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Bête Noire por Eruka

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Notas del capitulo:

Hi Hi!!!

 

Qué tal les va la vida??? xDDD Este cap me costo horrores, pero por fin salió!!!!

 

Millones de gracias por los reviews, ya los conteste (salvo el de Hika-chan u.u la página no me dejo, pero gracias por comentar n.n); como me emociona que les esté gustando ^^!!!!!!!

 

No digo más, disfruten!!!!!!!:

 

 

 

 

 

 

La guerra no es más que un asesinato en masa, y el asesinato no es progreso.

Alphonse de Lamartine (1790-1869)

 

La guerra vuelve estúpido al vencedor y rencoroso al vencido.

Friedrich Nietzsche (1844-1900) Filosofo alemán.

 

Capítulo II: Sabaku

 

Fui convertido en vampiro en el año 20 o 21 del periodo Edo, aunque el principio de mis intenciones nació mucho antes.

 

 

Mi familia fue relegada a la esclavitud por una supuesta traición al shôgun* al que había servido durante mucho tiempo. Mi padre no pudo soportar una vergüenza como aquella, y se suicidó cobardemente apenas un día después del dictado de nuestra condena, llevándose a mi madre con él. Mi hermana fue llevada muy lejos de mí, hacia un casa de prostitutas donde, por magnanimidad, sólo sirvió como sirvienta. A mi hermano lo llevaron a las minas, y yo me quede en la casa del Shôgun como su vil sirviente.

 

En ese momento, yo tenía cuatro años, así que realmente no entendí la humillación de la que era victima hasta mucho después, cuando nada podía hacer para recuperar mi dignidad o lo arrebatado a mi familia; la libertad. Sin embargo, cuando cumplí diez años conocí a Sai; el primo lejano del Emperador, quien se presentó conmigo de forma casi principesca y me llevo a vivir con él la víspera en la que el Shôgun había decidido divertirse con mi cuerpo de esclavo harapiento, después de todo, era suyo.

 

 

Lo curioso es que yo admiré a Sai –y lo idolatre y lo ame- durante los cuatro años posteriores, a pesar de que fue quien abrió mis ojos ignorantes y me hizo ver la denigrante realidad; yo era un esclavo, un ser insignificante, menos que uno de los perros del emperador. Sai cuido de mí, me enseño a usar algunas letras y a leer mi nombre, incluso me alimentaba a normalmente y pedía que me mantuvieran limpio y saludable, y nunca, nunca, me puso un dedo encima mientras fui humano. Sin embargo, cuando yo cumplí 14 años me hizo una propuesta que no entendí por más que intento explicarme, pero que cambio, literalmente, toda mi vida. Y quizás de haber entendido, yo jamás hubiese aceptado. Me preguntó que tenía que darme para que yo estuviera por siempre junto a él, y yo –de forma instintiva- le dije que quería tener a mis hermanos conmigo. Sai casi me suplicó que pidiera otra cosa, pero me aferré a mi deseo y él finalmente accedió.

 

 

Al día siguiente, apenas desperté, vi frente a mi a mis hermanos,  sucios, con heridas en todo su cuerpo antiguamente infantil, y desnutridos, pero con vida y eso era mas de lo que habría podido desear. Recuerdo que mis ojos se llenaron de lágrimas, y permití sus abrazos cálidos, pues ansiaba el contacto cariñoso de lo que quedaba de mi familia. Pero no pude disfrutar de ese calor que emanaba de los brazos delgados de mi hermana, ni de la mirada protectora de mi hermano, pues Sai me condujo a su propia habitación, para decirme que había cumplido su parte, y yo debía cumplir la mía; acarició mi cuello y yo lo permití, después de todo, yo había sido un educado como un sirviente sin derecho a objetar nada, y él me había seducido del mismo modo que se entrena a un cachorro; a través de recompensas. Pero, contrario a lo que creía (que usaría con lujuria adulta mi cuerpo de niño), me mordió, y sin poder soportar el dolor lacerante de la herida que me había provocado, me desmayé de dolor. Lo último que recuerdo, al menos como humano fue que entre mis delirios y suplicas de muerte,  me ofreció su propia y negruzca sangre.

 

 

Así fue como yo, Sabaku no Gaara, fui convertido en un monstruo nocturno. Engañado y tentado como la promesa de una familia que ahora, de cualquier modo, ya no me importa.

 

 

Depende mucho del Maestro, los primeros años del llamado siervo eterno. En realidad, los vampiros se gestan en un vientre, es decir, los verdaderos vampiros, y desde el reinado de los Uchiha está prohibido convertir humanos en vampiros, a menos que dichos humanos estén destinados a ser un siervo. Sai rompió esa ley por mí al convertir también a mis hermanos, pero en realidad fue lo único que hizo por mi. Mi primer siglo, a pesar de ser tan borroso para mi memoria y conciencia actual, fue un verdadero infierno disfrazado por la compasión de Sai y su falta de escrúpulos. Los maestros que convierten humanos en siervos tienen el deber de mostrarles un camino apropiado, un camino en el que la conciencia del siervo no se pierda entre la oscura niebla del instinto y la tentación. En cambio, me dejaba vagar por las calles en busca de alimento, consintiéndome como se conciente a un niño mimado y grosero, permitiéndome devorar personas con una sed insaciable. Dejando que afloraran mis impulsos de sadismo y egoísmo, con lo que terminé convirtiéndome en un monstruo y en un juguete divertido para mi Maestro.

 

 

Y sin embargo, él insistía –y sigue insistiendo- en que me permitía toda esa peligrosa libertad por idolatría a mi persona. En realidad, no se como o cuando exactamente lo decidí, pero aproveche ese supuesto amor pasional para conseguir algo que en mi vida humana hubiese deseado hacer con el Shôgun; liberarme –por fin- de un soberano tiránico y despótico; Uchiha Itachi.

 

Yo, un simple esclavo convertido en vampiro, derroqué a Itachi, el soberano de los vampiros de oriente desde hacia cuatro siglos. Utilicé a Sai sin remordimientos, y su obsesiva fijación por mi lo llevó a intercambiar papeles; él, primo de los Uchiha y vampiro legendario, se convirtió en el esclavo pasional de su propio siervo.

 

 

A Uchiha Itachi no lo derroqué usando siquiera la fuerza, lo use usando sus impulsos. Primero, me hice de un sequito de rebeldes que deseaban como yo quitar a los Uchiha del trono, todos con ansias de seguir ciegamente a un lider dispuesto a ensuciarse las manos por liberarles, entre ellos se encontraba Nara Shikamaru (que resultó ser el maestro de mi hermana, Temari), un vampiro de la nobleza con casi un milenio de edad, que contaba con la habilidad de rastrear a los humanos destinados a convertirse en siervos. Y así encontramos a Deidara; un simple artista liberal al que fue sencillo convencerlo de que la familia Sabaku (como se conoció a nuestro “frente”) tenía las intenciones mas loables. Su alma, rebelde y terca, se convenció de inmediato de ayudarnos, aún cuando era todavía un humano. Cuando Itachi lo encontró, el artista ya estaba convencido de servir a nuestros propósitos y le advirtió a Itachi que si le convertía en vampiro, él estaría de nuestro lado. Itachi se rindió con patética facilidad, con lo que debería haberse terminado la tiranía Uchiha.

 

Pero Uchiha Sasuke no lamento siquiera la perdida de su hermano mayor y de inmediato tomó el puesto como soberano.

 

Y es así, hasta este momento, que lidero una guerra infernal contra un enemigo más poderoso, organizado y numeroso que yo. Es quizás una quimera irrealizable, pero no puedo soportar que si como humano fuera un esclavo, lo sea también en la eternidad.

 

 

Y en realidad… ¿quién podría detener mi deseo?

 

 

**

 

El salón de Té, de estilo tradicional –al igual que toda la casona-, era iluminado por los últimos rayos del rojizo Sol del atardecer. El sonido del agua en el lago, y el murmullo de voces, creaban misticismo incluso en las personas que ahí conversaban; siempre usando sus voces bajas y sensatas.

 

-Realmente me aterra todo esto-comentó la muchacha de cabello rubio y rizado, volcando ceremoniosamente té rojo a una tacita.-No estoy segura de que Gaara lo haya pensado bien-agregó, mientras se mordía descuidadamente el labio grueso y pintado de carmín.

 

-Ten confianza en nuestro hermano; no es de los que dan un paso sin antes tantear el terreno-el hombre castaño frente a ella le sonrió para tranquilizarla, aun a sabiendas de que era inútil.-Temari-llamó como si fuese la palabra mas sutil y hermosa que sus labios pronunciaran.

 

-Confío en él…-aseguró-pero entiéndeme, Kankuro, mi horror hacia los Uchiha es tan grande como mi fe en mi hermano menor-se excusó la muchacha, con un tono que indicaba claramente culpa.

 

-Buena suerte…-murmuró su hermano, mostrándole una pajilla que flotaba tímidamente en la superficie de su té. La rubia la observo extrañada, para luego sonreir condescendiente, mientras pensaba con tristeza que no había suerte en el mundo para su pequeño hermano.

 

 

Le hubiese gustado protegerlo mejor, darle su apoyo, abrazarle con los brazos de madre que pudo tener como humana, y consolarle en los gélidos brazos que ahora tenía como vampiro. Ser una hermana para él. Una de verdad.

 

 

-Por cierto, ¿dónde está ahora?-preguntó, dejando de ver las puertas corredizas en las que había perdido su pensativa mirada.

 

-Pensé que estarían con ese chico, pero hace un rato pasé por su celda para alimentarle y no había rastros de Gaara-dijo con creciente preocupación.

 

-Seguro estará con Sai-kun-repuso la rubia de inmediato, restándole importancia al asunto.

 

Una hermana de verdad. Al menos, podía actuar en el papel de hermana apaciguadora, preocupada en eterno silencio por sus irresponsables hermanos.

 

 

El único papel en el que jamás embonaría.

 

 

**

 

-No deberías tener como prisionero a ese chico… tendrás consecuencias graves-comentó en un susurro tan bajo que parecía contener la intención de conservar el aura sombría que la habitación, fría y en penumbras, les ofrecía.

 

-¿Consecuencias?-repitió con un susurro que parecía extensión del otro. Arqueó su pequeño cuerpo hasta tener su espalda –desnuda y sudorosa- sobre el pecho frío de su amante, mientras este acariciaba sus piernas blancas como la leche.-No me importa-aseguró seriamente, con su voz de hielo y su tono de orgullo-¿Qué podría pasarme si tú estás dispuesto a protegerme, Sai?-inquirió. El aludido sonrió macabramente, pues el recuerdo –o el pensamiento-  de verse a sí mismo protegiendo a su amado, resultaba, incluso más que romántica, placentero.

 

 

-Que malo eres, Gaara-siseó lujurioso, besando largamente el cuello dispuesto para alimentarle-Con ese cuerpo de angelito inocente nadie diría que eres un verdadero hijo de puta-comento aun sonriente.

 

-¿Y eso te importa?-pregunto, aun jugando entre susurros; conservando la atmosfera seductora y vacía.

 

-En lo absoluto… en el fondo debo ser un pervertido al que le gusta juguetear con el cuerpo de un niño-al decirlo, tomo entre sus colmillos la carne del cuello, mordisqueándola para alimentarse de la deliciosa sangre del menor.

 

-Sól… ¿sólo en… el fondo?-la sensación que experimentaba siempre que Sai tomaba su sangre, era casi tan gloriosa y placentera como cuando tenían relaciones. Incluso el dolor de sentirse despojado de un poco de vida, la presión que sentía en los dos puntos de incisión y la debilidad que quedaba después, resultaban verdaderamente gloriosas sensaciones.

 

 

…l, Sabaku no Gaara, se sentía débil, vulnerable y deseado en los brazos de Sai, aún si era el bastardo que lo había condenado a una vida eterna y sangrienta, a una guerra más grande los dos juntos, y a la eterna apariencia de un chiquillo. Aún con todo, amaba a Sai más que a sí mismo, más incluso, que a su propia conciencia.

 

Y Sai, cual príncipe azul, protegía los deseos de su siervo, y había abandonado su orgullo como vampiro ancestral –y como Maestro- para convertirse en el perro fiel de quien debería servirle, y el arma de una revolución en la que no creía.

 

-Es hora de ir a ver a ese zorro imbécil…-expresó mientras se colocaba sus botitas de piel negras, que completaban su vestimenta parecida a la de un vampiro urbano; gabardina, pantalón negro, botas y camisa de pliegues. Todo de un color ónice que contrastaba con sus cabellos color cereza y sus ojos de agua cristalina y turbia.

 

-Ya te dije que no tardará en escapar-repuso el otro, de  piel casi cetrina y mirar y cabellera azabache-Naruto-kun, después de todo, no es un vampiro cualquiera-

 

 

-Es casi un niño; ni siquiera ha cumplido el siglo, ¿qué tan difícil será controlar a un mocoso como él?-replicó.

 

 

-No me refería a su edad, sino a su don especial-explicó, dedicándole una mirada irónica.

 

-¿Don?-preguntó confundido.

 

 

-Sugestión, le llaman-sin explicar mucho más, le guiñó traviesamente el ojo izquierdo.

 

-Bien, pues yo tengo otro-repuso sin tomarle importancia a sus palabras-se llama tortura-

 

-Y me tienes  a mi, Gaa-agregó, corriendo la puerta para que saliera, y cediéndole el paso con aire caballeroso.

 

-Gran cosa-bromeó-de cualquier modo, Naruto tendrá que obedecer-

 

 

Sabaku no Gaara, el gran revolucionario, el demonio sangriento, aquel que vendería su alma por la victoria… un gran egotista. Y sin embargo, el único capaz de terminar con el último Uchiha y su tiránico reinado. Después de todo, tenía a un grupo de fanáticos liberales, una familia llena de remordimientos y, lo más importante, un vasallo dispuesto a protegerlo y cumplir todos sus deseos.

 

 

Pero…

 

 ¿Es difícil reconocer que hasta el amo más complaciente termina deshaciéndose del perro desobediente?

 

**

 

Sólo el animal más tonto ve el destino escapar de sus manos. Sólo el humano más torpe escapa de lo inevitable.

 

 

Pero nosotros somos vampiros, los únicos capaces de crear nuestro futuro.

 

-Hinata-llamó con la sedosa voz que toda su vida le había acompañado; pacífica y dolorosa. Su hermana* volteó a verlo, enfocando con dificultad su mirada en el rostro varonil y hermoso de Hyuga Neji-¿Sabes en dónde está Naruto?-

 

-No… no puedo ver su sendero, ni su pasado, ni su presente, pero todavía veo su horroroso futuro-respondió suave y nostálgica. Su piel lozana, perfecta y joven, se vio surcada por grandes lagrimones, que partían desde sus ojos de perlas-Lo lamento, Sasuke-sama, soy una inútil-se lamentó, observando culpable a su soberano, sentado con comodidad en una silla ornamentada en medio de la solitaria estancia.

 

-Está vez no lo eres-repuso sin molestarse-tampoco Neji ha podido ver a Naruto, y si ningún otro miembro de la familia Hyuga puede verlo, es ridículo pensar en responsabilidades-suspiró largamente, mientras la hermosa chica morena, le sonreía agradecida.

 

-Es imposible que seamos incapaces de saber el paradero de Naruto, desde hace siglos los Hyuga somos omnipresentes en los acontecimientos –pasados, presentes y futuros- de cada ser viviente, así como los senderos que se presentarán como opciones y los diferentes escenarios posibles; aún si no vemos, lo sabemos-

 

-La única manera de que no puedan saber de Naruto-kun… es que esté con Gaara-san, es el único que ha vendido su sangre con tal de nublar la omnipresencia de los Hyuga-habló la pelirrosa que parecía tomar apuntes junto a los dos mellizos peliblancos-¿Verdad?-inquirió tranquila.

 

-Si-Asintió Neji-¿Sí es verdad lo que dice Sakura, cómo actuaremos, Sasuke?-interrogó.

 

-No haré nada… Naruto no es una damisela a quien deba rescatar; en todo caso, seguro que quien debería ser salvado es Sabaku en cuanto Naruto se enfade-rió cortamente, imaginándose a su rubio amante atemorizando a la familia enemiga.

 

 

-Espero que esté bien…-susurró Hinata, aun culpable.

 

-Estará bien… tú misma me has dicho que Naruto volverá-le recordó, acostumbrado a ser amable con la persona mas valiosa en su sequito.

 

Naruto, su Naruto, pronto estaría retozando de nuevo en su lecho. Alimentando su cuerpo con su deliciosa y única sangre, cumpliendo sus caprichos y –por fin- siendo suyo por siempre.

 

Después de todo, ni siquiera una guerra como la que vivían, menguaría su necesidad caprichosa y su obsesión insana por su Naruto.

 

 

Notas finales:

*Shôgun-> antiguo militar, que en el periodo edo era considerado como el gobernante, aún si el emperador supuestamente era el soberano y todo eso. Si quieren busquen mas informacion, que no me se explicar, aunque no lo voy a mencionar mucho mas.

 

*En este fic, Hinata y Neji son hermanos mellizos.

Les ha gustado?? Espero que si n.n, que no lo hice en mi mejor momento u.u.

 

ACLARACIONES

Sobre el poder de los Hyuga=> Digamos que ellos no tienen visiones, pero pueden saber exactamente todos los aspectos de la vida de una persona, incluso si no la conocen personalmente. Tanto el pasado, presente, futuro, decisiones tomadas, escenarios posibles a cada desicion, y en fin, todo lo relacionado con la vida de una persona, ellos pueden verlo.  Aclaro queNO tienen visiones, ni les llega la información repentinamente, es comocuando lees unaenciclopedia y te aprendes la información; no la recuerdas siempre concientemente, pero cuando necesitas saber algo, solo "buscas" e tu memoria. Me explique? En lo siguientes caps lo explicaré mejor, pero es así a grandes rasgos n.-.

 

Adelanto

 

"-Mi vida no fue tan miserable como la tuya, pero soy demasiado odioso para que la tuya me importe mas-explicó con cinismo-Estoy forjando el camino que se me antoja-

 

-Eres hipocrita, Naruto-masculló-sabes bien que estás atado al destino mismo de Sasuke-refutó con crueldad. Su prisionero entrecerró los ojos como si aguantara un golpe, pero no dejó de mirarlo con los pozos azules y magnificos.

 

Sai tenía razón; ese rubio no era un vampiro cualquiera. 

 

Y Naruto lo sabía."

 

El tercero lo subo el martes de la otra semana, es mi intención actualizar dos capis por semana, a ver si lo logro n.-.

 

Dejen reviews ^^.

Kisus ^x^

 


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