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Los No Humanos. por Stric39

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Notas del fanfic:

Bien, no soy, lo que se dice, una 'escritora constante'. Por supuesto no me refiero al tema actualizaciones, con eso, suelo ser un clavo, e incluso yo misma me impaciento por el momento en el que tengo que actualizar. Quiero decir que, tengo como diez fanfics empezados, solo tres acabados -más un one.shot -, y eso a mí...me parecen muchos.

Este, para desgracia de a quien le guste, no es uno de los que tengo acabados, y otro de los problemas que tengo, es que pierdo la paciencia facilmente. Si un fic no gusta en el primer capítulo, nadie se molestará en leer el séptimo, así que, no prometo que esto llegue a acabarse, pero lo intentaré.

Gracias a todos los que vayan a leer =)

Notas del capitulo: Nada que decir. Si alguien no entiende algo, pues...fácil, que lo diga =)
 

Capítulo 1 ~ Rompiendo normas.

 

En su vida no había habido casi ningún momento con sentido para él. Únicamente, los que recordaba antes de que su madre muriese; pero ahora su padre también había muerto, y ya todo carecía de sentido. No tenía hermanos, ni primos, ni tíos, ni abuelos...No tenía más familia. Única y exclusivamente se tenía a sí mismo, y el carecía de las cosas necesarias para sobrevivir en ese mundo, y menos con su edad, que solo eran diecisiete tiernos años.

 

Su padre no había sido un mal padre, simplemente no podía ocupar el lugar de su madre. Y hasta entonces todo había tenido un poco más de sentido, el justo para impulsarle a vivir y a hacer las cosas que hacía, como ir a estudiar, o hablar con la gente siendo simpático. ¿Pero ahora qué? Ni siquiera tenía amigos, porque siempre iba rezagado y azorado y nadie hacía demasiado por integrarle.

 

Se paró frente al río principal de la ciudad y miró más allá de las luces de la misma. Suspiró. Apoyó sus manos suaves sobre la piedra áspera del puente y de un ágil salto apoyó los pies en la construcción. Nunca le había atraído la idea de suicidarse, ni después de la muerte de su madre, pero ahora que ya no le quedaba absolutamente nada, abrazaba el concepto de muerte. Había dejado –y no sabía muy bien porqué – una carta de despedida, por si alguna vez alguien la encontraba.

 

Miró hacia atrás, y después de nuevo a la luminosa ciudad.

 

–Te has pasado conmigo, mundo.

 

Y tras decir eso, dio un paso hacia delante, dispuesto a morir. No vio pasar su vida por delante de los ojos, cosa que agradeció, porque no hubiese soportado –ni si siquiera cuando iba a morir – ver la muerte de sus padres nuevo. Eso no fue lo que le extrañó, si no que, su cuerpo no chocó contra el agua fría del caudaloso río. Abrió sus ojos azules, lo justo para ver que se encontraba suspendido en el aire, bocabajo y mirando el agua.

 

–¿Que el mundo se ha pasado contigo? Venga ya. –Oyó una voz masculina.

 

Recorrió con la vista su cuerpo, hasta llegar a su pie, donde una mano lo sujetaba firmemente, aunque parecía que no hacía demasiada fuerza. Siguiendo la estela de la mano, se encontró con unos ojos oscuros y negros penetrando en su cerebro. Era una sensación que conocía a la perfección, porque ya la había experimentado antes, una sola vez; pero se acordaba perfectamente.

 

–Suéltame, No humano –dijo exasperado.

–Perdona, Suicida, pero ¿por qué debería hacerlo?

 

El chico pataleó, aún sabiendo que era imposible librarse del abrazo de la mano mortal de aquel No humano. Y entonces se cruzó de brazos. Había ido allí a suicidarse y se había encontrado con esa desagradable sorpresa; un estúpido No humano que pretendía salvarle la vida.

 

El Extraño le alzó hasta ponerle en un sitio seguro, y después le soltó en la acera, haciendo que los huesos de su espalda se doliesen por el movimiento. Pero no se quejó, porque pretendía suicidarse, y el dolor físico formaba parte de eso.

 

–¿Qué quieres? –preguntó levantándose del suelo –. No tengo dinero.

–No quiero dinero, humano –declaró cruzándose de brazos.

–¿Qué quieres entonces?

 

El No humano se acercó a el con rapidez y volvió a hurgar en su cerebro. No tuvo que gritar para decirle que dejara de hacer eso, los No humanos leían la mente.

 

–Quería saber porque ibas a tirarte por el puente. Pero ya lo sé –sonrió amargamente.

–Pues ahora puedes marcharte, Extraño. Y cuéntale a tu Vigía a lo que te dedicas, con suerte te expulsarán.

 

El chico se quedó esperando a que el No humano se marchase, pero no lo hizo. La ropa blanca que llevaba, como todos los de su especie, revelaba su figura esbelta y algo pálida. El pelo negro le caía en mechones por la cara de mandíbula marcada, y los ojos, oscuros y tan poco familiares de los No humanos, le miraban. Su vista se paró en su brazo, y leyó en voz alta la inscripción.

 

–N.H -3.615.918. SASUKE.

–¿Qué? –preguntó irritado el No humano, tapándose su Identificación –. ¿Nunca habías visto un código, Naruto? –dijo, usando el nombre que había rescatado de la memoria del otro.

–Claro que sí.

 

Y claro que había visto códigos. Cuando aún daba clases en el colegio, todos los niños de la clase de los Extraños tenían códigos como ese, con el nombre que se le había dado al llegar a La Tierra, y un número que deberían recordar para siempre.

 

Los No humanos, los Extraños, o los Oscuros, habían llegado –según contaban los escritos – hacía solo doscientos años. Nadie sabe de donde vinieron, ni porqué, pero jamás se les trataría como humanos. Debían de seguir unas Normas, y la más esencial y de la que derivaban todas las demás, era la que dictaba que no deberían mezclarse con humanos, jamás.

 

Si algún humano o Extraño no acataba esa norma, se le haría la Ceremonia de Expulsión, que consistía en expulsar del mundo que conocían, a los que habían infringido las Normas. En sus diecisiete años de vida, Naruto había presenciado muchas Ceremonias, y muchos Avisos, y ya habían dejado de tener sentido, y era algo rutinario casi todos los meses.

 

La apariencia de los Extraños, era como la de un humano normal, solo que, el color de sus ojos era oscuro, negro, incomparable al de alguien normal y corriente. Y, por supuesto, estaban sus Poderes. Como había hecho N.H -3.615.918. SASUKE, podían penetrar en sus cerebros –aunque una norma dictaba que estaba totalmente prohibido – y llegar hasta sus secretos mejor guardados, sus deseos más grandes y sus recuerdos más malos.

 

–Y dime, ¿ese apego que sentías por …tus padres...es tan fuerte para desear morir? –preguntó el Oscuro –. Quiero decir, yo nunca los he conocido, y no me va tan mal.

 

Naruto empezó a caminar ignorando a N.H -3.615.918. SASUKE completamente. No había nadie en la calle, pero si alguien le veía infringiendo las normas, estaba seguro de que le denunciaría al Severo Comité, y eso siempre traía consecuencias. Recordaba que a su padre le habían denunciado una vez, por ayudar a una Oscura pequeña, a encontrar a su Vigía. Su padre y el mismo tuvieron que agradecer personalmente al Comité que no se llevase a cabo la Ceremonia.

 

''–Los No humanos no somos basura, como todos pensáis –se sorprendió al oír eso en su mente –. Es duro vivir en un mundo en el que no tienes derechos, y unas Normas demasiado estrictas que cumplir. Es duro no tener a nadie que te entienda, y nadie con quien poder hablar sin tener miedo porque te expulsen, y no sepas adonde ir. Y ahora dime, ¿ese apego que sentías por tus padres, es tan fuerte para desear morir?''

 

Naruto respiró hondo por la boca, exhalando vapor debido al frío de ese invierno. El No humano había dado en el clavo, y eso le molestaba. Se giró sobre sus talones y le miró a los ojos negros.

 

–¿Por qué me dices todo eso? –preguntó.

–Solo quiero hacerte ver lo egoístas que son los humanos. Tienen un mundo que no aprovechan, y la oportunidad de elegir...Y todo lo hacen mal. –El Oscuro dio unos pasos hacia delante –. ¿Por qué elegir muerte, pudiendo vivir? ¿Por qué elegir mal, pudiendo elegir bien? – N.H -3.615.918. SASUKE se quedó a la altura de Naruto, observando sus claros ojos celestes –. ¿Por qué ser igual, pudiendo ser diferente? –sonrió.

–Estás hablando de romper normas –dijo contundente –. Y eso tiene sus consecuencias. Tú eres un no humano, y tienes que aceptar que eres diferente a mí, e igual a los tuyos.

 

Le dio la espalda, pensado que esas palabras habían sido sabias por su parte, pero sabiendo que el Oscuro no les daría importancia. Siguió andando y procuró no mirar atrás; sabía que N.H -3.615.918. SASUKE estaba allí plantado.

 

''–Solo elige, Naruto. Si no pruebas ser diferente, nunca sabrás que te pierdes.''

 

Naruto miró atrás, pero el Extraño ya no estaba allí.

 

· · · · · · · ·

 

La casa se le había quedado grande. Las cosas de su padre aún seguían allí, como todavía lo estaban las de su madre, y eso le apenaba aún más. ¿A quién podría contarle que estaba dudando? ¿Que estaba pensando en como sería si eligiese? ¿Si desobedeciese las Normas? Ese día, unas horas antes el había elegido la muerte, pero algo, alguien, había querido que siguiese vivo.

 

Se sentó en una de las sillas junto a la mesa de madera en el centro del salón, y respiró hondo. Nunca se había planteado la vida de un modo distinto al de todos los demás. Y jamás había pensado como se sentiría un Extraño, al vivir en un mundo que no era el suyo, con unas Normas estrictas que acatar. Era todo tan complicado, en ese momento...

 

Tal vez N.H -3.615.918. SASUKE tenía razón, y todo era cuestión de probar. Pero, ¿y si todo eso no le gustaba? ¿Y si quería volver a ser un humano, normal y corriente, con un trabajo y una vida que llevar? Pero, ¿y si no era así? Se tiró del pelo, incómodo y malhumorado. Que lo hiciesen pensar de ea manera, tan poco tiempo después de que su padre hubiese muerto, le irritaba y le ponía iracundo.

 

Golpeó los puños en la mesa y gritó, e incluso un par de lágrimas se escaparon de sus bonitos ojos. Solo si había una pequeña posibilidad, de que alguien en el mundo le apoyase, y le dijese todas las opciones que tenía, se iría con el, aunque fuese un No humano.


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