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The playboy mansion por rina_jaganshi

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Notas del capitulo: Disclaimer: Eh pedido, rezado, entré a la catedral de rodillas y aún así no se me concede que la serie de Naruto sea mía pero algún día se la quitaré a Kishimoto XD
Basta una mirada para que el dueño del pequeño puesto de periódicos mantenga su distancia, no estoy de humor para soportar gente idiota. Me tomo la libertad de revolver las revistas, una tras otra caen al suelo formando un montón, algunas personas me observan al tiempo en que murmuran confundidos, el dueño suspira rascándose la cabeza. Ignoro los comentarios dedicándome a buscar con más ahínco. Por fin la encuentro, rápidamente comienzo a hojearla no sin antes depositar el dinero correspondiente y emprender mi camino de regreso al departamento.

Cuando nos fuimos rentamos la casa a unos universitarios, no podía simplemente sacarlos, bueno, si podía pero no era lo correcto, según mi madre. Años atrás ella adquirió un lujoso departamento, en el cual ahora estoy viviendo mientras mis nervios volvían a la normalidad. Sin proponérmelo arrugo el ceño, llevo cinco meses en este lugar de los cuales a los tres ya estaba completamente bien pero por culpa de esa maldita comadreja no he podido regresar con mi amigo. Regreso mi atención a la revista, en la cual, aparece la imagen de ese maldito, rápidamente arranco la hoja para hacerla añicos.

No tardo mucho en llegar al lugar en que resido, el enorme edificio lleno de departamentos. Ubico el elevador para abordarlo, al entrar me percato de la presencia de una vecina, cómo no hacerlo si me observa atentamente. Un ligero tic aparece en mi ojo izquierdo cuando pasamos de largo el piso en el que ella vive, su mirada continúa clavada en mí. Dos pisos más arriba se abren las puertas del elevador, salgo no sin antes escuchar el estruendoso grito que lanza, seguido de la frase “Compartí el elevador con Sasuke Uchiha”. Mis piernas se ponen en movimiento para llegar y meterme, rápidamente, en mi apartamento. Desde que me mudé siempre es lo mismo, la mayoría me conoce por ser un Uchiha, sin embargo, jamás he entablado conversación con ella o cualquier otra.

Dejando atrás ese incidente me dirijo, como ha sido los últimos tres meses, al teléfono. La luz me indica que hay un nuevo mensaje. Sin vacilar lo pongo a correr, de inmediato reconozco la horrenda voz.

—Uchiha bastardo soy yo, Sai. Te llamo cumpliendo así mi deber de informarte cómo están las cosas por acá. Hemos tenido mucho trabajo —rechino los dientes, esa maldita comadreja se limita a hablar tonterías, estoy a punto de arrancar el teléfono cuando pronuncia su nombre—: No debes preocuparte por él, yo lo estoy cuidando. Además, ya le dije que no piensas volver, tómalo como un favor de mi parte, después de todo tú no querías viajar… —No lo tolero más, el aparato se estrella contra la pared.

Colérico camino de un lado a otro buscando desquitar mi ira con algún otro objeto, no obstante, al mirar a mi alrededor me doy cuenta que ya he destruido todo al recibir mensajes de ese tipo. Incluso voy por el séptimo teléfono. Resignado entro en la habitación para tirarme boca a bajo sobre la cama. Juro que si esa cosa se atreve a ponerle un dedo encima a mi rubio nunca más podrá volver a sonreír, frunzo el ceño, debo dejar de pensar en eso, Itachi prometió cuidarlo aunque…la imagen de mi hermano arriba de Naruto mientras dormía aparece en mi mente. Un nuevo tic nervioso se apodera de mi ceja izquierda.

Giro quedando de frente al techo, cierro los ojos concentrándome en él. Comienzo a tranquilizarme, asimismo, el cansancio se hace presente. Los recuerdos pasan uno a uno por mi memoria llenándome de gratas imágenes. Poco a poco voy perdiéndome en uno en especial.

Tenía nueve años, regresaba de la escuela, era uno de esos pocos días, desde que había conocido a Naruto, donde caminaba solo. Las personas no me perdían de vista, parecían debatirse entre acercarse o no pero la mirada que les dedicaba les hacía declinar de cualquier gesto de amabilidad. Mis pies me llevaron, inconscientemente, a la casa de mi amigo, había quedado en llevarle la tarea puesto que, como siempre, cayó enfermo. Me detuve frente a la puerta dudando, no era conveniente que me viera en ese estado, mucho menos si su padre se encontraba.

El tiempo siguió transcurriendo no dejándome reaccionar cuando la puerta se abrió, me tranquilicé al ver que era la vecina. Ella venía cuando el padre del rubio tenía que salir de urgencia al trabajo, supongo que era una de esas situaciones. La chica me sonrió haciéndose a un lado para yo entrar, no comentó nada sobre las notables marcas de golpes en mi rostro. Sin hablar fui escaleras arriba en dirección del cuarto del ojiazul, esperaba encontrarlo profundamente dormido, pero no fue así.

—¿Teme, qué te pasó en la cara? —preguntó. Suspirando me senté en una pequeña silla que se ubicaba al lado de la cama, donde él se encontraba. Le extendí su cuaderno con la tarea anotada, él formó un puchero con sus labios— No voy a hacer mi tarea hasta que me digas que te pasó —infantilmente se escondió bajo las sábanas.

Maldigo mentalmente, no podía decirle que me pelee con varios chicos que se atrevieron a insultarlo. Primeramente porque se echaría la culpa, además, se sentiría mal por no caerle bien a esos idiotas. Un gruñido salió de mi boca, me puse en pie dispuesto a irme, a penas di la vuelta cuando sentí que su mano me retuvo de la mochila. Me jaló hasta lograr que me sentara en la cama. …l corrió a su baño por la típica caja de curitas, antes de que pudiera colocarme la primera lo detuve.

—Esperas que lleve todo el rostro repleto de esos parches inservibles dobe —infló las mejillas molesto, sin embargo, no insistió. Me observó unos segundos, impulsivamente, como sólo él puede serlo, apretó mi mejilla, yo retrocedí soltando un quejido.

—¿Te duele? —fruncí el ceño ante la pregunta tan estúpidamente obvia, él me miró seriamente. Por ello me limité a asentir con la cabeza. El rubio sonrió, enseguida, acercó sus labios hasta depositar un pequeño beso en el lugar lastimado, acción que muchas veces atrás hice yo con él—. ¿Ya no te duele? —mi respuesta negativa lo llenó de satisfacción. Estaba a punto de dedicarse a hacer otra cosa, pero fue mi turno de tomarlo por la playera para que no se alejara. Sus ojos me miraron dubitativos.

—Me duele aquí —giré la cabeza apuntando a mi otra mejilla, él sonrió sinceramente, después, repitió su última acción— También aquí —ahora fue en la mejilla— Aquí —cerca de la comisura de los labios— Aquí —mostré mi cuello que se encontraba en perfecto estado. …l arqueó una ceja.

—Ahí no tienes nada teme —atinó a decir sin dejar de observar mi cuello.

—Pero me duele… —sonreí de lado al sentir el roce de sus labios.

Entre el recuerdo distingo que alguien me llama de forma tranquila, como si le pesara tener que despertarme, faena que voy haciendo poco a poco pues también puedo sentir un peso de más sobre mi pecho. Abro los ojos lentamente, una silueta frente a mí va tomando forma, el cabello rubio en picos, el gesto familiar en esa cara infantil y los ojos azules. Se dibuja una sonrisa en sus labios. Es él quien me llama, el peso de más es proporcionado por sus manos. Aún medio dormido estiro mi brazo logrando tocar su rostro, deslizo mi mano a su nuca y lo atraigo hacia mí, en un abrazo, dejando su barbilla descansar en la curvatura que hay entre mi hombro y mi cuello.

—Te extrañé… —pronuncio atrapándolo con mi brazo libre por la cintura. Al estar su boca tan cerca de mi oído escucho perfectamente una risita divertida.

—A mi me da mucho gusto verte Sasuke-kun —sonrío de lado por unos segundos hasta que entro en conciencia de lo pronunciado, así como, de la pequeña diferencia entre un tono de voz y otro. El color rojo cubre mi cara, robóticamente acomodo mis brazos a mis costados dejándole el camino libre para que se incorpore. Me mira tiernamente sin borrar su sonrisa. Despierto por completo.

—¡Minato-san! —exclamo levantándome, provocando que mi frente golpee con su barbilla, además, ante la fuerza lo he tumbado de la cama. Me pongo en pie, rápidamente me hinco para asegurarme que esté bien—. ¿Qué hace aquí? —pregunto apenado una vez que se sienta al borde de la cama.

—Auch —continúa quejándose. Con una mano soba el lugar lastimado, después, me mira sonriente—. Terminé con los negocios y pensé en pasar tiempo con mi hijo —hace una pausa recostándose—: Fui a la casa donde se supone que vivían pero no había nadie conocido, entonces, me comuniqué con Mikoto. Ella me explicó la situación, por cierto —de manera impulsiva se incorpora— ¡Se metieron a robar a tu casa! —grita alterado— Lo más seguro es que haya sido cuando dormías, incluso rompieron el teléfono, pero descuida, voy a llamar a las autoridades —saca de su bolsa el celular, con el cual se pone a marcar. Avergonzado niego con la cabeza, ahora recuerdo que son idénticos.

—Minato-san —capto su atención evitando que siga utilizando el aparato—. Nadie se ha metido a robar —me mira incrédulo pues a nuestro alrededor todo está destrozado, cualquiera pensaría lo mismo.

—Pero, tú eres muy ordenado —murmura. Agacho la cabeza, no puedo excusarme echándole la culpa a su hijo. Suspira guardando su celular— Está bien, entiendo —nuevamente sonríe, recordándome aún más a mi rubio—. ¡Es verdad! —nuevamente alza la voz, enseguida, se pone en pie— Voy a ir a buscar a mi hijo, ¿quieres venir? —le miro completamente atónito, no puedo evitar sobresaltarme un poco acercándomele de sobre manera.

—¿Sabe dónde está! —la pregunta sale de mi boca sin advertirlo, él parpadea un par de veces, después, sonríe apenado.

—Más o menos, en realidad no he podido contactarme con mi madre —se rasca la cabeza volteando hacia el techo, me mira de reojo— Pero descuida quedé de verme con un amigo que me dirá dónde encontrarlos —coloca sus manos sobre mis hombros, como si intentara darme ánimos.

Luego de recoger un poco el departamento y tomar mis cosas, las que aún permanecían completas, nos subimos al Audi R8. Me sorprendió un poco el auto puesto que no recordaba que le gustaran ese tipo de artefactos costosos, pareció notarlo ya que pretendió darme una explicación, la cual no era necesaria. Nunca tuve una relación cercana con el padre de mi rubio, fueron contadas las veces que lo vi, claro que, esas veces siempre me trató con amabilidad, además, de pedirme que cuidara de su hijo. …l me habla con mucha naturalidad y yo, ante el parecido, no puedo evitar ser atento. Por más absurdo que suene.

Entramos a la carretera, no sabía exactamente a dónde iríamos o con quién, honestamente no me importaba, mientras pudiera averiguar el paradero de mi zorrito. Sonreí de lado pensando en la gran bienvenida que, seguramente, recibiré por parte de los animales, aunque uno en especial tendría mi atención. Esa comadreja me pagaría estos tres meses perdidos, y con creces.
Notas finales: Rina: ¡Ta-chan! —la chica aparece en un escenario. Gira un bastón en su mano derecha, mientras que en la izquierda trae un sombrero de copa— Ahí está el nuevo capítulo —se coloca el sombrero y hace girar, nuevamente, el bastón pero con las dos manos, se pone contra espalda del rubio que también tiene un bastón y un sombrero.

Naruto: ¡Bravo! —ambos avientan el bastón pero ninguno lo atrapa cuando baja XD.

Sasuke: ¡Tanto esperar para eso! —aparece de la nada.

Rini: Hubiera sido mejor regresar con un buen lemon de ItaSasu *w*—cara de pervertida.

Sasuke: Bruja incestuosa —se acerca y le propina un golpe en la cabeza a la chica— Eso nunca va a pasar.

Sai: No mientras sigas con esa actitud Uchiha bastardo n_n —el azabache le mira rabioso.

Rina: Intentémoslo otra vez.

Naruto: Si —se ponen contra espalda— Uno, dos, ¡Tres! —lanzan los bastones, pero cuando vienen de bajada, la chica se cubre la cabeza y el rubio no logra atraparlo.

Rina: ¡Mo! >o< —recogen los bastones— Esto no funciona.

Sasuke: Espera a que te tenga en mis manos maldita comadreja —piensa unos segundos— Por qué habría de esperar —justo antes de que toque a Sai, Rini lo golpea en la cabeza con un periódico.

Rini: ¡No, no! —disfrutando de lo lindo pegándole al ojinegro XD— Eso no se hace.

Sai: n_n

Rina: Bueno, ¡ahí está! Ahora el futuro será con nuevos capítulos XD Espero no haber decepcionado a nadie. Ya me voy, espero actualizar la próxima semana. Como siempre —una vez más se juntan el ojiazul y la chica— Uno, dos y tres —adivinen qué XD no los atrapan.


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