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El valor de una promesa por UminoIruka

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Notas del fanfic:

si lo seee es un fic muy malo( esta bien puesto que es el primero XD) este fic lo hice por que siertas personas me lo abian pediso (casi a gritos) y tambien dedicado a puppy XD(no me mates cuando leas esto)
ahora una q otra cosa
lo que aparesca con * * son los pensamientos de los personajes
- - son sucesos que estan ocurriendo
( ) son notas de la autora (esa soy yo *O* )

tambien cave mencionar que los personajes no son de mi propiedad(ni llegaran a serlo XD)
y que repseto todos los comentarios o mentadas de madr.... que me lleguen a poner
Ahy que aceptar tooodas las cosas q me digan bueno on eso concluyo el comienzo

Notas del capitulo: Le doy mucha, pero muchas gracias, a cierta persona que me ayudo a correguir el fic(que digo corregir si lo mejoro XD) enserio muchas gracias que sin ti no abria quedado asi de bien y en cuanto a lo demas ya lo cambiare cuando pueda y si es posible, cuando me puedas ayudar "enserio gracias"
>

¿Por qué de todas las cosas que podían pasarme tuvo que ser esta? ¿Por qué? Sigo sin entenderlo. Y encima, ¡la cual fue de Naruto!

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—Nee Iruka-sensei, ahora que lo pienso, no recuerdo que me platicaras como eras de joven…

— ¿Joven? —dijo mirando a un Naruto con cara de felicidad—. Jaja, ¿y a que viene esa pregunta, Naruto?

—Como que, “A que viene eso”, es una duda que tengo desde que lo conocí, Sensei.

—Eso es cierto Iruka-sensei, jamás hemos visto como es de joven.

— ¿Ha? —exclamó Iruka mirando hacia la chica que llamaba su atención—. Tu también, Sakura-chan…

—Bueno, es que… —decía la muchacha de cabellos rosa, mientras miraba a sus compañeros en busca de alguna respuesta.

—Vamos Iruka-sensei, incluso Sasuke tiene curiosidad. ¿Nee, Sasuke? —dijo jalando del hombro del susodicho.

—Mmm… —murmuró el azabache, evitando ver al mayor.

—Jejeje pues, no se que le encuentran de interesante —comentaba apenado.

— ¡Haaa! —exclamó poniendo cara de perrito triste—. ¡Vamos sensei, muéstrenos como era! ¿Siii?

—Jajaja —rió el profesor—. Esta bien Naruto. Algún día se los mostrare —cedió, sonriéndole a sus ex-alumnos mientras continuaba comiendo su ramen.

— ¡Wiiii! —gritaban eufóricos Naruto y Sakura al unísono, mientras en el rostro aún escondido de Sasuke se mostraba una suave, casi imperceptible sonrisa.

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No puedo creer que desde ese día Naruto venga a molestarme después de los entrenamientos solo para recordármelo, aunque eso no es lo peor… Comentaba para sus adentros el sensei mientras acomodaba algunos trabajos en la academia.

¡Zaz!

 

El fuerte sonido de la puerta de entrada se escuchó de repente, haciendo temblar el edificio por completo. Y después del barullo, un hombre entrado en sus años, embutido en un traje elastizado completamente verde chillón, con un extraño peinado –que ni a los militares los obligan a hacerse ese horrible corte-, hizo su aparición, gritando y armando desorden.


— ¡Iruka! —vociferaba sin cesar, y al no ver al maestro, miró hacia abajo—. ¿Iruka-sensei? ¿Pero que hace sentado en el suelo?


Un Iruka tirado en el piso, con cientos de papeles sobre el a causa del susto fue lo que encontró.

—Es que me ha sorprendido, Gai-sensei. ¡Usted sigue teniendo la mala costumbre de llegar de golpe! Y encima gritando. ¡Algún día va a matar a alguien a causa de un infarto!

—Jajaja, y te dices a ti mismo chunin —se burló el Maito, ayudando a levantarse al pobre maestro.

—Bueno, y a todo esto… ¿A que viene Gai-sensei? ¿Quiere que lo ayude con algo? —-le preguntaba al presente, ignorando el comentario que había dicho, mientras recogía los papeles que anteriormente había tirado gracias al pequeño susto.

—Si, a Lee ya le falta ropa interior —decía mientras ayudaba con los pocos papeles que faltaban por levantar.

— ¿Ha? —exclamó Umino con cara de sorpresa—. ¿Gai-sensei?

—Jajaja estoy bromeando —dijo riendo —. Vengo por algo muy importante —de repente su semblante se torno serio—. Es sobre Naruto.

— ¿Naruto? —repitió el nombre del chico alarmado—. ¿Que le paso? —preguntó tirando los papeles que acababa de recoger.

—A decir verdad, nada; el esta muy bien. Pero me preocupa algo que dijo —habló, colocándose una mano sobre el mentón.

— ¿Que fue? —cuestionó, acercándose al maestro con gran duda y pisando los papeles que previamente había tirado, recogido y vuelto a tirar.

—Iruka-sensei —se tensó el ambiente—. Es verdad…—se interrumpió para toma de los hombros al otro hombre—… ¿Qué le mostraras a Naruto como eras de joven?

Silencio.

— ¿Ha? —exclamó, captando un poco la situación—-. ¿Ha? —repitió, un poco molesto—. Gai-sensei, ¿era solo para eso por lo que entraste gritando? —dijo cabreado, aunque incrédulo por lo dicho por el otro profesor.

— ¿Eh? Si, ¿porque? No me digas que pensaste que a Naruto le ocurría algo malo —comentó con su típica sonrisa amplia y brillante.

—No como cree Gai-sensei —contestó irónico el maestro, con una vena en su frente. Luego pensó en lo dicho por la bestia verde de Konoha—. Pero, ¿y quien se lo dijo a usted? — ¿Pero quien rayos piso mis papeles?, se decía a si mismo Iruka mientras intentaba recoger nuevamente los exámenes de sus alumnos.

—Por supuesto que mi estudiante estrella.

—El descalzonado —dijo Iruka riendo. Venganza.

—Jajaja, ¡buena esa, Iruka-sensei!... O debería comenzar a decirle, Iruka-kun —decía en forma burlona el maestro de verde, mientras veía como el moreno se sonrojaba furiosamente.

— ¡Gai-sensei! —le gritó, tirando nuevamente los papeles y completamente rojo de la vergüenza. Y luego, pregunto:— ¿Cuantos ya saben de esto?

—Deberías decir: ¿Cuantos no saben de esto? —corrigió sonriente el otro—. Incluso Tsunade-sama ya lo sabe, es más- —Gai no pudo terminar su frase puesto que un fuerte sonido lo interrumpió.

La puerta abriéndose estrepitosamente se oyó nuevamente, siendo esta vez una singular mujer rubia de ojos avellana la que entraba por ella. Parecía enojada, y su tremendo grito hizo no solo temblar a toda la Academia, sino también a los dos shinobi que no dejaban de mirarla sorprendidos y asustados. 


— ¡Iruka! —volvió a vociferar.

 

— ¡Tsunade-sama! —gritaban a su vez los desconcertados maestros.

— ¡Iruka Umino! —volvió a bramar la mujer, esta vez con cierto de autoridad.

—Dígame, Tsunade-sama —articuló temeroso el profesor, inquieto por el tono dominante de la Godaime.

— ¿Es verdad lo que toda Konoha habla? —preguntó señalándolo a el.

— ¿Konoha? —Dios, por favor, que no sea lo que estoy pensando…

—Si, al parecer cierto maestro, le prometió a cierto estudiante, cierta cosa que a pesar de un mes aún no cumple…

— ¡Yo, yo, yo! —repetía entusiasta Gai, levantando la mano y dando brincos como si de un niño se tratase.

—Adelante Gai-sensei, tiene la palabra —cedió la mujer.

—El maestro es Iruka-sensei —meditó, y continuó—. El estudiante es Naruto, y la promesa se refiere a ver al pequeño I-r-u-k-a-c-h-a-n.

—Ahh, te refieres a eso... ¿Ha? ¡Espera un momento! —decía sorprendido el moreno—. Yo jamás le prometí eso a Naruto…

—Mi pobre Naruto fue a buscarme y a decirme que le viniera a preguntar a usted que paso con la promesa que le había hecho —dijo la Hokage, con casi lagrimas en la cara, las cuales se podía saber fácilmente que eran falsas. Pura actuación barata.

—Pero Tsunade-sama, ¿como quiere que cumpla algo así? ¿No le parece un poco infantil? —decía Iruka, intentando sin mucho éxito librarse del ahora gran problema.

—El único infantil aquí serás tú, mi pequeño amigo —dijo Gai, tomando a Iruka de los hombros con deliberada fuerza, para luego continuar: —, pues me parece que si no quieres cumplir la promesa por las buenas, Tsunade-sama hará que la cumplas ¡Hahahaha! —la risa estridente y espantosa de Gai asustó en supremacía a los presentes. A Umino, sobre todo.

—Lo siento Iruka-sensei, pero no quería llegar a métodos tan drásticos, pero en fin —habló neutra, como no le importara la opinión del castaño al respecto—. Si así tiene que ser, será —dijo la Godaime, mientras buscada algo entre las múltiples bolsas que colgaban de su cintura.

— ¡Espere, Tsunade-sama! ¿Gai-sensei? —exclamó, observando como el maestro de verde lo aumentaba la presión de su abrazo—. ¿Que? ¿Pero ahora que?

—Bien Gai-sensei, lo encontré —mencionó alegre la mujer, destapando un pequeño frasco con un contenido liquido amarillo pollito.

— ¡No, no, no! —gritaba el chunin, cada vez mas aterrorizado por lo que sucedía, intentando zafarse del agarre del jounin. Las cosas iban empeorando conforme pasaba el tiempo—. ¿Que pretende con eso Tsunade-sama?...

Su Hokage lo ignoró por completo, precipitándose sobre el paralizado y horrorizado maestro.

 

—Está bien, Iruka-sensei. Ahora diga: “Ahhhh” —la Godaime acercó el frasquillo a la boca del profesor, el cual mostraba cierta preocupación por el color y aroma del menjurje. Sentía miedo por lo que le ocurriría si bebía ese extraño elixir. Por lo que se limitó a cerrar con fuerza sus labios.  

—No Iruka-sensei, Obaa-chan ha dicho que la abrieras, no que la cerraras —decía la voz del  kitsune, el cual miraba lo ocurrido desde la ventana del salón.  

—Naruto, ¿que aces aquí? —preguntó la rubia, mirando al chico zorro entrar y acercarse a ellos, y admirar la graciosa escena.  

—Nada, solo vengo a ver al sensei, y también a ayudar, claro —dijo con su típica sonrisa que lo caracterizaba.

—Ese es el espíritu, tu deberías ser capaz de lograr que Iruka abra su boca —decía la bestia de Konoha, afirmando su agarre sobre el escurridizo cuerpo del cada vez mas atemorizado Umino.

¿Pero que hace aquí Naruto? O peor aún, ¿que pretende?, se formulaba en la mente el profesor, mientras intentaba zafarse de su opresor sin esperanzas.

—Maaa, eso es muy sencillo, aunque después no responderé por el castigo, ¿nee?

 

—De acuerdo —dijeron a la vez la Hokage y Gai.

 

Naruto comenzó a acercarse a los maestros de manera amenazadora. La radiante y dientuda sonrisa en su rostro adquiría un matiz pícaro. Y tras el incómodo silencio, se oyó el energético: ¡Aquí voy! Y su pié se elevaba en los aires, y caía con una fuerza increíblemente salvaje hacia el suelo. 

El grito de Iruka retumbó por toda Konoha. Lo cuál, por consecuencia, hizo que muchos aldeanos de La Hoja se juntaran alrededor de la Academia Ninja, motivados por la curiosidad y la procedencia de aquel rugido espectral que había salido del edificio. Dentro del aula, Uzumaki, autor de aquel grito el cual había provocado con un potente y doloroso pisotón, sin dudas había logrado hacer que la boca de su sensei se abriera. Permitiéndole a la Hokage introducirle hasta la garganta la asquerosa sustancia.

 

— ¿Ve Iruka-sensei como no era tan difícil? —le decía la rubia mujer, mientras tapaba el frasco, guardándolo posteriormente en uno de sus bolsillos, y sonriendo para si misma.

—Eso es cier... —Gai no pudo terminas su frase puesto que sentía que el cuerpo del maestro comenzaba a relajarse demasiado, como si estuviera colapsándose—. ¿Ha? ¿Iruka-sensei?

De repente un chillido se oyó. Eran Tsunade y Naruto que exclamaban a toda voz palabras sin sentido, todo debido a la imagen que les regalaba el maestro. Gai se les unió a coro más tarde. Ahora los tres gritaban entusiasmados, al ver como Iruka había cambiado su apariencia por la de un chiquillo de aparentemente unos doce años; un flequillo chocolate caía por su frente, y unos ojos brillosos resplandecían con inocencia. Las prendas del moreno sensei ahora bailaban en el pequeño cuerpo de aquel chico. 

 

— ¿Pero que demonios? —se preguntaba Iruka, admirándose en tal estado y notando las miradas de “Te quiero comer” en los mayores. Hasta Naruto ahora era mucho más grande que el—. ¡Ah! ¿Qué rayos me pasó?

— ¡Waaa! ¡Iruka-sensei es muy lindo!

— ¿Que? —decía incrédulo el, ahora chibi-iruka. Las miradas de las tres personas que tenía en frente en verdad comenzaban a darle miedo.

—No, no, no Naruto, ya no es Iruka-sensei —corrigió la Godaime—. Ahora es Iruka-kun –terminó la mujer, intentando aguantarse la risa y con una sonrisa de puro goce dibujada en el fino rostro.

De repente, unos gritos se oyeron através de la ventana, llamando la atención de los que estaban en el interior del salón. Entre los alaridos y halagos se oían comentarios como; “¿Ese chico tan lindo, pequeño, y encantador es Iruka-sensei?”, o “¡Kya, que dulzura es el sensei!”. De más está decir que las voces eran en su gran mayoría –aunque también había una suma considerable de jóvenes varones-, de muchachas, o mujeres.

— ¿Pero que…? —decía Iruka completamente sonrojado, intimidado por sentirse en una situación como esa. Su instinto no le dejaba de decir que debía salir de allí cuanto antes.

 

Y los comentarios de los aldeanos no dejaban de llegar a sus oídos:

“— ¡Yo quiero una foto con el sensei!

— ¡No si yo me lo robo primero!

— ¿Pero que les pasa? ¡Yo lo conseguiré antes que todos!”.

 

Una oración superaba a la otra, y no tenía fin. La gente parecía haberse vuelto loca al acontecer el repentino cambio físico en el cuerpo del maestro. Uno tras otro los ciudadanos iban llegando, y se amontonaban en la ventana del salón, para poder ver a través de ella al lindo niño sonrojado que no sabía donde meterse de la vergüenza.


— ¡Claro que no! —de repente, la voz de Uzumaki se oyó, y todos parecieron calmarse—. ¡Yo seré el primero que se tome una foto con él! —exigió, inflando su pecho con orgullo—. ¿Verdad Iruka-sensei? —silencio—. ¿Iruka-sensei? ¿A donde ha ido Iruka-sensei-dattebayo? —cuestionaba una y otra vez el kitsune, al notar la ausencia de su ex profesor.


— ¿Ehhh? ¿Iruka-sensei, en donde está?

 

Tsunade, Gai y Naruto gritaban el nombre del desaparecido nuevo menor. Hasta los aldeanos se habían unido a la desesperada búsqueda del pequeño Iruka…


Mientras tanto, en otra parte de la Academia, se oían los pasos apresurados de cierto chiquillo. Corría sin mirar el camino, asustado, para salvar su vida. Cosa que se le dificultaba por lo molesto de sus prendas, las cuales, obviamente, le quedaban mucho mas grandes ahora que antes. Igualmente, no podía dejar de pensar en como habían reaccionado todos momentos atrás.

¿Qué rayos les habrá pasado? ¿Qué demonios le ocurre a toda Konoha? ¡Ouch!

 

Iruka cayó de bruces al duelo, debido al golpe que acababa de recibir, al tropezar torpemente con algo… O menor dicho, con alguien.


— ¡Ah! Lo siento, lo siento, lo siento —repetía apresuradamente, mientras se levantaba sin dejar de pedir disculpas a la persona que se encontraba frente a el. Pero se quedo sin palabras al ver con quien había tropezado hacía instantes.

— ¿Que te ocurre? ¿Acaso te comió la lengua el gato?...—decía burlón el sujeto, a medida que se acercaba para admirar mejor al menor que se encontraba frente a el. De repente, una imagen cruzó su cabeza, y floreció el recuerdo en el—Oye espera un momento… ¿Te he visto antes?

Iruka se había quedado inmóvil al ver la cara enmascarada de cierta persona. Lo que provocó que solo una palabra saliera de su boca:  


— ¿Kakashi-sensei?

 

 

Notas finales: algo largo el cap XD
en el siguiente (huy se oyo de pelicula *O*)
iruka se pone nervioso por que se encontro con al unica persona a la cual no queria encontrarse, pero por el contrario kakashi parese estar feliz de averlo encontrado y de esa manera aunque??
por que razon no quiere que nadie se tome una foto con su iru-kun(momento dijo iru-kun??) y por que razon siente que lo conocia con anterioridad y mejor aun ¿POR QUE IRUKA NOP QUERIA VERLO??(aunque creo que eso ya lo sabran XD)

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