Pero su avidez era tal, que siempre decía que nunca era suficiente; todos debían conocerle, alabarle, vivir para adorarle, arrodillarse ante el, trabajar para el, y morir para protegerle solo a el.
Aquel plan buscaba la conquista de nuevas tierras, quería convertirse en el único soberano y dios de todas las naciones existentes. Haciendo uso de su ingenio y gran liderazgo, había acordado que, quien encabezaría los huestes, seria aquel digno de su entera confianza, Maximiliano, su único y más grande amigo.
- ¿Esta seguro de esto mi emperador?, es algo arriesgado - le expresaba Maximiliano, leal consejero del emperador Alexis
- Por supuesto que estoy seguro de ello Maximiliano, y por favor, ya te lo he mencionado antes, dime Alexis - le reprocho el emperador.
- Pero, mi señor, esa seria una gran falta de mi parte, ante todo le debo respeto.
- Pero antes que ser tu emperador y tu mi mas leal consejero, eres mi amigo, mi unico amigo - dijo susurrando lo ultimo.
- Si, disculpeme, digo, disculpa, Alexis, me cuesta trabajo tratarte de esta manera - dijo apenado el consejero desviando la mirada
- Pero, retomando lo que hablabamos hace un instante, ¿me apoyaras en esto? - pregunto Alexis a su amigo
Tal era el cariño y la amistad que ambos habían forjado, que Maximiliano no dudo ni un instante en aceptar tan peligrosa enmienda; ambos con experiencias pasadas, sabían que habría una gran batalla, correría mucha sangre de inocentes, y quizás, Maximiliano no volviera con vida; pero con tal de servirle a su emperador, Maximiliano moriría por el y por la promesa de siempre servirle a Alexis.
- Estoy a tus ordenes, siempre leal a tu mandato mi Emperador Alexis - dijo orgulloso y seguro con una sonrisa en el rostro.
Cuanta insensatez de parte de aquel gran emperador, cuando creyó contingente su derrota y al no preveer, que por su tiranía, aquellos que se veían forzados a alabarle y servirle, cegados por el furor, el odio, se pondrían en su contra, y armarían una emboscada contra su ejército, cobrando la vida de muchos de sus soldados, y su líder Maximiliano.
- ¡Emperador!, ¡Emperador! - grito uno de los supervivientes a la masacre, mientras se adentraba en el palacio y se postraba ante Alexis - Mi señor, hemos sido emboscados, sus subditos se han rebelado y han advertido a los otros pueblos de nuestra llegada
- ¿¡Pero como es posible!?, mis subditos deben adorarme, alabarme, no traicionarme - dijo con rabia el emperador - Cuantos hombres perdimos - dijo imponente.
- Me temo que todo el ejercito mi señor, nos superaban en numero y nos tomaron por sorpresa mientras descansabamos por la noche - se excuso el soldado cabizbajo.
- ¿Y su guia?, ¿que ha pasado con el?, ¿¡En donde esta Maximiliano!? ¡Habla! - decia un exaltado y nervioso Alexis, temeroso por lo que le pudieran decir.
- yo, ...yo - aquel soldado no encontraba la forma de darle la noticia a su emperador.
- ¡Habla de una maldita vez! - vociferaba exaltado el emperador.
- Me temo, que el lider Maximiliano, murio en combate mi señor, la emboscada fue directo hacia el, tomandolo por sorpresa e imposibilitandolo para defenderse, yo, lo siento mucho - dijo apenado y cabizbajo.
Aquella noticia habia sifo algo que nunca se espero, confiaba en su estategia, sabia que su inteligencia sobrepasaba a cualquiera que hubiera existido nunca, eso no deberia estar pasando, en ese momento, el deberia estar festejando junto a Maximiliano su triunfo, embriagandose y riendose de la muerte.
Ahora, de aquel gran emperador, solo quedaban migajas, se encontraba aciago y desolado. Su gran imperio, sus súbditos y adoradores, ahora, no eran más que un sueño efímero que le torturaba día tras día. Tal era su remordimiento, que en una noche de agonía, mientras dormía, visualizo a su gran amigo, Maximiliano; corrió a su encuentro, y de manera frenética lo estrecho entre sus brazos, una inmensa alegría le embargo, sabia que ya no estaría solo, Maximiliano estaría por siempre con el, ahora si, nada saldría mal, cruzarían juntos aquel Aqueronte, y vivirían plenos en la otra vida.
Aqui les dejo las palabras que tal vez no entiendan.
Aqueronte: rio del infierno para los griegos que nadie podia atravesar 2 veces.
Aciaga: infeliz, infortunado.
Avidez: ansia, codicia
Huestes: ejercito en campaña