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.:..:.sMiLe.:..:. por yuukiyuki

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Notas del capitulo: Ah, no se, dede hace un rato traia ganas de escribir algo que involucrara una pintura de Ciel, no se porque.

XD, no puedo con mis fics y ya estoy haciendo mas...

Por desgracia no fui yo la mente maestra iluminada que hizo kuroshitsuji, los personajes no me pertenecen sino a Yana Toboso, banzai por Yana Toboso!!
EL RECUADRO

Un dia cualquiera en la mansion Phantomhive.
El cielo londinense regalaba al lugar sus acostumbrados tonos grises y nublados, había una niebla no muy densa en las partes mas alejadas de la mansión.

Una campanilla resono en la habitacion del mayordomo, que se encontraba haciendo algunas cuentas necesarias. Miro la pizarra llena de campanitas, su joven amo, como siempre, lo solicitaba cuando menos debia.

Esa semana, especialmente aquella, habia sido un poco frustrante para el mayordomo.
Sebastian tenia muy en claro que a quien servia no era mas que a un niño humano de doce años, y que ese niño de doce años, por mas madurez que pudiera aparentar, era simplemente un niño.
Pero se estaba propasando ya de su inmadurez acostumbrada.
Su bochan ahora tenia la palabra "capricho" tatuada a la frente, e infortunadamente, tenia la boca llena de saliva para exigir que sus ridiculos deseos fueran cumplidos, ademas de un mayordomo que tenia que vivir para obedecer.

El pelinegro comenzaba a pensar que quizas deberia de añadir clausulas a sus nuevos contratos cuando este terminara.
Toco a la puerta, pensar todo lo anterior le habia tomado menos de un segundo, lo mismo que llegar al estudio de su joven amo.
Nadie le contesto, asi que se dio el lujo de pasar.

-Me necesitaba bochan?- pregunto al chico que miraba desde su sillon a traves de la ventana

-Quiero un postre- dijo el ojiazul sin darle la cara -Con chocolate- añadio a su peticion.
En otros tiempos hubiera tratado de persuadir al pequeño, pero aquel dia no estaba seguro de poder lograrlo. El niño se habia portado testarudo con ganas.
Asi que con una orden que cumplir se retiro de la habitacion

****

-LA LA LA!!- cantaba Finny, desafinadamente hay que agregar, a todo lo que sus geneticamente alterados pulmones daban.
Como todos los dias habia salido a revisar el jardin, quitar la mala hierba y, gracias a sus muy frecuentes accidentes con pluto, tener que plantar mas arboles.
Habia pedido ayuda a Meirin y Bard.
El cocinero descansaba a la sombra de un arbol sobreviviente y la chica ayudaba a hacer hoyos en la tierra para plantar sendos arbolotes que el rubiecillo super fuerte cargaba como a una pluma.
Ambos, cocinero y peliroja, se habian acostumbrado ya a los cantos del jardinero.

Habia perdido la cuenta de cuantos hoyos habia hecho.
Fue en uno de esos tantos hoyos que, al encajar la pala en la tierra, esta golpeo con algo duro.
Extrañada, Meirin siguio cavando hasta dar con lo que parecia la esquina de algo.
Finny justo regresaba de traer otro arbol.

-Que sucede Meirin?- le pregunto el ojiverde al ver como observaba ella el suelo con tanto interes

-Que crees que sea eso Finny?- fue lo que ella respondio señalando aquella "esquina de algo", Bard, intrigado tambien, se levanto de donde estaba, estirando antes sus articulaciones y fue a ver lo que sucedia.

-Que tanto miran ustedes dos?-

-Eso- dijeron al unisono señalando su hallazgo

-Que cosa tan rara...- fue la opinion de Bard

-Que tal si es un cofre del tesoro!!!- grito emocionado Finny dando saltitos por todos lados y con los ojos mas grandes que pelotas de futbol

-Somos ricos!- grito Bard con signos de yens en los ojos -Hay que seguir cavando!!- ordeno usando sus manos para urgar la tierra, Finny le imito y Meirin continuo usando su pala.

****

"Perfecto" penso para si el mayordomo termiando de colocar una hojita de menta en la cima de la rebanada de pastel que recien habia preparado.
Salio de la cocina con el postrecillo en manos dirijiendose de inmediato al estudio de Ciel.
Mientras pasaba por los pasillos de enormes ventanales, alcanzo a divisar desde ellos como de los jardines, salia en lapsos desiguales, chorros de tierra aventados al aire.
Meneo la cabeza con negacion.
Coloco el pastel en una mesita al lado de un florero, abrio la ventana, y salto de ella para saber que clase de estupidez estaba haciendo ese trio en esos momentos.

****

Los hallo congregados alrededor de un objeto, mirandolo atentamente

-Minasan, estoy ocupado, asi que mas vale y la razon por la que no estan trabajando sea buena- dijo con su tono de voz lugubre y amenazante que solia usar con ellos

-Sebastian-san!- fue Meirin la primera en reaccionar, los tres le abrieron paso al de ojos escarlata para que pudiera ver lo que habian encontrado

-Lo encontramos enterrado!- dijo Finny con notitas musicales flotando en su cabeza. Sebastian ladeo la cabeza un poco y entrecerro los ojos tratando de hallarle forma a lo que veia.
Era una especie de cuadro, no muy grande, el marco semidestruido y la pintura tan dañada por la tierra y el tiempo que apenas y se entendia lo que estaba retratado en el lienzo.
Pero Sebastian, por ser quien era, lo noto.
Quizas, por el par de zafiros que resaltaban a la vista

-Que hacemos con el Sebastian?- pregunto Bard dando una calada a su cigarro

-Nada, yo me ocupare de el, ustedes sigan con lo que hacian-

-Yes sir!- respondieron poniendose derechos como soldaditos.
Sebastian retiro un poco de la tierra de la pintura, se la coloco bajo el brazo y recordando que su joven amo aun lo esperaba, o mas bien a su pastel, retorno a la mansion a paso gracil y veloz.

****

-Jo jo jo- pues, dijera lo que dijera, a Sebastian no le hacia mucha gracia ver un plato vacio de pastel de chocolate frente al chibi señor Tanaka-san...
No pudiendo hacer otra cosa, solto un leve suspiro, recogio el plato del piso sin haber dejado aun la pintura y regreso a la cocina por otra rebanada de pastel.


Toco uan unica vez a la puerta y despues entro al cuarto.
Ciel seguia exactamente en la misma posicion en la que Sebastian lo habia dejado, excepto que ahora las ventanas estaban abiertas de par en par y un aire fresco se colaba por ellas.

-El pastel bochan- el joven conde ni se inmuto

-Tardaste, ya no lo quiero- le solto con indiferencia el menor haciendo un gesto con la mano para que el mayordomo se fuese lejos de su vista. Sebastian mostro una sonrisa completamete forzada.

-Los sirvientes han encontrado algo que quizas le interese ver- dijo el mayordomo recordando lo que llevaba bajo el brazo y tratando por todos los medios posibles de desviar su mente de la muy tentadora idea de arrojarle el pastel en la cabeza a su joven amo. Ciel giro en su silla y le presto casi toda su atencion. Sosteniendolo con una mano Sebastian mostro el cuadro al menor. -Si no me equivoo, es un retrato de usted bochan- aclaro el demonio
Ciel tambien tuvo que entrecerrar los ojos y hacer uso de toda su corta imaginacion para darse cuenta de que, en efecto, era un retrato de el, solo que mas pequeño aun, de unos 6 o 7 años quizá

-No recuerdo que me hubieran retratado jamas...- dijo en un susurro haciendo memoria.
Volvio a girarse hacia la ventana dejando esa unica frase como su pobre opinion del asunto.

-Quiere que lo arregle y lo cuelgue en la mansion bochan?-
Ciel permanecio callado unos minutos
-Haz lo que te de la gana- respondio al fin y volvio a perdir con la mano que el se retirara.
Sebastian le reverencio y salio del cuarto como habia entrado, con pastel y cuadro en manos.
A un lado de la puerta estaba Tanaka-san, Sebastian le sonrio y le dejo el pastel al alcance.

-Jo jo jo- fue lo que el mayordomo tuvo que entender como gracias...o itadakimasu? Como fuera, extendio la pintura con ambas manos frente a sí deteniendose a analizarla a detalle.
Como por arte de magia se olvido de las cuentas pendientes y de lo demas y se dirigio al sotano de la casona dispuesto a retocar la susodicha pintura.

Se llevo la mitad del dia, mucho mas de lo que el esperaba, pero simplemente algo lo habia obligado a poner el doble de su normal atencion a su tarea.
Habia casi terminado, se detuvo antes de darle ltoque final, admiro con orgullo su magistral obra de arte.
Cada linea trazada con el mayor cuidado, la pintura era delicada, suave, preciosa como ninguna que se hubiese pintado antes, lo cierto era que el mayordomo la habia dejado mucho mejor que al principio, y con principio me refiero a cuando fue terminada por vez primera.
Se detuvo a fijar la vista en el rostro de Ciel. Habia algo diferente en el.
No era el bochan que veia a diario, las mejillas sonrosadas y los ojos enormes y bonitos con una chispa de vida sin igual, sin duda ese era otro bochan.
Acerco el pincel al lienzo.

"Cierto es bochan, que fue y es su odio lo que me une a usted, pero a veces...me gustaria verlo sonreir" penso.
Despues, con soltura, culmino el retrato con una curva perfecta a modo de sonrisa.

****

Rapidamente se habia hecho de noche, cuando Sebastian habia ido a buscar a Ciel para prepararlo para dormir, lo habia encontrato tosiendo ruidosamente, ah, pero el inconciente niño, no cerraba la ventana.

-Bochan...no debio permanecer todo el dia junto a la ventana- realmente no habia mucho que decirle, no podia regañarlo tanto, era su sirviente, no su madre

-Cof...cof...urusai....cof- medio logro articular Ciel, parecia que el ojiazul escupiria pronto su pulmon, y despues sus demas organos vitales.
Para no agravar mas el problema Sebastian lo cambio velozmente y lo obligo a meterse de inmediato a la cama enredandolo muy bien en las cobijas. Incluso ante tan cariñoso gesto, el pequeño le dio la espalda.
El mayordomo alargo una mano hasta la cabeza de Ciel, pero no habia tocado uno solo de sus cabellos cuando cambio de idea y regreso su extremidad a su lugar

-Dulces sueños bochan- le susurro. Antes de salir de la habitacion alcanzo a escuchar un ronco tosido que a Sebastian no pudo parecerle mas que gracioso, con todo, era encantador.

Despues de tanto contratiempo, las cuentas no se habian efectuado.
Se encamino hacia su despacho cuando un sonido algo extraño le llamo la atencion.
Se detuvo un momento durante el cual nada sucedio, encongiendose de hombros, dio un paso mas, y el sonido se volvio a escuchar.
Y esta vez Sebastian no lo pudo ignorar.
Fue a las habitaciones de la servidumbre, todos estaban durmiendo apacibles y el ruido parecia no turbar el sueño de ninguno.
Resuelto a terminar con eso inicio a buscar la procedencia de dicho sonido.
Poniendole mas atencion, el mayordomo se dio cunta de que no era un sonido cualquiera, eran risas, las de un niño pequeño, el eco de la mansion no hacia mas que aumentar lo terrorifico de la situacion, hacia parecer que las risas, semejantes al trinar de la mas exotica de las aves, salian de cada rincon existente.

De una manera u otra Sebastian termino en el recibidor de la mansion.
En la cima de las escaleras, donde alguna vez habia existido el imponente cuadro de la pareja Phantomhive, estaba ahora expuesta la obra maestra del mayordomo
El reloj de bolsillo de el pelingro dio las 12 de la noche en punto.
El Ciel que tanto esmero habia puesto Sebastian en pintar esa misma tarde brillaba por su ausencia en el cuadro.
Mas extrañado que cualquier otra cosa camino escaleras arriba hasta quedar frente a la pintura.
La silla estaba fuera de lugar, las hojas de los arboles se mecian lentamente al compas de una brisa imaginaria, de la tacita de porcelana emanaba algo de vapor, y del Ciel de 7 años ni rasto habia.
Todo se veia tan descaradamente real, que Sebastian tenia que estar imaginandoselo todo.
De repente, una luz blanca comenzo a emanar del recuadro, tan cegadora, que ni el demonio pudo mantener sus ojos abiertos ante ella.

****

Penso en exclamar un "que demoinos?" pero resultaba algo rebundante.
Cuando pudo volver a abrir los ojos, se sorprendio a si mismo dentro de su cuadro, realmente dentro, aun con candelabro en mano.
Extinguio la luz de las velas y dejo el candelabro en la mesita de te al aire libre que habia pintado, justo en medio del florero repleto de rosas al rojo vivo.
Aquella brisa que a Sebastian se le antojaba inexistente llevaba a su perfecta nariz el olor del bosque y las flores silvestres que formaban parte de aquel jardin de ensueño que se habia esmerado en retocar.
Sebastian se dio cuenta de que, todo cuanto habia en el lugar, por mas real que se viera, aun conservaba la escencia de ser meramente una pintura.
Una risilla traviesa sono detras de el

-Te en-con-tre!- escucho a sus espaldas.
Al voltear, vio lo que habia estado buscando. Ciel se llevo las manos a la boca tratando inutilmente de esconder su blanca sonrisa.

-Me buscaba?- le pregunto sebastian señalandose a si mismo para enfatizar su pregunta, el niño rió nuevamente

-No realmente- le respondio, luego poniendose solo un poquito serio llevo uno de sus dedos al menton -Etto...me llamo Ciel...quien eres tu?- pregunto inocentemente fijando su inocente mirada en el mayordomo

-No sabe quien soy?- todo era demasiado extraño, ese era Ciel, lo sabia...lo sabia? realmente ese niño era su bochan? ese niño de inmaculada inocencia y brillante sonrisa era SU bochan? costaba trabajo creerlo, siquiera imaginarlo

-jeje, hablas muy raro- hablo, sonriendo -Vamos a jugar!!- pidio el ojiazul saltando alrededor de un Sebastian que analizaba a fondo la situacion.
Chibi Ciel estaba lleno de la encantadora energia de un pequeño de 7 años, iba de aqui para alla, dando saltitos como borrego enamorado, cortando flores y lanzandolas al aire, riendo solo y buscandole forma a las nubes.
Anonadado, Sebastian fue a sentarse a la silla desocupada de la mesa, al verlo, el pequeño ciel se fue a sentar tambien subiendose trabajosamente a la silla, mas alta que el, dejo unas cuantas florecillas sobre la mesa y con la expresion mas adorable del mundo se puso a hacer coronitas de flores dejando pensar al mayor.

Tal parecia que aquel cuadro estaba haciendo realidad sus mas bajos instintos de demonio. Como habia dicho esa tarde, le gustaba el Ciel frio y lleno de rencor, pero tambien era cierto que inconciente o concientemente siempre habia soñado con ver al chico en su mas pura manera, para luego probar en el inimagiables perversiones.

-Sebastian- pronuncio el chico derramando miel por la boca y llamando la atencion del pelinegro, logrado esto, el ojiazul llevo codos a la mesa, enlazo sus manos y recargo el menton en ellas. -En que piensas?- pregunto, las florecillas adornaban su negro cabello, reluciente al sol.
Sebastian se le quedo mirando, hipnotizandose con la penetrante mirada que el pequeño le dedicaba, viendose reflejado en esos ojos enloquecedoramente puros, demasiado enloquecedores como para resistirlos.

Y bien, porque no divertirse un rato? despues de todo, Ciel queria jugar...
Tomo a la miniatura de joven amo en sus brazos, una lasciva sonrisa aparecio en su rostro, lo llevo a un lecho de flores, lo recosto con mucha suavidad y le aparto el cabello del rostro.
Le miro mas, de pies a cabeza, deleitandose con el perfecto cuerpecito debajo de el

-En esto pensabas?- pregunto el pequeño

-Hai- respondio el mayor acercandose a Ciel percibiendo de inmediato el mas dulce de los perfumes emanando de su piel, la corona de flores en la cabellera ahora revuelta del ojiazul cayo al pasto.
Entonces, un violento sonrojo zurco las mejillas del menor, y una enorme sonrisa, a la cual Sebastian comenzaba a acostumbrarse, aparecio
Real o no, tenia que disfrutar de aquello mientras podia.
Notas finales: finalisimo final!!!

del capitulo, claro

espero que les halla gustado, tendra como 3 episodios este fic, asi que no sean malos y dejen reviews mina.

janee

Yuukiyuki

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