Touya cerró con lleve le puerta de su habitación con un suspiro. Atesoraba el silencio de su habitación frente a la abalancha de ruido que siempre parecia rodearlo. Tenía los musculos doloridos del entrenamiento del día anterior, se acomodó en su cama.
Su vida no habia sido siempre tan fuerte. De hecho su vida como shinobi habia sido bastante tranquila, despues de todo eran ninjas. Si, mirando hacia atras, todo habia sido muy tranquilo casi hasta el punto de llegar al aburrimiento. Entonces encontró a Jin.
Recordaba el día en que Jin habia llegado hasta el campo de entrenamiento, con los ojos brillantes de la emoción. Si, lo recordaba, sus ojos eran lo primero que habia notado de Jin. Los ojos de Jin eran tan azules como el hielo, pero no tan frios. Recordaba que cuando vió por primera vez a Jin, la segunda cosa que notó fue la inocencia que parecia poseer, aunque esa hipótesis fue desechada despues de hablar con el.
Jin era el tipo de persona que Touya habria tratado de ignorar en cualquier situación normal. Pero no, de nuevo, no habia sido una situación precisamente normal. Después de todo, cuando Risho había irrumpido en su habitación, Jin fue detras de el como un gatito perdido, sabía que no podia decir que no. Risho había empujado a Jin en dirección a la habitación doble con dos camas vacias, a la izquierda, cerrando la puerta detras de él.
La tercera cosa que Touya había advertido a cerca de Jin fue lo alto que era. Por supuesto, él realmente no podria haber sido mucho más alto que lo demas, probablemente por su falta aparente de estatura.
La cuarta cosa de la que se dió cuenta era del acento de Jin. Se puede decir honestamente que nunca había oido nada parecido, pero probablemente habria agradecido un poco si hubiera podido saber que diablos estaba diciendo Jin exactamente. Mientras Touya miraba la boca de Jin en un intento de leerle los labios, un intento que fracaso estrepitosamente, había notado una quinta cosa sobre Jin, sus orejas. Mientras que Jin hablaba sus orejas se habian puesto poco a poco puntiagudas. Habia sido un cambio sutil al principio, pero ahora que parecían haber llegado al final de su "transformación" ... eran un poco dificil de pasar por alto.
Jin no había sido el ideal de Touya para un compañero de habitación perfecto, para decir lo obvio. Fue la primera persona que Touya conocia que se manejaba para hacer ruido todo el tiempo. Incluso estando inconsciente, santo dios, como roncaba.
Pero, extrañamente, de alguna manera se las había apañado para crecer junto al maentro del viento, un acto que alprincipio habria pensado imposible. No estaba seguro de como se habia encariñado con exactitud, aunque le molestara un poco la persistencia de Jin en la amistad y cu corriente de no acabar de farfullar nunca.
Hubo un fuerte gulpe abajo, seguido de un coro de qritos y carcajadas. Touya salió de su aturdimiento, rompió el silencio y se volvió un poco para mirar por la ventana . Aunque los árboles del bosque bloquearan la mayor parte del sol, se podría decir que era alrededor de la puesta de sol. Era casi la hora de la cena.
Se incorporó despacio, arqueo la espelda y racibió un crugido bastante satisfactorio en respuesta. Estaba justo a punto de salir cuando oyó un fuerte golpe en su puerta.
"Touya es hora de cenar, ¡vamos!"
Touya sonrrió suavemente, se puso de pie. Tal vez tuvó que sacrificar parte de esa tranquilidad que tanto disfrutaba, pero conocer a Jin volió la pena.
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