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Ángel por Seiren

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ÁNGEL

CAPÍTULO 19

SOLOS

 

A lo alto en el cielo, las nubes se aglomeraban con gran velocidad, oscureciéndolo todo a pesar de que todavía faltaba más de una hora para anochecer. El viento soplaba y ululaba entre las puertas y las ventanas de las casas estuviesen estas abiertas o cerradas, y también revolvían el cabello del pequeño que caminaba sin prestar atención a sus alrededores.

Un relámpago casí silencioso sacó a Alex de su ensimismamiento. Iba caminando, zigzagueando entre la acera y la calle y ya estaba a menos de dos cuadras de aquel que era su nuevo y verdadero hogar. Cargaba dos bolsas, una en cada mano pero ambas llenas con todo lo necesario para la cena de esa noche. Parecía que una tortuga era más veloz que el niño en ese momento pues caminaba a un paso bastante lento, esto, porque se había interesado de repente en el tormentoso cielo sobre él. Le gustaba ver como el cielo después de estar totalmente despejado cambiara y se tornara de la forma en la que se encontraba en ese momento, parecía que en cualquier momento la tormenta caería y también parecía que sería muy fuerte cosa que lamentó pues esa noche Mario y Elisa debían asistir a una celebración y no era una celebración cualquiera, era su aniversario de bodas.

Mario le tenía preparada tremenda sorpresa a su esposa en uno de los hoteles más lujoso de la ciudad en donde, claro, pasarían la noche y eso fue precisamente lo que no le había gustado a la abogada pues no le parecía buena idea dejar a los niños solos en casa; pero después de un esfuerzo en conjunto por parte de Mario, Kei y Alex lograron convencerla no sin antes prometerle más de un millón de veces que se portarían bien  que los llamarían inmediatamente si llegara a presentarse alguna emergencia.

Esa era la razón por la cual Alex había salido de compras. Aprovecharía el momento para prepararle a Kei uno de los pocos platillos que ya podía más o menos preparar sin ayuda, sería algo muy sencillo pero lo prepararía con todo su cariño y esperaba que eso le agradara a su  novio.

Ya estando frente a la puerta de la casa, el pequeño colocó las bolsas del supermercado sobre el suelo para buscar la llave que llevaba en uno  de sus bolsillos, no recordaba en cual, así que palmeó primero los bolsillos delanteros del jean azul marino que usaba y luego revisó los bolsillos traseros hasta que al fin dio con la llave Apenas tres días atrás le habían entregado esa copia, la llave colgaba de un pequeño llavero aplanado en forma de osito de felpa color café y para el niño ese regalo fue toda un bendición, no sólo porque confirmó nuevamente que ya era una parte muy importante de esa familia, sino también, porque eso le demostraba que le tenían la confianza suficiente para otorgarle el privilegio de contar con llave propia, por lo menos eso fue lo que pensó el pequeño.

 

-Pensé que te caería la tormenta encima - exclamó Kei mientras apresuraba a Alex a que entrara a la casa, también tomó las bolsas que el niño había dejado en el suelo - hace horas saliste, estaba muy preocupado . agregó cerrando con una patada la puerta a su espalda

-No es para tanto - le riñó el niño, le gustaba que se preocuparan por él pero apenas y había salido de esa casa, además que sólo se había demorado menos de una hora en hacer las compras - ¿tus padres ya están listos?, se viene una gran tormenta - intentó cambiar el tema

-Ya casi están listos - contestó y siguió - ¿no te pasó nada malo cuando estabas fuera?, ¿no viste a nadie sospechoso?

-No me fijé - suspiró el niño abrumado. Era consiente de que salir a la calle sólo y con el proceso legal que se estaba llevando a cabo no era precisamente una buena idea pero no necesitaba que se lo recordaran a cada segundo

-No quiero parecer una molestia Alex pero con todo lo que está sucediendo tu más que nadie sabe lo peligrosas que se pueden volver las cosas, es por eso que a pesar que lo intente me es imposible no preocuparme por ti

-Lo sé y lo siento. La próxima vez que quiera salir te pediré que me acompañes - se empinó y besó a Kei en la mejilla - además salir contigo es mucho más divertido que salir solo - sonrió y desapareció en dirección a si habitación, quería cambiarse y ponerse algo mucho más cómodo.

 

Kei suspiró y mientras el niño se alejaba no fue capaz de quitarle la vista de encima. Los jeans que usaba el pequeño parecían había sido diseñados y confeccionados especialmente para él. No le quedaban ni muy flojos ni muy ajustados y cuando el niño caminaba resaltaban divinamente su trasero.

Aunque aun parecía muy pequeño la verdad es que Alex estaba creciendo a un ritmo moderado y más bien normal. Seguía conservando la inocencia y el rostro infantil que delataban muy abiertamente su corta edad pero Kei había visto que por momentos, mientras se quedaba mirándolo fijamente, el rostro de Alex parecía mucho más maduro, apuesto y hasta seductor y atractivo, pero el joven sólo era capaz de percibir tales cambios poniendo mucha atención.

 

Alex entró a la habitación que compartía con Kei, le gustaba mucho que fuese pequeña porque así obligadamente tenían que estar más cerca el uno del otro. Había compartido cama con el joven por más de dos semanas hasta que los padres de este insistieron que era hora de que durmiera en su propia cama. Alex estaba más que a gusto durmiendo todas las noches al lado de su adorado ángel pero aun con eso no fue capaz de contrariar las decisiones de los mayores.

La habitación seguía como siempre. Las camas, ambas unipersonales, estaban a la par la una de la otra separadas únicamente por una mesita de noche que a su vez tenía una lámpara muy pequeña encima y sólo el espacio suficiente para colocar un reloj despertador y un par de cosas más. El closet tuvo que ser reordenado para darle espacio a la ropa de Alex. El pequeño no había traído ni se había molestado en ir a traer alguna de sus pertenencias a su casa, ni siquiera la más preciadas puesto que no quería volver a esa casa, no quería volver a entrar ahí ya que eso le haría recordar todo. Así que aprovechando la salida que hicieron para comprar la cama también le compraron ropa y demás cosas de uso personal. Aunque eso también le pareció una lastima ya que le gustaba usar la ropa de Kei aunque le quedaba grande, de hecho, ya se había acostumbrado a usarla, tanto así que de vez en cuando aun se ponía alguna camiseta de Kei.

El pequeño comenzó a hurgar en el closet para buscar algo más cómodo como se lo había propuesto. Se decidió por unos pequeños shorts de algodón, color azul celeste y una camiseta de Kei color azul marino. Con acallada quietud se desvistió para luego volverse a vestir con las prendas que había elegido. Los shorts eran tan pequeños que la camisa los cubría con tanta facilidad que parecía que no llevaba nada debajo de esta pero eso poco le importaba porque Kei le había dicho que le gustaba verlo usando su ropa y más cuando le quedaba de esa manera.

Mientras tanto Kei dejaba los compras en la cocina. Sabía que estaba actuando de manera muy sobre protectora con Alex, pero no podía evitarlo, si algo le pasaba a su niño se moría. Había visto como hacía más de cuatro días su mamá se había llevado a Alex al juzgado porque el niño tenía que testificar, los abogados que defendían al padrastro había pedido escuchar el testimonio del niño alegando que el testimonio escrito no era suficiente. Ver a Alex desaparecer detrás de esas grandes puertas para ponerse a merced de unos ambiciosos adultos que harían lo que fueran para recibir su paga, le había provocado un escalofrío muy molesto. Recordó que había discutido con su madre para que no llevara a Alex frente a esas personas que no les importaba si lo que el pequeño decía era verdad o no.

 

«Hace una semana»

-¡Mamá!, ¿no puedes hacer nada para evitarlo?

-Lo he intentado querido, pero el juez estimó necesaria la presencia de Alex en el estrado. Intenté objetar después de todo las leyes protegen el anonimato de los menores de edad pero la defensa objetó ante mi alegato, al final se acordó que únicamente los abogados defensores y el jurado escucharían el testimonio de Alex, fue lo mejor que pude hacer.

-Pero eso sólo significa que Alex tendrá que recordar todas esas cosas horribles y no quiero, no quiero, ¿acaso no ha sufrido lo suficiente?, ¿por qué no lo dejan en paz?

-Sólo será un día Kei. Entiende hijo por favor que hice todo lo posible

-Lo sé mamá - suspiró el joven - se que haces lo mejor que puedes, es sólo que no quiero que Alex se enfrente a esas personas

-Alex es fuerte

-Lo sé, pero... - respiró hondo para recuperar la calma y luego exhalo todo ese aire - ¿puedo ir?

-Puedes acompañarnos pero no se te permitirá entrar, es una audiencia privada después de todo, estaremos los abogados, el juez, el jurado y Alex

-¿El bastardo ese no estará?

-No, no estará. Y la madre es un caso aparte aunque más adelante también tendrá que testificar

-Igual quiero ir, aunque tenga que esperar afuera

-Está bien... eres igual de testarudo que tu padre

 

A los pocos minutos de finalizada la conversación entre madre e hijo, Mario y Alex entraban a la sala de estar. El chef cargaba a Alex sobre sus hombros y antes de ponerlo en el suelo le besó la frente, seguido de esto le hiso una señal a su esposa para que lo acompañara y así dejar a los dos tortolitos solos para que platicaran.

 

-¿Qué tal el helado?

-Delicioso - Al saber la noticia el pequeño se entristeció mucho no le gustaba la idea de hablar de esas cosas enfrente de desconocidos pero también tenía muy claro que era importante que lo hiciera, como recompensa por no negarse a hacerlo Mario lo había llevado a comer un helado

-¿Y cómo te cayó la noticia?

-Sé que tengo hacerlo Kei, aunque no me guste. Sólo de esa manera podré librarme para siempre de ese hombre. Además será como la primera vez cuando me tomaron el testimonio por escrito, aunque la verdad es que pensé que con esa sería sificiente... pero igual lo haré, puedo hacerlo y tengo que hacerlo

-Eres muy valiente Alex

-No. Sólo quiero que todo esto termine pronto

-Cuentas con todo mi apoyo, quiero que siempre tengas presente eso

-Gracias Kei - sonrió muy alegremente y se abalanzó sobre el chico para abrazarlo - Kei eres mi ángel guardián

-No lo soy - apretó al pequeño contra su pecho y suspiró apesarado - si lo fuera no te hubiera dejado sufrir, no hubiera permitido que te hicieran sufrir

-Lo eres - afirmó el niño, sus ojos grises resplandecían más que nunca - no te das cuenta que doy muy feliz gracias a ti y sólo a ti

-¿En serio eres muy feliz conmigo?

-Mucho, mucho, mu... - los labios de Kei sellaron los del pequeño y no pudo seguir hablando

-Yo también soy muy feliz por tenerte a mi lado

-Me alegro - Alex sonrió y besó a Kei una y otra vez

 

El joven aprovechó el momento y acostó por completo a Alex sobre el sofá, ambos se besaban muy tiernamente. Los sonrosados labios del menor eran acariciados por los labios del joven como si se tratara de pétalos de rosas, lo hacía tan delicadamente como si tuviera miedo a lastimarlo. A los pocos segundos sus lenguas hicieron acto de presencia, se acariciaban la una a la otra y en ocasiones el niño sentía que su cavidad bucal ser invadida por completo por la hábil lengua del mayor que acariciaba sin censura todo lo que encontraba dentro de ella.

Sin darse cuenta Alex empezó a jadear y a suspirar, lo hacía tan quedo que nadie a más de un metro de distancia lo escucharía pero Kei que estaba encima de él, si lo haría y lo hiso, escuchó los dulces suspiros del menor lo que lo incitó a besarlo más apasionadamente y a tocarlo aun más también. Kei deslizó una de sus manos por debajo de la camisa que Alex usaba, exploró un poco debajo de esta hasta encontrarse con unos de los lindos y pequeños pezones del menor y enseguida comenzó a estimularlo acariciándolo dulcemente con las yemas de sus dedos índice y pulgar.

Alex gimió pero la boca de Kei aun seguía apoderándose de la suya haciendo de ese gemido un suspiro ahogado. Y aunque le gustaba y disfrutaban mucho lo que hacían supo de pronto que ese no era el lugar apropiado para hacerlo. Colocó sus manos en el pecho del joven para separarlo de él, Kei no quería pero al final tuvo que ceder.

 

-Ya sé, ya sé - musitó el joven tratando de calmarse

-No es que no quiera y lo sabes - aclaró el niño

-Lo sé

-Tus padres son muy bueno conmigo así que tengo que respetarlos a ellos y a su hogar

-Hablas como un viejo sabes

-¡Kei! - el pequeño hizo un puchero

-Estoy bromeando. Pero uno de estos días te llevaré a algún lado en donde estemos los dos solos y entonces... - suspiró

-¿Y entonces?

-Mi Alex, ¿acaso no lo notas?. Siento un enorme deseo por hacerte el amor, pero esperaré hasta que tu lo quieras también por eso no te presiones

-No lo hago - fue lo único que pudo contestar el niño

-El día que vayas a testificar iré contigo, no podré estar a tu lado pero prometo estar muy cerca

-Gracias

-- -- --

Kei despertó al escuchar la puerta de la cocina abrirse, se había quedado sumergido en sus recuerdos que a pesar de todo no eran totalmente malos. El pequeño había entrado y se acercó sigilosamente al joven rodeándolo con sus brazos por la cintura. Kei sólo sonrió, se volteó y despeinó el cabello de Alex tal y como lo hacía su padre, cosa que no le gustaba pues aún sentía celos hacía su progenitor.

A los pocos minutos de haber entrado Alex se escuchaba en la sala el ajetreo de los padres de Kei, se les hacía tarde y tenían una reservación por lo que tenían que estar puntuales, el hotel era muy estricto en esas cosas.

El itinerario que Mario había preparado era bastante sencillo: una cena en el restaurante del hotel y luego una muy romántica velada en la suite que había reservado con mucha antelación. También le tenía preparado un par de obsequios a su mujer y el que más le gustaba era el conjunto de lencería que había visto en una tienda e inmediatamente había comprado luego de desear ver a su sexy abogada usando ese conjunto negro que dejaba muy poco a la imaginación, aunque ese era un regalo más para él que para ella pero que al final sin duda ambos disfrutarían.

Ya en la sala, Kei y Alex se quedaron boquiabiertos al ver a los dos adultos, nunca los habían visto tan bien arreglados. Mario usaba un smoking de sastrería hecho a su medida lo que hacía que su masculino cuerpo se viera aun más masculino y salvaje pero claro sin perder la elegancia y el porte que tanto lo caracterizaban. Elisa llevaba un vestido negro largo con un pronunciado escote a lo largo de la espalda, unas finas y delicadas sandalias de taco alto plateadas y unos zarcillos de plata, el cabello lo llevaba agraciadamente recogido  en un elaborado moño para que ninguno  de sus cabellos rozaran u ocultaran su sensual espalda.

 

-¡Estás hermosa mamá! - exclamó Kei todavía muy sorprendido, eres hermosa, ese vestido te queda lindísimo pareces actriz de Hollywood

-Gracias hijo

-¿Y qué hay de mi? - bufó Mario encantado por la reacción de su hijo

-Tu también papá - dijo menos entusiasmado

-Se ve muy guapo - agregó Alex tímidamente

-¡Ese es mi peque! - Mario cogió a Alex y lo cargó en sus brazos, le gustaba hacer esas cosas de vez en cuando pero últimamente lo  hacía para molestar a su hijo. Kei se mostraba celoso por las excesivas muestras de cariño de su padre hacía Alex y viceversa

-Mario se nos hace tarde

-Lo sé querida. Niños pórtense bien por favor para que de esa manera no interrumpan a los adultos, ¿de acuerdo?

-Estaremos bien papá

-Cualquier problema llamen, los números están anotados en la agenda que está a la par del teléfono

-No se preocupen estaremos bien - repitió Alex y agregó: ¡Diviértanse mucho!

 

Elisa se despidió de ambos chicos con una beso en la mejilla para cada uno y de la misma manera se despidió Mario. El chef caballerosamente le abrió la puerta a su esposa y antes de subir él al auto se quedó contemplando el cielo por unos segundos, de verdad parecía que pronto los azotaría un diluvio. El adulto por fin entró al auto se colocó en cinturón de seguridad y lo puso a andar. Esperaba llegar al hotel antes de que comenzara a llover porque no había algo que odiara más en la vida que conducir bajo la lluvia, siempre lo consideró imprudente y peligroso.

El hotel "PARADISE" quedaba en las afueras de la ciudad, era un hotel muy lujoso y por tanto costoso pero bien conocido por el excelente servicio personalizado que brindaba a sus clientes. Mario en realidad había querido llevar a Elisa a una paradisiaca isla, pero conocía tanto a su mujer que sabía que esta no soportaría estar demasiado lejos de sus chiquitines, así que tuvo que conformarse con el plan B: el hotel 5 estrellas que no quedaba a mas del 90 kilómetros de su hogar en donde pasarían tres días y tres noches de puro confort y placer olvidándose completamente de todo. Por suerte Elisa no tenía que preocuparse mucho ya que el caso estaba en receso; dentro de dos semanas se reanudaría y todo eso porque el juez estaba enfermo. Se pudo haber asignado otro juez pero la abogada no desaprovecharía la simpatía que el actual juez lo profesaba así que ella misma había recomendado el breve receso lo que le daría el tiempo suficiente para replantearse el caso y gozar de unas muy breves pero merecidas vacaciones al lado de su esposo. Aunque aun no estaba del todo contenta porque no le había gustado dejar a sus niños solos.

EL auto corría en dirección al hotel a una velocidad aproximada de 80km/h, Mario siempre había sido bastante precavido al momento de conducir, sabía que la responsabilidad de que los pasajeros llegaran a su destino sanos y salvo era de la persona frente al volante. Elisa consideraba que era demasiado precavido pero nunca se lo decía, prefería guardarse el comentario para no molestarlo.

Varios minutos más tarde la pareja arribaba al hotel. El edificio era inmenso, se veían cientos de ventanas  pertenecientes a la gran cantidad de habitaciones y áreas de recreación con las que contaba el hotel. Habías varios restaurantes también pero Mario se decidió por aquel que pertenecía a uno de sus grandes amigos en el tiempo cuando aun estudiaba, con lo ajetreada que eran sus vidas, hacía muchos meses que no se veían y no había mejor reunión que encontrarse con los platillos de su amigo y degustarlos para saber que tanto habían mejorado sus habilidades culinarias que siempre habían sido muy buenas. De muy buena fuente supo que ese mismo chef había realizado un viaje a la tierra de la pizza y la paste y que había quedado completamente cautivado por la cocina italiana lo que hizo que se dedicara por completo a ella. Esa noche ordenaría pasta sin duda.

 

-Cortesía del chef - Anunció el mesero mientras servía a los comensales «Tagliatelle alla bolognese» el plato consistía en una pasta aderezada con salsa boloñesa

-Vamos a ver Manuel que fue lo que aprendiste en Italia

-Cariño, sólo disfruta la comida quieres

-Eso planeo querida...

 

Tomaron las copas de vino tinto y las alzaron para brindar por su 14 años de matrimonio. La pareja cenó en ese ambiente tan agradable que brindaba el restaurante lo que hizo que ambos recordaran todos los años que habían tenido la dicha de compartir juntos, haciendo que el anhelo por compartir los muchos años que faltaban creciera aun más. Terminando la cena y después de un par de bailes y un cortísimo saludo a su amigo, Mario llevó a Elisa a la suite de luna de miel, pero a la abogada no le quedó tiempo de observar la pavorosa habitación ya que al entrar Mario la tomó entre sus brazos y comenzó a llenarla de besos.

 

-Amor, ese vestido te queda hermoso pero me gustaría más verte sin él

-¿Estás seguro que quieres ver el cuerpo desnudo de una aburrida abogada de treinta y tantos años?

-¿Acaso no eres mi sexy abogada? estás en plena flor de la vida

-¿Ah si? - le quitó el corbatín a su esposo muy sensualmente, luego le desabotono la camisa sin quitarle el saco - ¿y el chef ya sabe que platillo va a preparar?

-Así es y está en aquella bolsa - señaló una mesa a escasos metros - la negra

 

La abogada tomó la bolsa y luego de darle una breve ojeada a lo que contenía se retiró al baño. Mientras tanto el chef se quitó el saco y la camisa, se descalzó quedando únicamente con el pantalón. Se sentó al borde de la enorme cama a esperar a su esposa que ya se estaba demorando bastante.

 

-Cielo, ¿todo bien?

-Espera....

-Cariño, no me hagas ir por ti - La puerta del baño se entre abrió pero la abogada aun no decidía salir

-¡Mario ahora si te excediste!

-¿Por qué dices eso cielo?

-¿Cómo que por qué?, ya no soy ninguna veinteañera, esto es demasiado

-No digas eso, seguro que te queda divino, vamos amor, sal de ahí que quiero verte

-Ni loca voy a dejar que me veas así

-Cielo, no me hagas ir por ti - repitió divertido el chef

-¡Espera!, ya voy sólo cierra los ojos un minuto

-Bueno, está bien

 

El chef obedeció la petición de su esposa pero la obedeció a medias. Con los ojos entre abiertos observó como Elisa salía del baño utilizando ese conjunto de lencería negro que él había elegido para ella. Su corazón casi se detiene al ver a la hermosa abogada usando prácticamente nada y caminando insegura hasta tenerla frente a él. Inmediatamente se puso de pie y abrazó a Elisa. El chef dirigió sus manos al cabello de su esposa y después de un breve esfuerzo el cabello de la abogada cayó sutilmente sobre sus hombros y espalda. Luego se alejó de ella para poder apreciar a esa Venus del Nilo que tenía como esposa y que yacía algo avergonzada frente a él. Antes sus ojos no había mujer en esta tierra más sensual que Elisa y no había otra mujer a quien amara tanto como a ella y no la habría ni aunque viviera mil vidas.

La abogada se sentía algo avergonzada siempre compraba lencería para complacer a su esposo pero eso ya era demasiado, el brá era negro pero muy transparente, igual daba si lo usaba o no porque sus pezones siempre se veían y la tanga, esa diminuta tanga, ni hablar.

Mario se arrodilló frente a ella y con ambas manos comenzó a acariciar las firmes y largas piernas de la mujer.

-Estas piernas - las besó - ninguna veinteañera las posee - continuó acariciándolas pero luego de un rato se puso de pie nuevamente, abrazó a su mujer dirigiendo luego sus manos a la parte trasera en donde acarició y estrujó los glúteos de su esposa - estos glúteos, ninguna veinteañera los tiene tan firmes y ricos, tus pechos son también más apetitosos y tus labios tan deliciosos... tus labios son los únicos que besaré hasta el día que me muera. Así que no te sientas avergonzada mi cielo que te puedo asegurar que en este mundo no hay mujer más hermosa y más perfecta que tu. Me tienes completamente rendido a tus pies... eres mi vida, mi diosa, mi amor, ahora y para siempre. Te amo Elisa

 

Elisa quien siempre tenía las palabras correctas para usarlas en el momento más adecuado se quedó completamente muda. Se dio cuenta de que nada de lo que ella dijera igualaría las palabras  que le había dicho Mario, pero si no podía igualarlas entonces haría otra cosa, dejaría que su cuerpo hablara por ella. Y entre los besos y el coqueteo con su esposo pronto se olvidó de ese conjunto negro que usaba, después de todo no lo llevaría puesto por mucho tiempo.

- .. - .. -

A varios kilómetros de ese lugar, Alex se esforzaba porque las cosas salieran bien o por lo menos que la comida no se le quemara demasiado. Como era pequeño se le dificultaba alcanzar ciertas cosas por lo que siempre mantuvo cerca una banquita de madera para que lo ayudara cuando lo necesitara. Había decidido preparar unos sencillos tacos  mexicanos como le había enseñado Mario y que le había resultado bastante sencillo y de postre prepararía "Macedonia" un rico postre italiano que se preparaba con varias frutas, agregándole algo de azucar, zumo de limón y maras chino que era un licor que se obtenía de la destilación de las cerezas del mismo nombre, le había preguntado al chef si tenía y este le dijo que así era y le enseñó la alacena en donde guardaba todos los vinos y licores de cocina. Se sentía muy afortunado porque Mario le había dejado utilizar su cocina así que se dijo a sí mismo que al terminar de cocinar limpiaría cualquier desastre provocado hasta que quedara todo impecable.

Afuera las primeras gotas de lluvia comenzaban a azotar con fuerza, los estruendosos rayos sacaban a Kei de su encarcelamiento interno, había algo que le molestaba y no llegaba a descubrir qué era. Kei estaba en la sala acostado  en el sofá esperando a que Alex lo llamara, el pequeño le había prohibido entrar a la cocina mientras cocinaba se suponía que todo el asunto sería como una especia de sorpresa por parte del niño pero aun así no le gustaba estar sentado haciendo nada porque entonces su imaginación se ponía a volar y últimamente no había sido capaz de imaginar cosas agradables. Alex estaba más alegre que nunca, eso cualquiera podía verlo, pero aun así había algo ahí escondido que no terminaba de convencerlo y eso lo inquietaba.

Las cosas estaban demasiado tranquilas. La madre de Alex no había vuelto a aparecer, el padrastro no se había pronunciado tampoco y se suponía que era él quien debía de estar más molesto con todo el asunto, aunque el hecho apenas y había sido publicado, tarde o temprano la reputación del hombre se vería afectada y eso sería suficiente para molestar a cualquiera pero aun así no había tomado ninguna clase de represalias. Por otro lado también estaba Chris, Kei estaba seguro que Alex no había vuelto a hablar con el joven y mucho menos se habían visto. ¿Acaso era que todos se habían visto contagiados con lo mismo ¿, de pronto todos se dieron cuenta del error que habían cometido y por eso aceptaban el castigo. Claro que no, ni en mil años ¿entonces porque todo mundo estaba tan tranquilo?. Era esa paz la que no le gustaba porque lo hacía sospechar y temer lo que le impedía que fuera completamente feliz al lado de su niño.

Con el pasar de los minutos la lluvia se hacía cada vez más fuerte, el sonido del agua azotando el techo de la caza y las ventanas era en cierto modo escalofriante. Los rayos caían uno tras otro y el sonido que producían hacía que Kei se estremeciera, era como si la tormenta anunciara todas las cosas malas que estaban por llegar. De pronto las luces se apagaron, pero a los segundos volvieron, supo entonces que con la intensidad que llovía era bastante probable que cortaran la energía eléctrica y aunque Alex le había dicho que no entrara a la cocina tenía que hacerlo pues las velas y los fósforos estaban guardados ahí al igual que un par de linternas que siempre tenían para situaciones como esa.

El niño por su parte ya tenía preparado casi todo y el postre ya estaba en la nevera, no sabía como le habían quedado las cosas pero como olía bien supuso que no debían estar tan mal, había sacado la receta de los tacos de un recetario y al verla no le pareció complicada y hasta le había preguntado a Mario que con gusto le explicó y le enseñó cada cosa y hasta le había enseñado a preparar pero ahora le tocó cocinar sólo y cuando al fin pudo prepararla tampoco le resultó muy difícil, lo que más le dio problema fue la carne pues no estaba seguro cual era el punto ideal de cocción. Esperaba no haberlo arruinado.

 

-Lo siento pero tengo que pasar - gritó Kei desde detrás de la puerta

-Está bien - Kei entró

-Vengo por las linternas y las candelas por como esta el clima algún poste del tendido eléctrico terminará cayéndose y de ser así cortaran la energía por un rato, eso pasa mucho por aquí, hay ocasiones que hasta por una pequeña llovizna cortan la luz, es irritante

-Oh vaya, no sabía. Igual ya terminé de cocinar, espero que te guste no sé si me quedó muy bueno pero... espero que no te enfermes del estómago - dudó - creo que hubiera sido mejor encargar algo

-Así está bien - el joven trató de tranquilizar al menor - además así como está el clima nadie hubiese querido venir a dejarnos comida y estaríamos muriéndonos de hambre

-Probablemente...

-Sólo busco las cosas y comemos

-Pondré la mesa entonces

 

Alex sirvió la comida, luego se dirigió al refrigerador  si no recordaba mal, había quedado coca cola, cuando abrió el refrigerador vio que apenas quedaba para llenar un vaso, así que se lo sirvió a Kei, no había comprado más porque estaba seguro que había todo un envase de un litro y que nadie había bebido nada pero obviamente alguien se la había tomado casi todo, regresó al refrigerador para ver si encontraba algo para él, en el fondo vio una jarra de vidrio en donde casi siempre preparaban el té, el liquido era del mismo color así que supuso que eso era pero cuando lo olfateó se percató de que el olor no era el mismo, era muy diferente, fuerte y penetrante casi como el alcohol, cosa que no le importó, el niño quería beber algo y eso era lo único que había por eso tenía que conformarse con eso o tomar agua. Cuando Kei se llevó el primer taco a la boca el niño lo miró emocionado y nervioso. La verdad era que la cosa no le había quedado tan mal. La carne estaba algo simple y el taco no estaba tan picante pero suponiendo que era Alex lo más probable es que el pequeño no tolerara muy bien el picante así que había reducido la cantidad de chile considerablemente.

El postre si le había quedado muy delicioso tal vez fue porque en realidad la preparación no era cosa del otro mundo, igual las deliciosas frutas que el niño escogió se llevaron todo el crédito cosa que alegró mucho a Alex pues como le había dicho escoger los ingredientes apropiados era parte importantísima y vital al momento de cocinar.

Juntos  lavaron todo los platos y cacerolas que habían usado para la cena de ese día, Kei que parecía soñoliento le había propuesto a Alex dejar los platos para más tarde pero eso no le pareció buena idea al niño, así que le dijo que si estaba cansado que se fuera a dormir pero que el no tenía intenciones de dejar la cocina ni los platos sucios. Al joven no le quedó de otra más que ayudar al pequeño, de esa manera terminaron mucho más rápido que si lo hubiese hecho todo sólo uno de ellos. 

Después de eso se fueron a ver la televisión, no había ningún programa en especial y eso sólo contribuía a aburrirlos aun más. Las cosas no estaban saliendo como ninguno de los dos pensó, debían salir. Estaban solos y con la tormenta que caía no había nadie que pudiera interrumpirlos, pero ahí estaban ellos dos sentados en sillones distintos viendo fijamente las imágenes proyectadas por ese insípido aparato. Toda la situación era ridícula, no había romanticismo, no había jugueteo, ni abrazos ni caricias, mucho menos besos y sí las cosa seguían así las probabilidades de que hicieran algo prácticamente eran cero. Habían deseado ambos poder estar solos por lo menos por media hora y ahora que tendrían mucho más que eso ninguno de los dos se atrevía a dar el primer paso y lo peor de todo era que ambos chicos ni siquiera pensaban en eso, sus mentes estaban ocupadas en la nada, si hubiesen estado en otra ocasión tal vez hubieran pensado cosas acerca del otro, de lo que querían hacerse o decirse, se sentirían confundidos y hasta heridos por la indiferencia del otro, pero en ese momento no sentían nada, era como si ya habían sido absorbidos por completo por la monotonía.

El pequeño bostezó y se frotó los ojos con ambas manos, claramente tenía sueño.  Kei ante tan tierno gesto no pudo evitar sonreír y sentir una muy cálida sensación en su corazón, se acercó al niño y este si más le tendió los brazos. Alex apenas y pesaba, para Kei no requería mucho esfuerzo cargarlo, aunque el niño se veía más saludable desde que vivía con ellos aun no parecía haber ganado mucho peso, seguía igual de delgado sólo que menos pálido. Sus mejillas habían ganado un rubor muy adorable y sus labios se tornaron más sonrosados.  Kei cargó al pequeño con cuidado hasta la habitación que compartían, el pequeño se adhirió con mucha fuerza al cálido cuerpo del joven como diciéndole que por favor no lo soltara. El adolescente lo apretó más contra su cuerpo y sentía como Alex se quedaba dormido en sus brazos, aprovechando el cansancio del pequeño lo acostó sobre la cama, comenzó a desvestirlo quitándole primero los zapatos, le levantó la camiseta hasta la altura del pecho para ver donde estaba el broche de los shorts que usaba el niño y eso fue lo segundo que le quito. Las cicatrices de cortes en las piernas de Alex y que el mismo se había provocado estaban más tenues, apenas y se notaban, tocó con sus dedos un par de cicatrices y apenas y se sentía su aspereza, en ese momento Alex se movió un poco por lo que Kei se vio en la obligación de dejar de tocar.

El joven sacó una camiseta de las suyas para ponérsela a Alex, con mucha delicadeza acunó al niño en su pecho y comenzó a quitarle la camiseta para ponerle la limpia. Esos hermosos ojos se entre abrieron y le regalaron una soñolienta mirada al joven...

 

-Todo está bien, vuelve a dormir

-Mmm... Kei te amo - musitó el niño como si estuvieran soñando aferrándose más al pecho del joven

-Y yo a ti - sonrió - vamos déjame quitarte la camisa y ponerte esta otra, luego puedes dormir todo lo que quieras

-Sí - asintió Alex más aun así no era capaz que su cuerpo se moviera, estaba más dormido que despierto o eso era lo que parecía

-Vamos suéltame, sólo te pondré la camisa y podrás regresar a dormir, Alex, Alex

-Mmm... ya voy - susurró - te amo

-Yo también te amo. Vamos Alex esa camisa está sucia no puedes dormir así

-Ya voy ... Kei...

-En serio - bufó Kei. Con algo de fuerza separó a Alex de él lo suficiente para quitarle la camisa pero cuando estuvo a punto de ponerle la otra el niño nuevamente se aferró a él

-Cálido...

-Alex, si te quedas así te vas a resfriar

-No... Kei está conmigo, es cálido - hablaba el niño con mucha lentitud y tan bajo y de manera tan perezosa que apenas se le entendía - quedémonos así

-Esta bien sólo deja que te ponga la camisa

-Desnudos... los dos... más cálido...

-¿Es en serio? - Kei supuso que quien hablaba era el sueño no Alex pero igual no le pareció mala idea lo que el pequeño le proponía. Separó a Alex de su cuerpo y lo terminó de acostar, luego el joven comenzó a desvestirse quedando sin nada, la situación lo avergonzaba pero decidió seguir. Se metió bajó las sabanas al lado de su niño y este automáticamente y como si lo estuviera esperando se aferró a él

-Ves, más cálido

-Oye Alex, ¿enserio estás medio dormido o es un juego tuyo?

-Mmm... juguemos, juguemos

-Sí estás medio dormido, ¿que medio dormido?, dormido diría yo - abrazó al pequeño y lo besó en la frente

-Jiji, Kei no usa nada

-Fue tu idea

-Si Kei no usa nada yo también quiero usar nada

-¿Qué cosas dices?, ya duérmete

-Quítalo - el niño se desarropó mostrando su cuerpo casi por completo, de manera muy seductora condujo su mano desde su cuello hasta donde comenzaba el elástico de su ropa interior que era lo único que llevaba puesto después del intento fallido de Kei por vestirlo - quí-ta-lo

-¿Qué sucede? - el joven estaba anonadado, sorprendido, excitado - ¿es un juego?

-Kei, Kei... tócame

-Alex estás logrando que pierda el control - besó al pequeño en el pecho intercalando entre un pezón y el otro

-Cosquillas jiji... me gusta... Kei... Kei

-Alex... en serio, ¿qué te sucede?

-Cosquillas

-Parece que estuvieras... - lo dudó por un momento por que no lo creía posible, para verificarlo besó al pequeño en los labios y fue así como pudo sentir el amargo sabor del licor - ¡Estás ebrio!, ¿cómo sucedió esto?

-Mmmm... ¿qué?

-Bebiste algo que no debías, ¿qué fue, qué tomaste?

-Nada

-Tomaste algo de la despensa de vinos de papá, ¿verdad?

-Para el postre

-No, debiste tomar algo más

-Na-da

-Dime

-No sé qué era

-¿Cómo que no sabes?

-En la cena, no había más soda y yo olvidé comprar más - hipó - así que te di lo que había y yo me serví algo de té del que preparó tu papá

-¿Té?, que sepa papá no...

-Era de ese mismo color pero sabía raro

-Si sabía raro no debiste tomarlo

-¿Sí verdad?, jijiji

-En serio - suspiró - vamos ya duérmete - dijo, ya averiguaría mañana que era lo que había tomado el niño

-No

-Alex

-Juguemos

-No es hora de jugar, estás ebrio y seguramente mañana despertaras con un humor de locos así que aprovecha dormir

-¡No, no, no! - se negó de manera muy infantil haciendo una mini rabieta, golpeado la cama con sus puños - juguemos... raro... siento... aquí - llevó una mano hasta su entrepierna - raro

-¿Por qué suceden estás cosas?, no es nada duérmete

-Pero si Kei está igual - señalo la erección de Kei que fue claramente visible desde que el niño había hecho a un lado las sábanas - juguemos

-No es un ju-juego Alex - murmuró avergonzado, intentaba cubrirse pero el niño lo impidió al abalanzarse sobre él - ¡Alex! No está bien, estás ebrio y no puedo aprovecharme de ti en esa situación, después me sentiré mal, como un pervertido o algo así

-Hagámonos sentir bien, no estoy ebrio... - besó a Kei - Kei es Kei y Alex es Alex y Alex quiere estar con Kei y Kei con Alex... - lo volvió a besar pero esta vez más apasionadamente - si no supiera lo que estoy haciendo no me sentiría así, sé quien eres tú y sé quien soy yo así que está bien

-Pero...

-¿No quieres?

 

En ese momento un rio se desbordó, un volcán hizo erupción, un iceberg se desplomó y también hubo una gran avalancha, fue como la explosión de muchas bombas atómicas, Kei tomó al niño con fuerza y comenzó a besarlo sin censura. Con sus manos acariciaba a Alex quien simplemente se limitaba a gemir de placer y a llamar al joven por su nombre. Enterraba las manos en el cabello del menos mientras lo besaba profundamente, la lengua del joven acariciaba todos lados dentro de la boca de Kei provocando sonidos húmedos. De vez en cuando Kei arrugaba el entrecejo porque no le gustaba el sabor de su niño, -En es serio papá, ¿está vez que preparaste?, si no eres buenos haciendo cocteles quédate cocinando solamente o por lo menos avisa que dejaste uno de tus experimentos en el refrigerador - Ya regañaría a su padre cuando lo tuviera en frente, pero mientras tanto seguiría en la gloria al lado de Alex o más bien encima, Kei se había posicionado encima del niño de manera que sus erecciones se rozaran con el más mínimo movimiento, haría que el pequeño se corriera y lo obligaría a dormir, no podía hacer más que eso porque no quería aprovecharse de él en ese estado.

 

-Va a salir... sa-sale... Kei - gemía el pequeño con sus resplandecientes ojos grises fijos en la mirada oscura y profunda del joven

-Alex... Alex - Kei también gemía con cada movimiento hacía que sus miembros se rozarán desatando una reacción en cadena que se desplazaba por toda su espina dorsal hasta su cerebro quien le ordenaba a su boca que gimiera de placer, y poco después sus cuerpos se tensaron dejando escapar de forma liquida y viscosa el enorme placer que habían sentido

-Rico - murmuró Alex, cerrando los ojos

-¿Así que sólo me querías para eso?, juro que no te voy a volver a dejar beber

-Era té

-Si eso era té yo soy el papa, si algo sabe raro no vuelvas a beberlo o a comerlo o lo que sea ¿entendido?

-Sí

-Bueno, ya duérmete - besó a Alex y se tomó el tiempo necesario para deleitarse con el hermoso rostro del niño

-Me gusta como me ve Kei - sonrió -Los demás me ven feo pero Kei no

-¿Los demás?

-Esos hombres feo, me ven mal

-¿Estás hablando de cuando testificaste?

-Todas esas personas me miraban como si yo fuera un gran mentiroso, pero yo no mentía lo juro

-Tranquilo yo sé que no mentías

-Al final me dijeron cosas feas, cosas que sólo yo escuché, no me gustó y los demás también me miraban feo, todos me miraban mal, como sí... como sí mereciera lo que me había pasado

-Sabes que eso no es cierto, vamos ya duérmete, para mañana ya habrás olvidado a esas feas personas y todo estará bien

-Kei me estaba esperando afuera y eso me hizo feliz - bostezó - amo a Kei, mucho , mucho...

 

Y de la nada por fin se quedó dormido dejando a Kei completamente confundido, el cuerpo del joven se había tensado nuevamente pero por razones muy diferentes, había recordado el día en que la puerta doble de la sala de juicios donde estaba testificando el niño se había abierto, Alex salía cabizbajo pero al momento de verlo sonrió como nunca antes y corrió a abrazarlo y aunque en realidad el niño se mostraba muy feliz su cuerpo delataba otra cosa, entre los brazos de Kei el niño estaba temblando como si hubiera visto la cosa más aterradora del mundo. Kei no tenía idea de cómo había sido tratado ahí adentro y Alex tampoco quiso decírselo hasta ahora que por error había dejado escapar algunas palabras pero nada en concreto. Según el pequeño nadie le había creído, sabía que podía haber sido imaginación de Alex por lo nervioso que estaba pero aun así no pudo sacarse esa idea de la cabeza. Las cosas iban mal, lo presentía y por eso tenía miedo, en el fondo muy en el fondo tenía la ligera sospecha que le arrebatarían a Alex o que moriría a manos de ese despiadado hombre. No importaba lo optimista que tratara de ser, Kei siempre llegaba a la misma conclusión: no habría una final feliz.  Se aferró con mucha fuerza al cuerpecito de Alex, afuera la lluvia seguía cayendo a cantaros, y parecía no querer detenerse y Kei sin importar lo que tratara de hacer evitarlo, tenía miedo.

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

¡¡¡HALLO!!!

Hola, qué tal están?

Al fin el capítulo 19, no sabía que este fic tendría tantos capítulos, creo que nunca había pasado de los 12 ó 11 y aquí ya voy por el 19. Eso es gracias a ustedes y la acogida que le han dadoami humilde historia, que bueno que les guste.

En cuanto a este capí hay algo que no termina de convencerme pero no sé qué es, así que los comentarios y criticas constructivas, como siempre, son más que bienvenidos.

Lo del incidente de Alex que bebió algo que no debía pues sucedión en realidad... bueno casi, resulta que tenía una sed terrible y me acerco al refrigerador veo que en un envase hay un liquido del mismo color del té, pues lo cojo, lo abro y me lo empino, ya estaba a punto de beberlo cuando por alguna misteriosa razón me dá por olerlo y creanme no olía a té, tenía un olor amargo y rancio, le pregunté a mi mamá que qué era esa cosa y me dijo que era un tratamiendo para el cabello de mi abuela... ¬¬

En primero lugar quién mete esas cosas en la refri? Pero que bueno que no lo bebí, eso fue hace más de dos añosjeje y todavía me acuerdo, sí lo hubíera bebido hubiese sido muy traúmatico ¿no creen? jajajaja

Gracias a los que leen y comentan, y gracias también a los que leen y no comentan, haganlo algún día ¿sí? =)

Eso es todo por ahora, me despido y si no vuelven a saber de mi es que me ahogue, jajaja es broma pero si es cierto gran parte de mi país Honduras está bajo el agua, me salvo que no tega nada cerca así que aparte de la lluvia a mi no me ha pasado nada, que bien por mi, porque hay gente que si lo ha perdido todo, por lo menos ya dejo de llover, y gracias a la lluvia cancelaron las clases porque seguimos en estado de emergencia y gracias a eso pude terminar este capítulo, así que de las cosas malas siempre sale algo bueno.... supongo...

Cuidense.

Besos


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