Al ver al chico caer lo único que pasó por la cabeza de Naruto fue ¡sálvalo! y eso fue lo que hizo, rogándole a todos los santos habidos y por haber se lanzó para tratar de tomarlo de los brazos y lo logro, había evitado que el chico muriera.
Los chicos se encontraban abajo, como publico espectador del intento de suicidio se quedaron con la boca abierta y los flash de los celulares no dejaban de verse.
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“¿Asesinato en la escuela de élite de Konoha? Un valiente estudiante salva a su compañero de clases, ¿quién es él?” En el noticiero las sensacionalistas noticias eran comentadas con subjetividad y cotilleo, mientras las fotografías que sacaran los estudiantes eran exhibidas una a una.
En el tren bala una estudiante recibe un mensaje en su celular con una foto adjunta, la chica baja la mirada a la pantalla, leía con curiosidad la leyenda: “intimidación de un grupo en la escuela Konoha, el salvador es un ordinario chico maravilla”.
Por otro lado, en el periódico rezaba “quien salvó al estudiante de ser severamente intimidado en la escuela Konoha, no es ni rico ni de la aristocracia, si no un chico de una escuela normal que estuvo en la escuela por motivo de entrega de una tintorería”.
También los chicos “normales” dentro de salas de chat escriben en los foros de Internet:
“Los niños que se creen dios y que están exentos de exámenes de admisión si no tienen nada mejor que hacer tomen los exámenes de admisión”
“¡Hasta el momento solo existe un privilegio especial para poder ir, confíense grupo Uchiha!”
“Para una madre con hijos, esto es imperdonable, desde mañana no vayan al supermercado Uchiha”
***Dentro del colegio***
En la dirección del colegio hay una reunión de benefactores, junto con los maestros y directores, la situación que los recientes acontecimientos habían acarreado era discutida severamente; cada miembro presente se veía en la necesidad de expresar su opinión y buscar una solución urgente.
- No podemos permitir que esto siga así
- Es verdad esto puede traer mala fama a nuestro amado colegio
- Esto es por lo que pasó…
- ¿Qué solución podemos darle a esta situación?…
- No vamos a desesperarnos – contestó una hermosa mujer con voz firme
- Pero Uchiha-sama
- Sólo calmaremos un poco la situación-decidió la mujer firmemente-para ello, ha de aceptar a ese muchacho en esta institución; yo misma pagaré la beca que lo permita- dijo dirigiéndose al hombre tras el escritorio; el director de Konoha.
- Pero eso es…-balbuceó el sujeto, intentando negarse a algo que hasta el sabía sería inevitable aceptar si Uchiha Mikoto así lo ordenaba.
- Director – expresó con la voz más fría – ¿se atreve a contradecirme? le recuerdo que los donativos que hacen las cuatro familias del nombrado F4 son los más sustanciosas de toda la plantilla.
- ¿Pero como podríamos hacer que esto sea justificable…?-la mujer sabía que el hombrecillo no tardaría en ceder, había mucho que perder si hacía caso omiso de sus indicaciones.
- Le diremos que por su acto de buena voluntad y como agradecimiento, se le proporcionara una beca en el prestigioso colegio Konoha… - sonrió fríamente – ¿acaso cree que no aceptara sin pensarlo?, eso le evitaría tener que estudiar para los exámenes de admisión, y entrar a esta escuela es un lujo que no puede rechazar-agregó soberbia – pero le advierto nadie debe saber que yo estoy detrás de esto, entendido… - miró de forma fría al hombre dándole a entender que eso era claramente una amenaza.
- Está bien-se rindió finalmente el Director, con una mueca de cansancio- sí esa es la única solución que tenemos, hoy mismo se le enviara el uniforme del colegio y prepararemos todo para que mañana pueda comenzar a asistir a este colegio y no se preocupe nadie sabrá lo que se trato en esta junta…-
En un parque lleno de vegetación, con un espacio lleno de juegos, sube y baja, resbaladillas, túneles, una enorme caja de arena y sobretodo columpios; un lugar hermoso pero donde a las casi cuatro de la tarde se encontraba semi desierto. Un rubio sentado en uno de los columpios viendo hacia el cielo, pensaba en lo que había ocurrido en la mañana.
“¿Por qué?, no entiendo lo que paso, se supone que sólo fui a ese colegio a entregar unos uniformes y al final terminé conociendo a un chico que estaba a punto de tirarse de la azotea. Además que era eso del F4, ¡no entiendo nada!, creo que lo mejor será regresarme a casa, hoy a sido un largo día.”
Naruto se levantó despacio del columpio aun dejando sus ojos puestos en el cielo, como si esperara encontrar sosiego ahí. Después de unos breves minutos más se dirigió hacia su bicicleta, recargada sobre el árbol que estaba frente a su cómodo refugio, subió a ella y comenzó a pedalear con dirección a su casa, no se apresura y no por qué no quiera llegar a ella sino por que disfruta del aire ya que le encanta la sensación de libertad que lo rodea, pero en cuanto comienza a anochecer se da prisa porque no quiere que sus padres y su hermano se preocupen por él.
Después de un rato por fin llega a su casa, este era un complejo de departamentos para personas de recursos medios, los departamentos no eran grandes contaban con tres recamaras, un baño, una cocina y una sala comedor. Su casa, en el segundo piso, se le antojaba calida a esas horas del día, por lo que se fue a lado del edificio donde se encontraba un lugar especifico para poder dejar las bicicletas encadenadas y después de asegurar la suya comenzó a subir las escaleras. Sin pensarlo, sacó sus llaves del pantalón, pero ni siquiera había metido la llave en la cerradura cuando se abrió la puerta de golpe:
- ¡Hermanito!, entra, ¡rápido!, mira lo que llegó, es sorprendente ¡alucinante…! - Un niño, pequeño como de once años, con la misma piel canela de Naruto y un cabello realmente rojo y desordenado, se le acercaba corriendo, posando sus joviales ojos Zafiros en su hermano mayor.
- Tranquilo Kyo, espera a que tu Aniki llegue a casa… - una hermosa mujer, de apariencia joven y unos envidiables ojos azules, cabello rojo como el fuego que le llegaba hasta la cintura, con un cuerpo perfecto para cualquier señorita de piel bronceada y un semblante amable salía de la cocina.
- Pero Kushina – un rubio de cabello algo largo, ojos azules, sonrisa radiante, también de apariencia joven y bastante apuesto se situaba detrás de la mujer y veía a su hijo con una mirada de satisfacción – Kyo tiene razón, esto es genial – comienza a emocionarse igual o más que su pequeño hijo.
- De acuerdo, digan que es lo que está pasando… - preguntó bastante intrigado.
- ¡Mira lo que te enviaron! – dice guiando a Naruto a un lugar en especifico – ¿no es alucinante?
- Si y lo mejor es que no tenemos que preocuparnos por nada ya que ellos se encargaron de hacer todo el movimiento, ¿verdad Minato?- dice Kushina muy alegre por la situación en la que se encuentran, ya que nunca imagino que su hijo iría a ese tan soñado e inalcanzable colegio
- Así es y vas a comenzar desde mañana – Minato estaba igual de emocionado que su esposa y su felicidad se reflejaba en esa tan hermosa sonrisa.
Naruto estaba que no se lo podía creer, hacia donde lo llevara su hermanito se encontraba perfectamente planchado y colgado en un gancho el uniforme del prestigioso colegio Konoha; la camisa blanca debajo de un saco color vino, la corbata gris y el pantalón de vestir del mismo color que la corbata, los botes color dorado y el escudo de la escuela el símbolo de la hoja, no lo podía creer su corazón palpitaba de emoción, se sentía afortunado de poder asistir al colegio más deseado por los estudiantes de todo Japón, no podía creer que él fuera a asistir, pero aun no sabía el motivo, pero le daba igual ya que gracias a eso ya no tendría que pasar por el infierno de estudiar para los exámenes de admisión.
Imposible saber que muy pronto conocería lo que realmente se ocultaba a los demás; el secreto del colegio de ensueño para todos los estudiantes…
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