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El Príncipe de la Dulce Pena por Athena HiwIva

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Notas del fanfic:

Hallo!

Heme aqui publicando mi primer fic en esta enrome comunidad! Jeje! Simplemente deseaba cambiar de panorama y publicar fuera del lugar donde acosumbro!

He apostado por un fandom bastante competitivo actualmente: El vampirismo!

Notas del capitulo: (1) Yukata.- Un tipo muy ligero de kimono, hecho de algodón. Usado principalmente durante el verano y épocas cálidas. Los colores de esta vestimenta suelen ser muy alegres.

(2) Sandalias Tatami.- También llamadas Zori. Son las más comunes para el uso diario. Tienen una suela plana fabricada con paja o bambú. Las correas suelen ser de terciopelo rojo o negro.

(3) Obi.- Es una faja ancha de tela fuerte que se lleva sobre el kimono y se ata a la espalda de distintas formas. Existen muchos tipos de obi y distintas formas de atarlos según la ocasión y el género.

Dedicado a mi dulce hermanita, Viri-chan! Quien nunca ha dejado de consentirme desde que nos conocimos y de quien he recibido muchísimo apoyo moral para mis escritos.
Capítulo 1: Kyuubi El reino donde se había criado, el lugar al que pertenecía y al que estaría ligado por toda su vida. Su hogar actual se encontraba en la capital del reino. Vivía en el palacio y servía al Rey Sarutobi, Tercer herdedero del linaje Hokage.

Lo que más disfrutaba en el lugar era contemplar el atardecer y poder apreciar las decenas de colores y matices que el firmamento ofrecía durante el perfecto crepúsculo. Tenía una singular obsesión con el cielo rojo sangre que estaba presente en algunos atardeceres, un efecto tan penetrante y peculiar que incluso ciertas noches el negro cielo era teñido por aquel efecto carmesí. …l no se hartaba jamás de admirar aquellos espectáculos y, aunque algunos la tomaran como una idea disparatada, en esos momentos en que el rojo sangre se apoderaba del firmamento una sensación de poder y satisfacción le llenaban por todo el tiempo que el efecto durara.
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Una niña con largas coletas castañas alcanzaba corriendo a un muchacho. Jadeaba agitada en medio del mercado. Ya era de noche y el olor nauseabundo que el lugar despedía debido al final de la jornada le asqueaba los sentidos. Muchos puestos ya habían sido levantados.

.- ¡Naruto!- gritó su infantil vocecita al localizar al aludido.- ¡Idiota! – le insultó al llegar a su lado.

.- ¡Ten Ten, no tienes derecho a insultarme!- se quejó el joven.- ¡Mira lo que tengo!- exclamó triunfal levantando una gran bolsa que contenía unas pequeñas frutitas negras.- Si no fuera por mí no hubiéramos conseguido…-

.- ¡Si no hubiera sido por ti, único fanático de los atardeceres, nunca se nos hubiera hecho tarde!- le reprochó la niña. El rubio abrió la boca para replicar, pero se dio cuenta de que no tenía argumentos con los cuales defenderse.

.- ¡Muévete o el viejo Sarutobi nos matará!- apremió el rubio contrariado.

Entonces volvieron a iniciar su agitada carrera hacia el palacio que se encontraba al otro lado de la gran capital.

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Aquel elegante caballero levantó la vista y detuvo su paso. Se quedó estático y su nariz comenzó a olfatear profundamente el ambiente, se pasó el largo y lacio cabello detrás de la oreja y continuó analizando los aromas.

.-Sasuke-kun.- llamó la viperina voz del caballero al mismo tiempo que levantaba su fino bastón de madera negra con mango y contera de plata en dirección al camino que habían dejado atrás.- Algo o alguien se acerca.-

.-No es humano.- añadió su joven acompañante con voz áspera. Aquel muchacho semejaba a un hermoso espectro negro con piel tan blanca como leche. Sus ojos y su cabello azabache contrastaban delicadamente con esta palidez. No hacía falta mencionar que sus perfectos rasgos podían ser la exquisita obra de un diestro escultor. Aquel bello joven vestía totalmente de negro, incluyendo sus botas y su gabardina de cuero. Su mirada lucía totalmente opaca, carente de emoción alguna.- Su sangre desprende un aroma exageradamente fuerte… No soporto ese olor. Lo detesto-. Sasuke esbozó una mueca de molestia y le dio la espalda al camino despectivamente. Un rayo de luz lunar hizo brillar brevemente un pendiente plateado con forma de serpiente que adornaba la oreja derecha del joven.

.-Lo acompaña una niña…- el caballero seguía contemplando el camino de terracería. Ensanchó su macabra sonrisa y un par de filosos colmillos sobresalieron sobre sus labios.- Mi querido pupilo, ya sabes cuan curioso es tu maestro, sólo permíteme mirar… ¡Oh ahí van!- el maestro se recargó sobre su bastón y se acomodó su larga y pesada capa gris de terciopelo hacia atrás.

Sasuke no protestó y pudo divisar claramente a una niña castaña y a un chico que corría a su lado. Ambos vestían modestas yukata(1) azul marino y sandalias tatami(2). Al llegar a su lado, su maestro les detuvo con una señal de su huesuda mano.

.-Disculpen. ¿Serían tan amables de indicarnos el camino correcto para llegar al palacio?- preguntó amablemente el hombre.

.- Ahora mismo vamos en camino.- dijo el joven rubio mirando a ambos con suma curiosidad, sus azules ojos lucían fascinados. -¿Son extranjeros?-

.-Correcto, mi nombre es Orochimaru y este joven es mi aprendiz.- se presentó el hombre.

.- ¡Que ropas más raras traen puestas! ¡Y que acento más feo!- puntualizó la niña mirándoles con recelo.

.- ¡Ten Ten!- reprimió Naruto, pero Orochimaru no se ofendió en absoluto y soltó una discreta risa.- Tenemos prisa para llegar al palacio, síganos si pueden.- dijo Naruto a ambos extranjeros.

.-Claro que si.- sonrió el caballero mostrando aquella temible y afilada mandíbula.

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Conforme se aproximaban más a la cima de la colina podían divisar con mayor claridad aquel imponente palacio de estilo japonés flanqueado por altísimas y magníficas pagodas, rematado con soberbios tejados verdes que brillaban bajo el claro de la luna. Toda la construcción estaba hecha con la más fuerte y fina madera que pudiera existir en el reino, incluso a un par de kilómetros de distancia podía percibirse el penetrante y característico aroma de esta exquisita madera. Majestuosos puentes rodeaban al palacio permitiendo un fluido y estable tránsito, pues un caudaloso río lo circundaba. Inmensas estatuas de fieros dragones vigilaban todas las entradas implacables mientras los kanji de fuego y fuerza adornaban orgullosamente todas las puertas de acceso.

.- ¡Ah!.- suspiró Orochimaru complacido, corriendo al lado del rubio.- Esto me trae recuerdos. ¿No te gusta, Sasuke-kun?-

.- ¿A esto llamas velocidad?- Por primera vez en todo el rato Sasuke habló dirigiéndose prepotentemente hacia Naruto quien no soportó tal actitud hacia su persona.

.- Si no te gusta, guíanos tú.- contestó el rubio con acritud.

.- ¡Oh, Sasuke-kun, no seas tan grosero, por favor!-

.- ¡Llegamos!- anunció la chillona voz de Ten Ten.

El palacio se alzaba impresionantemente delante de ellos con su majestuosa arquitectura oriental y ancestral. Tenían que atravesar uno de los puentes para poder acceder a la inmensa fortaleza de colores rojos y verdes. Naruto y Ten Ten pasaron por delante, dándose cuenta de que la madera del puente se encontraba mojada y peligrosamente resbaladiza.

Una silueta que cargaba una lámpara de aceite se acercaba hacia ellos. El rubio reconoció aquella sombra y su encantador rostro se iluminó al instante. Se echó a correr enseguida sin miramiento y al llegar al primer escalón, su sandalia resbaló peligrosamente debido al agua. Naruto perdió el equilibrio por completo, soltó la bolsa que cargaba y cayó de bruces al suelo desde el primer escalón hasta el último.

La figura de Sasuke se movió con una velocidad impresionante y con una habilidad aún más impresionante atrapó la bolsa que Naruto dejó caer, pasando a un lado del rubio al que miró caer torpemente.

.- ¡Aaaah!. ¡Duele!- se quejaba el rubio, poniéndose de pie con dificultad. Sasuke ni se molestó en ayudarle.

.- ¡Naruto!. ¿Estás bien?- la silueta a la cual el rubio había querido alcanzar llegó a su lado. Era un hombre de piel morena y expresión amable.

.- ¡Iruka-sensei!- le saludó el ojiazul adolorido.

.- ¡Sasuke-kun! - le llamó la atención su maestro.- ¿Por qué no ayudaste a Naruto-kun? -

El moreno hizo un gesto de indulgencia y levantó la bolsa que había salvado.

.- Creí que las cerezas eran más importantes.-

.- ¡Eres un maldito idiota!. ¡Bastardo engreído quién te crees…-

.- ¡Naruto, que forma de tratar a este honorable invitado es esa! - le interrumpió Iruka con severidad.- Disculpenme por favor, mi nombre es Umino Iruka y estoy a su servicio durante su estancia en el palacio que espero les sea sumamente agradable.- el hombre hizo una reverencia cortés.- Por favor, caballeros, su carruaje llegó hace unos momentos. Síganme por favor.- e iluminó el empedrado camino con su lámpara.

Orochimaru asintió satisfecho y sacó un pañuelo blanco de sus bolsillos. Se acercó a Naruto, tomó su mano y limpió con suavidad las gotitas de sangre de un pequeño raspón que Naruto se había hecho en la caída.

.- Gracias por todo, Naruto-kun. Nos volveremos a ver durante estos días.- agradeció el caballero guardando su pañuelo en el bolsillo. El rubio le sonrió débilmente, aún adolorido.

.- Por aquí, por favor.- volvió a indicar Iruka.

.- Esta vez cuida mejor de las cerezas, dobe.- añadió Sasuke entregándole la bolsa. Naruto se mordió la lengua al sentir a Iruka mirándolo reprobatoriamente.

Ten Ten por fin apareció bajando las escaleras del puente con una sonrisa enorme. Miró a Naruto y no pudo contener las risotadas que aguantaba. La niña reía a pierna suelta.

.- ¡Que tonta eres, Ten Ten!... Vamos.- la niña asintió sin poder hablar debido a sus carcajadas.

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.- ¡No puedo creerlo!. ¡Oh, es imposible!.- Orohicmaru se pasaba el pañuelo con el que había limpiado la sangre de Naruto por debajo de la nariz una y otra vez. Aspiraba el aroma que desprendían las diminutas gotitas de sangre.- Siéntelo, Sasuke-kun… No lo creo.- la cara del maestro mostraba un gesto de éxtasis, remarcando sus viperinos rasgos de una manera siniestra mientras se relamía los labios con su larga y rosada lengua. Acercó el pañuelo a su pupilo quien lo rechazó con un violento manotazo.

.- ¡Te he dicho que no soporto el olor de esa sangre, Orochimaru!-

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.- ¡Pero que torpe eres, Naruto! - se burlaba todavía Ten Ten sonriendo divertida mientras mostraba su infantil dentadura en la que faltaban un par de dientes de leche.

El rubio se limitó a suspirar fastidiado. Se encontraban sentados en medio de las amplísimas cocinas del palacio que siempre estaban llenas de humo y vapor. La iluminación era excelente, pues el lugar estaba atestado de enormes candelabros y enormes velas desparramadas por todos los rincones. Había también un montón de ventiladores para liberar la mayor cantidad de humo y olores posible; sin embargo las cocinas se hallaban en las mazmorras del palacio y era una tarea casi imposible el eliminar completamente el abrasador calor y los cientos de aromas mezclados en él. Dentro de las cocinas siempre existía actividad pues los muchos cocineros, pinches, ayudantes y sirvientes parecían nunca descansar en medio de aquel caos lleno de sonoros ruidos y voces; vertiginosos desórdenes; aromas; humos y vapores.

Los dos amigos esperaban sentados a que alguna cocinera les sirviera algo de comer. Naruto sintió de pronto que alguien tiraba de su yukata. Miró hacia abajo y se encontró con una traviesa mirada café.

.- ¡Príncipe Kono..! - la pequeña mano de Ten Ten cubrió la boca del rubio al instante.

.- ¡Shh!.¡No hagas tanto ruido!- y le quitó la mano de encima. El rubio la miró ofendido.- ¿Qué haces por aquí Konohamaru?- susurró la pequeña lo suficientemente alto.

.- ¿Quieren ir a espiar a los nuevos invitados de mi abuelo? - sonrío pícaramente el niño príncipe.

El rubio y la castaña se miraron con complicidad.
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.- ¡Sarutobi-sensei! - exclamó la arrastrada voz de Orochimaru delante del trono del Rey. Hablaba con suma confianza, como si el Rey fuese un viejo amigo suyo.- Pero que cosas dice, fue un honor para nosotros.-

En esos momentos los tres amigos se asomaban a través de una pequeña hendidura que había en una de las majestuosas puertas de madera ricamente tallada y pintada esplendorosamente. Alcanzaban a ver la escena borrosamente y con corto alcance, pero escuchaban perfectamente.

.- ¡No seas modesto, Orochimaru! Muéstrame a tu valiente pupilo.-

.-Es este muchacho, Sarutobi-sensei, el mismo que exterminó a las Aswang de la Aldea Okoi liderando sólo a dos hombre más.-

.- ¡Te he pedido que no seas modesto!. ¡Grítalo con orgullo!. ¡Preséntame a tu aprendiz como el mejor exorcista de estos tiempos!. ¡Uchiha Sasuke!.-

.- ¡¿QU… QUE?! - Naruto no pudo contener su grito de incredulidad. Sasuke y su maestro permanecieron impasibles, pero en cambio el Rey se sobresaltó. Ambos niños comenzaron a regañar la indiscreción del rubio. En seguida un par de guardias llegaron detrás de ellos, tomándolos por sorpresa.

.-Es un delito espiar las conversaciones reales.- declamaron al unísono y con voz mecánica ambos guardias quienes iban ataviados con armaduras bélicas. Los tomaron por la ropa y los sacaron de ahí rápidamente.
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.- ¡Si no hubiera sido por Iruka-sensei no sé que nos habrían hecho esos guardias! Siempre metes la pata, Naruto.- reprochaba Ten Ten con gesto aburrido. Estaban de vuelta en las agitadas cocinas del palacio.

.- ¡Es sólo que..!. ¡Aaah!.- el ojiazul hizo un puchero de molestia.- Ese tipo tan desagradable, Sasuke…¿Es el mejor exorcista? ¡No lo creo!-

Ten Ten puso los ojos en blanco y suspiró preparándose para argumentar en contra de Naruto.

.- ¿No viste que agilidad mostró cuando recuperó las cerezas? - el rubio resopló molesto al recordar ese episodio.- ¿Por qué crees que Sarutobi-sama los invitó personalmente? Además…Sasuke.- Ten Ten se ruborizó por unos segundos.- Es muy apuesto.- Naruto arrugó el ceño en medio de una mueca de genuino asco.

.- ¡No pareces una niña normal, Ten Ten! Ese sujeto parece un fantasma y uno muy desagradable y apático. ¡No es para nada atractivo! ¡Ni en mil años lo será!-

.- Mmmm…-
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.-Entonces, tenemos un trato Orochimaru-dono, Sasuke-kun.- Sarutobi lucía sumamente complacido y satisfecho, sentado en su magnífico trono de madera bañado en oro y con asiento forrado de terciopelo mientras fumaba una olorosa pipa. El viejo Rey sonreía abiertamente a ambos exorcistas. Sarutobi vestía una elegante túnica ceremonial fabricada con sublimes sedas, un atuendo destinado únicamente a la realeza por supuesto, y como tal, el Rey las vestía con gallardía a pesar de su avanzada edad.

.-Es un placer para nostros servirle, Sarutobi-sensei.-

.-Desde hoy servirán a la familia real. A ambos se les tratará como líderes militares. Permítanme saber enseguida si desean algo en especial.-

Orochimaru cruzó sus ojos viperinos y amarrillentos con la negra mirada de su joven aprendiz.

.-Sólo me gustaría pedir una cosa en especial por el momento.-
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Aquellas grandes manos restregaban con fuerza un algodón húmedo con esencia de eucalipto contra sus mejillas sin mucho cuidado. Intentaban borrar inútilmente las marcas que figuraban en ambos lados de su rostro.

.- ¡Ya te dije que son de nacimiento, vieja! No se quitan.- se quejaba Naruto escandalosamente.

.- ¡Las odio! Rompen con la armonía de tu rostro que lo tienes divino. ¿Qué son? ¿Los bigotes de un zorro?-

Una mujer corpulenta e imponente arreglaba a Naruto. Desde hacía un rato lo había comenzado a bañar, perfumar, arreglar y peinar como si fuera a acudir a una fiesta importantísima.

.- ¡No tengo idea, pero me gustan! ¿Y para qué diablos me arreglan tanto? –

.- ¡”rdenes de Sarutobi-sama! - y comenzó a empolvarle el rostro, haciéndolo toser.
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.-Intenta recordar lo que te enseñé todo el día de ayer… ¡Ponte más derecho!... Yo sé que es imposible aprender las buenas costumbres en un día, pero… ¡El Rey lo ordenó! Y si tu fallas yo fallo… ¡Ahora ve!- la mujer corpulenta empujó con una fuerza exagerada el cuerpo de Naruto hacía la puerta. El rubio perdió el equilibrio y estuvo a punto de caer, pero lo evitó haciendo unos movimientos exagerados con los brazos. Se dio cuenta de lo que estaba haciendo y se detuvo al instante. Miró hacia el frente y comenzó a descender las escaleras de madera con suavidad, evitando hacer ningún ruido.

Simulaba muy bien el tremendo dolor y esfuerzo que conllevaba si quiera caminar, pues sus elegantes atuendos a los que no estaba acostumbrado le dificultaban el respirar. A decir verdad no se sentía muy cómodo usando ese tipo de vestimenta.

Sasuke levantó sus opacos ojos hacia Naruto y lo que miró le hizo contener la respiración y fruncir el ceño con fuerza en un intento desesperado por contenerse de alguna forma.

El rubio vestía un elegante y entallado kimono de seda rojo con ricos detalles dorados. El obi(3) azil marino ceñía a su cintura de una manera exquisita. El cuello tenía un corte en pico, para poder deleitarse un poco más con aquella piel morena. Su rostro y su cuello estaban empolvados ligeramente para suavizar los matices morenos de su piel descubierta. Sus bellísimos ojos azules brillaban encantadoramente y su rubio cabello ya no se encontraba tan alborotado, enmarcando su joven rostro mucho mejor. Sasuke no podía despegar los ojos de ese tierno cuello y comenzó a mirarlo con ansiedad… El fresco perfume del ojiazul llenó el lugar…

.- ¡Oh, Naruto-kun! - suspiró complacido Orochimaru tomando la mano del rubio para ayudarle a bajar los últimos escalones. El joven notó tres diferentes anillos en forma de serpientes enroscadas que adornaban las huesudas manos del hombre.- Veo que mi regalo te ha quedado de maravilla.-

.-Gracias por el kimono… Lord Orochimaru.- Naruto dudó notoriamente al nombrar al hombre de esa manera pues se sentía muy extraño llamando de esa forma al extranjero.

.- ¿Y a ti qué te parece, Sasuke-kun? -

.- ¿Quién te arregló? - contestó con agresividad Uchiha.- ¡Te arreglaron como a una mujer! -

El maestro carraspeó incómodo y Naruto miró a Sasuke con odio. No podía hacer más en su contra porque el obi le cortaba cruelmente la respiración como para poder gritar. ¡Todo fuera por el Viejo Sarutobi!
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Los tres se encontraban arrodillados alrededor de la mesa de té. Comían algunos bocadillos de arroz acompañados con infusiones de jazmín. Orochimaru se encontraba realmente complacido. Sasuke continuaba serio y se limitó a beber algunos sorbos de té. Naruto sufría inmensamente ya que el kimono le entallaba demasiado y le dolía incluso comer aunque se encontrara muerto de hambre.

.- ¡Ah! Como extrañaba Konohagakure y el Palacio de Sarutobi-sensei. Lugares únicos en el mundo sin duda.-

.-. Usted no es de por aquí. ¿Verdad?- preguntó Naruto intrigado.

.- Por desgracia no… Yo nací en el País del Sonido, donde la guerra nunca termina. Detalles que no quisera recordar. Me entrené con Sarutobi hace mucho años y pude aprender todo de esta hermosa cultura. Deberías de estar orgulloso de ser parte de ella.- Naruto sonrió. El amaba su luagr de origen. –En cambio Sasuke-kun si nació en este hermoso país.- finalizó Orochimaru. Naruto estaba resentido con el Uchiha así que hizo caso omiso a ese comentario.

.- ¿Y qué es lo que hacen exactamente?-

.- Somos exorcistas del Clan Hebi.- los reptiles ojos amarillos del hombre se clavaron en el pecho de Naruto. Miraron penetrantemente la fina cadena de plata alrededor de su cuello que sostenía un antiquísimo dije de oro rojo con un grabado en ónix negro. El trabajo de aquella joya era soberbio y totalmente artesanal. El símbolo que mostraba era una huella de zorro con afiladas y fieras garras extendidas. Naruto se sintió acechado por aquella penetrante mirada y se llevó la mano al dije.

.- ¿Qué… de dónde sacaste eso, Naruto-kun? - el maestro hablaba con voz tensa y comenzó a sudar. El rubio miró con suma desconfianza a Orochimaru por su cambio tan repentino de actitud.

.- Esto… Es un regalo de la infancia.- el ojiazul se puso a la defensiva.

.- Sasuke-kun… Ese no es… ¿No es el símbolo de tu antiguo clan?... Santo Cielo.- El hombre apartó la mano de Naruto con un manotazo y tomó la reliquia entre sus pálidos y fríos dedos. Sus ojos temblaban. No era una visión muy alentadora el viperino rostro de Orochimaru contorsionado en una mueca de horripilante ambición. El rubio se apartó en seguida.

.- Lo reconocí desde la otra noche, cuando este niño nos trajo aquí. Por favor, cálmate Orochimaru-sensei.-

.- ¡Yo no soy ningún niño!.- Naruto estaba tenso. ¿Sensei? Nunca escuchó a Sasuke llamar de ese modo a su maestro durante todo el tiempo.

.- Es imposible, Orochimaru-sensei.- repitió el título.- El portador del Kyuubi fue eliminado hace tiempo.- Uchiha elevó su tono de voz.

.-. ¡Pero pudo reencarnar!. ¡Lo sabía, mi teoría era cierta desde el principio!... Naruto y el Kyuubi..-

.- ¡No saques conclusiones disparatadas! Es más probable que sea un descendiente del antiguo portador, eso explica lo del collar.-

.- ¡¿QU… DEMONIOS PASA AQUÍ?! - Narutó explotó y aunque los pulmones le escocieron debido al dolor y a la falta de aire, no podía contenerse.- ¿Qué rayos quieren decir con eso de Kyuubi?-

.- Naruto-kun…- Orochimaru tomó al rubio por los hombros enterrándole los dedos como si fueran garras. Sus macabras facciones estaban desquiciadas y su feroz mandíbula se asomaba por debajo de sus delgadísimos y blancos labios. El ojiazul sintió entonces algo muy cercano al horror. El hombre estaba totalmente fuera de sus casillas.- Con todo el dolor de mi alma…- su voz ahora era un siseo horrible. - Tendré que asesinarte antes de que ellos te encuentren…-
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Notas finales: Buona Sera!

Qué lejana me parece aquella clase de Lógica donde nació este fic desde mi revoltosa mente! Todavía tengo esa hoja donde me puse a escribirlo en lugar de tomar apuntes! Jaja!

Quien me ha convencido apabullantemente de subirlo a la red no es nadie más que mi hermanita Viri-kun! ¡Te quiero muchísimo Imöto-chan! Gracias a ti también, éste primer capítulo fue escrito en una clase terriblemente aburrida de Inglés!

Me alegra volver a este fandom que ha sido descuidado y ahora los SasuSaku nos han invadido! Se reproducen como moscas! Jaja! ¡Muchos saludos a la comunidad amante del Yaoi de Naruto!. ¡Y mis más sinceros agradecimientos a los que hayan leído mi humilde fic! =D

Espero algún día ganarme mi lugar en esta grandiosa comunidad Yaoi!

Muchas gracias nuevamente por leer!

Nos veremos en la próxima actualización!

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