Estaba a punto de morir de aburrimiento, no hallaba nada bueno que hacer aparte de armar un rompecabezas que me regalaron, la caja parecía prometedora “120 piezas”, hasta me emocione, pero lo resolví en media hora, todos me miraron, por supuesto, siempre me miran, es como si yo fuese un fenómeno o algo por el estilo, pero en realidad no me importa, supongo que asi estoy bien.
Aunque ese día, para ser sincero, mi aburrimiento llego a límites insospechados, asi que salí un rato al patio a aclarar la mente.
Era un día nublado, extremamente frio, todos los chicos revoloteaban como mariposas recién nacidas, y por supuesto me miraban. Todos creían que yo era una chico maquina o algo por el estilo, hasta yo mismo sabía que no encajaba en la definición de “normal” , pero para eso estoy aquí ¿no?, por eso es que debo estar aquí, para ser un genio, para poder llevar el nombre de mi admirado L en alto…
Pero no solo soy yo, hay otros chicos que están en la misma situación que yo, como…el.
Y para ser sincero, yo lo adoro a él. Todos quienes lo veían pasar le tenían miedo, pensaban que tenia mente de psicópata, que no acabaría en ningún lugar, aunque la verdad era brillante, se dejaba manejar demasiado por los impulsos, es un tonto siendo honesto, un tonto muy lindo e inteligente. Se la pasaba todo el santo día comiendo chocolate pero jamás ha sufrido de azúcar, y en el fondo yo se que él no es malo, es solo algo incomprendido y extraño… la verdad me identifico con él.
Desde aquel pequeño incidente hace algunas semanas no nos hemos vuelto a hablar, pero no le culpo, quiero decir ¿me precipite cierto? O ¿tal vez el quería más? ¿Yo lo retuve? O simplemente yo me hago muchas preguntas sin respuesta.
Lo vi sentado en un columpio, estaba cábiz bajo como si estuviese… ¿triste? ¿Podría estar el triste?, no pude resistirlo, verle asi me provocaba matar al culpable asi que lentamente me acerque a su columpio… pero el noto mi presencia rápidamente, al verme parecía que le hubiese caído un balde de agua fría, se precipito rápidamente fuera de él y salió corriendo como alma que lleva el diablo adentro del orfanato.
Inmediatamente supe que fue por mí, aunque lo que no entendía cual era la razón, muchas chicas me vinieron a regañar preguntando que le hice, ante esto solo respondí que fue algo que ellas jamás se atreverían a hacer, todas salieron llorando y gritándome palabras que en la vida había oído, parece que la pubertad les cayó mal.
Pero aparte de eso, a mí si me lastimo, no soporto la idea de que este molesto conmigo, asi que me arme del valor que no tengo y entre de nuevo, parece que todos estaban afuera porque en la sala de estar lo vi solo, no había nadie junto a él, me asegure de que no me viera y luego se lo pregunte:
- ¿Estás molesto conmigo?
El se sobresalto como si hubiese visto un fantasma
- Idiota ¡casi me matas de un susto!
- No me has contestado
- ¿Qué quieres que te diga?
- Quiero saber si estas molesto conmigo
- Siempre estoy molesto contigo, eres un idiota insufrible, inmutable desgraciado –dijo y me volteo la cara.
- Aparte de eso… eso es normal me refería a algo mas
- ¿Algo más qué? –dijo estallando en rabia
- Pues… tú lo sabes ya te lo he dicho yo…
- ¿Me amas? ¿esa tontería? Ya te he dicho que no me interesa, no quiero saber nada de eso.
- Yo… pensé que lo comprendías.
- ¿Pero qué diablos quieres? ¿Qué te corresponda? Pues no ¡NO! El amor es de idiotas –dijo con los ojos llorosos
- ¡El amor no es de idiotas!, yo también lo pensé asi pero…
- ¿Pero qué? –dijo con cara molesta pero curiosa
- Pero me hace sentir más normal, me hace sentir más humano, me hace sentir que soy humano
- ¡Idiota! Amar a un chico no es exactamente “normal” ¿sabes? –dijo estallando
- No dije que fuera normal, solo dije más normal, aparte amarte no es nada raro, quiero decir ¿Por qué no lo haría?
- Dime aunque sea una razón para yo ser merecedor de ese “amor” tuyo
- Fácil, eres adorable –dije con una sonrisa, el se sonrojo extrañamente pero no dudo en responder
- ¿Adorable yo? –dijo incrédulo pero modero un poco el tono de voz
- Si, la forma en que te molestas por algo que es injusto, explotas como una olla de presión, pero me parece adorable.
- Yo… no sé qué decir –dijo esta vez muy sonrojado
- Pues pensé que me gritaras como loco la verdad –dije y esboce una sonrisa
- ¡Idiota!, no se responder a ese tipo de comentarios ¿sabes que es muy extraño verdad?
- Si lo sé, y no me importa
- Lo sé, por eso eres idiota, por eso me cuesta decirte lo mucho que amo tu sonrisa –dijo y se tapo la boca como si hubiese dicho una mala palabra.
- ¿En serio? –dije realmente feliz, el se limito a asentir con la cabeza temblando un poco.
No pude resistirlo más, me abalance como un idiota sobre él, me sentía extremamente feliz, no quería pensar en nada mas que no fuese eso, lo bese con todo lo que fui capaz de besarlo, yo solo que todo su ser perteneciera a mí y si él quería, yo también pertenecería a él.
Mello comenzó a quitarme la camisa, realmente yo no sabía que hacía, pero como era él quien lo hacía en verdad me sentía dichoso, tenía los ojos cerrados, parecía sentirse avergonzado, pero realmente no me importaba, eso a mis ojos solo lo hacía verse más precioso.
Hice que mi manos se entrelazaran con las suyas, estaban muy frías, pero deliciosas, yo estaba mucho mas tibio, el lo sintió y un escalofrió lo recorrió, pero no presto atención a ello. Correspondió muy dulcemente a mis besos, cada vez se volvía mas salvaje y yo realmente no sabía qué hacer, asi que solo le quite la camisa
- Los demás pueden entrar en cualquier momento –dijo él en mis labios
- No me importa, aparte es una tarde muy bonita para que entren tan rápido si pueden disfrutar más del sol
- Maldita sea, hasta en ese tipo de deducciones me ganas –dijo el medio molesto y me empujo al sillón.
- No es una deducción, es más un deseo –dije y lo atraje junto a mi
Y allí acostados en el sillón, de cualquiera podría vernos, empezamos a amarnos como yo nunca, ni en mis mejores sueños, pensé que pasaría. El quito mis pantalones mientras yo quitaba los suyos, aunque la verdad, ambos estábamos nerviosos
- Esto… ¿estará bien? –dijo el rubio muy sonrojado
- No lo sé, no me importa
- Opino igual –y antes de que pudiese hablar me beso, yo no le detuve
El fue el primero que quiso entrar en mi, supongo que esta vez quería ser el que mandara, no me importo, el me estaba amando como siempre soñé, no lo detendría ni loco. Empecé a gritar como un desquiciado, pero el guardaba mis gemidos en sus labios, yo me sentía en el cielo. Luego me toco a mí, honestamente el actuaba peor que yo, se retorcía y gemía como si le torturaran, pero la verdad se veía como lo disfrutaba, eso solo me hacia sonreír, ambos callábamos nuestros gritos con besos.
Por fin nos cansamos, acabe con mi cuerpo desnudo sobre el suyo, me arrecoste en su pecho y cerré mis ojos, ya nada me importaba, el reloj marcaba las 4:00 p.m, Mello me levanto y me vistió, ya que yo no mostré voluntad de nada. Luego se vistió él y justo cuando se coloco la camisa, alguien entro
- ¡Mierda! –grito el rubio
- Chicos ¿Qué hacen? –dijo una chica de cabello rizado
- Nada que te importe –grito Mello y se fue
- Near ¿estás bien? ¿te hizo algo ese loco? –dijo la chica con timidez
- Si, lo hizo, pero la verdad se sintió bien –dije y ante la mirada atónita de la chica salí corriendo tras él.
Lo vi mientras entraba a su habitación, volteo a verme y con una la cara muy seria me guiño un ojo y se encerró, no sé cuando vuelva a hablarle de nuevo, pero seguramente, será muy interesante.
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