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Lado Oscuro por Saya Sumeragi

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Notas del capitulo: Antes que nada muchas gracias por las porras y los reviews, a decir verdad han sido mas de los que esperaba nOn
21 de Enero


Una ligera corriente fría me hizo despertar, automáticamente tantee a mi lado pero estaba solo.

- ¿Gin? –

Solo silencio, la cama estaba fría así que debía haberse levantado hacía un rato, el sentimiento de abandono me llenó y me sentí extraño, me levanté y comencé a recorrer los pasillos de la mansión, no había señas de él.

- ¿Se habrá marchado? –

Seguí caminando mirando ocasionalmente por la ventana, afuera el panorama era precioso, había nevado toda la noche y los jardines estaban cubiertos de la mas blanca y pura nieve, mas tarde saldría a jugar y si tenía suerte le lanzaría una tremenda bola en la cara a esa gata demonio, un aroma agradable llenó mi nariz cuando pasé por la cocina, entré pero estaba vacía, solo una pequeña olla hervía en la estufa.

- Umm…huele delicioso – tomé una cucharón y serví un poco en una taza, soplando un par de veces me la llevé a los labios.

- No te recomiendo beberlo, está literalmente hirviendo –

- ¡Gin! ¡¿Por qué apareces de la nada?! ¡¡¡Casi me matas del susto!!! – el susto me hizo voltear rápidamente y algo del liquido saltó a mis manos – maldita sea…. – la puse en la mesa y lamí mi dedo.

- ¿Estás bien? – se acercó presuroso y tomo mi mano entre las suyas inspeccionando la quemada – seguro se forma una ampolla –

- ¡¡Todo es tu culpa por espantarme de tal modo!! –

- Ya ya, no hay que hacer tanto drama por una quemadita, déjame curarte –

- ¿Y cómo? No hay un botiquín aquí, vamos a mi habitación –

- La saliva es mágica Byakuya, cura cualquier herida –

Ví en cámara lenta como acercaba mi dedo a sus labios lamiendo suavemente la herida, pensé en alejarlo de una patada pero, no podía negar que se sentía bien.

- ¿Ves? Ya quedó –

- Yo la veo igual pero si tu lo dices… - estaba sonrojado, de nuevo, aleje mi mano enfadado, no por la quemada, sino porque…no quería que se detuviera.

- ¿Ara? ¿Estás enfadado de nuevo? – me miró ladeando un poco su cabeza.

- Pensé que te habías ido – me tumbé en una silla mirando mi dedo nuevamente, la piel estaba roja y algo hinchada.

- No, solo vine a hacerte chocolate – tomó con cuidado la ollita vertiendo el liquido en dos tazas.

- No bebo esas cosas, solo Gyokuro, Oolong o Chai blanco –

- Hoo, ¿el chocolate caliente no satisface el fino paladar de un Kuchiki? Vaya…juraba que habías dicho “huele delicioso” –

Su sonrisa se curvó maliciosa mientras se acercaba al desagüe ladeando ligeramente la taza.

- ¡No lo tires! Lo…lo beberé, después de todo te tomaste la molestia…sería poco cortés de mi parte…. -

Creo que mi tonó “serio e indiferente” no lo convenció en lo más mínimo ya que riéndose suavemente me tendió la taza soplándole varias veces.

- ¡No soy un niño para que enfríes lo que bebo! – tomé la taza con cuidado y aspire nuevamente, si mi abuelo sabe que bebí esa cosa…bueno, mejor no imaginarlo, bebí despacio, disfrutando del liquido caliente bajando por mi garganta.

- ¿Y? ¿Qué vamos a hacer hoy? – dijo sentándose a mi lado.

- Terminar mi chocolate – sonreí bebiendo un poco mas – esta delicioso –

- Me alegra que te gustara –

- ¿Quieres salir un rato? Los jardines están cubiertos de nieve, seguro podríamos hacer algo, vamos, trae tu taza y mientras nos ponemos ropa adecuada pensaremos que hacer –

Caminamos de regreso a la habitación y un rato después nos perseguíamos por los jardines atacándonos con proyectiles de nieve, tenia los dedos entumidos y apenas podía defenderme del salvaje ataque de Gin, era tremendamente rápido y sabía usar las sombras a su favor para ocultarse, me subí a una rama baja y justo cuando pasó le salté encima enfrascándonos en una guerrilla sin cuartel, los guantes, y bufandas habían quedado perdidas en la nieve.

- ¡Ríndete Gin! – empecé a sepultarlo con una gran cantidad de nieve mientras se retorcía debajo de mío.

- Agh.. ¡nunca! –

Empezamos a rodar por la nieve cuando a lo lejos escuché las puertas de la mansión abrirse.

- ¿Goshujin–sama? –

Una de las doncellas había salido de la mansión.

- Ssshhh…..no hagas ruido o nos descubrirán –

Me pegué lo más que pude a un árbol jalando a Gin conmigo.

- ¿Goshujin-sama? –

Otra doncella salió a su encuentro mirándola preocupada.

- ¿Lo encontraste Miaka-chan? –

- No…..cielos si no lo hayamos Kuchiki-sama se pondrá furioso –

- Llamaré a los guardias para que nos ayuden a revisar los jardines –

- Hazlo, mientras seguiré buscando en el interior de la mansión –

Viendo que ambas se habían marchado lo solté.

- Sigh…. ¿y ahora qué hacemos? No quiero volver a la mansión –

- Pues….podríamos saltar la barda y perdernos un rato, ¿qué dices Byakuya? –

- Perfecto, vámonos –

Tomamos de nuevo los guantes y bufandas y sin mucho esfuerzo abandonamos la mansión, es cierto, mi abuelo seguro se enfadaría pero una vez escuche en la academia que “es mejor pedir perdón que permiso”

- ¡Mira Byakuya! ¡El lago está completamente congelado! –

Salió corriendo y se detuvo en la orilla presionando con fuerza.

- No vayas a caerte, no pienso ir por ti –

- Está sólido, vamos Byakuya no seas un amargado, solo nos deslizaremos un poco ¿ne? –

- ¿Deslizarnos? –

- Byakuya….. ¿vives en una mansión o bajo una piedra? ¡Solo pásame esa tabla que está detrás de ti y sígueme! –

Obedecí intrigado en saber que haría con una simple tabla y mi bufanda favorita que ahora….sigh…ahora solo era un trapo amarrado a las orillas de la tabla….

- Súbete – dio unas palmaditas detrás de él y no muy convencido me subí – abrázame o te caerás –

- ¡¡No pienso abrazarte!! –

- Bien, matate entonces – impulsó la tabla con sus piernas y salimos rápidamente cuesta abajo en dirección al lago.

- ¡¡¡¡¡GIN VAS A MATARNOS!!!!! –

El viento soplaba con fuerza y apenas escuchaba mis pensamientos, estaba aterrado.

- ¡PENSE QUE NO IBAS A ABRAZARME!–

Y lo noté, no solo estaba abrazado a él sino que casi nos fusionábamos por la fuerza con la que lo sujetaba, la bajada fue rápida y emocionante, y mi corazón latía a mil, por primera vez me reí con el alma, jadeando por la emoción me recargué en su espalda mientras el “vehículo” se deslizaba con elegancia sobre el hielo.

- Ha…ha…..fue muy divertido –

- ¿Quieres que lo hagamos de nuevo? –

- ¡Claro! –

Me puse de pie y entre los dos levantamos la tabla, el hielo estaba resbaloso y apenas podíamos mantener el equilibrio.

Crick….

- Espera Gin… ¿oíste eso? –

Crick…crick…..crick…….

Nos detuvimos en seco.

- Escucha…a la cuenta de tres bajaremos la tabla y nos moveremos despacio sobre el hielo tratando de mantener equilibrado nuestro peso –

- Pero… ¿de qué hablas? –

- El hielo a nuestros pies se está resquebrajando, mira – dije señalando un camino fracturado - si corremos o hacemos cualquier movimiento en falso se romperá –

- ¿Y ahora eres el experto? –

- Confía en mí, puede que no salga a menudo de la mansión, pero he leído infinidad de libros -

- De acuerdo –

El primer paso salió a la perfección, la tabla estaba en el hielo y solo se había fracturado un poco más.

- Ahora….despacio –

Tomé su mano y lo guié por el camino que me pareció más sólido, mientras caminábamos un rayo rojo cruzó el lago a gran velocidad hacia nosotros, mi entrenamiento con el abuelo me alertó unas milésimas antes que a Gin y lo jalé hacia mi sacándolo del camino del Shakkahou, no logré advertir ni siquiera de donde había venido, pero olvide todo cuando escuché el hielo rompiéndose, el impacto de nuestros cuerpos lo había quebrado haciéndonos caer al agua helada.

El contacto fue doloroso y mis pulmones se colapsaron por unos segundos, mi pecho dolía terriblemente.

- ¡Gin! –

Su mano se aferró a mi hombro por unos segundos para después deslizarse lentamente hacia el fondo.

- ¡Maldita sea! –

Jalé todo el aire que mis pulmones permitían y me sumergí, el dolor aumentaba a la misma velocidad que mi angustia, me tomó dos intentos hallarlo y sacarlo del agua, afortunadamente la tabla que habíamos usado como deslizador flotaba cerca de nosotros y nos hallábamos cerca de la orilla.

- ¡Despierta! –

Lo recosté en la nieve sacudiéndolo suavemente.

- ¡Gin despierta! –

Cubrí su nariz y sellé sus labios con los míos, no iba a permitir que muriera en mis brazos, uno…dos…tres….respira…..uno….dos…tres……respira…..hice presión sobre su pecho tantas veces que mis brazos me dolían, las coyunturas estaban entumidas pero no podía parar, uno…dos….tres……RESPIRA MALDITA SEA!!!!!

El agua salió a borbotones de sus labios amoratados, la tos lo hizo arquearse dolorosamente pero para mí fue el sonido más maravilloso del mundo.

- Eso es….déjala salir…. –

Le ayude a ponerse boca abajo mientras el agua abandonaba sus pulmones, su rostro tenía una coloración ligeramente azul y sus dientes castañeaban con tal fuerza que pensé que se romperían.

- Tenemos que volver a la mansión –

Trate de incorporarlo pero me miró con gesto adolorido.

- N-no pue-do….mo-ver…..me –

Se abrazó a mí temblando con más fuerza, ¿Kami qué podía hacer?

- Ven –

Haciendo acopio del remanente de fuerza en mi cuerpo lo tomé en mis brazos y comencé a caminar, el viento helado me calaba hasta los huesos pero me preocupaba mas él, con algo de esfuerzo llegue a una pequeña casa, ni siquiera sabía dónde estábamos, pero por la pobreza del sitio seguro estábamos en la parte más baja del Rukongai, toqué un par de veces hasta que una anciana de rostro amable atendió a la puerta.

- Por todos los dioses….. ¡¡¡Hisana trae agua caliente!!! –

Entré a la casa y dejé a Gin en la única cama, momentos después una chica más joven que nosotros llegó tambaleándose bajo el peso de una enorme vasija con agua caliente.

- ¡Jovencito ayúdame a desvestirlo! –

La mujer estaba segura de lo que hacía, por un segundo vi en ella a Unohana taichou, segura y confiada en su labor, deshaciéndose de la ropa empapada lo cubrimos con varios paños sumergidos en el agua caliente, después de repetir esa operación interminables veces pude ver como empezaba a recuperar el color poco a poco.

- Creo que con eso bastará – afirmó convencida mientras retiraba los paños y lo arropaba con todas las mantas de la casa, por primera vez me miró con verdadera atención, el linaje de los Kuchiki se reconocía a leguas – ¡¡Muchacho tonto ¿¿que estas esperando para quitarte la ropa??!! ¿¿Quieres morir de hipotermia?? –

- Ah no…¡ya voy! – obedeciendo me empecé a desvestir – ah…errmmm…podría….ya sabe….. –

- Oh claro, perdona hijo – la risa de la mujer lleno la habitación, pero ¿qué esperaba? ¿qué el heredero Kuchiki se desnudara frente a ella?

Dejé caer la ropa y mi cuerpo agradeció la temperatura cálida de la habitación, me quedé así unos segundos analizando mi cuerpo en busca de golpes o heridas.

- Obasan, ¿necesitas más agua? –

La puerta se abrió y nuestras miradas se cruzaron por unos segundos, los dos nos sonrojamos terriblemente pero ella gritó algo que sonó como un “Sumimasen” mientras huía a toda velocidad, sumamente avergonzado tome una pequeña frazada y me la amarré a la cintura.

- Ya puede voltear, gracias – me acerqué a la cama y me senté a su lado - Gracias por dejarnos estar aquí, es muy noble de su parte –

- No es nada, solo que no tengo ropa que puedan usar así que deberán quedarse aquí hasta que su ropa se seque ¿porque no te acuestas un rato? Dicen que no hay mejor calor que el del cuerpo humano, tu amigo lo agradecerá –

Me acarició el cabello dirigiéndome una mirada que me pareció por demás enternecedora y me palmeo la espalda mientras levantaba las cobijas, esa mujer no aceptaría un NO por respuesta, resignado y sumamente cansado me metí en las cobijas abrazando a Gin como él había hecho conmigo aquella vez.

- Ahora estamos a mano – me recargué sobre su pecho y me quedé profundamente dormido, arrullado por los latidos de su corazón.
Notas finales: Creo que nada, salvo agradecer d enuevo las lecturas nOn

Y para el glosario

Goshujin sama - Amo o Joven amo

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