuke nunca fue viudo, su matrimonio nunca fue válido, ella ya no era la señora Uchiha, Sasuke ya no era su esposo, y lo único que le quedaba era una hija que tampoco era de ella. Ah pero eso Sasuke no lo sabía, aún podía volver a tener su fantasía, solo tenía que evitar que Naruto le quitara el único falso lazo que le quedaba con su amor eterno, Sasuke se divorciaría de él, se volvería a casar con ella y todo sería como debía ser.

Todo sería sencillo, solo Naruto y ella sabían ese secreto, y no había pruebas de nada, era su palabra contra la suya, ella lo dejaría pasar hasta que el rubio explotara, abriera la boca, y él solito se echara el letrero de loco encima, ¿quién iba a creerle esa locura? ¿Que él era el padre de Minako y Sasuke su madre? Pobrecito.

Nada podía irle mal; solo tendría que preparar el terreno con Sasuke. Esa sería la única parte difícil.

 

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A la mañana siguiente, Sasuke amaneció sin poder dormir bien en toda la noche, pensando en lo que había sucedido en la tarde. El día anterior Naruto no lo rechazó, pero tampoco lo aceptó, estaba tan extrañamente inseguro, se sintió dolido de pensar que era porque realmente sentía algo fuerte por el Hatake y que estaba confundido. Sasuke sabía que siendo Naruto, antes de tomar una decisión querría aclarar las cosas con el otro sujeto; y no se equivocaba. Pero no tener una respuesta clara le carcomía, al final habían terminado discutiendo por ello, y Sasuke había acabado exigiéndole que eligiera de una vez por todas. Mentiría si dijera que no temía que al final no lo eligiera, así como también sería mentira decir que después de hacerle confesar finalmente que si lo amaba, y que quería la familia que Sasuke le ofrecía, este iba a permitirle quedarse con Kakashi y no con él.

Mas tarde cuándo bajó a la cocina, se sorprendió de ver a su... compañera de domicilio allí, un viernes, Sakura desde que pudo volver a trabajar, salía muy temprano, iba a casa para el almuerzo y luego volvía a irse hasta la noche. En los últimos tiempos casi nunca se veían.

-¿No trabajas hoy? -preguntó casualmente, mientras iba a la nevera por un vaso de jugo.

A Sakura le tomó por sorpresa, pero no le costó nada recomponerse, y con una gran sonrisa, le respondió con un saludo en modo «ama de casa feliz»-. Ah Sasuke kun, buenos días. No, hoy no trabajo. Me tomé el día libre.

-Que bien -mantuvo el sarcasmo para él mismo. No es que no quisiera a Sakura, es solo que no la quería como ella quería, y era tan incómodo y molesto tratarla, como lo fue en su etapa de escolares, hasta que Naruto y él se hicieron pareja y ella tuvo que superarlo. Solo que no lo superó y cuando pasó lo que pasó entre ellos luego de la supuesta muerte de Naruto la chica tuvo una especie de regresión. Y durante su inválido matrimonio, había habido una serie de resignaciones y regresiones que dejaban entrever que quizás nunca habría superación.

Pensándolo bien, sería bueno que se quedara ese día. Con Sakura no habría, un buen momento para decirle lo que necesitaba decirle, así que mientras más pronto mejor. Necesitaba aclarar con ella, ahora más que nunca que fuera cual fuera al situación con Naruto, él no tenía intención alguna de casarse con ella. El único problema, era su hija. …l no estaba dispuesto a aceptar que la alejaran de su lado.

-Sakura, tenemos que hablar -apenas soltó esas palabras Sakura dejó lo que estaba haciendo y le dio toda su atención. Apenas oyó esas palabras, Sakura sintió todas sus alarmas activarse. Ese tenemos que hablar le dio muy mala espina.

-Pues... yo también tengo algo que hablar contigo, de hecho -pero trató de obviar el ligero temor que le ofrecía esa oración y prefirió aprovechar la oportunidad de hablar ella con Sasuke, se había quedado ese día para ello después de todo para eso se había quedado, y podía desaprovechar esa oportunidad de oro que le daba Sasuke al ofrecerle el mismo su atención. No esperó tener una oportunidad tan temprano comenzando el día, y quién sabe si tendría otra-. Sobre Naruto -completó antes de que Sasuke pudiera decir algo-sobre lo de ayer.

-¿Ayer? -le llamó la atención como Sasuke se quedó quieto mirándola, pero era tan nulamente expresivo que no tuvo pista alguna de por qué.

-Sí... ayer, ya ves que apareció de improviso y la verdad no había querido decirte nada, pero estando él casado contigo Sasuke creo que debes saberlo, además como ya te dije ayer se apareció acá y era mentira que yo lo había invitado, yo...

Sasuke la escuchó, y al darse cuenta de que el evento de «ayer» del que ella hablaba no era el que había pensado, sacudió la cabeza despejando ese pensamiento, sólo para notar que no estaba entendiendo nada de lo que estaba diciendo-¿Sakura? ve al grano, ¿de qué rayos estás hablando?

-Sasuke kun -hizo una pausa dramática, y con su cara mas seria resumió-: temo que Naruto,  pueda estar sufriendo algún tipo de trastorno delirante.

Continuará...

 

 

Notas finales:

 

Sí soy una bruja por dejarlo ahí (?), como sea XD ojalá lo hayan disfrutado. Ya se va yendo hacia el nudo esta historia, de aquí en adelante es cuando se me complica más por lo complejo que se va volviendo desarrollar los capitulos, pero sigo firme en mantener el ritmo, me propongo no tardarme mas de dos semanas en actualizar, pero si puedo lograr que sea una sola mejor, así que pendiente eh.

Y Gracias por leer!! Y Por sus comentarios que siempre alimentan el ánimo para seguir adelante =D (Todos fueron respondidos, por cierto). Adiós.  Hasta la próxima~

 


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