Muchos dirán que el tiempo que ya pasó debe ser olvidado, pero Naruto no piensa lo mismo; aunque sea un chico que ha sufrido en su infancia, y no era aceptado por casi nadie, y además de eso se veía sumado a la oscuridad y el anonimato, él siempre fue fuerte.
Los malos recuerdos le servían de experiencia, de una razón más para vivir y demostrarle a todas esas ignorantes, egoístas, y desagradables personas que anteriormente lo habían odiado que el podía ser alguien, Alguien Importante.
Y los buenos recuerdos…
A veces se preguntaba si había algún buen recuerdo, algo que valiese la pena imaginarse de nuevo, reproducir los diálogos e imágenes otra vez y que estas le provocasen una sonrisa, pero sabía que todo era sufrimiento, y se bordó en un estado de depresión espontánea, sacudió la cabeza de manera negativa, estaba seguro que había algo bueno de su infancia.
Y lo sabía.
Sonrió; porque comenzaba a recordar ese momento tan especial y feliz para él…
Aunque de principio no se veía tan alegre, pensó para sí. Naruto dibujó mentalmente su propia imagen en un pequeño columpio, balanceándose levemente, sin ganas de hacer nada, unas diminutas lágrimas salían de sus ojos, pero eso no alteraba ningún factor importante en la sociedad.
Estaba solo, como siempre, no era ninguna novedad que el pequeño rubio no tuviese permitido siquiera entablar una amistad con otro niño, porque sus padres temían de que lo atacase, o tal vez era simple resentimiento.
Pero escuchó unos pasos acercarse desde la lejanía.
-¿Quién eres? –Preguntó tímidamente el pelirrubio, con miedo, era probable que lo hubiesen mandado a matar de una vez por todas.
- Sasuke - Respondió el chico, que se acercaba más, esta vez corriendo hasta donde estaba el otro niño, Naruto vio su cabellera negra, y una sonrisa alegre, le parecía que era un chico muy lindo, sin mal pensar en ningún momento, después de todo, eso era lo valioso de ser un infante, la valiosa y nada valorada inocencia.
-¿Te han mandado a matarme? –Preguntó el rubio entonces, el pelinegro se aturdió ante la pregunta, la cual respondió con una sonrisa.
-Claro que No, jajaja, ¿Por qué alguien te mandaría a matar? – Rió a la vez que notaba que el rubio se sonrojaba.
-No lo se…Bueno…¿Y que haces aquí? Nunca te había visto, de veras! – Dijo Naruto, a lo que Sasuke se cruzó de brazos.
-Bueno, en realidad es que…Me peleé con mis amigos y vine a caminar , pero me encontré contigo, y dos cabezas son mejor que una; además que no me gusta jugar solo… ¿Cómo era que te llamabas? – Cuestionó, en realidad jamás le dijo su nombre, pero era más educado mencionarle de esa forma.
-Me llamo Naruto, Naruto Uzumaki- Exclamó con orgullo por primera vez en su vida.
-Genial, bueno… ¿Quieres jugar? - Lo invitó señalando el parque natural que quedaba no muy lejos de allí, el rubio sintió un cosquilleo en el estómago jamás le habían invitado a algún lugar, y menos para divertirse, se sentía especial, fuera de rutina.
-Claro.- Respondió el rubio.
Tanto Sasuke como Naruto se divirtieron como nunca, corrieron, practicaron, se rieron de ellos mismos, el rubio se sentía especial, completo, feliz, se había olvidado de todo el odio que le reservaban muchas personas había desaparecido de repente.
-Naru-chan…Eres muy divertido- Comentó el chico de cabellos azabache, completamente agotado, junto al rubio ambos estaban descansando sobre una gran piedra, que les ofrecía una hermosa vista de cómo el sol se ocultaba por el alba tímido y fugaz.
-Tu también, de veras!- Sonrió el Naruto a la vez que se volvía para poder mirar a su nuevo amigo a los ojos. –Eres mi primer amigo, Sasuke-kun…- Un leve sonrojo salió de sus mejillas, a lo que el azabache solo sonrió.
-No te tratare mal como hacen los demás Naru-chan, yo te protegeré, seré fuerte y te ayudaré a que también lo seas.- Le dijo a la vez que lo abrazaba con fuerza a lo que el rubio solo se quedo impactado.
-Yo también te protegeré, te quiero mucho Sasuke…- Sinceró Naruto, una lágrima de felicidad salió por su mejilla y después de el cálido abrazó ambos se sentaron de nuevo
-Sabes, mi hermano mayor dice que cuando una persona quiere a otra, la mejor manera demostrarla es mediante besos…- Recordó Sasuke el momento el que Itachi comenzó a besarlo salvajemente y dándole esa explicación como excusa.
-Eso es interesante, pero ¿que es un…Beso? – Preguntó el rubio algo apenado, y se sonrojó al ver como su amigo posaba sus labios sobre los suyos, suavemente, sintiendo el aliento de cada uno, pero sin dejar la inocencia.
-Eso es un beso, Naru-chan. – Aclaró entonces, pero ambos se vieron interrumpidos por una tercera voz. –Es mi hermano…Tengo que irme. – Dijo casi de inmediato, se dio la vuelta para irse pero sintió que una pequeña mano lo detenía.
-¿Me dejarás solo Sasuke-kun? – Preguntó Naruto con un deje de tristeza y decepción en el rostro y la voz.
-Se me había olvidado decirte Naruto-chan…que hoy era mi último día aquí. Gomenasai. Lo siento muchísimo, quisiera llevarte, pero mi hermano dice que es algo de una misión muy importante. Pero, no te preocupes, apenas la termine volveré contigo y para siempre, entonces seremos novios Naru-chan y luego nos casaremos. – Le dijo completamente contento, casi con una imagen de ellos en un feliz futuro, Naruto sonrió y ambos se despidieron con un gran abrazo.
-¿No me olvidarás? – Cuestionó el rubio un poco asustado.
-Lo prometo, no lo haré! – Gritó agitando su manita desde lo lejos a la vez que iba al encuentro con su hermano mayor, quién lo atajó con un montón de preguntas acerca de su nuevo amigo.
Recuerdo ese día, pensó feliz el rubio, y recuerdo cuando nos volvimos a encontrar, fue asi mucho, demasiado tiempo, años después, la gente siguió odiándome y me quedé solo por bastantes días, meses y semanas.
Yo nunca te olvide Sasuke…
-¿Estas seguro que no me recuerdas? – Preguntó un incrédulo Naruto a lo que él otro chico solamente respondió con una negación.
-Jamás te había visto antes. –
Que recuerdos aquellos Sasuke, al final no cumpliste tu promesa, pero yo he intentando cumplir la mía, quizás, algún día, tu memoria haga eco y en tu mente aparezca esa imagen de nosotros dos cuando éramos niños, cuando no nos interesaba más que la vida y la felicidad…
A veces quisiera
Que me amarás como lo hacías cuando niño.
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