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Ángel por Seiren

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ÁNGEL

CAPÍTULO 23

SOLEDAD

 

La brisa, fresca unas veces y cálida otras, era la única compañía de Alex durante las noches, la sentía calar sus mejillas, la escuchaba ulular incesante, e incluso aunque lloviera, siempre estaba ahí. El niño se había rehusado a cerrar las persianas de la única ventana de la habitación, ya que de esa manera no sentía que estaba completamente aislado del mundo exterior y se aliviaba falsamente a sí mismo diciéndose que Kei estaba al otro lado de esa ventana, saludable y libre de cualquier peligro.

Su estadía en la casa hogar era decente. Llevaba apenas cuatro días y se percató de que todos parecían muy amables, y fue eso precisamente lo que lo hizo aislarse, no quería contaminarlos ni mancharlos con su maldita existencia. Alex apenas comía y bebía, a pesar del corto período de tiempo había adelgazado notoriamente y horribles manchas negras se formaron bajo sus ahora más oscuros e inexpresivos ojos grises. No hablaba con nadie a menos que fuera muy necesario y porque la situación requería su intervención y no realizaba ninguna tarea aunque se le ordenara, simplemente se quedaba quieto como una muñeca de porcelana esperando que pasara el tiempo y deseando romperse.

 

-- ¿Cómo está el niño? -- Preguntó Kevin, el mismo oficial de policía que había llevado a Alex a esa casa hogar.

-- No muestra progreso. -- Contestó la encargada -- cada vez se ve más deprimido y apenas come, incluso parece que puede morir en cualquier momento. No socializa para nada y en las noches, cuando paso por su habitación para verificar que todo está en orden, siempre está llorando y llamando a alguien.

-- ¿Kei?

-- Si, ese nombre es el que pronuncia. -- La mujer miró curiosa al oficial y con aire confidencial se le acercó -- ¿y cómo van las cosas?

-- La investigación sigue en pie, hasta ahora se maneja la versión de que fue en defensa propia y esperemos que se mantenga, así no tendrán que encerrarlo al pobre, y aunque ya se presentaron cargos contra el joven al que apuñaló por maltrato psicológico, físico y sexual, aun es pronto para confirmar algo, más con la otra versión que se maneja.

-- ¿Cuál es la otra versión? -- preguntó la curiosa mujer.

-- Que el niño se prostituía, el abogado alega que su cliente había sido utilizado y extorsionado por Alex, lo que lo dejó en un estado mental deplorable y lo orilló a hacer lo que hizo.

-- ¡Qué horrible!

-- Y luego está... bueno, todo el asunto se complica cada día.

 

Kevin se escapaba para poder visitar a Alex, siendo apenas un novato tal experiencia lo había afectado y creyó que tenía que hacer algo para que el niño no se sintiera tan sólo. Hasta el momento nadie había ido a visitarlo, no había recibido llamadas ni cualquier otra cosa que indicara algún tipo de comunicación entre el pequeño y algún familiar o amigo. El niño estaba solo y eso lo indignaba.

Su superior a cargo del caso era el que se encargaba de reunir la evidencia y de tomar testimonios y como mantenían una estrecha relación, sólo era necesario unas cuantas copas para que este le terminara contando muchas cosas. Luego de conocer más a detalles los detalles del juicio en que se veían involucrados él pequeño y cierto hombre poderoso, fue capaz de conocer muchas cosas acerca de la vida de Alex, su madre o cualquier otro familiar; la vida que había llevado y la razón por la que se había ido a vivir con la abogada y el chef. Aun les era un tanto desconocida la relación de Alex con Kei pero no lo encontraron demasiado relevante, por lo menos no por el momento, probablemente eran como hermanos dado los meses que habían vivido juntos.

 

-- Me han dicho que no has estado comiendo bien, ¿no te gusta la comida?

-- No tengo apetito -- cabizbajo, Alex estaba sentado sobre su desordenada cama, la almohada estaba en el suelo al igual que la sabana, como si le niño durmiera en el piso.

-- ¿Te llevas bien con los demás niños? -- preguntó el oficial aunque de sobra sabía la respuesta.

-- Es mejor si permanezco alejado de todos, así no les haré daño.

-- Sabes Alex... -- Kevin caminó hacía el niño, se arrodilló frente a él y tomó sus manos -- no creo que seas capaz de hacerle daño al alguien, para mí, eres un niño muy lindo y amable al que le han pasado cosas muy feas, pero eso no quiere decir que hayan sido por tú culpa, ¿quieres hablar conmigo?, tal vez pueda ayudarte en algo.

-- Usted también debería mantener su distancia, son a las personas amables a quienes más lastimo.

-- No lo creo Alex, y no importa cuánto insistas, para mí siempre serás un buen niño.

 

Alex se quedó en silencio, pero se atrevió a ver el rostro del hombre que tan amablemente lo trataba, su voz sonaba un poco como la de Mario y la forma en que le tomaba las manos se parecía a la forma en que Kei lo hacía, por eso las apretó con mucha fuerza.

 

-- ¿Sabe algo de Kei? -- Preguntó Alex, eso era lo que más lo mataba, el no saber qué había sucedido con Kei lo tenía en ese estado.

 

 

 

Kei se recuperaba rápidamente en el hospital. Necesitaría mucho tiempo para que la herida de su brazo sanara y aun se encontraba débil por la pérdida de sangre, pero en general, los doctores habían dicho que sanaría bien. Lo que al joven no le agradaba era la ausencia de Alex, le había preguntado a sus padres -desde que despertó- en dónde estaba el niño y por qué no lo había visto, los padres respondieron con la verdad: Alex estaba en una casa hogar y de ahí no podría salir hasta que se solucionara el caso. Kei no se puso muy contento con eso e insistentemente pedía ir a visitarlo, pero tal cosa no sería posible hasta que lo dieran de alta.

 

-- ¿Han ido a verlo?, ¿cómo está? -- Preguntó Kei a quien le dijesen lo que le dijesen no podía quedarse tranquilo, no cuando su niño estaba solo.

-- No hemos tenido tiempo hijo -- contestó su madre, la mujer se notaba muy cansada.

-- ¡¿No han ido a verlo?! -- Colérico, golpeó la cama con su brazo bueno con mucha fuerza. -- ¿Se imaginan como ha de sentirse al pobre?

-- Lo sé hijo pero...

-- ¡Pero nada! No puedo creerlo... no quiero ni siquiera pensar en lo que puede ser capaz, se ha de estar culpando como siempre, se ha de estar sintiendo muy mal y no hay nadie a su lado que le diga que todo estará bien. ¿Por qué no lo han ido a visitar?

 

La abogada no contestó, se sentía avergonzada y sabía que su comportamiento para con el niño había sido y era lamentable, pero no podía hacer nada al respecto, sentía rencor, su hijo había sido violado y lastimado por culpa de ese niño y sus aventuras. La mujer no quería pensar de esa manera pero sus pensamientos siempre terminaban así, culpando a Alex.

 

-- ¿Cómo nos pides que hagamos eso? -- gritó enojada -- acaso no ves Kei, te lastimaron y te violaron por su culpa.

-- ¡No fue su culpa! -- gritó Kei aun más furioso -- si quieres culpar a alguien culpa a esa bestia que lo violaba todas las noches, o culpa a esa vieja bruja que tiene por madre, el que nosotros tengamos una familia feliz no quiere decir que para todos es igual. Él ha sufrido más que ninguno aquí, incluso más que los tres juntos; tú y papá atravesaron muchas cosas, lo sé, ¡demonios lo sé! pero, pero... ¡ustedes no tenían once años!, a él lo violaron por primera vez a los once años, e incluso yo, aunque estaba aterrado, aunque no soportaba el dolor, jamás deseé morir porque tenía alguien por quien vivir, no me importó que me cortaran de esa manera, no me importó el hecho de que ese tipo casi me mata asfixiado o el que me haya violado, yo tenía alguien por quien vivir... fui fuerte porque soy la única persona que tiene Alex, él siempre ha estado solo...

-- Kei cálmate te va a hacer daño.

-- ¡No quiero calmarme! -- Kei lloraba y nada hacía por limpiar sus lágrimas u ocultarlas -- ¡Vayan a verlo de una vez! ¡DEMONIOS! no saben de lo que es capaz, si sigue así, si lo dejan sólo él se... ¡se va a suicidar...! -- en ese momento recordó todas las veces que Alex le había dicho, había intentado quitarse la vida, y no pudo evitar rendirse ante el dolor que sentía en su corazón, estalló en llanto, en cólera; era demasiado doloroso. -- si no se creen capaz de verlo, si no se creen capaz de perdonarlo, por lo menos, por favor, déjenme ir a verlo... lo siento mamá, yo necesito estar con él, yo lo necesito incluso más de lo que él me necesita a mí, por favor... mamá... lo necesito.

 

Elisa también lloraba, estaba arrepentida por su comportamiento pero aun estaba demasiado consternada por lo que le habían hecho a su hijo y aun cuando veía como todo lo que Kei había sufrido no pareció afectarle a gran escala o como ella había temido, aun no podía permitir que se acercara a Alex, tenía miedo de que lo volvieran a lastimar por culpa del niño. Con Mario sucedía lo mismo, pero el chef en un par de ocasiones había tomado la decisión de ir a visitar a Alex, pero esa determinación lo abandonaba al estar a unas cuantas cuadras de la casa hogar. Ambos adultos sabían que incluso siendo Alex culpable, su comportamiento estaba lastimando al niño, ellos habían sido testigos del cambio en el comportamiento de Alex, ellos, junto con Kei habían sido los responsables de dicho cambio, por eso ninguno de los dos entendían cómo podían guardarle tanto rencor a ese niño que unos días atrás tanto habían querido.

 

Kei armaba alboroto tras alboroto, no sabía que con su comportamiento sólo contribuía a que lo dejaran encerrado por más tiempo. El chico ya se había cansado de la cama del hospital, de la comida del hospital, de las enfermeras, de los doctores, pero sobre todo, de sus padres quienes sin importar como tratara, jamás los convencían de dejarlo ir a ver a Alex. Para su suerte, una tarde en la que milagrosamente su madre no se quedó con él, recibió una misteriosa visita. Aunque Kevin ya no estaba en servicio por ese día, usó sus beneficios como policía para que lo dejaran ver a Kei con la excusa de que aun había unas cosas pendientes que querían preguntarle.

 

-- Hola -- saludó Kevin, Kei no contestó -- no te pongas tan serio, no vengo a interrogarte, de hecho, se podría decir que vengo de parte de alguien a quien, sin temor a equivocarme, quieres ver.

-- ¡¿Alex?! -- Kei casi brincó de la cama por la emoción -- dígame cómo está.

-- No muy bien me temo. -- El oficial se sentó en la silla al lado de la cama y superficialmente inspeccionó la habitación, estaba inmaculada, tanto que inquietaba.

-- ¿Le sucedió algo? -- no quería pensar lo peor pero ya había pasado casi una semana desde lo ocurrido, tenía miedo de escuchar lo que el oficial tenía que decirle y al mismo tiempo se moría por escucharlo.

-- Está algo enfermo, está muy delgado, pálido, probablemente hasta esté anémico; se la pasa encerrado, no habla con nadie y por las noches llora mucho... llora mucho y te llama a ti.

-- ¿No ha intentado...?

-- ¿Suicidarse?, no por el momento, pero se ha ordenado que se tenga bien vigilado por cualquier cosa.

-- Está solo, mi Alex está sufriendo solo, se ha de estar culpando por lo sucedido y yo no estoy ahí para decirle que no es así, tengo que decirle que nada es culpa suya, él siempre se culpa por todo, siempre cree que por su culpa las personas a su alrededor salen lastimadas...

-- Así es, y la única persona por la que pregunta es por ti, pero jamás me ha dicho que quiere verte, creo que con lo que te sucedió, tiene miedo de verte y descubrir que lo odias por eso; disculpa si soy rudo pero tus padres lo trataron muy mal y eso sólo contribuyó a que se sintiera peor.

-- Jamás los perdonaré, tratar así a Alex, es imperdonable.

-- Estoy arriesgando mucho con lo que te voy a pedir, mi trabajo podría estar en riesgo pero, temo por el niño, si sigue así, la soledad terminará matándolo, así que necesito que me contestes sólo una pregunta: ¿quieres verlo?

-- ¡Sí!

 

Kevin se estaba arriesgando mucho, no solo estaba abusando de los privilegios de su oficio, sino que también, ponía en riesgo la salud de Kei quien no se había recuperado por completo, aunque el mismo Kei afirmaba que si ya estaba lo suficientemente preparado para levantarse de la cama, bien podía ir a visitar a Alex aunque fuese caminando hasta allá. Pero lo único que le tocó caminar fue desde su habitación hasta el estacionamiento donde el oficial tenía estacionado su auto. Aunque el daño que habían recibido sus piernas era mínimo, se le dificultaba caminar, aunque esto, probablemente era debido por su sedentaria estadía en el hospital; un cabestrillo le ayudaba a soportar su brazo dañado y en su cuello aun se alcanzaba a ver el hematoma causado por la presión ejercida por las manos de Chris. Kei estaba un poco delgado y pálido y muy ojeroso, pero no se sentía tan mal como se veía.

Subió al auto con ayuda del oficial que también le ayudó a colocarse el cinturón de seguridad. Se marcharon de hospital con mucha cautela y Kei intentó memorizar cualquier cosa que veía en el camino por si algo ocurría y tenía que ver a Alex, por lo menos necesitaba saber cómo encontrarlo. Varios minutos después ambos arribaron a una casa hogar de aspecto sombrío y arcaico, Kevin tranquilizó a Kei diciéndole que no era tan mala como aparentaba y que las personas ahí -para variar - eran verdaderamente amables y cuidadosas.

Con algo de temor, Kei bajó del auto y acompañado del oficial, caminó hacía la entrada en donde una mujer joven los recibió con una hermosa sonrisa y un guiño que iba dirigido hacía Kevin. Kei no puedo evitar examinar detenidamente el lugar, una de las cosas que lo habían mantenido preocupado era la ignorancia en la que lo tenían sumergido, durante mucho tiempo no supo nada de Alex, no sabía si se estaba alimentando bien, si era tratado amablemente o si las condiciones del lugar en donde estaba eran aceptables. El lugar pasó su inspección, no se veía tan mal, se veía limpio y dentro se respiraba un aire hogareño.

De camino se encontró con algunos niños, unos parecían mayores que Alex y otros menores, todos lo veían con ojos llenos de curiosidad y más de uno se atrevió a saludarlo, a quien si saludaban abiertamente era a Kevin quien ya los había visitado en más de una ocasión. Después de haber caminado y subido unas tediosas gradas, que en su condición le parecieron un infierno, Kei por fin llegó a la aislada habitación en donde se suponía dormía Alex.

La mujer  que los había recibido y los había acompañado hasta ahí, tocó la puerta y llamó a Alex, del otro lado se escuchó como el niño contestaba que no quería salir, y al escuchar la voz de Alex, los ojos de Kei inmediatamente se llenaron de lagrimas, no supo contenerlas, estaba tan cerca de su niño más sin embargo lo sentía tan distante. La joven al fin abrió la puerta quedando ella afuera y diciéndole a los dos visitantes que tenían todo el tiempo que quisieran, por tentadora que sonara la oferta, tanto Kevin como Kei sabían que no tenía mucho tiempo, porque se habían fugado y no podían permitir que los descubrieran.

El primero en entrar fue el oficial, cordialmente saludó a Alex y luego se hizo a un lado para dejar entrar a Kei. Cuando Alex vio a Kei se asombró, casi desfallece por la emoción pero luego se vio invadido por una ola de temor tan grande que, tirándose al suelo, se cubrió por completo con la sábana. A Kei se le encogió el corazón cuando vio la reacción del niño, con paso moderado terminó de entrar a la habitación y se acercó a Alex, con mucho esfuerzo, se arrodilló y con una mezcla de dolor y felicidad, le habló.

 

-- Hola Alex

 

Él niño no contestaba y parecía que ni se movía, pero cuando Kei se atrevió a tocarlo, sintió a través de la sabana como el cuerpo de Alex temblaba descontroladamente.

 

-- Alex, quiero verte, ¿tú no quieres verme?

 

Kei tampoco recibió respuesta esta vez. Kevin observaba la escena algo conmovido, aunque no entendía lo que pasaba y mucho menos entendía porque Alex se rehusaba a ver al chico, a quien siempre, durante todas las noches, llamaba.

 

-- Déjame verte Alex, quiero verte -- habló Kei nuevamente -- ¿me tienes miedo?, ¿tienes miedo de que te odie?, sabes que eso es imposible, jamás podría odiarte... vamos quítate esa sabana de encima, quiero que me veas, quiero que veas que estoy bien. Sé muy bien qué crees que todo es tu culpa pero no es así, todo es culpa de ese tipo.

 

Alex, debajo de la sabana comenzaba a dudar, sus ojos estaban llenos de lagrimas y con mucho fuerza trataba de contener sus sollozos y sus enormes deseos por ver a Kei, por abrazarlo y por besarlo; pero nuevamente se sentía indigno de él, tenía miedo de lastimarlo y aunque se moría por verlo prefería mantener su distancia para no seguir lastimándolo.

 

-- Alex, por favor -- la voz de Kei se había quebrado, se había debilitado por el llanto que no se esforzaba en ocultar, -- déjame verte, mi niño te amo, así que por favor déjame verte -- se acurrucó al lado de Alex sin importarle que lastimaba su brazo, mientras con el brazo sano rodeaba el cuerpo tembloroso del menor. -- mi niño no seas así conmigo, Alex te amo, quiero verte, quiero hablarte, quiero besarte, te amo, te amo, te amo... me muero, si sigues así moriré de tristeza, te necesito conmigo Alex, sin ti no puedo vivir, necesito que me hables, que me mires, que me abraces y que me beses, te necesito a mi lado ahora y siempre y eso nunca cambiará, mi niño, te amo como a nadie más en este mundo, te amo... por favor, te necesito, ya deja de culparte... Alex... no es tú culpa, por favor ya deja de culparte...

 

El oficial quien, atónito, permanecía de pie, se sorprendió un poco antes tal escena y ante las palabras de Kei y la mezcla de amor y dolor con que las pronunciaba, pero por fin entendió el tipo de relación que tenían Alex y Kei y aunque ante sus ojos no eran más que dos niños, no pudo desvalorar ni juzgar en ningún aspecto los sentimientos que trataban de ser transmitidos, tanto de parte de Kei como de Alex.

 

-- Alex -- Kei sin deseos de rendirse y aunque ya se estaba cansando, continuó hablándole a Alex -- no es tu culpa, por favor entiendo, mírame y veras que estoy bien, estoy vivo, estoy bien, en serio.

-- Pero a... a la... pro...próxima -- sollozó Alex a través de la blanca sabana.

-- Tú nunca me has hecho daño, sólo me has dado mucho amor y momentos felices y seguirá siendo así siempre y cuando te quedes conmigo.

-- Pero, pero... te lastimaron por mi culpa, te vi... violaron... yo sé cómo se siente eso... deberías odiarme...

-- Nunca sería capaz de odiarte, moriría antes que odiarte.

-- ¡No digas que morirías! Morir por mí no vale la pena, yo soy el que merece morir.

-- Por ti Alex moriría una y otra vez si así logro protegerte, te amo Alex por favor deja de culparte.

-- Por mí culpa... te pueden hacer daño otra vez, no quiero eso, tengo miedo, no quiero perderte, tengo miedo Kei, ¡tengo miedo!

-- Yo también tengo miedo, pero, ¿no crees que las cosas serían mejor si las enfrentamos juntos?

 

Cuando Kei sintió que Alex se movió, se levantó y se sentó mientras veía como el niño de a poco y lentamente se quitaba la sabana de encima. Los ojos de Alex estaba sumamente enrojecidos y Kei no recordaba haberlo visto nunca tan pálido y delgado, el cabello castaño del niño estaba muy desarreglado, sus labios estaban secos y sobre sus mejillas estaban gravadas los rastros de sus lagrimas.

 

-- Tus padres me odian -- habló Alex con muchas más compostura -- no me querrán a tú lado.

-- Ellos no te odian, están algo molestos pero ya se les pasará, además, incluso si alguien no quiere que estemos juntos, yo siempre haré todo lo posible para estar contigo, siempre estaré contigo.

 

Alex prácticamente se abalanzó sobre Kei, pero en lugar de abrazarlo comenzó a besar la venda que cubría el brazo de Kei y luego el cuello y todos esos lugares donde había visto, había sido lastimado Kei.

 

-- Lo siento, lo siento, lo siento... -- murmuraba Alex entre cada beso.

-- Ya te dije que no es tu culpa -- tomó al niño por el mentón y agachándose un poco, lo besó -- te amo, ¿me amas?

-- Mucho, mucho, mucho -- Alex le devolvió el beso -- lo siento, no volveré a lastimarte, lo prometo, por eso quédate conmigo, en este mundo sólo te tengo a ti, lo siento, lo siento, prometo que me portaré bien, prometo no volver a lastimarte, jamás te lastimaré... lo siento, ya no te lastimaré.

-- Necio, en ningún momento me has lastima...

 

El oficial de policía supo de que hacía mal tercio, no se había movido de su lugar conmovido por lo que veía, pero cuando vio como los chicos comenzaban a besarse decidió que ya era hora de darles la privacidad que merecían.

 

Parecía que había pasado una eternidad desde la última vez que sus labios se habían encontrado de esa manera, ambos se mostraban deseosos, anhelantes y también muy impacientes. La indignación que había sentido Kei por el abandono que había sufrido Alex gradualmente fue desvaneciéndose, y aunque le dolía el brazo no le dio importancia y se concentró por completo en besar a Alex. Los labios del niño se sentían ásperos y secos, pero esto cambió al humedecerlos con los suyos, lo separó un momento y con su lengua lamió cariñosamente los labios del niño para humedecerlos aun más, Alex abrió la boca y permitió que la lengua de Kei lo invadiera por completo mientras trataba de corresponderle de la misma manera. Ese fue quizá el beso más apasionado y más significativo que habían compartido, marcaba un nuevo comienzo, y ambos sabían -Kei más que todo - que de ahora en adelante las cosas seguirían mal y por eso tenían que mantenerse fuertes, aunque para Alex sería más difícil, por lo que Kei se prometió a si mismo esforzarse el doble, para que en ningún momento, a ningunos de los dos, les faltara la fuerza y la determinación.

 

-- Prométeme que comerás adecuadamente y que dejaras de llorar por las noches.

-- ¿Quién te dijo esas cosas?

-- Nadie me las dijo, yo las sé -- Kei sonrió y acarició la mejilla aun húmeda del pequeño.

-- Lo prometo.

-- Yo prometo venir a visitarte, aun no me han dado de alta del hospital pero cuando pueda andar por mi mismo, vendré a verte todo los días, así que te prohíbo que te sientas solo, que aunque no me veas yo siempre estoy contigo.

-- Gracias Kei, gracias por perdonarme.

-- En realidad eres tan necio, no hay nada que perdonarte, no me has hecho nada.

-- Pero...

-- Ya deja eso Alex.

-- Pero...

-- Pero nada... -- Kei nuevamente capturó los labios de Alex pero esta vez en un beso más corto y tierno.

 

Al poco tiempo se vieron interrumpidos por el oficial que anunciaba que ya era hora de irse, ya había pasado mucho tiempo y lo más probable era que alguien ya hubiera notado la ausencia de Kei en el hospital. Los chicos se despidieron y se hicieron muchas promesas, Kei se juró que haría todo lo posible para sacar a Alex de ese lugar que aunque no la parecía malo, no creía que era donde debía permanecer.

 

Kei al fin se permitió perder la compostura en el momento que abordó el auto de Kevin, su brazo le dolía mucho y cuando abrazó a Alex sintió que lo había lastimado un poco, temió que alguna grapa se hubiese soltado, dado que la herida era tan grande que en lugar de cocerla, lo engraparon y eso hacía que fuera más doloroso y el efecto de los calmantes hacía mucho había pasado. El oficial bajó un poco la ventana para que entrará el aire fresco mientras veía como el rostro de Kei se volvía más pálido y más incapaz de disimular el dolor que sentía, lo más probable era que el brazo le había comenzado a doler desde que habían llegado y aun así no había dado indicio de ello. Kevin iba algo sorprendido después de lo que había visto pero también estaba satisfecho porque descubrió que tubo la razón al creer que solo Kei era capaz de salvar a Alex y que a pesar de que podía meterse en problemas, el esfuerzo había valido la pena. El oficial no sabía qué era lo que lo había orillado a arriesgarse tanto, quizá fue porque aun era un novato y fácilmente se veía afectado o quizá la noticia del embarazo de su esposa le había dado como propósito convertirse en una mejor persona, cualquier que fuera el caso, él no pudo evitar sentirse feliz con la decisión que había tomado.

De reojo Kei veía a Kevin y se preguntaba por qué esa persona lo había ayudado mientras todos se veían tan renuentes a cooperar con él y con Alex, cuando al fin se atrevió a preguntarle el oficial le contestó que eso era lo que le había dicho su corazón y Kei se conformó con esa respuesta.

 

-- Siempre me he preguntado... -- habló Kei, aun no llegaban al hospital y hablar le ayudaba a matar el tiempo y a soportar un poco más el dolor.

-- ¿Qué cosa?

-- Hablaba conmigo mismo -- sonrió Kei pero luego agregó -: yo solía odiar tanto el colegio que siempre me escapaba de clases, un día me fui a pasar el rato al parque y por pura casualidad me encontré con un lindo niño de ojos grises. Pensé que era la primera vez que ese niño se saltaba las clases porque se notaba muy nervioso, así que comencé a platicar con él, lo invité a un jugo y la pasamos bien, al final el niño me pidió una cosa muy peculiar, nadie me había pedido algo como eso.

-- ¿Qué te pidió? -- pregunto el oficial que ya se había interesado en el relato.

-- Un abrazo, el lindo niño de ojos grises me pidió un abrazo. Todo lo que hemos vivido él y yo comenzó con un abrazo entre dos desconocidos, y a pesar de que hemos sufrido mucho, más él que yo por supuesto, jamás he deseado no haberlo abrazado, en mis recuerdos y en mis sueños siempre lo abrazo y lo único que deseo es que sea así para siempre, gracias a usted creo que será posible, muchas gracias, no sé cómo pagarle, usted ha arriesgado mucho al sacarme sin permiso del hospital y aunque de llegar a descubrirnos probablemente no pueda hacer nada para ayudarle, siempre le estaré agradecido.

-- No te preocupes con eso me basta.

 

Se encontraron un gran alboroto cuando al fin llegaron al hospital, la madre de Kei estaba furiosa por el descuido del Hospital, Mario también estaba ahí pero más para calmar a su colérica esposa. Kei entró por la puerta principal apoyado en Kevin, al verlos, Elisa corrió rápidamente para recibir a su hijo que no se veía muy bien. La conmoción duró varios minutos, incluso se informó a la estación de policía acerca de lo que había hecho uno de sus oficiales. Kei trató de explicarse lo mejor que le fue posible pero su madre no lo dejaba, era como si la mujer no quería escuchar nada de Alex. Mientras tanto Mario permanecía distante, como tratando de ordenar sus pensamientos.

Kevin sabía que en el mejor de los casos solo lo sancionarían por unos días, pero de no ser así creyó conveniente pasar por la habitación de Kei - aunque se lo habían prohibido - para decirle al joven que estaba a su servicio para cualquier cosa que lo necesitara, así lo hizo e incluso le dejó la dirección de su casa y su número de celular y de línea fija.

Elisa se mostró consternada ante el comportamiento del oficial y comenzó a insultarlo en todas las maneras y en todos los idiomas que le fue posible, Mario seguía distante y Kei cansado de su madre, la dejó hablar, mientras que Kevin escuchaba atento cada uno de los insultos, sentía que en cierta medida se los merecía, pero cuando la mujer terminó de gritar decidió decir algo.

 

-- Probablemente en su situación yo hubiera reaccionado de la misma manera, pero si mostraré algún tipo de empatía será por ese niño que solitario pasa sus días encerrado en una habitación pequeña y fría. No sabía qué era lo que me había llamado la atención de este caso y aun no lo sé pero esta tarde, gracias a mi osadía, aprendí una lección muy valiosa, una lección que usted como madre parece haber olvidado. Yo pronto voy a ser padre y aunque mi hijo no ha nacido aun me da pavor imaginar el dolor que sentiría si mi esposa llegara a perder el bebé, así que en parte la entiendo, lo que no entiendo es por qué mantiene a los dos niños alejados. Viendo a Alex y a Kei aprendí algo que estoy seguro recordaré siempre, se que ante nuestros ojos ellos, nuestros hijos, no son más que niños, antes los ojos de cualquiera Alex y Kei no son más que niños, y eso pensé hasta que los vi esta tarde, aun estando el uno junto al otro se ven pequeños, pero señora el que se vean pequeños no quiere decir que sus sentimientos sean pequeños, no quiere decir que sus sentimientos no son reales o que no son como los que siente un adulto, no es así; tampoco quiere decir que son débiles o que no pueden valerse por sí mismo o que debemos ignorarlos. Valore más los sentimientos de su hijo señora, se lo pido, también le pido que valoré los sentimientos de Alex, no se imagina lo dolido que está por su rechazo y aun así lo acepta y se culpa, ¿en realidad cree que es culpa de ese niño? yo no creo que sea así y yo apenas lo conozco, pero usted que ha convivido con él ¿cómo puede creerlo...?

 

Elisa no pudo soportar el largo discurso del oficial, no entendía porque le hablaba de esa manera, él no tenía porque involucrarse de esa manera, la mujer seguía segada por la ira, Mario en cambio se despidió del hombre con una sonrisa y un "lo intentaré" que dejó al joven oficial algo satisfecho. Kei por su parte sintió mucha admiración y respeto por Kevin y deseó que su trabajo, tan duro como era, jamás lo cambiara.

 

Notas finales:

Fui totalmente incapaz de seguir haciendo sufrir a Alex, lo siento si esperaban que sufirera más ¡no pude! pobrecito, además con todas la cosas linda quele dijo Kei ¿cómo no iba a recapacitar? aunque aun se culpa eh.

Hablando de lo que dijo Kei, mientras escribía esa parte escuchaba la canción "Natsuu no juutsu (time to say good bye)" de mi banda favorita L'Arc-en-ciel y eso, sumado a lo que escribía y a la hermosa voz de HYDE (¡dios como amo a ese hombre!), me hizo llorar, juro que lloré escribiendo esa parte...

Igual aun no hay que cantar victoria que el villano principal de la historia aun anda suelto...

Espero que les haya gustado y como siempre digo... ¡Comentarios!

 

Cuidense mucho, portense bien, echen la hueva cuando puedan jeje.

Nos leemos pronto.

Besitos para todos.

Bye bye (^.^)/


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