Es extraño que este escribiendo esto, si alguien me hubiera preguntado antes, seguramente la vergüenza y el odio me habrían invadido, pero después de casi un año de ya no estar con él, no puedo sentir odio, al contrario al fin comprendí por lo que pasaba, el dolor que cada día lo invadía hasta casi no reconocerse frente al espejo.
La última vez que lo vi, fue para contarme lo que estoy a punto de contar. Cada día que pasaba, cada capitulo de esta historia me dolía en el alma, pero yo debía saber por lo que él pasaba, para poder perdonarlo. No quería odiarlo porque me enseño muchas cosas, hizo que mi mundo, que siempre era gris, empezara a brillar, por eso voy a contarles esta triste historia. Una historia que se encuentra en el límite del cielo y el infierno. Esta es la historia de la persona que más ame en mi corta vida. Esta es la historia de Gastón Ignacio Lowell.
Había nacido en una familia con fortuna en ascenso, su padre era un gran empresario y su madre era traductora. Sus ingresos eran muy altos, desde el punto de vista de cualquiera eran la familia perfecta. Los Lowell eran una familia de cuatro miembros, que con el paso del tiempo, se convirtieron en una de las más respetadas de Montegrande. Sin embargo no existe la perfección, el matrimonio se separo en el 2001 provocando la separación de los hermanos Gastón y Marina, esta ultima tuvo que marcharse a Estados Unidos junto con su madre, mientras que Gastón se quedo en argentina con su padre.
Su madre rehizo su vida bastante rápido, luego del atentado a las torres gemelas de la cual salio ilesa, se casó con su terapeuta Henry. Sin embargo su padre no pudo superar la perdida por lo tanto solo se concentraba en el trabajo para darle lo mejor al único hijo que le quedaba.
Aun así, Gastón sabía que un día lo decepcionaría, él no era normal como creía su padre, estaba enamorado de Manuel, su mejor amigo de la infancia, que por cosas del destino, vivía en Quilmes y hablaban muy poco, jamás se había animado a confesarle sus sentimientos.
Un día como tantos otros, cuando pisaba la adolescencia (estaba por cumplir los 14 años en pocos días), se encontró con algo que nunca esperó.
-¡¿Cómo que se queda a vivir por un mes?!-ya estaba empezando a perder la paciencia.
-tu tío lo echo y por eso….-le estaba explicando a se hijo la situación pero este lo interrumpió.
-bueno, ya no me importa, mientras que no me moleste, esta bien para mi-dijo con tono cortante.
-es extraño que hables así, ¿no era que tu primo era uno de tus mejores amigos?-
-eso era antes, ahora somos rivales-
-¿Por qué? ¿Hay alguna chica de por medio? Porque si es así yo…-otra vez fue interrumpido.
-no es eso, es solo que me molesta su presencia, pero ya no quiero seguir discutiendo mejor me voy a dar una ducha-se marcho del despacho rumbo a su habitación.
-esperá, que tu primo se esta bañando, ¡hey!-intento detenerlo pero ya se encontraba bastante lejos-ni siquiera me escucha.
Se encontraba en su pieza y estaba a punto de quitarse la remera cuando un chico de unos 16 años, salía de su baño todo mojado y cubierto por una pequeña toalla en su cintura.
“¿él es augusto? ¿La persona que provoco el amor de mi vida se alejara? ¿Ese pendejo molesto, mi primo, es él?”. La sorpresa de gaston era comprensible, augusto ya no era un niño, tenia el cuerpo trabajado, al parecer le gustaba ir al gimnasio, su pelo negro, corto, mojado, le daba una imagen mas que sensual, además esos ojos azules lo miraban de una extraña forma.
-perdón….yo…yo…no…sa..sabia…que…te..estabas…bañando-un delicado color carmín se apodero de sus mejillas, es que tener ese cuerpo tan perfecto, casi como el de un dios, lo ponía nervioso-ya…ya…te…dejo..tranquilo-
Estaba a punto de salir cuando un brazo cerró fuertemente la puerta.
-Augusto ¿que haces, que te pasa?-su primo cada vez lo acorralaba más.
-es lo mismo que me pregunto yo…..ese sonrojo…-se acerco a su oído-significa que me deseas ¿verdad?-termino de decir dando un ligero lengüetazo al lóbulo de su oreja lo que provoco que Gastón se estremeciera –voy e tomar eso como un si, dime ¿te gustaría que te tome?-tomo su rostro entre sus manos pero cuando iba a besarlo in grito se escucho.
-¡chicos ya esta lista la comida!-
-si tío, ya bajamos-se volvió a acercar a su oído y le dijo-ya tendremos tiempo, ahora anda a comer primito gasti-
Gastón no podían creer lo que pasaba, su primo lo deseaba, pero lo peor ¡era que él no se resistió!. Miles de dudas volaban de in lado a otro por su mente y este era solo el principio de su vida que se encuentra en el límite del cielo y el infierno.
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