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The Awakening. por liz_hattu

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Notas del capitulo: Mmmm olvide que la subi de este lado...
ah mil disculpas si alguien espero mucho, y pues que más le digo...
a leer...
Harry se encontraba harto, cada sesión era igual o más desastrosa que la anterior, Snape era todo un caso. Además de ser igual o más cretino que el que conocía, le confundía. Una parte de ese hombre le trataba con la punta del pie, pero a veces sus ojos negros le traspasaban como si tuviera rayos x integrados. Veían demasiado adentro poniendo sus nervios de punta.

De verdad que no sabía por qué se sentía así, pero una cosa era segura, no quería verle, no más, no aún. La semana anterior le había visto y como, según el hombre no veía ningún progreso después de tres interminables meses, tendrían que verse más frecuentemente.

Por otro lado el vivir con Sirius era más que agradable, al principio pensó que sería una carga para los enamorados, pero esa idea fue desechada rápidamente. Hermione seguía siendo Hermione y por lo tanto todo seguía igual. Aunque lo único que pasaría sería que tendría una temporada solo con Remus, cuando finalmente se casaran.

Remus y Sirius le habían hecho de profesores particulares y más que ellos, Hermione. En abril del año entrante se casaría con Sirius así que para poder arreglar todo lo de la boda dejó el empleo hasta después de la luna de miel, así que ahora estaba en su habitación con un enorme libro por leer, era de Historia contemporánea. Ella le dijo que hiciera un resumen de cinco hojas de dos temas en particular.

Pero simplemente no se lograba concentrar, en tres horas más estaría de nuevo frente a él y después de tanto tiempo ya le había contado entre gritos y reproches su vida en el mundo mágico, sin omitir detalles insignificantes como su primera clase juntos.

Es que si hasta le gritó que lo odiaba… el por qué, ni él lo sabía… sólo había gritado entre verdades que creía y otras cosas más que le vinieron a la mente. Pero ahora en ese momento se sentía arrepentido de semejante cosa, no lo odiaba, simplemente no sabía qué pensar con respecto a él.

Tan hundido en sus pensamientos estaba que no vio cuando Hermione se acercó hasta él y se sentó a su lado.

—¿Cómo va el resumen? Por lo que veo no has avanzado mucho, Sirius dijo que si lográbamos un buen avance a lo mejor el año entrante podrías ir al escuela con chicos de tu edad, pero si no avanzas ni en esto tan simple ¿Cómo quieres que pensemos siquiera en dejarte en una escuela?

—Herms, lo siento, es sólo que no tengo ánimos para escribir…

—¿Y qué es lo que te sucede? Por lo que he notado tiene que ver con el Doctor Snape ¿no? Se que es difícil de llevar pero deberías intentar llevarte mejor con él, por tu bien.

—Pero es que…

—Nada de peros, Harry, de verdad entiende que el Doctor está para ayudarte y, aunque Sirius también tiene algo en su contra, tienen que aceptar que por algo el señor Dumbledore confía tanto en él y te asigno a él…

Hermione siguió con su explicación una media hora más, o por lo menos así lo sintió Harry. Hasta donde le habían contado, Dumbledore era el director del colegio al que habían asistido Remus, Sirius, James, Lilly y Snape, pero aún mantenían cierto contacto con él. Harry aún no lo conocía, pero por lo visto Hermione, sí.


*-**-**-**-**-*


Para cuando Harry entró al consultorio, Snape tenía cara de pocos amigos. Esa mirada que lo traspasaba, algunas otras veces estaba helada, como en ese momento. Los dos estuvieron en silencio por varios minutos, hasta que el hombre mayor se paró de su asiento y colocándose de frente al chico, le miró directo a los ojos.

Su mirada traspasaba a la verde y Harry no pudo hacer otra cosa que sonrojarse. Un leve asomo de sonrisa se dio en las facciones del mayor que se retiró un poco y dándole la espalda miró por la ventana.

—Ahora, Señor Potter, en estos tres meses hemos intentado que usted supere esos recuerdos. He intentado de todo, el hablar, aunque ciertamente no puedo nombrar hablar a nuestras pequeñas discusiones ¿o sí? —Harry sólo hizo un pequeño sonido en aprobación y Snape giró y se recargó en el marco de la ventana— Así que intentaré un poco de medicación.

—Pero de verdad yo no tengo nada, sólo lo hace para fastidiarme…

—Como siempre, esta a la defensiva… No puede escuchar antes de decir ninguna cosa antes… —el hombre mayor suspiró y volviendo a la pose altiva, siguió con su discurso—. Hoy quiero que intente decirme por qué aún cree que esto no es real

—Si es real, pero lo que viví también lo fue…

—No, señor Potter no lo fue, sólo es una ilusión ¿Cuántas veces más tengo que decirlo para que comprenda? O es que simplemente ¿no quiere entenderlo? Es un egoísta que no ve que esta lastimando a las personas a sus alrededor… Pero sabe, no tengo por qué decirle, si usted lo sabe todo, ¿no es así?

Harry se sintió herido por las palabras y parándose de su asiento miró al hombre con rabia y acercándose peligrosamente le robó un beso…

Severus que, de verdad no se esperaba en lo más mínimo esa acción, sólo se quedó pasmado y escuchó que la puerta de su despacho se abrió, antes de que ésta se cerrara tomó al chico del brazo y lo hizo sentarse una vez más en la silla.

Necesitaban hablar, no sólo de lo que acababa de hacer Harry, si no también del hecho de que se aferraba a esos recuerdos que no eran más que una buena idea para un libro de fantasía, o varios, por lo que había contado Harry.

—Muy bien, Potter, me puede decir ¿Qué fue lo que acaba de pasar?

—Estoy harto de que sólo intente hacerme pensar lo que usted cree correcto. Me voy, hoy no tengo ánimos de nada…

—No es lo que usted quiera, o crea correcto. Ciertamente no es muy normal ir pregonando que la magia existe, que los duendes son banqueros, que un hombre con un toque de varita puede llegar a matar a cientos de personas, ah es cierto, para usted nada es imposible ¿no? No debí de olvidarme que hablaba con el salvador de un mundo inexistente… —Las últimas palabras de Severus fueron dichas en un tono peligrosamente susurrante.

Harry harto de la situación, se paró y acercó una vez más a la puerta y desasiéndose una vez más del brazo que intentaba retenerlo, corrió por el pasillo, haciendo oídos sordos a los reclamos de Snape y al llamado de su amiga. Corrió y corrió saliendo del enorme edificio, las personas a su alrededor miraban preocupadas al tan disparatado chico que, aunque tropezó más de una vez con alguna persona o cosa siguió su camino. Afortunadamente sin ninguna herida llegó a un parque, era muy grande.

Sus pensamientos aun seguían girando en torno al beso que le robo al hombre mayor, pero es que no lo pensó ni dos veces, cuando ya estaba justo enfrente de él y sus labios sobre otros más cálidos que lo que alguna vez imagino.

Sabía que el hombre lo confundía pero el por qué aun no llegaba totalmente a su mente, o por lo menos aun no lo quería aceptar. Ahora sólo caminaba tranquilamente mirando sus pies, sus dedos rozaban ocasionalmente sus labios pensando una y otra vez por qué y qué lo había impulsado a hacer semejante cosa. Tan absorto estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta que alguien frente a él se paraba en seco para esquivarlo y por la rapidez y fuerza que llevaba, no lo logro y ambos cayeron en el pasto.

Harry miró asombrado al chico pelirrojo y pecoso encima de él, una enorme sonrisa se formó en su rostro y sin importarle la reacción del otro lo abrazo olvidando las conclusiones de sus pensamientos, mientras Ronald se quedo en shock.

—¿Eh?… disculpa, pero no te conozco. —Ron se alejó de él y cayó sentado a lado de Harry.
Harry al ver su expresión comenzó a reír frenéticamente, el chico pelirrojo sonrió y comenzó a reír con el moreno, no sabía por qué, pero su risa era contagiosa.

—Mucho gusto, me llamo Harry Potter —Harry extendió su mano con una amplia sonrisa en su rostro y sus gemas resplandeciendo con una luz muy propia de él y Ron la estrecho con gusto.
—Un gusto, Ron Weasley ¿Oye, por qué me abrazaste tan sorpresivamente?

—Ah, disculpa, es que eres igual a un amigo muy querido y tengo tiempo de no verlo…

—Disculpa aceptada, además estamos en el piso porque te tiré, así que tú deberías disculparme a mí, ¿no crees?

—No, yo tampoco me fijé.

La plática entre Ron y Harry siguió por varios minutos más. Harry de verdad había extrañado esa familiaridad, la complicidad que desde el primer día había surgido entre ambos. El tiempo pasó volando, por lo menos en este lugar. Ron aun era el penúltimo de su familia y aunque Harry casi no hablo de él, se deleitó escuchando a su nuevamente amigo.

Tres horas habían pasado sentados en el mismo lugar, cuando Ron vio su reloj y sólo pudo disculpase. Era tarde y su mamá estaría preocupada, le dio su número de teléfono y su dirección, vivía a solo dos calles de la zona en el que se encontraban.

Harry se paró y se dio cuenta de que difícilmente podría llegar a casa de Sirius caminando. Eso sin contar el sermón de Hermione al irse sin esperar y sin decir nada.

Con pasos lentos y relajados, regresó al consultorio y sin media palabra vio la mano de la chica estamparse en su mejilla y al mirarla a los ojos vio lágrimas de preocupación y un alivio casi imperceptible para cualquiera, sólo se sobó un poco y la siguió hasta el coche que los regresaría a casa.


*-**-**-**-**-*


Cuando llegó a casa, Hermione le dio una bolsita con un frasco de unas tabletas azules. Le dijo que Snape había dicho que tomara dos cada doce horas, de verdad que se encontraba molesta, aun no le dirigía la palabra ni una sola explicación le pidió. Subió a su habitación y se tumbó en la cama. Las siete de la noche, Sirius no tardaría en llegar, se desplazó hasta la cocina y tomando un vaso de agua, subió con él otra vez a su habitación.

Quería hablarle a Ron, pero aun era muy pronto, tampoco quería que lo creyera un psicópata, aunque conociéndolo hablaría un rato más con él. Esperó a que dieran las ocho de la noche y desasiéndose de los audífonos con los que escuchaba una melodía tranquila a base de una voz femenina y guitarra acústica, tomó el vaso de agua y dos de las pastillas, las metió en su boca y con un poco de dificultad las trago.

Un toque tranquilo se escucho en la puerta entre abierta y un “pase” de parte de Harry le dio la entrada a Remus, que tranquilamente se sentó en la silla del escritorio de su cuarto.

—Harry, Hermione me contó lo que sucedió en el consultorio, ¿Por qué saliste así?

—No fue mi intensión dejarla así, sólo quería unos minutos a solas, de verdad que no volverá a pasar, lo prometo…

—Bueno, pero dime ¿dónde te metiste tanto tiempo? Que mira que tres horas no son unos minutos —Remus sonrió al ver que el adolescente se sonrojaba al saber que tenía razón.

— ¿Sí ves que cerca hay un parque? —Remus asistió— Pues me tope con un chico pelirrojo, se llama Ron y pues, estuvimos platicando durante todo ese rato, de verdad que me recuerda a mi amigo —Harry le había contado tanto a Sirius, Herms y Remus lo sucedido, así que no le costó comprender el por que de su felicidad— y mira me dio su teléfono y dirección.

—Bueno, me alegro por que tengas un nuevo amigo, ya veremos si Sirius lo ve igual después de lo que Hermione diga ¿no crees? ¿Y cómo van tus sesiones con Snape? Otra vez pelearon —La manera de hablar de Remus no preguntaba, aseguraba lo que paso.

—Pues más que eso… Estoy seguro que recuerdas que te dije que no sé que pasa con él ¿no?... Pues lo besé… —Harry intentó en vano no sonrojarse así que sólo hizo como si tallara uno de sus ojos para ocultarlo de la vista del hombre mayor.

—Eso sí me sorprende, pero no le digas a Sirius que ahora sí te metería en un hospital psiquiátrico. Ya verás que cuando menos lo sientas, esa confusión pasara a segundo plano y sabrás que es lo que sientes.

El resto de la noche pasó sin mayores problemas, y como había dicho Remus, cuando Sirius llegó y se entero de lo que pasó por boca de Hermione, primero lo “regañó” y cuando Harry le platicó, omitiendo detalles, lo que pasó se emociono por la noticia de Ron y gruñó cosas intangibles acerca de Severus. Le dijo con respecto a Ron que podría llevarlo a casa cuando lo quisiera y con la mirada vigilante de Hermione agregó que nunca más volviera a hacer algo semejante.


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Las pastillas no le ayudaron mucho, de verdad él se sentía igual que sin ellas, eso sí sus explosiones eran menos frecuentes que en un principio; aunque él se lo atribuía a que prácticamente él y Ron la pasaban juntos. Era buena terapia para él regresar a casa cansado y desgastar sus energías con Ron.

Hermione les dijo que deberían estudiar juntos, a fin de cuentas, Ron era tres años mayor y podría enseñarle nuevas cosas a Harry. Le hicieron caso omiso y terminaron jugando ajedrez, fútbol y haciendo un sin fin de cosas que no tenía mucho que ver con cuestiones académicas.

Ya se acercaba navidad y el frío comenzaba a hacerse presente. De verdad que para Harry ese tiempo había sido productivo, cada día se acordaba menos de su otra vida y estaba más interesado en hacer algo con la nueva.

Pero ese día era el peor de toda la semana, tenía terapia y aunque el hombre le aceleraba el corazón y tenía la necesidad de estar en la misma habitación que él, averiguar cada secreto que se escondía detrás de esa mirada negra, debelar sus misterios; también quería estrangularlo, que de una vez por todas dejara de ser ese cretino que solo le amarga el resto de la tarde con sus palabras, de escuchar sus criticas que más bien eran para su padre y no le ayudaban en nada.

Unas horas después Harry estaba una vez más frente al hombre mayor. Aunque ya estaba adaptado a su nueva realidad, no entendía muy bien el hecho deque el hombre aun no lo dejara en paz. Se encontraba de espaldas a este, le había gritado que era igual o más fastidioso, arrogante y engreído que su padre, que al igual que él solo creía que el mundo giraba a su alrededor.

—Potter, déjese de niñerías. ¿Cree que ignorándome otra vez podrá salir de aquí? Así no atienda a nadie más, hoy me va escuchar… —Aunque Severus era igual de odioso que siempre no entendía por qué lo retenía más del tiempo necesario.

Seguía espaldas a él y no iba a ceder, aun no. Cuando Snape quería sacar el tema del beso a colación, lo hacía de manera sutil y entonces Harry volvía una vez más con la profecía y la muerte inminente de Voldemort, no quería recordar lo acontecido en esas cuatro paredes.

—¡Potter! —Severus gritó frunciendo el seño, unas arruguitas entre sus cejas se dejaron ver más claramente de lo habitual y Harry salto en su lugar, el hombre se estaba cabreando, de verdad que sí. Hasta hoy había controlado mucho su carácter, pero parecía que hoy no se esforzaba.

Harry instintivamente dio pasos hacia delante pero el hombre mayor no estaba dispuesto a dejar que una vez más lo dejara con la palabra en la boca.

Entre tropiezos y demás desventuras Harry terminó en el suelo y se golpeo la cabeza en una pata del escritorio perdiendo el conocimiento.

Imágenes de mucho tiempo atrás pasaron en su mente. Se vio a si mismo como un niño de once años, iba atrás de una camioneta azul marino, su madre y padre iban adelante, los tres cantaban una melodía muy pegajosa que sonaba en la radio, cuando justo frente a ellos un enorme camión se movió y estrellándose frente a ellos su padre voló frete al parabrisas y lo atravesó, mientras ella quedaba de frente solo sostenida por el cinturón de seguridad su cabeza caía a un lado sin señales de moverse. …l vio una enorme barra de metal en su pantorrilla y sangre, sangre suya por todos lados… Un hombre sacándolo del auto cuando este comenzaba a arder por la parte delantera del carro… Sangre en su cabeza…

Más y más imágenes en su mente pasaron a mayor velocidad, cumpleaños con sus padres y padrino, fiestas en común, clases en una escuela con un ridículo uniforme, días en una casita blanca, peleas absurdas, sus padres queriéndolo, una chica pelirroja de su edad y clase, una niña mayor con frenos y cabello revuelto dándole un helado, fotos de los amigos de su madre y padre, en fin su vida paso por su mente y ahí entre todas esas imágenes vio al director Dumbledore, un libro azul que este le regalo, la razón de sus alucinaciones, se aclaró en su mente…


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Para cuando despertó una vez más estaba en una habitación blanca, al parecer tenia una venda en la cabeza que le apretaba y su vista era tan mala como siempre, a su lado Hermione le tendió sus lentes y lo miro con alegría.

—Es bueno verte despierto. —La chica no se contuvo y con la manga de su suéter secó unas lágrimas y abrazó a Harry dulcemente.

—Hola, compañero, mira que pasar la primera nevada aquí no creo que sea muy divertido. —Ron también estaba presente y por la puerta entraron tanto Sirius como Remus.

—Hola, Harry, nos tenías preocupados, dos días y nada de querer despertar. —Comentó Remus con una pequeña sonrisa.

—¿Ya han pasado dos días? —de verdad que se sentía un poco entumecido, pero dos días en el hospital era mucho.

Después de que lo dieran de alta, ese mismo día regresó a su casa y con el resto de su nueva familia cenó tranquilamente en la mesa, para cuando dieron las ocho, tanto Ron como él fueron a descansar a su cuarto. De verdad que Harry estaba esperando ansiosamente ese momento para poder preguntarle una duda que le había carcomido parte del día.

Ron por su parte lo había visto un poco ansioso todo el día, así que se sentó sobre la cama esperando ver si su amigo le decía o no algo al respecto.

—Ron, ¿Te puedo preguntar algo?

—Ya lo estas haciendo, pero puedes preguntar lo que quieras, además de la pregunta anterior. —Sonrió mientras Harry lo miraba un poco mosqueado por el primer comentario.

—Bueno, ¿qué fue lo que paso?

—Pues, ¿qué no lo recuerdas? —Mientras Harry negaba levemente, Ron se había parado y claramente se veían que el pelirrojo era mucho más alto que Harry, lo empujó levemente por los hombros para que sentara en la silla atrás de él, lo miró desde arriba unos segundos, se volvió y se sentó una vez más sobre la cama—. Pues estabas en terapia… Con ese doctor… ¿Cuál era su nombre?

—Snape, de eso si me acuerdo, discutimos, otra vez ¿Y luego…?

—Y al parecer la cosa se puso agresiva porque me contó Hermione que salió contigo en brazos, estabas sangrando. Y pues terminaste en el hospital, Sirius estaba de lo más insoportable de verdad, que si no fuera por Remus estoy seguro que le partía la cara al Doctor ese… y en el segundo día de tu estancia en el hospital, unas tres o cuatro horas antes de que despertaras… le pedí permiso a mi mamá para quedarme contigo en el hospital y pues en resumen eso fue todo.
Ron se tiró tranquilamente en el colchón y miro el techo distraídamente —Harry, ¿Por qué discutían?

—Nada en especial... —Mentía, pero que más podía hacer, decirle que se negaba a aceptar frente a el hombre y frente a él, el por qué del beso.


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El viernes siguiente aun tenía un sinfín de dudas que le asaltaban a cada minuto, y el hombre frente a él no ayudaba. Aunque sus expresiones decían que estaba enojado, sus ojos tenían un leve brillo, el por qué, Harry lo desconocía.

Harry estaba sentado en el sillón negro y justo enfrente estaba Snape parado con pose altiva.

—Potter —Harry no pudo evitar brincar levemente, Severus sonrió sutilmente— parece que lo asusto, señor Potter.

—Eso no es verdad… Sólo me tomó por sorpresa… Eso es… Todo —Harry comenzaba a dudar de sus propias palabras mientras Snape se acercaba levemente.

El hombre mayor aprovechó su duda y se acercó hasta él aun más rápido, rozando sus labios con los del menor, no cerró los ojos, al contrario los dejó bien abiertos, la mirada de los ónices era de un predador, de desafío, se separó unos centímetros esperando alguna reacción. Y Harry se sintió totalmente dispuesto a hacer lo que fuera por otro roce más con esos labios.

La sensación de mariposas en su estómago era increíble, los torrente de adrenalina, de saberlo prohibido, le hicieron seguir cada impulso que venía como una cascada, y pasando los brazos por el cuello del mayor besó una vez más los labios de Severus.

Se encontraron varios minutos entre pequeños besos, que cada minuto intentaba traspasar al otro, entonces sin ser conscientes de nada a su alrededor, la puerta se abrió dando paso a un más que choqueado Sirius, tras él venían Hermione y Ron que parecían intentar calmar al primero en entrar.

— ¿Qué esta pasando aquí?

—Nada… —Harry empujó al hombre mayor, pero Severus no estaba muy dispuesto a ceder.
—… que te importe —Concluyó Severus.

Las reacciones no se hicieron esperar, pero a Severus no le importó mucho, jalando a Harry del brazo atravesó la puerta y caminó trayendo a rastras al chico que intentaba seguirle el paso sin tropezar.

Bueno, por lo menos ya estaba seguro de lo que sentía y se sentía más que feliz por ver que su enamoramiento, por llamarlo de alguna manera, era correspondido, sabía que los siguientes días seria el terror pero con la certeza que estaría él para ayudarlo nada le importó.
Podían venir y decir misa y él seguiría más que feliz al ver que su vida por fin, después de todo, encontraba un camino el cual seguir, sonrió y rió alegremente.

— ¿De que te ríes? ¿Qué no vez los problemas que en los que nos metimos?

— ¿Te arrepientes? —Preguntó con cierta desilusión Harry.

—En absoluto.

Eso era todo lo que necesitaba para poder seguir con el plan que su mente había creado en los últimos segundos.
Notas finales: Bueno aqui termina mi "pequeño one-shot"
pues espero les guste, igual a mi me facino ^^
cuidense mucho
y nos vemos después...
byee

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