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Ángel por Seiren

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Notas del capitulo:

Hola, hola, a pesar de todo creo que no me demoré mucho en actualizar... espero les guste...

 

ÁNGEL

CAPÍTULO 21

SEGUNDO ACTO

 

 

-¡Oye Kei!, ordena bien la ropa no seas haragán, tienes la costumbre de sólo tirarla y luego andas renegando porque está toda arrugada

-¿Qué quieres que haga?, si yo no la puedo dejar bien dobladita como tú

-Esa sólo es una excusa para que yo lo haga todo - El joven quedó viendo al niño con ojos de cachorrito enfermo y a Alex no le quedó de otra.

 

Alex -cuando podía - se encargaba de alguna labores domésticas al mismo tiempo que era él mismo que se encargaba de lavar, doblar y planchar su propia ropa, no quería ser una carga más, después de todo se podría decir que estaba en una casa ajena de mantenido. No era una cosa que había estado pensando desde el inicio, se percató de ello cuando por error vio como el chef hacía un par de cuentas del restaurante, cosa que no era su trabajo pero que siempre revisaba para verificar que el contador no le estuviera tomando el pelo.

El niño se había olvidado del dinero y recordó que cuando vivía sólo con su madre ese era un asunto bastante serio, después de todo, su madre se mataba para comer al menos decentemente. Pero esas cosas dejaron de preocuparle cuando llegó a la mansión después que su madre se casó, y más aun se había olvidado de ellas ahora, después de tantos meses de estar viviendo con Kei y su familia. Al abandonar a su madre todas las cuentas pasaron a manos de la familia de Kei, no sabía específicamente si a Mario o a Elisa pero el punto era que de la nada comenzó a sentirse algo mal por ellos, aunque sabía que no tenía que hacerlo.

 

-Esta camisa, ¿es nueva?

-¿Cuál?

-Esta verde

-Mmm... no, de hecho ya hace tiempo que la tengo sólo que no me la pongo muy seguido

-Entonces está noche dormiré con ella - sonrió Alex a quien sin duda seguía fascinándole usar la ropa de Kei.

-Claro, por mí no hay problema - bostezó

-Oh, lo siento debes estar muy cansado, y si no recuerdo mal, mañana te tienes que levantar muy temprano

-Así es - volvió a bostezar Kei - ya sabes, lo de siempre

 

"Margaret" suspiraron los dos al unísono lo que provocó que ambos sonrieran también al mismo tiempo.

 

Alex siguió ordenando la ropa y cuando hubo estado listo, le pidió a Kei que encendiera la lámpara sobre la mesa de noche para así poder apagar la luz.

El joven lo hizo y después se hizo a un lado para hacerle espacio al pequeño que poco uso le había dado a su cama nueva puesto que prefería dormir con Kei.

El niño sonrió, ya llevaba puesta la camisa de hace poco y en un gesto muy inocente e infantil, se tiró sobre Kei y comenzó a hacerle cosquillas.

 

-¡Ya basta! - Reía Kei muy animado - ¿me quieres matar de la risa?

-No me detendré

-Ya, ya, me rindo

-Aun no

-Ja ja ja...

-¿Quieres más?

-Hoy si... me rindo -Kei seguía carcajeándose

-Esa fue una victoria fácil - sonrió Alex y cuando Kei menos lo esperaba, lo besó

-Alex - susurró Kei sonrojado y un poco excitado - dame otro - pidió, y ante los ojos de cualquiera esa parecería una suplica

-Te daré dos más - sonrió Alex y dicho y hecho. Depositó dos cálidos besos en los labios del joven a quien no le parecieron suficientes

-Otros dos...

-Entonces te daré cuatro - y así lo hizo

-Otros cuatro - pidió nuevamente tomando al niño por la nuca para acercarlo más a él - otros ocho, otros dieciséis, otros...

-Te los daré todos - prometió Alex ruborizándose para luego acercar sus labios a los de Kei.

 

Está vez fue sólo un beso, pero fue profundo y duradero los que los dejó sin aliento por unos segundos.

 

Kei delicadamente se posicionó casi a horcajadas sobre Alex y comenzó a besar nuevamente los sonrosados labios del menor, mientras sus manos se entretenían con el cabello del niño. Separó su rostro del de Alex un momento y se quedaron viendo sin decir ninguna palabra.

Alex acarició el rostro de Kei con sus manos y luego los labios del joven con las yemas de sus dedos, Kei abrió la boca para capturar algunos dedos del pequeño y habiéndolo logrado comenzó a lamerlos lo que provocó que un lento y placentero escalofrío recorriera el cuerpo del menor de pies a cabeza. Unos segundos después volvían a unir sus labios en besos húmedos y mucho más apasionados.  Pero aun así Kei tenía el autocontrol suficiente para no hacer más que eso, desde aquella vez que a manera de despedida Alex prácticamente lo había seducido para tener sexo, no habían vuelto a hacerlo, y no era porque no quisiera, si quería tener a su niño entre sus brazos y hacerlo sentir bien, pero también sabía que debía respetar ese pequeño cuerpo que tantas veces había sido violentado. Se podría decir que de alguna manera Kei tenía miedo de lastimar a Alex quien sin duda ya había sufrido demasiado.

 

-Tus padres están aquí

-Lo sé

-Aun así... creo que ya estoy listo -susurró Alex pero Kei no lo escuchó

-¿Qué dijiste?

-Estoy listo... ya sabes - ocultó su rostro en el pecho del joven y tomando una gran bocanada de aire se armó de valor para ver a Kei a la cara y pedirle lo que desde hacía mucho tiempo había evitado hacer - Hagamos el amor

-¿Seguro?

-Sí

-De acuerdo - Kei se quedó parcialmente paralizado por un momento pero con un beso de Alex reaccionó - ¿seguro? -volvió a preguntar

-¿No quieres?

-No es eso pero sabes muy bien que tiene que ser mutuo, por eso lo pregunto

-Sí quiero Kei, quiero que estemos juntos, ya ha pasado mucho tiempo y ya estoy listo

-¿Seguro? - preguntó por tercera vez

-Muy seguro

 

Ambos se fundieron en un fuerte abrazo que duró muchos minutos. Sus respiraciones estaban agitadas y sus corazones palpitaban casi al mismo ritmo. Con mucha paciencia Kei comenzó a acariciar al pequeño quien se limitaba únicamente a sentir todas esas caricias dejando escapar de tanto en tanto algún suspiro. Luego Kei fue deslizando sus manos por debajo de la camisa de Alex para acariciar su pecho y sus pezones cuando pudo encontrarlos. Alex lo abrazó fuertemente y el mayor podía sentir como el cuerpo del niño temblaba por lo que se vio obligado a repetir la pregunta pero de otra manera para evitar sonar repetitivo.

 

-¿Tienes miedo?, ¿quieres que me detenga?

-No es eso - casi sollozó Alex que ya estaba excitado - no quiero que te detengas

-Pero estás temblando

-Es porque mi cuerpo se siente extraño, siento todo diferente a la última vez...

-Es porque es diferente, ahora mismo no hay nada en tu cabeza que te haga abrumado, ya no hay nada que te preocupe y estoy seguro que desde hace mucho dejaste se sentir miedo

-Aun siento miedo - aceptó - pero no tanto como antes, sólo es un poquito.

-¿A qué le tienes miedo?

-A que todo esto acabe, quiero estar contigo para siempre

-Yo también quiero estar contigo para siempre Alex, ¿lo dudas? - el pequeño negó agitando la cabeza rápida y repetitivamente - Ya lo sabía, ¿y sabes por qué lo sabía?

-¿Por qué?

-Porque sé lo mucho que me amas y tu sabes lo mucho que yo te amo - lo besó -te haré sentir bien, lo prometo

-Sí...

 

Kei nuevamente deslizó sus manos bajo la camiseta de Alex para que estos se re-encontraran con los semi erectos pezones del menor. Los masajeó y pellizcó hasta que sintió un enorme deseo por chuparlos y lamerlos. Le terminó de quitarle la camiseta a Alex, el único obstáculo entre los sonrosados botones que adornaban el pecho del niño y sus labios.  Alex suspiró sensualmente cuando sintió como los labios de Kei comenzaban a estimularlos de maneras que no sabía, eran posibles.

 

El niño estaba nervioso, no sabía qué era lo que debía hacer. En la primera ocasión, la desesperación del momento lo había orillado a comportarse de una manera bastante promiscua, pero ahora que todo era diferente, ahora que sabía que después de terminar no habría un adiós si no un buenos días, se sentía muy nervioso y asustado. Un nuevo gemido abandonó su boca, su cuerpo ya había despertado, los besos no bastaban, quería más.

 

Mientras tanto la única cosa que le preocupaba a Kei era encontrar la manera adecuada de hacer las cosas, poco sabía acerca de la manera de cómo debía proceder, y sentía que así era porque todo le parecía diferente y porque sabía que ser extremadamente cuidadoso pues lo menos que quería era lastimar a Alex. El joven depositó una beso en los labios de Alex y después de regalarle una sonrisa, terminó de desvestirlo. Notó fácilmente que sus caricias habían cumplido con su cometido. Frente a él se encontraba Alex completamente excitado. Todo en el cuerpo de Alex delataba que así era: el rubor que adornaba sus mejillas, su mirada cristalina, su aliento, sus suspiros, el sudor en su piel, pero sobre todo lo que más lo delataba era la erección que se pronunciaba entre sus piernas. El niño sin duda estaba sintiendo todas sus caricias y fue aun más placentero para Kei percatarse que también las estaba disfrutando.

 

Kei paseó sus manos por todo el cuerpo de Alex, lo acariciaba con una pasión controlada y tímida mientras en su cabeza se repetía una y otra vez que tenía que ser paciente para no lastimarlo. Pero con la excitación del memento no sabía cuánto más tiempo podría contenerse.

 

-¿Qué hago? - Preguntó tímidamente Alex, quien llegó a la conclusión de que no era justo que Kei lo hiciera todo

-¿No te gusta así? - Kei vio a Alex quien lo interrumpió en el preciso momento que estaba a punto de acoger la erección del menor en su boca - ¿Cómo quieres que lo haga?

-No sé, no preguntes, sólo dime qué hacer

 

El joven tomó a Alex de la manó y con algo de fuerza lo ayudó a sentarse, aprovechando la proximidad para volver a besarlo.

 

-¿Quieres tocarme?

-Sí...

-Entonces tócame, no importa como lo hagas porque si son tus manos sé que siempre se sentirá bien...

 

Kei tomó el lugar que segundos atrás Alex había tenido en la cama. Y yaciendo sobre ella, el pequeño se sentó a horcajadas sobre él.

 

Comenzó acariciando el cada vez más varonil rostro de Kei, besó ligeramente su cuello para luego pasar a su pecho y sus pezones. Kei gimió al sentir los labios del niño sobre estos. Alex los besaba y los chupaba, pero fue cuando ligeramente lo mordió que una corriente eléctrica recorrió todo su cuerpo para así ayudar a  terminar de despertarlo. Una ligera mordida le había provocado una erección que cada vez se sentía más dolorosa, sabía que ya era hora de que hiciera algo al respecto, pero Alex aun seguía bastante concentrado con lo que hacía, se replegó un poco hasta llegar a los pies de la cama con la clara intención de tomar el pene de Kei en su boca. Comenzó masajeándolo diestramente con sus manos, mientras con su lengua lamía la punta del miembro de Kei.

 

-Es-espera... - murmuró el joven - también quiero tocarte...

 

Kei se abalanzó sobre Alex, primero capturó sus labios y luego sin advertencia alguna, tomó la erección del pequeño en su boca. Aun cuando trató de evitarlo, Alex no fue capaz de suprimir el tremendo placer que se escapaba de sus labios en forma de un gemido prolongado y apasionado. Perdía el control de su propio cuerpo cada vez  que los estímulos aumentaban. Su miembro estaba casi por completo en la boca de Kei, sentía la humedad y la calidez, sentía el placer y escuchabas los húmedos sonidos producidos por la succión. Su novio lo chupaba, lo besaba, lo lamía por eso sintió que poco le faltaba para alcanzar el orgasmo.

 

-Kei... Si sigues así, va a... Va a salir... Kei...

-¿Te gusta?

-Sí... Kei... Se siente raro, se siente... rico...

 

El  mayor se detuvo, con el brazo desnudo se limpió los labios y se inclinó sobre Alex para poder alcanzar sus labios. Luego con una mano tomó el miembro de Alex para seguir estimulándolo. Mientras con su saliva se encargaba de humedecer el dedo medio de su otra mano. Habiendo logrado su cometido, comenzó a introducirlo en el pequeño agujero de Alex quien sintió como la piel se le erizaba ante tal contacto.

 

-Si te duele me dices...

-Sí - Asintió el niño tímidamente, el rubor ya había impregnado por completo sus mejillas

 

Los gemidos se fueron incrementando por ambas partes. Alex gozaba por la manera tan delicada y tierna con la que Kei lo tocaba y el joven por su parte se excitaba cada vez más con el simple hecho de estar tocando a Alex.

 

-¡Aaah!

 

Otro dedo era introducido en ese diminuto orificio.

 

-¡Aaah!, Aaaah... Kei

 

El joven había vuelto a tomar el miembro de Alex en su boca.

 

-¡Kei!, Kei!

 

Parecía que todo estaba listo, los dos estaban lo suficientemente húmedos para garantizar una penetración no muy dolorosa.

 

-Lo haré, ¿listo?

 

El pequeño sólo asintió. Se aferró a los hombros de Kei mientras sentía como su cuerpo era invadido. Sintió una pequeña corriente de dolor al inicio pero luego... Luego la olvidó por completo al ser sustituida por un tipo de placer indescriptible e incomparable con cualquier otro que había sentido en el pasado.

 

Kei comenzó con movimientos lentos y pausados, esperaba que el cuerpo del niño se acostumbrara a tener su erección dentro de él. Pero como era de esperarse poco a poco esos leves movimientos se fueron convirtiendo primero, en embestidas controladas hasta que el placer dominó por completo cada uno de sus sentidos lo que las convirtió en un húmedo y placentero orgasmo.

 

El  momento que siguió fue silencioso, lo único que se escuchaba eran sus respiraciones agitadas. Kei abrazó a Alex cuyo cuerpo aun vibraba producto de los espasmos producidos por el tal anhelado clímax. Y así, de esa manera y sin intercambiar nada más que un ligero beso y un te amo, los dos se quedaron profundamente dormidos.

 

 

 

 

Horas más tarde el sueño de Kei se vio interrumpido por la alarma de su teléfono celular. Ese día tenía que estar más temprano de lo acostumbrado en el colegio porque Margaret así lo había demandado, según la perfeccionista chica aun faltaban algunos retoques para que el proyecto les quedara como ella quería.

Con mucho cuidado Kei se levantó de la cama y se metió directamente al baño. Se bañó y se arregló y antes de marcharse al colegio se despidió de Alex después de pedirle que se pasara a su cama. No sería bueno que sus padres lo encontraran desnudo en cama ajena. Aprovechó el momento para besarlo...

 

-Te amo Alex, ahora vuelve a dormir.

 

De esa manera Kei se despidió de su niño quien sólo fue capaz de responderle con una efímera sonrisa pues rápidamente se había vuelto a dormir.

 

Alex despertó unas horas después. Se suponía que el evento comenzaba a las diez de la mañana y apenas eran las ocho, lo que le deba el tiempo suficiente para dormir otros minutos más. Despertó por completo a las nueve en punto y lo primero que hizo - al igual que Kei - fue bañarse. Aun con la toalla rodeando su cuerpo y a medio secar, se tiró sobre la cama de Kei y comenzó a rodar sobre ella bastante alegre. Había recordado lo que había pasado la noche anterior y aunque el cansancio ocasionado por el contacto entre sus cuerpo los había dejado tan extenuados como para hablar, sabía que en ese momento las palabras no eran necesarias. Incluso con eso tenía un enorme deseo por hablar con Kei y decirle lo bien que lo había pasado.  Sencillamente estaba feliz.

 

El pequeño se terminó de secar y después de vistió. Se puso un pantalón de tela  negro y una camisa gris. Se arregló el cabello y se puso un poco de la loción de la que usaba Kei. Estando listo fue a la cocina. Ni Mario, ni Elisa estaban en la casa, a esas horas ambos ya estaban en el trabajo, pero de igual manera el chef le había dejado preparado el desayuno el cual comió después de haberlo recalentado. De paso, sobre la mesa del comedor, se encontró una nota firmada por Mario y Elisa: "¡Que se diviertan!" El niño sólo sonrió y la guardó en el bolsillo de su pantalón.

 

Después de verificar de que todo estuviera en orden, de que no dejaba nada encendido y que todo estuviera bien cerrado, Alex salió de la casa cargando únicamente la llave de la casa y dinero. Imaginó lo mucho que se divertiría ese día, claro, después de que Kei terminara con la exposición de su proyecto, después de eso el resto del tiempo sería sólo para ellos dos.

 

De camino a la estación a la parada de buses pasó por el parque, el lugar donde él y Kei se habían conocido. Aun  era temprano así que decidió quedarse ahí un momento. A esas horas las únicas personas en el lugar era unos pocos niños, lo que aun no asistían a la escuela, eran muy pocos así que él lugar prácticamente estaba desierto. Por alguna razón Alex se comenzó a sentir bastante raro debido a la extraña pero inconfundible sensación de ser observado por alguien. El pequeño se puso de pie después de haberse estado columpiando y después de mirar a su alrededor de manera discreta, se dijo a sí  mismo que estaba demasiado paranoico. De igual manera retomó su camino.

 

Como no era hora pico el bus que abordó estaba casi  vació. El niño se sentó mientras por la ventana observaba los diferentes edificio. Hacía tanto que no salía de casa solo. Era raro pero liberador, en ningún momento se sintió preso pero sabía que no podía pasarse toda la vida encerrado por temor a ser lastimado. No importaba cuantas personas cuidaran de él tarde o temprano siempre sería lastimado, lo que tenía que hacer era aprender a cómo lidiar con eso para así poder hacer su diario vivir más llevadero y agradable.

 

Alex arribó al colegio de Kei poco antes de las diez de la mañana. Habían quedado en que Alex esperara en le entrada en donde Kei lo iría a recoger, así que después de preguntarla a un transeúnte la hora, el pequeño se dispuso a esperar. No imaginó que la espera se prolongaría por tanto tiempo. Los minutos pasaban sin piedad y Kei no aparecía por ningún lado.

 

Volvió a preguntar la hora: 10:45 am. Ya había pasado demasiado tiempo. Se estaba preparando para pensar lo peor. Pero no se lo permitió. Supuso que Margaret lo tendría muy ocupado y que por eso había perdido la noción del tiempo. No era más que eso. Kei estaba muy ocupado.

 

-Alex no es nada malo

 

El menor intentó calmarse mientras pensaba cuál sería la manera más adecuada para actuar. Podría ir a buscar a Kei a su salón de clases, pero nunca había estado en ese lugar así que no estaba para nada familiarizado con él.

 

-Preguntas y listo

 

Se dijo a sí mismo infundiéndose ánimos. Todo estaba bien, no había pasado nada malo. Kei sencillamente estaba demasiado ocupado para ir a buscarlo. Eso se decía en su interior. No pasaba nada malo.

 

-Ven por mí...

 

Alex estaba a punto de llorar. Había decidido esperar hasta las once de la mañana antes de ir él a busca a Kei, pero aun así rogaba porque el joven apareciera en los próximos minutos.

 

Al fin las once llegaron pero Kei no. Con algo de miedo, Alex se dispuso a hacer lo que había planeado: ir a buscar a su novio. Para ello sólo tendría que preguntarle a algún estudiante donde quedaban los salones de clase de los grados superiores. Cosa que no le resultó nada difícil. Después de haberse ubicado gracias a la ayuda de una chica quien gustosa le ofreció indicaciones, Alex partió en busca de Kei.

 

El camino se le hizo largo, eso fue porque todo el edificio estaba abarrotado no sólo de estudiantes de ese colegio sino también de estudiantes de otros colegios y de personas que simplemente habían ido a observar. En cada aula había una exhibición y por lo poco que pudo escuchar Alex, todo estaba dividido en distintas categorías, se preguntó en que categoría estaba Kei, lo único que sabía era que su proyecto era un intricado proceso que consistía en una serie de reacciones químicas, y como de eso él nada sabía, había dejado de preguntar.

 

Pero ya podría preocuparse por eso más tarde, ahora lo único que le importaba era reunirse con Kei ya que con el paso del tiempo todo comenzaba a parecerle más oscuro, no sabía cuánto más sería capaz de seguir auto animándose.

 

 

Sara se sorprendió cuando reconoció al niño que erráticamente deambulaba por el pasillo, con la vista lo siguió para averiguar que era lo que el chico tramaba. Sinceramente no era que le importara, pero ese día no había visto a Kei así que lo primero que pensó fue que por estar con Alex, Kei no había aparecido en todo el día y por eso ahora Margaret estaba como loca.

 

El pequeño al fin llegó al salón de clases al cual pertenecía Kei, asomó la cabeza a través de el marco de la puerta y rápidamente comenzó a buscar entre todos los alumnos que ahí se encontraban, a Kei. Posaba su vista en el rostro de cada chico que miraba y entre más caras desconocidas veía mucho más se inquietaba. ¿Por qué no aparecía por ningún lado?, eso era lo que el niño quería saber. Nada de eso le gustaba, y aunque quisiera ya no podía evitar pensar en cosas malas. Alex por fin había aceptado pensar lo peor y lo peor significaba aceptar que a Kei le había pasado algo grave, si no, ¿cómo explicaba su extraña ausencia?, Alex sabía que incluso estando muy ocupado Kei jamás lo habría dejado esperando, sabía que su novio hubiese ido a buscarlo sin importar que tan ocupado estuviera y de ser un caso extremo hubiera mandado a alguien a buscarlo. Él era así de sobreprotector, jamás lo hubiera dejado sólo y menos aun por tanto tiempo.

 

Tales pensamientos no ayudaban para nada, Alex lo sabía pero la desesperación del momento lo había guiado hasta ellos. El niño se quedó fuera del salón de clases, esperando, viendo anhelantemente el rostro de cada una de los uniformados que pasaban frente a él y a su lado. Ninguno de ellos era Kei, se preguntó cuántos rostros más tendría que ver hasta encontrarse con el de su ángel.

 

Sara quien aun veía al niño desde una distancia prudente se estremeció de dolor cuando vio como este comenzaba a llorar, las personas que pasaban de él se percataban de eso pero no se detenían, ni le preguntaban qué era lo que le sucedía, aun cuando los sollozos del menor eran fácilmente notables. Una punzada fue lo que sintió en su corazón, a pesar de todo lo que había tenido que sufrir por culpa de ese niño, no era lo suficientemente desalmada para dejarlo sólo cuando se veía tan triste. La chica no pudo más que preguntarse a sí misma qué era lo que había sucedido para que Alex estuviera así, pero aun más importante que eso, se preguntó: ¿dónde estás Kei?

 

Totalmente vencida por las lagrimas que Alex tan abiertamente derramada, Sara decidió acercarse al pequeño para asegurarse de que por lo menos estuviera bien, no tenía idea de dónde podía estar Kei y en ese momento recordó  nuevamente que no lo había visto y eso era muy extraño.

 

-Hola - Fue lo primero que se le ocurrió decir a la ex novia de Kei

-Hola - Dijo Alex quien aun no había reconocido a la chica

-¿Estás bien?, ¿por qué lloras?

-Estoy buscando a alguien y no logro encontrarlo

-¿Buscas a Kei?

-¿Cómo lo sa...?, ¿Sara?

-Sí, hola otra vez

-Este... yo... ¿ha visto a Kei?

-No lo he visto, ¿hace mucho que lo buscas?

-Sí, quedamos de vernos a las diez y...

-Vamos, vamos, quita esa cara ¿sí? - La chica sonrió - Ahora bien... ¿en qué lugar se habían quedado de ver?, tal vez él también se equivocó y ahora te está buscando

-En la entrada del colegio - Alex restregó sus ojos mientras se obligaba a dejar de llorar

-Bueno... Sólo hay una entrada así que ahí no puede haber algún error, ¿seguro que a las diez?

-Sí

-Ya veo... ¿cuánto tiempo lo estuviste esperando?

-Una hora - Hipó - Kei jamás me dejaría esperando toda una hora

-Eso es cierto pero... Seguro hay algo que lo entretuvo y... - Sara suspiró - ¿será que no te vio?

-No lo sé... ¿y sí le pasó algo malo?

-No creo que sea eso, en todo caso su padres ya tendrían que saberlo y te hubieran venido a buscar, así que lo dudo, eso descarta que haya tenido algún tipo de accidente y cosas por el estilo

-¿Entonces dónde puede estar?

-¿Lo hablaste al celular?

-No, el mío se dañó así que no, ni siquiera se me ocurrió

-Ya veremos... -Sara tomó su teléfono móvil y marcó enseguida el número de Kei. Del otro lado el teléfono timbraba lo que calmó a la chica, pero no por mucho, el teléfono sonaba pero de nada servía si nadie lo contestaba -  que raro... No contesta

-¿Habrá dejado el teléfono o lo habrá perdido?

-Quien sabe... -Sara entró del llenó al salón con la intención de preguntar a alguien si había visto a Kei - ¡¿Alguien ha visto a Kei!? - gritó a todo pulmón pero lo único que recibió fue la indiferencia de sus compañeros - ¡Oye Hitler!, eh digo, ¡Margaret!

-¿Qué quieres?, ¡estoy ocupada!

-Una pregunta, ¿has visto a Kei?

-¡Jah! me gustaría, así le daría la paliza que se merece, pero ese irresponsable no se ha presentado a dar la cara en toda la mañana

-¿No vino?

-Pues no

-Pero yo sé que sí vino al colegio - Alex  entraba al aula de clases -¿seguro no lo ha visto?

-Claro que no - contestó la chica más amablemente - puedes preguntarle a los demás sí quieres

-¡Oigan todos! - gritó Sara - ¡¿Alguien ha visto a Kei?!

 

Los chicos se quedaron viendo entre sí y tanto Sara como Alex se dieron cuenta que  ninguno de los presentes había visto a Kei.

 

-¡Préstamelo! - Alex entendió su mano resueltamente - lo intentaré de nuevo, lo llamaré hasta que me conteste

-¿No se habrá escapado? - Preguntó uno de los presentes - antes lo hacía mucho

-No creo que sea eso - intervino Margaret - en los últimos meses había dejado de faltar al colegio, ya no se saltaba las clases y era muy puntual, así que definitivamente no es eso, tal vez tuvo en accidente o...  

-¡Margaret! - Sara reprendió a Margaret con la mirada al ver que el comentario de la chica - si así fuera alguien hubiera venido a traer a Alex o le hubiera avisado de alguna forma

-Pero ¿cómo?, si no tengo celular... -

-Hay muchas formas de contactarse con alguien - contestó Sara al no encontrar una respuestas más apropiada - en todo caso no creo que sea eso... ¡No! estoy segura que Kei está bien. Alex toma -Le entregó el celular - llámalo hasta que te conteste, iré ala dirección a ver si averiguo algo... Descuida, ya verás que está bien...

 

Sara salió corriendo rumbo a la dirección, dejando atrás a un desesperado Alex, el niño no podía creer todo lo que estaba pasando, rogaba porque todo fuera una broma o una pesadilla. ¡Eso tenía que ser! Horas atrás había pasado una maravillosa noche con Kei e incluso recordaba el "te amo" que le había dicho esa mañana. Alex llamó nuevamente pero Kei seguía sin contestarle. Los compañeros de Kei seguían trabajando y lo ignoraban por completo. Se sentó en un pupitre lejos de todos y volvió a marcar y tampoco recibió respuesta. Lo intentó una tercera vez y aun así nadie le contestaba. Comenzó a llorar otra vez, consideró la idea de hablarle a Mario y a Elisa para decirles que su hijo estaba desaparecido pero... ¿y sí no era eso?, si Kei en realidad estaba bien entonces preocuparía a los adultos en vano. Decidió esperar un poco más.

 

Cansado y sediento por tanto ajetreo se dirigió a la cafetería no si antes decirle a Margaret donde estaría por si Sara llegaba a buscarlo. En la cafetería se demoró un poco en comprar una simple botella de agua, después de haberla bebido se dirigió al baño -los cuales también estaban repletos - para lavarse la cara. En ese momento decidió intentarlo nuevamente, está vez si respondieron...

 

-Hola, ¿Kei?

-No, así no me llamo - Alex reconoció la voz en seguida

-¿Y Kei?

-Está... Mmm... ¿cómo decirlo?... ¿dormido?

-¡¿Dónde está Kei?, ¡quiero verlo!

-Alto, alto, alto, no nos pongamos exigentes

-No le haga daño

-Alex, ¿por quién me tomas?, ¿crees que sería capaz de lastimarlo?

-No...sé... Sólo no lo lastime

-Pero de llegar a lastimarlo, ¿me culparías? Después de todo es su culpa que las cosas no hayan funcionado para mí

-Kei no tiene la culpa de nada, por favor, no lo lastime

-Bueno, eso ya depende de ti

-¿Qué...?

-Si eres buen niño y te portas bien puede que no lo lastime, pero como te dije, todo depende de ti

-¡Haré lo que pida!

-¿Seguro?

-¡Si, lo que sea!... ¿dónde está?

-No te apresures... Dime Alex, ¿tú en dónde estás ahora?

-En le colegio...

-Bien... ¡Oh! Parece que alguien despertó... ¡Oh! y parece que no está muy feliz

-¡¿Kei?!

-Por ahora te dejo

-¡No cuelgue! Ya le dije que haré lo que sea... Deje a Kei libre

-Mmm... Sabes Alex, jamás te había notado tan desesperado, ni siquiera cuando rogabas porque te tomara, has cambiado mucho y eso no me gusta y ahora que tengo en mis manos al culpable, ¿cómo es posible que lo deje ir sin antes darle lo que se merece?

-¡No!, Kei no ha hecho nada

-A mi parecer ha hecho mucho...

-¡No! ¡Por favor! Ya le dije que haré todo lo que quiera... Por favor, por favor... No lo toque, no le haga daño...

-Ok, ok, esto es lo que vas a hacer: vas a tomar un taxi, porque por casualidades de la vida se te ha antojado venir a visitarme. ¿entendido?

-¡Sí!

-Ni se te ocurra decirle a nadie o pedir ayuda que si me entero que no vienes sólo tu noviecito la va a pasar muy mal... Piensa muy bien lo que vas a hacer, te espero en casa...

 

Al terminar la llamada Alex salió corriendo, no había tiempo para derramar más lagrimas lo que tenía que hacer era actuar y pensar en la mejor manera de resolver la situación. Llegó nuevamente al salón, pidió prestada una hoja de papel y un lápiz, como no había encontrado a Sara le dejaría un mensaje, no tenía más tiempo que para eso.

 

"Sé donde está Kei así que iré por él, si dentro de una hora Margaret no recibe una llamada mía diciendo que todo está bien puede llamar a los padres de Kei o a la policía. Todo lo que está sucediendo es por mi culpa, así que por favor espere a que pase la hora. Resolveré todo..."

 

La nota se extendía un poco más de una manera bastante repetitiva, lo único que pedía Alex era tiempo, una hora ,y después de eso podía hacer lo que quisiera. Al final colocó un número de teléfono y una dirección. Después, salió corriendo lo más rápido que  pudo y abordó un taxi quien lo llevó hasta su destino.

 

Había pasado mucho tiempo desde la última vez que había estado en ese lugar. Todo parecía seguir igual, las demás residencias aun parecían estar vacías y apenas se escuchaba los ladridos de los perros. Lo único que era diferente era que en esta ocasión no estaba lloviendo. Alex se acercó rápidamente a la puerta de la residencia y antes de llamar alguien ya había salido a su encuentro.

 

Sin  intercambiar palabra alguna, el pequeño se introdujo en la casa, seguía a la persona que a pesar de todo se veía muy calmada.

 

-¿Quieres leche con chocolate?, dime Alex, ¿aun te sigue gustando?

-¡Quiero ver a Kei! - demandó Alex seriamente

-El trato era de que te harías todo lo que yo te pidiera

-Lo sé, pero antes deje libre a Kei

-¿Y sí te digo que no está aquí?

-Pero... ¿entonces cómo tiene su teléfono?

-Lo encontré por ahí

-¡Mentira!

-Está bien, lo acepto, tu noviecito está aquí

-¡Quiero verlo!

-Vamos cálmate un poco que aun no le he hecho mucho, tenía que esperar a que tu vinieras para verificar que cumplieras con tu parte. Dijiste que harás cualquier cosa, ¿no es así?

-Así es, haré cualquier cosa, pero primero quiero ver a Kei... por favor

 

 

Los ojos verdes de Chris se clavaron llenos de furia en el rostro de Alex, el joven estaba a punto de perder la paciencia por completo pero se auto controlaba porque había un plan el cual tenía que seguir al pie de la letra.

Ignoró a Alex y se dirigió a la sala de estar, se sentó en un sofá mientras el pequeño seguía cada una de sus acciones aterrorizado y fue hasta ese entonces que se percató de que el mayor sólo usaba una camisa manga larga parcialmente desabotonada y unos bóxers negros. De inmediato al idea de que le había hecho algo muy malo a Kei se presentó en su mente. El niño comenzó a caminar despacio, supuso que Kei estaba cautivo en la habitación de Chris y como veía que el joven de ojos verdes no le prestaba atención decidió subir.

 

-¡Alto! Aun no te he dado permiso para verlo - Chris palmeó el espacio vació del sofá indicándole a Alex que quería que se sentara a su lado - Platiquemos un poco antes, ¿te parece?

-De acuerdo...

 

Alex se detuvo en frente de Chris lo quedó viendo por unos segundos aun cuando le joven parecía estar ido en otras cosas. El menor estaba a punto de sentarse cuando sintió como Chris lo tomaba de la mano con brusquedad para hacerlo que se sentara sobre sus piernas. Alex no renegó ni mucho menos se opuso, cualquier actitud desafiante podía poner el riesgo el bienestar de Kei.

 

Chris aprovechó el comportamiento sumiso del niño. Así que sin censura y con menos paciencia aun comenzó a tocar el cuerpo del menor de manera violenta y salvaje, desgarró su camisa y lo acostó de lleno en el sofá en dónde comenzó a lamer el pecho desnudo de Alex quien estaba prácticamente paralizado por el brusco comportamiento de Chris no decía ni hacía nada mientras el joven lo mordía y succionaba su piel marcando cada centímetro de ella. El niño se animaba a sí mismo diciéndose que no era nada, que ya había pasado cosas mucho peores, ya había sido violado innumerables veces así que otra más no le haría más daño del que ya había recibido. Pero aun así estaba asustado desde hacía mucho tiempo atrás no había vuelto a sentir impotencia, se había dejado de sentir débil y patético, ya no sentía ni pensaba todas esas cosas dado que ya no era abusado, pero ahora las sentía de nuevo, mientras esas manos conocidas y desconocidas a la vez profanaban su cuerpo, el mismo cuerpo que la noche anterior Kei había amado. Nada era justo, pero él mismo se había metido en ese problema y de paso también había involucrado a Kei y a su familia, así que se dijo que si dejar que lo violaran era la solución para todo, entonces dejarían que hicieran con él lo que quisieran ya que eso era mejor a ver como lastimaban a Kei.

 

Los labios de Chris habían tocado y besado ya cada milímetro del cuerpo desnudo de Alex, desde hacía mucho tiempo había deseado eso, pero el niño no le respondía, no gemía, no suspiraba y mucho menos sentía placer, así no era como se lo había imaginado y eso lo enfureció más.

 

-Así no es divertido - vociferó furioso - así no es...

-¿Qué?

-Ya veo que no quieres cooperar - Chris suspiró -No me queda de otra más que obligarte a cooperar

-Pero...

-¡Nada de peros!

 

Con brusquedad Chris tomó a Alex entre sus brazos y lo cargó escaleras arriba hasta su habitación. El niño quien estaba desnudo forcejeó un poco lo que hizo que recibiera un jalón de cabello bastante doloroso pero nada comparado con el dolor que sintió al entrar a la habitación.

 

Kei estaba totalmente atado, las manos en la cabecera de la cama y los pies en la base de la cama, también estaba amordazado. Su ropa parecía seguir intacta por lo que el niño supuso que aun no le habían hecho nada. Chris colocó a Alex en el suelo, este corrió instintivamente hacía donde yacía Kei, y así fue como vio los pequeño moretes que adornaban el cuerpo  y el rostro de Kei que decían que Chris si lo había golpeado. Desesperadamente el menor comenzó a desatarlo y no se dio cuenta cuando Chris se sentó sobre la cama al lado de Kei.

 

-Pensé que sería más guapo... - Acarició el rostro de Kei - simplemente pensé que sería algo...diferente

-¡No lo toque!

-No me explico cómo fue que llegaste a fijarte en él

-Eso no le importa, sólo desátelo y deje que se vaya, yo me quedaré pero a él déjelo ir

-Me doy cuenta Alex que ya estás acostumbrado a estas situaciones. - Se levantó de la cama y comenzó a caminar hasta una mesita dónde había una botella de licor y una navaja - También me doy cuenta de que nada significará para ti el que yo te lastime, estas acostumbrado al dolor físico ¿no es así?, entonces, ¿qué ganó yo haciéndole daño a una persona que no siente nada...físicamente? - Desenfundó la navaja y la lamió - Lo he estado pensando mucho desde que me abandonaste y llegué a la conclusión... - Se sentó nuevamente al lado de Kei, paseo el lado sin filo de la navaja sobre el rostro del joven que yacía inconsciente mientras su propio rostro sólo reflejaba la demencia que lo había consumido casi por completo- decía que llegué a la conclusión de que para poder lastimarte a ti, tengo que lastimarlo a él...

-¡No! - Alex se abalanzó sobre el cuerpo de Kei cubriéndolo con la intención de protegerlo - por favor, por favor, ¡Por favor!

-¡No me queda de otra! - Chris nuevamente se puso de pie, levantó a Alex y lo cargó hasta una silla que había colocado a unos centímetros en frente de la cama. Lo tiró ahí para que se sentara y luego el joven se arrodilló frente a él - Te has portado mal conmigo y esto es lo que recibirás a cambio como castigo por tu mal comportamiento. Te haré sufrir de la única manera que puedo hacerlo y veras que después de haberle hecho a él todo lo que te han hecho a ti, este chico a quien tanto amas y quien dice que te ama te odiará porque se dará cuenta de que todo lo que le hice fue por tu culpa. ¡Tu culpa! - rió a carcajadas - mi vida ya estaba resuelta, era feliz, pero desde que te conocí lo único que siento es miseria y desesperación... ¡Estúpido! Fui un estúpido al dejarme seducir por un mocoso de trece años. Lo pagaras muy caro Alex, pagaras muy caro cada uno de tus besos, pagaras caro el que me hayas seducido, por tú culpa es que estoy así, por tú culpa tu noviecito sufrirá, ¡sufrirá!, la haré lo mismo que tú has sufrido y por eso ¡te odiará!

-¡No, no, no! hágame a mi lo que quiera pero a él...

-Supongo que es virgen - Caminó de vuelta al lado de Kei - es una lastima que su primera vez por ahí atrás vaya a ser tan dolorosa...

-¡No lo toque! - Alex corrió y se abalanzo sobre Chris, forcejeó un poco e intentó despojarlo de la navaja pero un puñetazo por parte del joven hizo que retrocediera y perdiera el equilibrio impactándose sobre el suelo. Aun así gateó hasta tomar las piernas del mayor quien perdió el equilibrio pero lo recuperó lo suficientemente rápido para propinarle una patada a Alex en el estómago

-¡Quédate quieto! -Cargó al niño y le sentó en la silla, fue por algo de cinta adhesiva y ató las manos de Alex a los brazos de la silla y los pies a las patas de la misma - quédate quieto, no me hagas repetirlo otra vez

-Le dije que haría lo que usted quisiera, lo haré ¡lo juro!

-¡Cállate!

 

Chris caminó lentamente hasta encontrarse nuevamente y sin complicaciones al lado de Kei. Estiró un poco las manos para alcanzar de la mesita de noche un pañuelo y una botellita de alcohol etílico. Después de haber impregnado la tela lo colocó sobre la nariz de Kei para hacerlo despertar.

 

Kei no había abierto los ojos por completo cuando se percató del terrible dolor de cabeza que sentía y cuando trató de levantarse se dio cuenta de que no podía, aun estaba algo desorientado por lo que le tomó tiempo darse cuenta que estaba atado. Enseguida forcejeó para intentar liberarse pero fue en vano. Lo intentó una segunda y tercera vez y lo único que consiguió fue agotarse y que la incomodidad de su cuerpo aumentara.

 

-¡Kei! - Gritó Alex al notar que Kei despertaba

-Alex...  ¡¿Alex?!

-¡Silencio!, aquí se hace lo que yo diga - Chris suspiró, pasó los dedos entre su cabello y después sonrió en un esfuerzo de recuperar las rienda del juego - lo que vamos a hacer es lo siguiente: Alex tú te quedaras ahí sentadito y calladito, no dirás nada. Y tú Kei, bueno tú no tienes que hacer nada ya que yo lo haré todo.

-No, por favor, Chris por favor, no le haga daño - Alex suplicaba ya con lagrimas en sus ojos

-Demasiado tarde...

 

Con la navaja Chris rasgó la camisa que usaba Kei dejando su pecho completamente al descubierto, le quitó el cinturón pero de igual manera con la navaja rasgó el pantalón hasta que pudo quitárselo con facilidad. Kei seguía menos desconcertado pero aun así era incapaz de descifrar qué era lo que estaba pasando. No podía ver donde estaba Alex porque apenas y podía levantar la cabeza, sólo escuchaba como el niño entre sollozos suplicaba para que no le hicieran daño. En realidad no sabía que estaba pasando, pero lo supo cuando se encontró con unos ojos verdes llenos de furia y de venganza. Seguía ido el en hermoso rostro del joven frente a él cuando sintió algo frió recorrer su pecho, luego un grito se escapó de sus labios. Su piel estaba siendo cortada, no era capaz de darse cuenta que tan profunda era la herida pero le dolía y sangraba mucho.

 

Alex veía todo eso horrorizado, vio como Chris cortaba el cuerpo de Kei y se espantó aun más al ver como emanaba sangre del pecho de este, gritó como loco pero era como si sus gritos de suplica no llegaran a los oídos de Chris quien sonreía con malicia. El mayor se deleitaba y se excitaba con cada gota de sangre que el cuerpo de ese odiado chico derramaba. Pero no sólo eso tenía planeado hacerle, lo haría sufrir lentamente para enseñarle a Alex que él no era ningún juguete del cual se podía disponer tan fácilmente, el niño aprendería por las malas que con los adultos no se jugaba.

 

El de los ojos verdes comenzó a pasear la navaja por todo el cuerpo de Kei quien se negaba a mostrar temor y dolor, no lo haría porque aunque no lo veía, sabía que Alex estaba ahí y no quería que el niño se desesperara, tenía que mostrarse tranquilo y sereno, como si tuviera completo control de la situación aunque obviamente no era para nada de esa manera.

 

-Dime Alex - habló Chris - la primera vez que te violaron, ¿cómo fue?

-No contestes Alex, no le hagas caso a este loco

-¡Cállate! -Chris golpeó a Kei en el rostro - Dime Alex, ¡Dime!

-Fue... Fue, unos días después de haberme mudado a la mansión... y... - A Alex se le dificultaba mucho hablar, no sólo porque no era un recuerdo muy grato sino porque estaba muy aterrorizado y no podía dejar de llorar - él entró a mi habitación y comenzó a hablar conmigo... Preguntó cosas y... De repente comenzó a tocarme...

-¿Cuántos años tenías?

-Once...

-Dime Alex, dime más

-No tienes que decirle nada Alex- Interfería nuevamente Kei por lo cual recibió otro golpe

-Ignóralo un momento y sigue con la historia por favor mi Alex

-Si pero ya no lo golpee -Pidió el niño - le diré todo pero no lo golpee

-Está bien, continúa...

-Me...me...tocaba y yo sabía que estaba mal, pero él era muy fuerte, la primera vez no me desvistió por completo sólo me bajó los pantalones y me...me, me...violó... Sangré mucho esa vez y dolió mucho...

-Dime otra cosa Alex, ese tipo ¿la tiene grande?, ¿cuántas veces te forzó?, mmm... Olvida esas preguntas y dime, ¿te gustó alguna vez?,  ¡dime! ¿alguna vez disfrutaste ser violado?

-¡No! ¡Nunca!

-Ahora dime otra cosa, ¿cuántas veces lo han hecho este tipo y tú?

-No lo hemos hecho - mintió Alex porque sintió que tenía que hacerlo - Kei no me ha tocado siquiera, así que no tiene porque está enojado con él

-¡Mentiroso! ¿cuántas veces?

-En serio jamás le hemos... - Alex se paralizó al ver como Chris ahora cortaba la mejilla de Kei aunque parecía superficial no pudo evitar alarmarse por lo que instintivamente contestó - ¡Dos! Sólo dos...sólo dos...sólo dos veces

-Muy bien.

 

Lentamente Chris llevó la navaja hasta la cintura de Kei dibujando todo el contorno de esta hasta encontrarse con el elástico de la ropa interior que usaba, violentamente la rasgó dejando a Kei totalmente desnudo. Después dejando el objeto corto punzante a un lado por un momento comenzó a lamer y a morder sin delicadeza alguna el pecho desnudo de Kei y su vientre mientras sus manos pacientemente se desplazaban hasta alcanzar el cuello del joven el cual sujetaron con fuerza impidiendo que respirara adecuadamente. Alex veía impotente e incapaz de moverse lo único que podía hacer era rogarle con todas sus fuerza que dejara de hacerle daño y que ya no lo lastimara y que lo soltara porque lo estaba asfixiando.

 

-Lo está matando, déjelo, déjelo... ¡Kei!, ¿Qué no ve?, no puede respirar, ¡suéltelo! -Sollozaba fuertemente Alex, cuyas lagrimas casi nublaban por completo su vista. Aun así podía ver como Kei forcejeaba mientras la ausencia de aire en su pulmones amenazaba con dejarlo inconsciente nuevamente. -¡Kei!, ¡KEI!

 

Por otra parte la excitación de Chris iba en aumento, ver el rostro el joven que lo había arrebatado todo tan subyugada,  lo emocionaba tanto, que no era capaz de percatarse como lentamente y debido a la presión que sus manos ejercían sobre el cuello de Kei, el chico, con cada segundo que pasaba, perdía la vida...

 

 

 

 

 

Notas finales:

Algunos sabran que este es un caitulo el cual me vi obligada a escribir dos veces porque la primera vez lo perdí.

Pues comparado con el primero, la idea general se conserva lo único que cambió ligeramente fue toda la escena del incio cuando Alex y Kei después de tanto tiempo tienen sexo. Lo demás sigue casi igual aunque creo que las situaciones me quedaron mucho más reales en esta segunda versión. Así que en conclusión me gusta más está versión que la que perdí por la estúpida memoria USB que se me dañó.

Así que espero que a ustedes también les haya gustado. De ser así espero con ansias sus comentarios.

Ya llevo unas cuantas líneas del siguiente capítulo pero creo que igual me demoraré porque todo este fin de semana me toca retiro espiritual. No sé si ya se los había mencionado pero asisto a una universidad católica en donde es obligatorio asistir a tres retiros, por suerte este es el último, y por más suerte aun cuando termine este año yo también habre terminado la universidad. Pronto seré ingeniera y eso no me entusiasma para nada. Pero a trabajar se ha dicho para mantener mis vicios el cual consiste primariamente en conseguirme un peluche, muñeco o cualquier cosa que se le parezce de Ciel Phamtonhive =)

 

Perdón por hablar de cosas que no les interesa.

Muchas gracias por leerme.

Hasta pronto.


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