Uno.
Son bellas sin duda. Jovenes, alegres, emocionales, inquietas, entretenidas, sin duda alguna, interesantes. Asi son las adolescentes. Con ganas de comerse el mundo, de llegar a sus metas, de enamorarse. Asi son las adolescentes. Cuerpo puro, sangre limpia, virginidad aun existente. Asi son las adolescentes. ¿Por que sufria esta extraña fijacion por ellas? ni siquiera yo mismo lo sabia, aunque cuando pensaba en ellas, mi interior hervia. Siempre existio la posibilidad de que esto me trajera problemas, pero la satisfaccion me nublaba. La satisfaccion de abrir a una adolescente en canal, tocar su sangre aun caliente con mis dedos y probarla con mi lengua, oh , aquello suponia un autentico placer. Adoraba aquellos gritos de puro terror al llevarmelas. Me enternecia al encontrarme con su mirada, mezcla de panico, confusion y miedo, al arrancar sus ropas. Me enamoraban aquellos alaridos de dolor al entrar dentro de ellas sin su permiso. Suspiraba al observar como su respiracion se apagaba, al escuchar que su corazon se detenia, al ver que sus ojos perdian su vivacidad y brillo. ¿Morbo? tal vez. Habia cometido tantas veces mis pequeñas travesuras, pequeñas fechorias y sin embargo nadie me habia detenido, ni castigado por ello, que ahora, ya me era imposible parar. Cuerpos desnudos y frios, descansaban aun en mi sotano, por supuesto, de adolescentes.
Me aburria, eran las siete de la tarde de un viernes trece cualquiera y si, me aburria. Habia acabado de desmembrar a una de mis encantadoras señoritas. Habia tocado los huesos que sobresalian de su hermosa carne. La sangre habia resbalado por mis dedos, roja, roja como solo ella podia ser. Habia agachado la cabeza y lamido enloquecidamente cada herida, cada lugar en el que encontraba un poco de plasma. Recordaba haber alzado la vista hacia un viejo espejo roto, pero que aun prestaba funcion.Tenia el contorno de la boca completamente manchado por su preciosa sangre. Parecia un vampiro, uno de esos magnificos seres mitologicos nacidos de la oscuridad. El asombroso sabor ligeramente metalico de aquel liquido espeso que era mi manjar favorito, se mantenia dentro de mi cavidad bucal. No tenia nada que envidiar a esos antiguos asesinos, como por ejemplo el cautivador Jack el destripador.Yo tenia todo lo que queria en estas encantadoras jovenes que daban su vida a cambio de complacerme.
Me lave las manos, debia borrar las manchas color carmesi. Aunque para mi no era necesarios, a los ojos de la sociedad tener las manos asi, era muestra de salvajismo.
No entendian, no entendian nada. Sin embargo, pense en la cara de un pequeño niño que hace hacia tiempo no veia. Quizas el si comprendiera, aunque no estaba muy
seguro. Se habia criado con ellos, alli fuera, con las demas personas. De todos modos algun dia, aunque fuese lejano, todo mi legado debia ser para alguien. Los huesos y cuerpos de mis chicas, y las ansias de matar.
Como iba diciendo, me aburria.Tenia la necesidad de empezar algo nuevo, tenia la necesidad de degustar carne fresca. Me puse el abrigo. Por aquella epoca, el frio empezaba a resurgir, entrabamos en el otoño, una de mis estaciones preferidas. Sali de mi casa y camine hacia el lugar en el que estaba seguro de que encontraria nuevas
presas. Asi daba por comenzada mi caceria y esta vez esperaba encontrar algo mas, ¿como decirlo?...especial.