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Ángel por Seiren

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ÁNGEL

CAPÍTULO 18

CONVIVIENDO

 

-¡Alex!

Se escuchó la voz madura y tierna del chef que apuraba a su joven pupilo, se aproximaba la hora de la cena y siempre que Mario estuviese en casa para prepararla a tiempo se había empeñado en que el pequeño lo acompañara, no sólo que la intención de que se distrajera un poco si no también porque había notado lo fascinados que lucían los grises ojos del pequeño cada vez que lo veía cocinar, y es que Alex se había visto hipnotizado por la habilidad culinaria del mayor el día que lo vio desenvolverse de lleno en su trabajo en el restaurante.

Alex de vez en cuando acompañaba a Mario al restaurante porque se había retirado de la escuela más por iniciativa propia y no porque alguien se lo propusiera. Los primeros días los había pasado solo en compañía de la televisión puesto que Kei tenía que asistir al colegio, al inicio creyó soportar las largas horas de soledad no sólo viendo televisión si no también leyendo los libros de texto que Kei dejaba porque no los ocuparía ese día en clases, pero pronto comenzó a aburrirse, sin haber mucho que hacer estando sólo y cuando Alex fervientemente se rehusaba a volver al colegio, a Mario se le ocurrió que no sería mala idea si el niño lo acompañaba de vez en cuando al restaurante. Alex aceptó gustoso y fue así como quedó maravillado con la habilidad del chef.

Mario adquiría un semblante serio, decidido, atractivo y con una pizca de furia desenfrenada a la hora de cocinar, parecía una persona completamente distinta dándole ordenes a los demás cocineros o degustando platillos preparados por sus aprendices si así se les podía llamar, los cuales eran pocos pero sin duda sentían un fuerte respeto y hasta cierto punto veneración por su gentil maestro. El adulto se erguía casi como una bestia sobre todo aquellos ingredientes con el afán de convertirlos en los mejores platillos que jamás nadie hubiese probado. El restaurante pasaba moderadamente lleno a todas horas y parecía que los pobres empleados apenas descansaban pero aun así se les veía que les gustaba mucho lo que hacían, y viéndolos aprendió Alex que cocinar era todo un arte y le pareció tan exquisito y llamativo que unos días bastaron para que dentro él surgiera la iniciativa de aprender a cocinar, porque quería aprender a cocinar y si la fortuna estaba de su lado quería ser un gran chef como lo era el padre de Kei.

Al verse a sí mismo por primera vez en mucho tiempo no sólo deseando algo si no también pensando en su futuro, se asustó, el niño se sintió inseguro y temeroso pero también se alegró, por fin pensaba como un niño de su edad, pero el no quería ser doctor, ni bombero, ni futbolista, el quería  ser chef para cocinarle a Kei y a su familia con todo el amor que le tenía y para compensar de alguna infantil manera todo lo que recibía de ellos.

 

-¿Y tardó mucho en aprender a cocinar? - preguntó Alex con un tono curioso  e infantil propio de su edad, apenas llevaba dos semanas en esa casa y ya había recupera toda la inocencia que había perdido

-Cinco años, la verdad tenía que haber sido menos pero por aquel entonces era yo bastante indisciplinado, si no hubiera sido por Elisa no sé que sería hoy de mi - Alex lo quedó viendo desconcertado y el chef prosiguió - peque, en este mundo hay personas que sufren y otras que hacen sufrir me avergüenza aceptarlo pero por un tiempo yo fui de estas ultimas e hice sufrir a muchos: mis padres mi primer hijo y su mamá y sobre todo a Elisa... por aquellos tiempo era yo una muy mala persona

-¡Eso no es cierto! - exclamó el niño sobresaltado ante la confesión del adulto - usted es la persona más buena que jamás he conocido

-Gracias peque - el adulto limpió su mano y después revolvió los castaños cabellos del menor - pero es cierto

-Pero aunque hubiese hecho cosas muy malas al final se arrepintió y eso es lo que cuenta

-Supongo - sonrió el chef complacido de que el niño lo defendiera con tanta vehemencia - ¿Te ha comentado Kei que tiene un hermano mayor?

-Lo mencionó una vez -murmuró cabizbajo

-Apenas tenía quince años cuando nació y no tenía ni la menor idea de que hacer con una criatura tan pequeña y que tantos cuidados necesitaba, en ese entonces también era yo un joven de lo más cobarde y lo peor de todo era que la madre de la criatura me amaba tanto que al final convenció a sus padres para que dejara casarme con ella

-¿Y usted la quería a ella?

-Lamentablemente era yo tan estúpido que sólo veía a las mujeres como trofeos así que como sospecharas no la amaba pero temía tanto a sus padres y a los míos que terminé casándome con ella

-¿Se arrepiente?

-No. peque, con los años irás aprendiendo que las cosas pasa por una razón y te digo que esto no es un tipo de consuelo, nunca lo creas así, siempre trata de pensar en ello como un punto de partida para las decisiones futuras

-¿Y cómo conoció a la mamá de Kei? - Alex se mostraba curioso, ansioso por conocer todo de aquella persona que antes sus ojos siempre había parecido tan perfecta, siempre imaginó que el adulto había tenido una infancia de ensueño y que por eso lo trataba tan bien a su hijo y a él, se sorprendió al descubrir que no había sido así pero en ningún momento perdió el cariño que tan fervientemente le profesaba al adulto

-Ella estaba en el colegio, para ese entonces mi primer hijo ya tenía 5 años, yo era tan indisciplinado, tan necio e irresponsable que nunca duraba mucho en los trabajos. Encontré uno como conserje de un instituto y ahí fue donde conocí a Elisa, en ese entonces ella tenía 15 años y era la niña más linda y adorable que jamás había visto, porque jamás me había atrevido a hablarle sólo la veía de lejos... pero estaba tan equivocado - sonrió

-¿No era linda?, pero si yo la veo muy linda ahora imagino que de colegiala se veía mucho mejor -confesó Alex sonrojándose

-No te equivocas peque y en realidad era la jovencita más  linda que yo había visto tanto así que aun si yo no me percataba de ello siempre la estaba viendo, la veía y descubrí algo muy curioso, también era una de las jovencitas más aguerridas que yo jamás había conocido. La mayoría de sus compañeras también eran lindas como ella y al parecer eso les bastaba, en cambio Elisa odiaba ser excluida de las discusiones importantes o que se le menospreciara por ser mujer, ella alegaba con tanto fervor que era capaz de hacer cualquier cosa que los hombres hacían y con mas fervor aun aseguraba que hasta podía hacerlo mejor, cosa que yo nunca dudé, pero al mismo tiempo era tan necia que se negaba aceptar ayuda ya fuese de hombre o de mujer. Un día la clase de ella tenía como proyecto hacer un jardín puesto que el instituto carecía de áreas verdes, al repartir las obligaciones a las chicas se les había encargado de las flores y a los chicos de cavar  y sembrar las plantas más grande, yo veía desde lejos y puede ver que Elisa no se veía nada cómoda con la pequeña pala en su mano cavando y plantando semillitas. Yo como siempre la veía sabía que así era, al terminar las labores las chicas fueron las primeras en irse, luego los chicos que dejaron varias herramientas tiradas y por supuesto Elisa todavía seguí ahí dándole los últimos toques al jardín. Cuando se levantó y vio las herramientas tiradas se enojó pero en lugar de ir a llamar a los chicos comenzó ella a levantar todas aquellas herramientas...

-¿Y eran muchas? - preguntó Alex que hasta ahora se mantenía completamente en silencio escuchando

-Eran muchas si, habían palas, barras, rastrillos. Lo que más me llamó la atención es que ella trataba llevarlos todos de un sólo, ¿has levantado una barra? -Alex negó con la cabeza - ¡Son pesadas!

-¿Y pudo hacerlo?

-¿Tú que crees? - el pequeño negó nuevamente con la cabeza - sabiendo lo orgullosa y obstinada que era me acerqué con mucho cuidado, le pregunté si necesitaba ayuda y ella dijo que no sin siquiera verme al rostro, yo insistí diciendo que ese era mi trabajo y al final ella cedió no sin antes decir que igual me ayudaría. Esa era la primera vez que estaba tan cerca de ella y de cerca era mucho más hermosa aun y su rostro mucho más expresivo y severo pero aun así percibía en ella una calidez que jamás había sentido, me enamoré de Elisa, yo, un joven padre con esposa me enamoré por primera vez en mi vida de una jovencita 5 años menor que mi y por primera vez lamente todo lo malo que había hecho en la vida porque no me sentía digno ni de que ella me dirigiera la palabra.

-¿Y qué sucedió?

-Luego de ese primer contacto veía como Elisa me sonreía, me miraba y sin importarle que yo simplemente era el conserje siempre me saludaba, me sonreía y con todo eso yo me sentía más indigno lo cual me frustraba más porque en realidad quería estar con ella. Ella siempre se quedaba hasta tarde porque siempre había algo que hacer, su dedicación era asombrosa. Yo aproveché todo ese tiempo para platicar con ella porque con eso me bastaba, sabía lo que había hecho sabía las responsabilidades que tenía así que no me permití pensar que llegaría a suceder algo entre nosotros, pero sucedió algo increíble, ella también se enamoró de mi, cuando lo confeso no podía creerlo y le puse todo los peros habidos y por haber pero ella seguía sosteniendo que me quería sin importar que yo fuera un simple conserje

-¿Y se hicieron novios?, ¿qué pasó con su hijo y su esposa?, ¿Se divorció?

-Yo no acepté su confesión aunque por dentro me estaba muriendo de felicidad, le dije que yo ya estaba casado, le dije que yo ya tenía un niño pequeño, le explique de mil maneras que no era nada bueno que ella sintiera algo por mi, Elisa sólo se limitaba a sonreír y a decirme que no esperaba que yo le correspondiera y mucho menos que dejara a mi esposa, me dijo que pasar unos minutos conmigo le bastaba para hacerla feliz.

-Pero si usted quería estar con ella... ¡eso no tenía nada de malo!

-No - acarició el rostro del menor - pero en ese momento y después de todo lo que había hecho yo me sentía la escoria más grande del planeta y creía que lo único bueno que yo hacía era cuidar a mi esposa y a mi pequeño hijo y aunque amaba a mi hijo cosa distinta era con su madre. Ella lo sabía, sabía muy bien cuando hizo que nuestros padres nos casaran que yo no la quería, fui muy cruel con ella Alex y eso el algo que aun no he podido perdonarme

-Pero... no sabía que hacer, un bebé es mucha responsabilidad, hay muchos padres que abandonan a sus hijos... mi madre me contó que mi padre si es que está bien llamarlo así le aconsejó que no me tuviera... usted por lo menos se quedó con el niño y lo cuidó y lo alimentó y ese niño comenzó a hablar y tuvo a alguien a quien llamar papá... por lo menos no los abandonó

-Pero casi era lo mismo Alex, no fui lo suficientemente buen padre para él y mucho menos fui buen esposo, me sentía tan agobiado en casa que ir al trabajo a ver a mi pequeña pleitista era lo único me que alejaba de la locura y la desesperación. Elisa se dio cuenta que yo no era feliz en casa, incluso me ayudó dándome flores de su pequeño jardin para que yo se las llevara a mi esposa pero nunca eran bien recibidas y me lamentaba porque esa jovencita se esforzaba tanto por hacerlas florecer...

-¿Aun queriéndolo a usted hacía eso?... ¿no trató de separarlos?

-Ni una tan sola vez me pidió que dejara mi hogar, ella me quería mucho y era mucho más madura que mi... mucho más madura. En una oportunidad no supe contenerme más y le confesé todo lo que en realidad sentía por ella, sus ojos brillaron, se sonrojo y cuando estábamos a punto de besarnos ella nos detuvo, dijo que tenía que pensar en mi familia...

-¿Entonces nunca se hicieron novios?

-Me avergüenzo de todo lo que la orillé a hacer, yo seguía casado y aunque yo la amaba tanto no éramos más que amantes ilícitos... y a los pocos meses la siempre responsable Elisa salió embarazada

-¿De kei?

-Sí - sonrió - Elisa salió embarazada de Kei tenía 16 cuando lo tuvo y yo la veía y sentía que ella era otras de mis victimas, y que le había arruinado la vida, ella me reprendió por ello y me dijo: ¿acaso crees que soy una mujer tan débil que consideraría a un bebé una carga?, No Mario, no soy débil y aun con este pequeño en mis brazos llegaré a ser todo lo que quiero ser, más bien este pequeño está aqui para darme más fuerza, seré la mejor abogada del país, sé que me quieren expulsar del colegio pero no hay ninguna clausula en el reglamento que diga que pueden hacer eso así que escúchame Mario criaré a este bebé, me graduaré, conseguiré una beca para la escuela de leyes y me graduaré

-¿Desde siempre supo que quería ser abogada?, ¿de verdad pudo hacer todo eso?

-Claro que pudo hacerlo, estudiaba y trabajaba, por suerte sus padres cuidaban de Kei aunque hubo un tiempo en que ya no pudieron, pero Elisa se esforzó tanto que terminó la escuela de leyes en tres años

-¿Y usted como se hizo chef?

-Me divorcié, mi ex esposa se quedó con la custodia del pequeño. Busqué a Elisa y le prometí que saldría adelante, que por favor me dejara ver a Kei, le prometí un trabajo decente y también que sería responsable.

-¿Y lo hizo?

-Me costó mucho pero lo hice al fin pero no fue nada comparado con todo lo que ella tuvo que soportar y todos los sacrificios que tuvo que hacer

-Pero valieron la pena

-Valieron mucho la pena

-Me alegro mucho, pero, ¿cómo supo que quería ser chef?

-Lo dejé al azar peque, era tan malo en todo lo que hacía que una vez tomé en serio las bromas de Elisa, me inscribí en una escuela culinaria y gracias a Dios al fin encontré algo en lo que si tenía talento

-¿Y su ex esposa y su hijo?

-A ella desde hace mucho que no la veo pero mi hijo me visita de vez en cuando en el restaurante, incluso vivió aquí con nosotros

-Algo me comentó Kei

-Pues eso fue más o menos lo que sucedió, espero no haberte aburrido con mi historia

-¡Para nada!... fue bonita y aun es bonita porque siguen juntos y se quieren mucho y quieren mucho a Kei

-Pero no somos los únicos que queremos mucho a Kei ¿verdad?

-Yo también lo quiero mucho - aceptó el pequeño y ante la mirada sonriente del mayor no pude contener el rubor que se formaba en sus mejillas

 

Mario continúo enseñándole a Alex como preparar platillos sencillos que no requerían mucho esfuerzo pero que aun así eran bastante apreciados por los comensales. Le enseñó como escoger las verduras, las frutas y las especias, y otro sin fin de cosas básicas pero que Alex siempre encontraba entretenidas.

El niño se maravillaba con cada comentario, cada gesto o postura que adquiría el chef, esa persona era para él la figura paterna que nunca tuvo. Alex sabía que podía confiar en él, sabía que podía quererlo pero sobre todo sabía que esa gentil persona jamás sería capaz de hacerle daño y fue por eso que poco a poco fue perdiendo el miedo que siempre lo carcomía en las noches, habían pasado dos semanas desde que Kei había ido por él a la escuela y desde ese entonces había estado viviendo en ese cálido hogar. no le importaba si fuese pequeño y tampoco le importaba pasar algunas horas de soledad porque habían personas que tarde o temprano llegarían y lo mimarían, que le dirían lo mucho que lo quieren y lo importante que era. Alex nunca había escuchado decir a alguien que era importante, a nadie aparte de Kei pero ahora su existencia no sólo era apreciada por Kei sino también por sus padres que eran la viva personificación de la bondad, los quería mucho, los adoraba y respetaba como nunca antes había respetado y querido a alguien.

 

Terminando de preparar la cena se escuchó la puerta abrir, el chef le sonrió y Alex fue a recibir a Kei.

-Hola - saludó el menor sonriendo, se puso de puntitas y besó la mejilla del joven -¿Cómo te fue?

-Fue una pesadilla - se quejó Kei - esa Margaret no se que se cree, es un simple proyecto de química no la cura contra el cáncer lo que tenemos que hacer

-Es que quiere una buena calificación

-Lo que busca es un premio Nobel - suspiró Kei, quien como si nada cambió por completo su semblante por uno más dulce, acarició el rostro del niño - ¿y tu cómo has estado?

-Bien, he estado cocinando con tu papá

-¿Ah si?

-¡Sí! - tomó a Kei del brazo y lo llevó hasta la cocina en donde su padre estaba - ¿verdad que huele delicioso?

-Sí - contestó sin mucho entusiasmo

-Yo ayudé un poco en casi todo - sonreía Alex entusiasmado - mañana iré al restaurante otra vez, es muy entretenido estar ahí

-Ya veo, no sabía que te gustaba tanto estar ahí

-Me gusta mucho

-Que bueno

-¿Te sucede algo? ¿estás cansado?

-Estoy bien - asió al niño de la mano y lo abrazó - estoy bien

-Kei... - Alex no consideraba adecuado las muestras de cariño entre Kei y él enfrente de los padres del joven, no sólo no las consideraba adecuadas si no que también se avergonzaba y no porque sintiera que estaban haciendo algo malo, así que al sentirse rodeado por los brazos del joven instintivamente se separó de él- este... y yo...

-Tomaré la siesta vuelvo a la hora de la cena

-Kei... - la sonrisa desapareció de su rostro, se sentó en uno de los taburetes viendo en dirección al horno. Mario vio la escena y sonrió para si mismo para él era más que claro lo que sucedía

-No te pongas así peque

-Seguro que ya no me quiere, vio lo infantil que soy y ya no me quiere, siempre me ha dicho que soy muy maduro para mi edad pero la verdad es que no lo soy, soy un niño y Kei se dio cuenta y el no quiere un niño si una linda y joven novia como esa tal Margaret de la que tanto habla últimamente

-¿Crees que eso sea? - preguntó encantado el chef al ver la tierna reacción de Alex

-Puede ser

-¿Y aun así no planeas hacer nada para que esa tal Margaret no te lo robe?

-No, aunque no esté conmigo no importa, con tal que sea feliz...

-Si serán tontitos los dos - sonrió el chef al revolverle el cabello a Alex

-¿Por qué? - se ruborizó

-Vamos sube y consuela un poco a ese despistado hijo mío

-Pero...

-Está celoso - le susurró el adulto al oído

-¿Celoso de qué?

-Tu sólo sube y mímalo mucho - sonrió

 

Alex se sorprendió un poco, esa persona aceptaba tan abiertamente la relación que tenían, le había dicho que subiera a consolar a Kei y que lo mimara como si fuese la cosa más normal del mundo como si fuese natural que dos hombres estuvieran juntos.

El pequeño llegó a la habitación ahora ya no tocaba la puerta para entrar como antes, Kei le dijo que no había necesidad de hacerlo ya que esa también era su habitación, ya que la compartían, fue por eso que el niño dejó de hacerlo pero esta vez estando frente a la puerta y sabiendo que algo le pasaba a Kei decidió tocar. Llamó a la puerta y no recibió ningún tipo de respuesta del otro lado, entró pensando que Kei dormía pero se encontró con que el joven simplemente se estaba desvistiendo, sólo llevaba los pantalones del colegio con el cinturón suelto y a medio desabrochar. Kei vio al pequeño de reojo pero lo ignoró, Alex sintió que era ignorado y por supuesto que no le gustó a toda prisa se acerco a Kei y lo abrazo por detrás, dejando al joven completamente anonadado.

 

-Te amo mucho, mucho, mucho, mucho... - musitaba fervientemente el menor haciendo su abrazo cada vez más apretado con cada "mucho" que pronunciaba.

Kei se dio vuelta, abrazó al pequeño, lo cargó, se sentó sobre la cama y a Alex sobre sus piernas, de frente con las piernas a sus costados.

-¿Mucho, mucho, mucho?

-Mucho, mucho, mucho, te amo con todo lo que tengo... Kei, no te molestes conmigo por favor

-Perdóname, he sido un tonto, y por supuesto que no estoy molesto contigo, nunca podría estarlo con lo mucho que te amo

-¿En serio? - suspiró aliviado - es que eso fue lo que pensé

-No es eso mi Alex, es sólo que yo... - enterró su rostro en el pecho del menor, aprovechó el momento para aspirar el dulce aroma de su niño y luego sin más que poder hacer aceptó la verdad avergonzado - es que estoy muy celoso

-¿Celoso?

-De papá

-¿Por qué?

-Por que sólo te la pasas hablando de él y de lo maravilloso que es

-Pero es tu papá

-Lo sé pero aun así me pongo muy celoso, ahora pasas más tiempo con él que conmigo, luego me dirás que lo quieres más a él que a mi

-¡Claro que no!... además yo debería ser el celoso, tu siempre te la pasas hablando de esa tal Margaret, que Margaret esto que Margaret aquello, a mi eso tampoco me gusta  y también como ya descubriste que en realidad sólo soy un niño mimado ya no me quieres

-¡No digas eso!

-¡Tu no digas esas cosas!, claro que me siento maravillado por tu padre, yo jamás he tenido un padre y la sensación de tener un adulto preocupándose por ti es placentera, sé que tu papá no es mi papá, pero es lo más cercano que he tenido a un padre... no sabía que eso te molestaba... si te molesta tanto yo...

-¡No, no, no! mi Alex lo siento tanto, perdóname por favor... soy tan pero tan tonto, soy un completo idiota, lo siento tanto, lo siento, lo siento

-Ya deja de disculparte tanto - acarició el cabello de Kei, luego tomo su rostro para que lo mirara y le ofreció la mejor de sus sonrisas - los dos hemos sido unos tontos

-Lo siento tanto - abrazó al niño - soy tan tonto

-No lo eres - trató de zafarse un poco del abrazo para encontrar los labios de Kei

-Y te juro que no tengo nada con Margaret es sólo que hablo tanto de ella para desahogarme, la tipa esa está loca y nos hace trabajar como burros, sólo es eso lo juro

-Si lo sé - sonrió cuando al fin encontró los labios de Kei y lo besó - sé muy bien lo mucho que me quieres, me gusta que me quieras tanto, me gusta quererte tanto, aun con lo su...

-¡No lo digas! - lo interrumpió - prometiste que nunca más ibas a volver a hablar mal de ti, juraste que no volverías a llamarte sucio. Alex no estás sucio, no eres malo, ni indeseado, todo lo contrario, no te das cuenta de lo mucho que en esta casa se anhela tu cariño y tu compañía, incluso has hecho que mamá se vuelva más cariñosa, he visto como te llena de besos cuando sales a recibirla cuando ella regresa del trabajo, la he visto sonreír cuando te ve y no digamos de papá que ya te ha tomado como tu sucesor, nosotros jamás hemos pensado mal de ti así que no pienses mal de ti... promételo

-Lo siento, prometo que no volveré a hacerlo

-Me duele mucho cuando te tratas así, no lo hagas nunca más

-Ya no lo haré

 

Sus labios se juntaron en un tierno beso que se prolongó y prolongó terminando en un acallado suspiro. Dos semanas en ese hogar habían hecho maravillas en ese pequeño que sólo conocía oscuridad, todo en él comenzaba a reflejar lo propio de un niño de su edad, sus miradas antes eran calculadoras y frías ahora eran infantiles tiernas y cariñosas lo mismo sucedió con su forma de expresarse y de comportarse, ahora Alex si parecía un niño de trece años, y parecía que ya no cargaba el peso del mundo sobre sus hombros. Aun no había olvidado y con todo lo que había sufrido, Kei no hacía más que preguntarse si Alex sería capaz de olvidar todo lo que le habían hecho, siempre llegaba a la misma conclusión, el pequeño jamás olvidaría, era imposible olvidar tanto sufrimiento, pero por lo menos lo ayudaría a reducir esos malos recuerdo intercambiándolos por buenos.

La inocencia parecía regresar de a poco a Alex y ahora había dejado por completo cualquier tipo de comportamiento sensual e insinuante, había conocido demasiado pronto lo que era el sexo y lo había descubierto de una forma tan brusca y violenta que por un momento llegó a pensar que sólo de esa manera era posible amar, pero no lo era, Kei le había mostrado que no era así, antes sus besos eran más apasionados en cambio ahora eran más tiernos y menos profundos pero eso no significaba que lo disfrutara menos, de hecho era todo lo contrario. Sentir los labios de Kei rozarse tan inocentemente contra los suyos, tocarse y acariciarse, sentir la respiración del otro, disfrutar los abrazos, intercambiar miradas, todo eso era amor y lo disfrutaba mucho más ahora que sabía que así era.

A Alex le gustaba como Kei lo miraba, la manera en que reservaba todas las palabras de cariño y aliento para el momento oportuno, le gustaba como le susurraba un "te amo" antes de dormir, o cuando tomaba su mano por debajo de las sabanas. Despertar a su lado, ver su rostro por las mañanas y antes que nadie hacía que se llenara de un placer hasta ese entonces desconocido, no sólo teniendo sexo se demostraba lo mucho que se quería una persona, el niño descubrió que había muchas formas de entregarse a una persona y no sólo sexo. Aunque claro que quería hacer el amor con Kei pero decidieron reservarlo para esas ocasiones súper especiales, por ahora se concentrarían en ser niños y divertirse tal y como lo había propuesto Elisa.

Después de todo nada dura para siempre.

 

 

 

 

Notas finales:

¡Hola, Hola, Hola!

Esta vez no me tardé mucho WIIIIIII!!!! XD    ¬¬

Espero que les haya gustado el capítulo en donde traté de recopilar algo de historia acerca de los padres de Kei, claro que la realidad le fue mucho más difícil pero Mario tenía que relatarselo a Alex de una manera agradable.

ME gustó mucho la idea de que Kei sintiera celos de su padre jejeje por eso no pude evitar traar ese tema aunque sólo fuese superficialmente.

Alex es mucho más lindo y tierno ahora ¿verdad? es una dulzura  =)

Espero que los proximos capítulos sean alegres (para variar un poco) pero no puedo olvidar que hay dos hombres ahí que se mueren por Alex y sé que no serán capaz de dejarlo ir tan facilmente así que las cosas se cOmplicaran pero por ahora mucha alegría.

POr ahora me despido esperando que les haya gustado este capiútlo.

Nos leemos pronto.

PD: ¡COMENTEN, COMENTEN, COMENTEN!


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