CAPRICHOSO
By AthenaExclamation67
- ¡Ni hablar! – se oyó tan fuerte ese grito que retumbó por toda la mansión.
- Pero… pero… ¿Por qué no? – un quejido lloricoso contestó.
Shun pataleaba desnudo tirado en el suelo. Gritaba e increpaba por un capricho que Seiya no estaba dispuesto a concederle.
Seiya, le miraba sorprendido, negando con la cabeza por tamaña reacción que jamás espero.
- ¡No me amas! – continuaba Shun tratando de extorsionarle.
- Shun te pasas… - contestó Seiya cabizbajo, saliendo dolido de la habitación hasta su cuarto.
No podía creerlo. Simplemente Shun, se estaba volviendo un consentido y eso debía cambiar por más que él mismo se sintiera incapaz de negarle nada.
- ¡¡BUAAAA!! – seguía llorando Shun sin verter una sola lágrima – para una cosa que te pido – gimoteó apoyándose en la pared. Pared que dejaba perfectamente que Seiya le escuchara todo lo que decía.
Seiya seguía negando. Tratando de contenerse, regañándose a sí mismo por haberle consentido continuamente hasta que un fuerte estruendo. Un portazo despertó hasta la última pulga de la casa.
- ¡¡YA BASTA!! – gritó Ikki desde el pasillo. Abrió la puerta del cuarto de Shun y prosiguió - ¡Deja ya tus lágrimas de cocodrilo! – agregó para regresar a la cama donde Hyoga, demasiado despierto le estaba esperando.
Shun corrió a su cama y se ocultó bajo la sábana asustado. Sabía que era el momento idóneo de dejar la comedia de lado o acabaría servido en el desayuno bien asado.
Poquito a poco, se durmió. Olvidó el pequeño caprichito y cayó profundamente rendido ya que su magnífica actuación le había dejado agotado y para colmo no había logrado lo que ansiaba.
Soñó que corría por un extraño paraje. Uno que estaba lleno de enormes bolas de helado de chocolate con pedacitos de hoja de menta picada.
Saltaba y cantaba lleno de felicidad mientras a cada paso daba un lametón o un bocado a una de esas enormes bolas de helado.
No cabía en sí mismo de la felicidad que sentía. Le parecía flotar mientras comía y disfrutaba de aquel delicioso lugar hasta que algo hizo que todo aquello se desvaneciera y despertó en su cuarto a oscuras.
- Toc… Toc... – golpearón suavemente la puerta - ¿Shun? – giró el picaporte y entró cerrándola nuevamente una vez que pasó.
Seiya, se guió por el brillo de las orbes esmeralda que le indicaban donde se encontraba Shun y caminó despacio hasta llegar a la cama donde se sentó – Shun… no puedes ser tan caprichoso – decía mientras no era capaz de dejar de mirar el cuerpo de Shun que resplandecía por el influjo de la luz de la luna que atravesaba la ventana.
- Pero yo quería helado… - sonrió mordiendo su labio inferior.
- Toma… - suspiró Seiya pasándole un bote enorme del mejor helado de chocolate con hojas de menta picada que encontró a esas horas de la madrugada – no se lo digas a tu hermano o me llamará calzonazos – sonrió mientras veía como Shun peleaba con la tapa del bote que le había entregado.
- Gracias – sonrió tan ampliamente que Seiya se vio reflejado en sus dientes.
- Eres un consentido… - alegó Seiya queriendo parecer enojado.
- Puede… pero tú también – contestó mirándole de reojo, untando un dedo en el chocolate y pasándolo por los labios de Seiya besándole lentamente para limpiarlos – pero tú me consientes porque te encanta que te de las gracias… - refutó separándose para mancharle de nuevo pero esta vez su cuello y lamerlo mucho más despacio.
Seiya se sonrojo viéndose descubierto mientras le escuchaba atentamente, mientras sentía como le desnudaba y posteriormente le bañaba de helado hasta el último poro de su piel.
- En verdad lo deseabas… - jadeó Seiya aferrándose excitado a las sábanas mientras Shun con su lengua traviesa le limpiaba.
- Sí… - contestó después de incorporarse para que viera bien sus ojos – pero lo que más ansiaba era poderle dar ese toque especial… la esencia de Pegaso al helado… - sonrió mientras vio como Seiya se incorporaba y le saltaba encima completamente arrebatado y le besaba hasta quedarse sin aire.
- Adoro tus caprichos Shun…
- Y a mí agradecerte que me los hayas concedido…
-Fin-
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