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Lado Oscuro por Saya Sumeragi

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Notas del capitulo: Bueno, un nuevo capítulo, y el primer lemon que escribo de éste tipo, ojalá haya quedado decente.

Agradecimientos a mi querida Hime-sama por estar ahí todo el tiempo y apoyarme n___n

Saludos
31 de Enero


- ¿De nuevo aquí? –

Unohana estaba en el umbral de la puerta, eran las primeras horas de la madrugada y el cuarto escuadrón estaba en silencio, solo el interminable Bip de la máquina monitoreando sus signos vitales rompía la monotonía.

- ¿Cuándo despertará? –

- No hay manera de saberlo, quizá hoy… quizá en una semana - suspiró y se acercó a mí cubriéndome con una manta – sé que estás sufriendo Byakuya, pero es tiempo de que entiendas que nada de esto fue tu culpa, si están vivos fue gracias a ti –

- Fue mi culpa Unohana taichou, si tan solo hubiese reaccionado antes… –

- Byakuya, salvaste cinco vidas ese día incluyendo la tuya – acarició mi espalda tratando de infundirme ánimos – lo hiciste bien –

- Quiero estar aquí cuando despierte ¿Está bien? –

- De acuerdo, pero promete que comerás algo, hace tres días que despertaste, no has comido ni dormido lo suficiente, las enfermeras empiezan a angustiarse –

- Lo haré – me cubrí con la manta y seguí mirando el monitor – buenas noches Unohana taichou –

- Buenas noches Byakuya –

Salió de la habitación apagando la luz tras ella, solo la luz de la luna que se filtraba por la ventana nos iluminaba, me subí a la cama acomodándome a su lado, quité los mechones de cabello que caían su rostro y lo besé suavemente en la mejilla.

- Buenas noches Gin –

Lo abracé derramando algunas lágrimas sobre su hombro, lo extrañaba y el dolor en mi corazón se hacía más grande con cada hora que permanecía en coma.

- Por favor despierta… – lo besé nuevamente y me quedé dormido.

El frío me hizo despertar y giré para ver la hora, las seis, todavía tenía una hora más a su lado antes de que Unohana hiciera la primera ronda, si volvía a descubrirme en la cama de Gin me mandaría de inmediato a la mansión, volví a acomodarme pero la cama estaba vacía.

- ¿Gin? – me levanté de inmediato, barrí la habitación con la mirada pero no estaba ahí, busqué en el baño y en el pasillo principal sin éxito - ¡GIN! – empecé a correr y no tardó mucho para que Unohana apareciera molesta a medio pasillo.

- Byakuya te recuerdo que estas en un hospital, ¿qué haces corriendo y gritando como un loco? –

- ¡Gin no está! ¡ya lo busqué en la habitación y en los pasillos principales! –

- Cálmate Byakuya, lo encontraremos, quizá una de las enfermeras lo trasladó para cambiar las sábanas –

- ¡No pudo ser eso! ¡Estaba dormido a su lado y nadie entró! –

- ¿Dormido a su lado? ¿De nuevo? - Unohana enarcó una ceja – de momento dejaremos eso a un lado, recorre el pabellón norte, mi equipo se dividirá en el resto del hospital..

- Hai – nos dividimos y recorrí los pasillos a la mayor velocidad posible, busqué en cada habitación y recoveco posible, cuando di la vuelta choque con alguien – ¡Mil disculpas! –

- Kuchiki-san, por favor no corra por los pasillos –

-Lo siento – me agaché para recoger las vendas y otras cosas que se habían caído cuando chocamos – aquí tiene –

- Toma, te faltó esta –

- Gracias – me giré para tomarla y ahí estaba… sonriendo, con su alborotado cabello plateado.

- Hola Byakuya, mira, te conseguí chocolate –

- Gin… - lo abracé, recargando mi frente en su hombro.

- Byakuya… ¿Estás llorando? –

- ¡Claro que estoy llorando, grandísimo idiota! ¡Pensé que no ibas a despertar! – las lágrimas caían a raudales y las palabras morían en mi garganta - ¡Pensé que te había perdido! –

- No tienes tanta suerte –

Abandonó las tazas con chocolate y me abrazó acariciando mi espalda, me dejé hacer, anhelaba su calor y los sentimientos que solo con él afloraban, los colores se me fueron a la cara cuando sentí que me empujaba al interior de una de las habitaciones, a qué hora la enfermera se había marchado no lo supe y tampoco me importaba.

Mi corazón empezó a latir a toda velocidad y sentía que el aire no llenaba mis pulmones, su cálido aliento en mi oído me producía escalofríos, me miró a los ojos por espacio de unos segundos para después acercarse despacio, estudiando cada una de mis reacciones, sus labios se separaron.

- ¿No vas a cerrar los ojos? – me sonrió con un dejo de travesura.

- ¿Vas a besarme esta vez? – pregunté con un hilo de voz.

Me sonrió de nuevo y cerró la distancia entre nosotros, nuestros labios se unieron en el que para mí, fue el primer beso; nervioso, torpe y duro; me sentí estúpido al no saber qué hacer, nos separamos entre risas avergonzadas, no era lo que ninguno de los dos esperaba pero se había sentido bien.

- Perdona, es que… yo nunca… - admití avergonzado mientras jugaba con mis manos.

- Yo tampoco, pero estuvo bien –

Se acercó de nuevo pegando su cuerpo al mío, sus labios eran increíblemente suaves y cálidos.

- Gin espera – me alejé un poco – está mal, tú y yo somos… -

- ¿Jóvenes? – preguntó besándome de nuevo

- ¡No! – lo empujé suavemente

- ¿Shinigami? – otro beso, cada vez con más confianza.

- ¡No! ¡Somos hombres! –

Sus ojos escarlata me miraron fijamente.

- Estoy plenamente consciente de mi género, Byakuya ¿Te molesta? –

- N-no… - bajé la mirada.

- Entonces ¿Por qué no puedo besarte? –

- Está bien – suspiré acercándome, nos besamos una y otra vez, el calor en mi cuerpo aumentaba y me sentía muy nervioso, con cada beso y caricia me hacía retroceder pero me di cuenta hasta que mis piernas toparon con la orilla de la cama.

- Acuéstate –

- O-oye espera… no vamos a… ¿O si? – me quedé sin aire y mi cuerpo temblaba bruscamente.

- ¿No quieres? –

Esta vez fue mi turno de sonreír cuando vi un dejo de frustración, para que mentir; moría por estar en sus brazos.

- Si quiero – me recorrí en la cama haciéndole espacio y me recosté jalándolo conmigo – mmh… - me mordí el labio para no gemir más alto cuando sus manos se aventuraron bajo mi ropa, con bastante torpeza y después de varios intentos logramos desvestirnos.

Sentir su cuerpo sobre el mío envió un latigazo de placer por mi columna, su calor y el mío fundiéndose de ese modo, era algo increíble; no me importaba qué estaba bien o mal, solo quería sentirlo a mi lado, demostrarle aquello que con palabras no había tenido el valor de confesar.

La vista de las vendas ensangrentadas me hizo dudar, no quería hacerle daño; sin embargo, como si leyera mi mente tomó mis manos pasándolas sobre las vendas.

- Lo haremos con cuidado –

Seguimos besándonos por largo tiempo, la técnica aun resultaba terrible, pero la sensación de su lengua enlazándose con la mía resultaba embriagante; empezábamos a sudar y mi cuerpo a reaccionar ante las caricias de Gin, Kami-sama si se daba cuenta…

- Byakuya… - sus finos dedos bajaron por mi pecho deteniéndose alrededor de mi ombligo para luego retomar su camino.

- Espera – tomé su mano cuando sentí que rozaba mi sexo, mi cara debe haber sido de autentico terror porque relajó su mano.

- ¿Tienes miedo? –

- Estoy… muy nervioso – desvié de nuevo la mirada.

Me besó de nuevo abrazándome con fuerza mientras con su mano guiaba la mía sobre su cuerpo; el tocar su sexo, húmedo y caliente fue increíble, dejé de sentir miedo pero los nervios aun me dominaban, con apenas un suspiro le pedí que me tocara, su mano se cerró sobre mi sexo aliviando el dolor y la presión que sentía.

Suspiré su nombre repetidamente mientras nuestros cuerpos se rozaban, recordé cuando una vez en los vestidores, me topé con un chico masturbándose. En ese momento me pareció repugnante y me alejé enfadado, ahora lo empezaba a comprender un poco, ¿Eran estas deliciosas sensaciones las que lo impulsaban?

Me abracé a Gin sin detener mi mano, besó mi cuello mordiéndolo suavemente, podía escuchar los suaves gemidos en mi oído mientras nuestros sexos se llenaban de líquido; ¿qué estaba pasando? No lo comprendía pero me sentía aturdido y un poco mareado.

Nuestros sexos se rozaron accidentalmente pero fue exquisito, gemí en su oído y sumamente avergonzado enlacé mi mano con la suya, el mensaje fue claro y bien recibido por él, apretó un poco haciendo que nuestros sexos se unieran de nuevo provocando una deliciosa fricción. La espalda me dolía y mi cadera se movía contra la suya, los gemidos llenaban la habitación cargados de suspiros con nuestros nombres.

Lo que empezó como un deseo febril, pronto se convirtió en una candente pasión; el contacto de nuestros cuerpos, los besos y las caricias resultaron demasiado para los dos, llevándonos de manera casi simultánea al primer y más maravilloso orgasmo de nuestras vidas, un torrente de energía corriendo por mi cuerpo, mis ojos se nublaron y mi cuerpo tembló con fuerza mientras sentía como nuestras semillas se mezclaban escurriendo entre nuestros dedos.

Aun respiraba con dificultad y mi cabeza daba vueltas. Gin me miró con gesto preocupado mientras retiraba algunos cabellos que se habían pegado a mi frente debido al sudor.

- ¿Estás bien? -

Afirmé suavemente con la cabeza, miré mi mano aún brillante por el semen y la acerqué a mis labios.

- Perverso –

Su risa me interrumpió y lo miré avergonzado.

- ¡N-No iba a ..! –

- Pero yo si –

Tomó mi mano y lamió despacio cada uno de mis dedos mientras la otra acariciaba mi sexo semidormido.

- Gin… nnhh… – de la manera más descarada posible separe un poco mis piernas, la sensación resbalosa del semen y el calor de su mano hacían una combinación deliciosa. Se tendió sobre mí besándome y me entregué totalmente, lo abracé con mis piernas correspondiendo a las caricias, escuché cómo entre jadeos me pedía algo y contesté automáticamente.

- Hai… – suspiré, besándolo de nuevo, pero el encanto se rompió en miles de añicos cuando sentí la presión contra mi entrada - ¡¿Qué demonios estás haciendo?! – me separé tan rápido que olvide cualquier dejo de pasión.

- Yo… perdóname ¿Te hice daño? –

Me miró confundido ladeando un poco su cabeza.

- ¿Qué pretendías? – respiraba agitado y mi cuerpo temblaba.

Suspiró bajando la mirada, ahí estaba de nuevo la mueca de frustración ¿Acaso él quería..? Por Kami esto no podía estar pasando, pero si ya habíamos recorrido hasta aquí…

- Lo siento, no debí ponerme así – acaricié su espalda y lo besé de nuevo mientras me recostaba – hazlo… solo que… – me sonrojé violentamente.

- Lo haré con cuidado – me besó la frente y se reacomodó entre mis piernas.

Había escuchado a los chicos de la academia hablar de sexo; cómo afirmaban que la primera vez era maravillosa y romántica. No sé si hablábamos de lo mismo, ya que, para mi resultó desgarradora y dolorosa; mi cuerpo sufría cortos espasmos mientras era invadido.

- Me duele…. – las lágrimas comenzaron a salir haciéndolo detenerse, mis uñas estaban clavadas firmemente en su espalda.

- Podemos dejarlo si quieres – me acarició suavemente mientras besaba mis mejillas recogiendo las gruesas lágrimas que bajaban sin control – se supone que sea agradable, no que te haga llorar –

Respiré profundamente tratando de calmarme, el dolor era intenso y tenía miedo, pero también el amor que sentía por Gin me impulsaba a continuar.

- Confío en ti - exhalé despacio y con una sonrisa le pedí que siguiera, su sexo se deslizó en mi interior forzando la entrada; mi dolor era su placer, las paredes convulsionadas de mi interior resultaban caricias para él y las gotas de sangre que emanaba de ellas un lubricante “natural”.

En qué momento el intenso dolor se convirtió en placer, no pude definirlo; su ritmo errático se tornó agradable, mi cuerpo cosquilleaba y entrecerré los ojos gimiendo de placer, el calor en mi vientre crecía de nuevo con cada movimiento.

- Gin… aaahhhh… - mi espalda se arqueó al sentir el calor de su semen en mi interior, era como lava ardiendo por mis entrañas.

- Byakuya… -

Sus uñas se clavaron en mi cadera provocándome un delicioso dolor y su nombre escapó de mis labios cuando llegué al clímax por segunda vez, mi cuerpo se relajó cayendo a la cama en una especie de trance, estaba agotado y respiraba agitado, los latidos de mi corazón retumbando en mi cabeza.

Gin se recostó a mi lado abrazándome mientras besaba y acariciaba mi cuello.

- ¿Te… hice mucho daño? – desvió la mirada mientras jugaba con un dobles de la sábana.

- Estaré bien – besé su frente y lo abracé pegándolo a mi cuerpo, una hora más tarde dormíamos profundamente hasta que el sonido de la puerta tratando de ser abierta me despertó.

- Tiene seguro… – murmuró entre sueños mientras me abrazaba con más fuerza – duerme… –

- Gin… yo… –

Acaricié su rostro delineando sus labios; verlo dormir me producía un sentimiento de amor y ternura inmensurable.

- Te amo… - apenas rocé sus labios y un suave ronquido me indicó que estaba profundamente dormido – ¿Por qué siempre estas dormido cuando pasa algo importante? – estaba muy cansado y mis ojos se cerraron lentamente – baka… -

Notas finales: Un muy especial regalo de cumpleaños para el pequeño Byakuya ne? Ahora se aclara porque el fic esta situado en Enero.

Creo que nada para el Glosario esta vez.

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