EL ORÁCULO
Cáp. 1: El niño que lo veía todo
Lemuria era un reino pacífico al norte del mundo. Sus habitantes, sin embargo, eran temidos por la raza de los hombres debido a diversas destrezas sobrehumanas que algunos de ellos manifestaban. Ciertamente los lemurianos no eran criaturas comunes y fácil era reconocerlos a causa de los dos puntos que coronaban su frente desprovista de cejas. Nadie sabía a ciencia cierta mucho de ellos o su cultura, en la antigüedad estos siquiera salían de su reino pacifico y oculto entre inmensas montañas, pero con la expansión y guerra de diversos imperios contra otros los hombres acabaron por descubrir que esa comunidad silenciosa y misteriosa ocultaba algo: que algunos de estos seres del norte del mundo, los llamados a si mismos "destinados" nacían con habilidades superiores a las de un ser humano común y corriente. Entre los lemurianos había algunos capaces de vivir por siglos, otros de curar con sus manos heridas mortales o enfermedades letales, unos cuantos de forjar una aleación más liviana que el bronce y fuerte que el hierro, otro tanto de correr como el viento o caminar sobre el agua.
-Y eso no es todo su majestad... después de torturarlo con el metal caliente ha develado que entre ellos hay un niño que en si mismo reúne todas estas virtudes y que además...- el guardia pausó su relato disfrutando ser el centro de atención de su rey y el rostro ansioso de todos los presentes-... además es capaz de ver el futuro-
El rey del imperio del oeste se quedo atónito lo mismo que los generales, nobles y esclavos presentes en la sala del trono.
-Jajajaj- una risa hizo que todos giraran sus rostros hacía a la derecha- ¡que tontería! No puedo creer que hayan interrumpido mi entrenamiento para que escuche semejante ridiculez...- soltó altivo el hijo del rey
-Saga no seas insolente-lo recriminó su padre
-Me voy, espero Kanon vuelva pronto para darle las buenas nuevas de nuestro reino... creo que se morirá... de la risa- pronunció burlón el mayor a la vez que abandonaba el salón.
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La invasión fue planeada meticulosamente por el rey quien forzó a su hijo menor a comandar personalmente sus tropas hacía Lemuria. Ciertamente, ellos debían de poder ver el futuro pensó Kanon antes de que le atravesaran el corazón, la emboscada había sido perfecta.
-¿Podrías concentrarte?- le reprocho su maestro Dhoko al notar que repentinamente se quedo inmóvil
-Kanon- suspiro Saga de pronto mientras una a una sus lagrimas empezaban a descender por su rostro
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Luego de que desangrado un único soldado retornara de la invasión el mal presentimiento del gemelo mayor se volvió una certeza, una terrible certeza. Furioso su padre reunió a toda la maquinaria de guerra con un único propósito: la venganza. La emboscada que tendieron los lemurianos no basto, los hombres del oeste eran demasiados. No pudieron hacer nada. Tal como cientos de veces Mu lo había soñado, ese día lemuria desapareció en una sangrienta masacre.
-Se acabo su alteza- el general Dhoko murmuró viendo el estado de exasperación en que se hallaba el rey- la muerte de su hijo ya fue vengada
-No, no...¿Dónde esta?... necesito a ese niño... con él mi imperio será indestructible
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Finalmente el día que tantas noches había perturbado su sueño llegó. Hakurei le había dicho que el futuro se podía cambiar, que enfrentarían a los extranjeros, que su emboscada no fallaría, que la masacre que en tantas ocasiones había predicho no acontecería. Sin embargo, su maestro ahora al igual que todo su pueblo era un cuerpo inerte. Temblando movió el cuerpo que murió siendo su escudo. Tras una última mirada cubierta de lágrimas al cuerpo sin vida de su maestro se puso de pie. Era una pena que la única persona a quien no pudiera ver su futuro fuera a si mismo, pero tenia la esperanza de que este, fuera morir entonces, en manos de su enemigo, al igual que todo su pueblo.
-Alto ¿dónde crees que vas?- de repente gritaron a su espaldas
Temeroso el niño se agacho en el suelo y se cubrió los ojos. Deseaba morir pero a su vez también lo temía. Sintió el filo de la daga deslizarse por su pequeño cuello, posarse en su mentón, forzarlo a alzar su rostro.
-Miren nada más, tantas muertes... la vida de un príncipe... así que mi hermano murió por esto... sólo por un niño miedoso... - soltó el mayor con rabia a la vez que descendía el puñal en el pecho del niño- un corazón por otro ¿es justo, no?- inquirió con odio- mírame- ordeno apretando la punta contra la carne del menor que abrió sus mojadas pupilas dejándolo pasmado
-Alto Saga-
-Le ordenaste a Kanon venir por este niño y él murió... es su culpa... y la tuya también su muerte-
-El deber de un rey es velar por su pueblo, aunque la sangre de un hijo sea el precio- afirmó el anciano
-Lo dices fácil...- rugió molesto mientras su mano temblaba
-¡Saga!... Saga no podemos cambiar el pasado, pero podemos luchar por un futuro hijo... te necesito- aseguró posando su mano en el hombro del gemelo
-No me toques- soltó furioso el mayor soltando el puñal y alejándose de ese lugar
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El príncipe Kanon fue enterrado tras una sobria ceremonia en los jardines del palacio Géminis. Tras el entierro el rey y su comitiva retornaron al palacio, ansiosos por conocer el informe del sabio de su imperio. Con fastidio Saga tomo su lugar en el lado derecho del trono.
-Los libros hallados en lemuria son ciertamente curiosos su alteza, están escritos en un lenguaje antiguo, que me fue posible reconstruir apoyado en idiomas derivado de este y en las pocas palabras que pude forzar del prisionero Shion, a cambio de permitirle quedar a cargo del niño
-Ve al grano
-Ehmmmm si, bueno, no hay mucha información clara sobre ellos, pero hasta donde he podido traducir en los textos referentes a los "destinados"... pues... creo que mejor le leo...
"...Hay aquellos entre nosotros dotados por la magia del destino de una capacidad superior y hay entre los elegidos siempre uno cada cientos de años capaz incluso de ver las marcas que oculta en las sombras el futuro de todas las criaturas. Sin embargo, el más especial de entre nosotros es también el más frágil, su vida es aun mas breve que la de los hombres debido a la intensidad de sus poderes por lo cual se recomienda exponerlo lo menos posible al contacto físico, ya que al mas leve tacto con cualquier ser viviente se estimula su capacidad sensorial y desata su poder haciéndolo entrar en trance. Así, inevitablemente su poder se ejecutara consumiendo a cambio su energía vital. Cierto es también que un destinado con estas cualidades se vuelve presa de la ambición de los hombres y se recomienda por ello que una vez que este alcance su madurez física se le arrebate su virginidad ya que solo así se estima los poderes desvanecerán, aunque, sin embargo, en los dos experimentos que se han llevado a cabo durante los últimos siglos con los destinados Tokusa y Atla para comprobar esta suposición, ambos no han podido tolerar el contacto físico y acabaron desangrándose hasta morir. Siendo así, se determina como última y más piadosa alternativa la ejecución de los destinados ante eventualidades que lo ameriten"- concluyó agitado por leer el sabio de los hombres
El salón se mantuvo en un profundo silencio hasta que el rey chasqueó los dedos en señal a los guardias de traer al prisionero. Ataviado en una larga túnica blanca y con la cabeza cubierta por una capucha perteneciente a la misma prenda el niño caminó atemorizado sobre la alfombra de ese lugar tan extraño e inmenso acompañado de un maltrecho lemuriano de cabello verde que observaba a los hombres con odio.
-¡Quiero verte!- pronunció el rey pero el niño permaneció estático por lo cual molesto el sabio se acerco y le retiró la capucha
Todos contemplaron asombrados al pequeño de grandes ojos verdes y rasgos tan armoniosos y delicados que parecía una criatura de naturaleza divina.
-Cuanto desperdicio- rió el rey presionando su índice contra la frente del menor
Entonces para Mu solo hubo oscuridad.