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Beso de graduación por Shin Black

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Beso de graduación

 

 

Es un fic de mi dedicado a mi, por mi cumpleaños, espero que les guste.

 

 

Cute Pair.

 

 

 

 

Rikkai Daigaku Fuzoku.

 

 

 

Ya faltaban pocos días para la graduación y la escuela Rikkai estaba en su mayoría vacío, normalmente cursaban algunos alumnos que aun no sabían las notas o promedios que obtenían o los cuales peligraba realmente su regularidad en la escuela, no obstante, dos de los alumnos más inteligentes de dicha escuela se encontraban caminando por los amplios pasillos. Estaban allí no porque realmente le fuera obligatorio asistir, sino más que nada porque necesitaban apoyo académico para el ingreso a prestigiosas preparatorias y necesitaban conocer un poco más sobre el examen de ingreso.

Uno de los dos alumnos caminaba derecho y con la mirada fija hacia delante, con tres o cuatro libros aferrados a su pecho y una nula expresión; mientras que su compañero, un muchacho de gorra y tez más morena, se encontraba algo disperso y caminaba como si arrastrara los pies, observando las paredes con afiches o pancartas pegadas.

 

Estaban a mitad del pasillo cuando uno de ellos se detuvo y por ende, al observar dicha reacción, su compañero también lo imitó y dio algunos pasos atrás para observar que había distraído a su compañero. Sus ojos se sorprendieron al ver uno de los tantos afiches que se colgaban por toda la escuela, pero éste en particular tenía como título: “Gran baile de graduación” y un dibujo de una pareja bailando tango. Renji acomodó su pelo mientras con la otra mano sostenía mejor sus libros ¿desde cuando a Sanada le interesaba ese tipo de bailes? Bah, a decir verdad, todos debían ir al baile de graduación, ya que en esa misma fiesta recibirían los diplomas de la secundaria y sus madres llorarían de la emoción felicitando a sus hijos, para luego, tipo once u once y media, los padres desaparecerían y sus hijos empezarían a bailar con sus parejas y pasarlas bien.

 

–¿Qué sucede, Genichirou? –preguntó Renji.

 

–¿Baile de graduación? –Susurró en forma de pregunta, no se había enterado que había un baile–. ¿Hace cuanto que lleva esto pegado aquí?

 

–¿Hm? Lleva semanas, hay afiches en la biblioteca ¿acaso no los viste? –preguntó, pero sabía que la respuesta sería “no”. Sanada no se fijaba en ese tipo de cosas, y mucho menos desde que habían perdido en el nacional.

 

–No…–susurró, era sabido que diría eso–. ¿Tú tienes pareja?

 

–No hay nadie en la escuela que no tenga –susurró Renji, por un momento se asustó, pues pensó que Sanada lo invitaría, pero luego se relajó pues sabía que su amigo no tenía la intención de hacerlo.

 

–Puedo saber ¿con quién? –dijo con cierta curiosidad, muy poco común en Sanada.

 

–A-A…Akaya….–susurró Yanagi, le costaba asimilar que iría al baile con un niño de segundo.

 

–Me lo suponía –susurró.

 

–¿No tienes pareja?

 

–No.

 

–¿No te llegó invitación en todo este tiempo? –Sanada negó y levantó sus hombros con algo de incredulidad–. ¿Acaso no viste tu casillero?

 

–Hace tiempo que no guardo cosas en mi casillero –dijo mientras continuaba caminando, Renji levantó la ceja, es obvio que Sanada era un idiota.

 

–¡Fíjate entonces! –susurró casi con suplica mientras se dirigía directamente corriendo al casillero de Sanada–. Vamos ¿cuál es tu clave?

 

–Hace tiempo no la uso, no me acuerdo –susurró de forma ligera, estaba mintiendo y Renji lo sabía.

 

–Sé que sabes, así que haré como que no oí nada –susurró y señaló el casillero. Sanada no le quedó otra opción que abrir el mismo para que se le cayeran unas 50 cartas más o menos–. ¡Dios santo! ¿Hace cuanto que no abres esta cosa?

 

–Un año más o menos –dijo algo cohibido al ver tanto sobre de tantas tonalidades diferentes, empezó a tomarlos entre sus brazos y abrirlos.

 

–Algunos son cartas de reclutamiento –dijo Renji fijándose en varias que tenían el sello del club de Kendo–. Estimado joven: Genichiro Sanada, debido a su técnica en el Kendo, contamos con su predisposición para venir a ver a los chicos del club en el entrenamiento para las nacionales de Kendo. Se le agradece de antemano. Kamiya Sasuke.

 

–¿Hm? ¿De cuándo es esa carta? –preguntó extrañado.

 

–De hace un año….–suspiró–. Aquí también hay otra de Kendo, y otra….

 

–Mira, acá hay una rosa….–dijo pasándosela a Renji, este le hecha un vistazo.

 

–Si, es para San Valentín, de Arumi Sakari….

 

–¿Arumi Sakari? –preguntó, trató de recordar.

 

–Si, la chica embarazada….–sonrió–. Parece que le gustabas antes de que se embarazara.

 

–Menos mal que no leí su carta –dijo con susto.

 

 

Luego de unos minutos leyendo cartas, encontraron que sólo tenía tres cartas para el baile de graduación. Uno era de Megumi Sakurada, una chica muy bonita e inteligente del 2-D. Otro era de Ai Minami, una joven del 3-C, la cual era muy tímida y dulce, había una muy buena impresión de ella. Por último una carta blanca, sin remitente y que tenían miedo de abrir. Sanada tenía muchos enemigos y nunca se sabía que loco podría meter ántrax en el sobre.

 

–Bien, Ai parece que ya tiene pareja para el baile –dijo mirando su data–. Pero no estoy seguro de Megumi, tendría que buscar más información.

 

–No importa –dijo cruzando los brazos–. No quiero salir con nadie.

 

–¿Hm? ¿Y qué tal ésta? –Preguntó abriendo la carta en blanco–. Vaya….es de Yukimura.

 

–¿Eh? ¡DAME! –le quita la carta de la mano.

 

 

Querido Sanada:

 

Espero que estés muy bien. En realidad he vuelto a la rehabilitación después de las nacionales, porque he tenido unas ligeras molestias. No te preocupes que no sea nada.

Pero no es eso lo que te quiero decir con esta carta, en realidad te escribo porque no tengo mucho coraje para decir las cosas en persona, aunque realmente soy muy frontal en eso, pero tampoco veo el tiempo para decírtelo ya que estaré en tratamiento hasta el sábado, día del baile de graduación. Te quería preguntar si ¿desearías venir conmigo?

 

Si dices que si, llámame el viernes, tipo 11 estaré en mi casa, luego me iré al hospital a las 13:30. Así que llámame antes de esa hora.

 

¡Suerte!

 

Seiichi.

 

PD: Seguro lucirás bien con un traje formal negro.

 

 

–¿Qué hora es, Renji? –preguntó bajando la carta que estaba frente a su cara.

 

–¿Hora? –Preguntó y miró su reloj–. Son las 13:25.

 

–¿QUÉEEEEEEEE? –gritó y salió volando del aula donde estaba y corrió hacia el cabina de teléfono más cercana.

 

Pasó por todo el pasillo, salió de la escuela y allí, justo frente, se encontraba la cabina de teléfonos que muchas veces había usado. El semáforo estaba en verde, por lo tanto los autos pasaban a alta velocidad mientras él observaba el reloj inquieto. Cada vez faltaba menos y eso lo alteraba. Nuevamente miró el reloj, ya no podía esperar más, sin previo aviso salió corriendo de un extremo hasta el otro lado de la calle, casi siendo atropellado por un autobús y una moto, pero al fin logró alcanzar el tubo del teléfono y buscó rápidamente monedas en su bolsillo.

 

–¡Mierda! –susurró cuando no encontró absolutamente nada y verificó en el otro, encontrando una moneda de 100 yens. Colocó dicha moneda y empezó a marcar al número telefónico, pero daba ocupado, nuevamente marcó y dio ocupado otra vez.

 

–¿Genichirou….?–una voz lo llama, pero Sanada estaba tan preocupado por llamar que no le da ni la mínima atención.

 

–Maldita sea…–susurró mientras colocaba nuevamente la moneda que le había devuelto la máquina mientras marcaba el número.

 

–¿Genichirou? –otra vez lo llama la voz.

 

–Espere un segundo….–dijo y volvió a marcar–. ¡Mierda, necesito 100 yens más! –dijo cortando violentamente y mirando la hora–. Cielos, ya pasó de y media –susurró golpeando el aparato–. Y encima no tengo dinero.

 

–Tengo 500 yens si necesitas –susurró de nuevo la voz dándole el dinero.

 

–Muchas gracias Yukimura….–susurró e iba a poner la moneda cuando se dio vuelta–. ¡YUKIMURA!

 

–Si….–sonrió el muchacho y Sanada lo abrazó–. ¿Estás bien, Sanada?

 

–S-si….–susurró–. Justo te estaba por llamar –dijo devolviéndole el dinero.

 

–Pues aquí estoy, ¿qué necesitas? –sonrió nuevamente con su dulce mirada angelical. Ahora si Sanada no sabía que decir y abrió la boca, moviéndola cuan pez pero sin decir absolutamente nada–. ¿Estás bien?

 

–S-si….em….Yukimura….tú….me enviaste una….una….

 

–Carta –dijo el chico.

 

–¡Si! Una carta….donde hay….donde hay….muchas….muchas….

 

–¿Palabras…?–rió bajito.

 

–Si eso….y en ellas….decías…..decías….–Sanada no era muy bueno explicando, de eso Yukimura daba fe.

 

–Decía que te invitaba al baile ¿qué dices? –preguntó Yukimura.

 

–Que….que…..si…..–bajo la mirada–. Si quiero ir contigo.

 

–¡Perfecto! Nos vemos mañana entonces, ve con un lindo traje…..–sonrió, se dio la vuelta y justo allí frente había una florería–. Son bonitas ¿no? –Señaló unas orquídeas–. Nos vemos mañana –camina para irse.

 

–Nos…..nos vemos……mañana…..–susurró.

 

 

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Nunca creyó que estaría en una situación similar, pero tampoco creyó nunca que llegaría el día en que él tendría que caber en un traje como ese. Respiró profundamente y se metió al auto donde ya estaba su hermano mayor, su mamá, su papá y su abuelo, todos en un auto bastante cómodo donde cabían perfectamente. Realmente se sentía estúpido, estaba con un traje negro con camisa blanca y una corbata larga y haciendo juego con el traje. Su cabello prolijamente peinado, le impidieron usar su gorra. Llevaba en su mano una maseta, muy raro en un día así como el que transitaba, a decir verdad, normalmente uno iba a la casa de su pareja con un ramo de rosas no con una maseta, pero tampoco era normal invitar a un chico al baile de graduación siendo él uno, y peor aun, él había SIDO invitado por un chico.

 

El camino a la casa de Yukimura no era largo, más bien era de los que vivían más cerca de su casa. El auto paró en un hogar con estilo occidental, una reja delantera que impedía el paso hacia el precioso jardín delantero. Sanada sonrió, esa decoración era de Yukimura. Las veces que había pasado por ahí, aparentando que iba por el pan de la mañana, y veía a Seiichi agachado, arrodillado frente a la maleza, arrancando yerba para luego hacer pozos y colocar las nuevas y radiantes plantas que tanto cuidaba con dedicación y cariño. Muchas veces lo había visto hablar con ellas y regarlas con un agua especial para que crecieran fuertes. Yukimura era lo que su jardín decía de él, tan hermoso y brillante como el sol de la mañana.

 

Dejó de filosofar para caminar hacia la puerta y tocar el timbre. Esperó unos minutos hasta que salió de la casa toda la familia de Yukimura y éste incluido. Los chicos se encontraron en la puerta y Genichiro entró la maseta con la orquídea que tanto había querido Yukimura. Un pequeño beso en la mejilla fue lo que recibió por tan hermoso obsequio de graduación.

 

–Gracias Genichirou –susurró Seiichi y le pasó la planta a su abuela, la cual la dejó dentro para salir y sentarse en el auto de los Yukimura.

 

–¿Vamos? –sonrió Seiichi, Genichiro afirmó y antes de ingresar al auto salió el hermano de éste.

 

–Yo voy con los Yukimura, ustedes vayan en el auto de papá –dijo Keichiro Sanada y empujó a su hermano para que le abriera la puerta a Seiichi mientras él intercambiaba el lugar con éste y se iba al auto de los Yukimura.

 

–Nos vemos allá, mamá, papá –sonrió Seiichi y entró al auto–. Buenas noches, señor y señora Sanada.

 

–Buenas noches Seiichi –saludó la mujer, el hombre simplemente hizo un gesto y sonrió, parecía que lo poco hablador era de familia.

 

–Seiichi, tanto tiempo –susurró el anciano al lado del muchacho–. Soy el abuelo de Genichiro ¿te acuerdas de mi?

 

–Si señor Kazuki –dijo Seiichi con un gesto significativo.

 

Durante todo el viaje, Kazuki se la pasó avergonzando a su nieto diciendo lo aplicado y buen chico que era y la mamá le enseñó a Seiichi fotos de Genichiro de bebé, lo que terminaron con aplastar lo poco de dignidad que le quedaba al menor de la familia Sanada. Sabía que Yukimura no usaría eso en su contra, al menos no esta noche o eso creía.

 

Al llegar al salón, todos se acomodaron para iniciar la ceremonia de diplomas. Sanada y Yukimura subieron casi al mismo tiempo como representantes del club más poderoso de la escuela, el club de tenis, dando un pequeño discurso que conmovió a la gente. Luego la entrega de los títulos y las palabras del graduado con mejor calificación, todos esperaban que Renji pasase, pero hasta el mismo Yanagi se sorprendió cuando dijeron que la mejor calificación era de: Masaharu Niou. Por un momento creyeron que el tramposo ese había hecho trampa, pero realmente Niou era inteligente cuando le ponía empeñó, lástima que casi nunca lo hacía.

 

Una vez terminada la ceremonia, todos los padres se retiraron dejando a sus hijos bailar y disfrutar de la noche. Niou se acercó a sus compañeros al igual de Marui, Renji, Yagyuu, Kirihara y Jackal.

 

–No puedo creer que fuiste el mejor –susurró Marui sirviéndose ponche.

 

–Para mí que hizo trampa –dijo algo fastidioso Yanagi.

 

–Oigan, ¿nadie confía de que pueda hacer algo productivo? –preguntó Niou.

 

–¡No! –fue la respuesta inmediata y plural.

 

–¿Viniste con el buchou, fukubuchou? –preguntó Akaya.

 

–No, sólo entré con él para hacer bulto ¡claro que vine con él! –dijo molesto, Akaya se escondió tras Renji.

 

–No tienes que gritarle así, Sanada –dijo Renji en reproche.

 

–Lo siento, me sale el fukubuchou de adentro –susurró y miró a dirección de los baños.

 

–¿Yukimura-san está en el baño? –preguntó Jackal.

 

–Si, estaba algo acalorado y fue a refrescarse –dijo Sanada–. Chicos, ¿puedo confiar en ustedes?

 

–Claro –dijeron todos al unísono. Sanada miró desconfiado a Niou y Kirihara, pero suspiró, igual algún día debían saberlo.

 

–Estoy…..estoy…..e…enamorado…..–susurró mientras miró hacia abajo, estaba avergonzado.

 

–¿De Yukimura? Ya lo sabíamos.

 

–¿Eh? –se sorprendió ante las palabras directas de Yagyuu.

 

–Hicimos una tabla de apuestas y todo –dijo Marui sacando un papel del bolsillo–. A ver….si, aquí dice, todos denle el dinero a Renji.

 

–Diablos, otra vez perdí –dijo Akaya sacando el dinero.

 

–¿Qué? –Sanada empezó a tener un tic en el ojo.

 

–No te preocupes Sanada, ya nos recuperaremos todos cuando venga el primer bebé –dijo Niou, Yagyuu le dio un golpe en la nuca.

 

–¿No ves que son hombres?, idiota, no pueden tener bebés, a menos que adopten. Y créeme Sanada, todos iremos a tu favor en el juicio para que puedan adoptar legalmente.

 

–¿Qué? ¿Pero qué demo…? ¿Acaso soy una tabla de apuestas para ustedes? –dijo enojado mientras cruzaba los brazos, Renji empezó a contar el dinero.

 

–Con esto puedo comprarme esos tenis nuevos….–dijo felizmente el muchacho.

 

–¿Eh? Maldito Renji.

 

–¿De qué están hablando? –Preguntó Yukimura entrando a la conversación, todos escondieron la plata y el papel de apuestas–. ¿Estaban hablando de mí?

 

–¿Hm? No, no, que bah….–susurró Renji.

 

–No se preocupe buchou –Niou lo abrazó por los hombros–. Ahora vamos por ponche ¿viene?

 

–Niou –susurró Sanada que estaba del otro lado–. Lo tocas de nuevo y te corto la mano.

 

Poco a poco Niou se fue alejando y corriendo con los demás chicos hacia el ponche. Yukimura pestañó varias veces tratando de digerir lo ocurrido.

 

–¿Vamos afuera a mirar las estrellas? –preguntó Sanada, Seiichi pestañó de nuevo rápidamente y asistió, estaba algo cohibido ¿desde cuando Sanada quería a mirar estrellas?

 

–¿Estás bien, Sanada?

 

–Es la tercera vez en dos días que me preguntas eso –susurró mirando el cielo–. Estoy bien.

 

–No lo parece –se rió en bajo.

 

–¿No? –susurró y suspiró–. Yukimura….hay algo que debo decirte….–susurró tratando de mantener la calma, era ahora o nunca.

 

–¿Hm? ¿Qué cosa? –preguntó con incredulidad.

 

–Yukimura yo…..yo te…..–mordió suavemente su labio inferior, no podía decirlo así a la ligera, pero tampoco podía decirlo lentamente. Yukimura ansiaba una respuesta y él quería dársela, pero en aquel momento no sabía como.

 

–¡CHOCOLATE! –se oyó y los tortolitos se dieron la vuelta para ver como Bunta agarraba con ambas manos una mesa de postre mientras Niou, Jackal y Yagyuu intentaban agarrarlo para que no se arroje encima del dulce.

 

–¡Por amor de dios, Marui, contrólate! –dijo Niou. Yagyuu se sentía realmente ridículo y Jackal, él ya estaba acostumbrado a eso.

 

–Jejejeje –rió Yukimura–. Marui es muy gracioso –miró a Sanada–. ¿Qué me ibas a decir?

 

–¿Hm? ¡Ah, si…! Yukimura….yo te…..–y antes de decir algo más, un pedazo de pastel salió volando estrellándosele en la cara. Solamente pudo distinguir el movimiento cuando éste se resbaló por la cara y cayó al suelo.

 

–Sa-Sanada…–susurró Yukimura y sonrió, pasándole el dedo por encima del rostro y metiéndoselo en la boca, saboreando el dulce–. Mmm, es muy rico…déjame probar.

 

Sin más contratiempos tomó el rostro de Sanada con ambas manos y le beso. Un beso suave al principio pero que pronto empezó a intensificarse debido al juego de lenguas; éstas empezaron a acariciarse entre si, a saborear la cavidad desconocida y a la ves tan deseada. Genichirou estaba duro y en su posición, pero pronto se fue soltando y respondiendo con sensualidad al dulzor que le provocaba aquel contacto. Chocó contra la pared y acarició el cuerpo por encima de las telas, cerrando los ojos y sintiendo aun en sus bocas el saber del pastel.

El aire les era necesario cuando se sintieron agotados y separaron sus bocas unos centímetros. La cara de Yukimura también tenía chocolate debido al contacto que tuvieron sus rostros y eso hizo sonreír a Sanada por primera vez.

 

–Tienes chocolate ahí….–sonrió Sanada señalándole la mejilla.

 

–Quítamelo….–susurró.

 

No necesitó una segunda vez, el beso volvió a formarse pero esta vez más apasionado mientras enredaba las piernas largas de Yukimura en las caderas de Sanada. El primer beso siempre es especial….pero los demás, siempre son más pasionales.

 

O al menos eso pasaba entre Yukimura y Sanada.

 

 

Fin.

 

 

–Y Bunta comió todo el pastel de chocolate y fue feliz para siempre….–dijo Bunta emocionado.

 

–¡Bunta! No debes hablar una vez que dice Fin –regañó Niou.

 

–Lo siento.

 

FIN.

Notas finales:

Amooooor amoooor amoooor XDD


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