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Un encuentro inesperado por Lolichan

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Notas del capitulo:

La noche de luna nueva transcurre lentamente. Un sorpresivo encuentro con Kouga define a Inuyasha el rumbo de sus sentimientos y tendrá que admitirlos, así también Sesshoumaru verá con otros ojos a su hermano... Cuando llega el fin de la noche e inicia el amanecer, inicia para ellos una nueva oportunidad para acercarse como nunca antes lo habrían hecho...

II

 

 

 

La luna nueva, rodeada por un tenue halo de luz, coronaba el cielo oscuro, plagado de hermosas y brillantes estrellas que, como diamantes, resplandecían reflejadas en el lago. Una figura solitaria se sumergía en el agua, esperando limpiar su cuerpo y su mente de pensamientos confusos.

 

 Inuyasha estaba furioso y no comprendía la razón de su proceder. Sus pensamientos giraban torno a los últimos momentos en la cabaña cerca de la ciénaga. Se tocó los labios. Aún podía sentir la tibieza del miembro del TaiYoukai por no decir del sabor que había dejado en ellos.

 

 “¡¡ ¿Qué hice?!! ¡¡ ¿Cómo pude hacerlo?!! ¡¡¡¿¿POR QUÉ??!!!”

 

 No dejaba de repetirse lo mismo, luego de haber dejado la pequeña cabaña cercana a la ciénaga, donde quizás Sesshoumaru se hacía las mismas preguntas.

 

 “Hemos pasado demasiado tiempo luchando entre nosotros, sin darnos ninguna clase de oportunidad. Kagome dice que entre hermanos suelen pelearse, pero no dejan de quererse. ¿Acaso yo quiero a Sesshoumaru? No… Eso no puede ser. Desde siempre me ha humillado y despreciado, por ser hijo de mi madre. Todo el tiempo me dice que soy débil e indigno de pertenecer a la familia de los demonios-perro. Que no merezco a la Tessaiga. Que le doy lástima por tener un corazón humano… Si todo eso es cierto, yo no puedo quererlo… Y si no lo quiero ¿Por qué me siento tan confundido?”

 

 Emergió del agua, dejando que las gotas resbalaran, delineando su cuerpo desnudo, reflejando el brillo de las estrellas.

 

 “Por otro lado… Muy dentro de mí… quisiera ser como él. Un demonio completo, fuerte, indestructible, poderoso. Como lo fue mi padre. Kagome me ha contado que su hermano menor la admira y suele buscarla cuando se siente indefenso y vulnerable… Cuando necesita ayuda, la busca a ella o a su madre… o hasta al anciano. Mi madre ya no está y el anciano Myoga no podría ayudarme. Pero… ¿Sesshoumaru?”

 

 Empezó a caminar hacia la orilla.

 

 “Sería excelente si pudiera contar con Sesshoumaru en noches como ésta.” Se dijo, mientras observaba el cielo estrellado. “Pero puedo apostar mi vida a que primero me mata antes de protegerme de algún demonio depredador…”

 

 Un movimiento en la orilla llamó su atención. Tres figuras lo observaban. Sus ojos apenas lograron distinguir a quienes pertenecían.

 

 “¡¡¡KOUGA!!!”

 

 Los tres hombres lobo lo observaban con detenimiento. Al parecer estaban desnudos como él.

 

 - ¡Vaya, vaya! ¡Miren a quien tenemos aquí! ¡¡Un cachorro perdido!!- Dijo Hakkaku.

 

- A mi me parece que cambió un poco… ¿No crees Kouga?

 

 Los ojos de Kouga tenían un extraño brillo… lujurioso.

 

 - Creo que me gusta ese cambio… Huele a humano.- Respondió:- Un delicioso e indefenso humano.

 

 A Inuyasha le molestó el apelativo “indefenso”.

 

 - Deja que tome mi espada, lobo apestoso, y te demostraré cuán indefenso puedo ser.- Lo retó.

 

 - Lo dudo Inuyasha.- Le respondió:- Como humano no tienes oportunidad contra nosotros… Y mucho menos como hombre en una noche como esta.

 

 - ¡¿Qué rayos quieres decir con eso?!- Gritó Inuyasha, claramente enfadado.

 

 - En las noches de luna llena, Inuyasha, los hombres lobo solemos llamar a nuestras hembras para aparearnos…- Empezó a decir Ginta:- … Pero en ciertas noches de luna nueva, nuestros instintos nos hacen responder a un antiguo ritual de dominación entre nuestra raza.

 

 - ¿Q-quieres decir que… entre ustedes…? – Murmuró Inuyasha “¿Acaso será que eso también influyó en mí? Esta extraña luna nueva… “Pensó mientras observaba el aro dorado que circundaba la luna. “Kagome suele decir que los perros son la especie que evolucionó de los lobos…”

 

 - Así es, Inuyasha…- Dijo Kouga:- Pero ahora Ginta y Hakkaku han dejado de ser mis complacientes compañeros…

 

 - Y… ¿Por qué dejaron de serlo? – Preguntó Inuyasha, intuyendo una desagradable respuesta.

 

 - Porque ha llegado el momento de elegirme un nuevo compañero… Y ya lo elegí… Inuyasha.

 

 - Espero que no te refieras a mí, lobo apestoso.- Empezó a decir:- Aunque esté en mi forma humana puedo defenderme.- Le dijo, pero al ajustarse la Tessaiga a la cintura, ésta no palpitó “¡Mi sangre demoniaca… está dormida!”

 

 - Parece que tu espada no despertará hasta que amanezca, Inuyasha. Y faltan varias horas para que salga el sol. El tiempo suficiente para divertirnos.- Le dijo, mientras se acercaba a él, con movimientos felinos.

 

 Inuyasha pensó en una salida:- ¿Qué acaso ya dejó de gustarte Kagome? Saber que te gusto como pareja podría decepcionarla…

 

 - Sólo por esta noche prefiero probar otros sabores, Inuyasha. No temas por eso. Como demonio, tengo la energía suficiente para complacerla a ella tanto como a ti.- Le respondió el lobo, con voz ronca por el deseo.

 

 “Lo que pensé. Un demonio completo es capaz de todo” Pensó Inuyasha mientras se mordía el labio, molesto. Sentirse inferior por ser hanyou y reconocerlo realmente lo enfadaba.

 

 Ginta y Hakkaku empezaron a alejarse, mientas se acariciaban.

 

 - Te dejamos solo, Kouga. Necesitamos nuestro espacio. – Se despidió Ginta.

 

 - No me quedo solo…- Dijo, observando el torso desnudo de Inuyasha, mientras se relamía.

 

 Inuyasha sabía que sería difícil enfrentarlo. Ya antes lo había hecho, pero lograba vencer con un mínimo margen. Esta vez era diferente. Kouga estaba poseído por el más primitivo de los instintos: El deseo de dominarlo. Kouga no cedería y ni siquiera estaba Kagome cerca para desviar su atención.

 

 - No sabes cuánto he esperado una noche como esta Inuyasha…- Empezó a decir Kouga:- … Para estar a solas contigo.- Terminó mientras se acercaba al delicado aroma de Inuyasha. Su olor a piel mojada evidentemente lo excitaba.

 

 “¡Maldito lobo! Desearía que mi sangre demoniaca estuviera despierta. Así te demostraría que puedo hacerte pedazos sin ningún esfuerzo… Desearía…”

 

Kouga se acercaba, mientras su miembro se erguía a cada paso, intimidándolo. Inuyasha, sin querer, empezó a retroceder.

 

 “¡Éste miserable lobo no va a humillarme! ¡No va a lastimarme! ¡¡Soy un hanyou!! ¡¡Y soy…”

 

 Kouga saltó sobre él, derribándolo. Inuyasha de espaldas, empezó a resistirse.

 

 -¡¡Suéltame idiota!! ¡¡ ¿Acaso no te das cuenta que soy hombre?!! – Le gritó mientras trataba de soltarse del fuerte agarre del hombre lobo.

 

 - ¡¡En este momento, para cualquier demonio eres sólo un simple pedazo de carne humana!! – Le dijo, sujetándole con fuerza por las muñecas. Acercó su rostro al suyo. Instintivamente, Inuyasha ladeó el rostro, por lo que Kouga aprovechó para oler más de cerca su cabello.

 

 - ¡¡Maldito lobo idiota!!

 

 Kouga enronqueció aún más su voz, estremeciéndolo.

 

- ¿Qué pasa Inuyasha? ¿Por qué tiemblas? ¿Acaso me tienes miedo?

 

 Inuyasha apretó los dientes. El agarre de Kouga era demasiado fuerte y aún no recuperaba sus fuerzas, luego de la experiencia en la cabaña. El recuerdo hizo que se calmara un poco, pero Kouga también lo notó.

 

 - ¿Qué es esto Inuyasha? Tu olor está cambiando. – Dijo, acercándose al espacio entre el cuello y sus clavículas:-  Tu aroma me revela que te estás… excitando. Pero… no es por mí…

 

 “¡El olor de Sesshoumaru!”

 

 Inuyasha intuyó que quizás percibiría el olor del tai youkai. A pesar del baño no había lograr eliminar su olor en su piel.

 

 - Seguramente antes de transformarte estuviste luchando contra alguien, ¿Verdad?

 

 Interiormente, Inuyasha se sintió aliviado de la deducción equivocada de Kouga. Hubiera sido muy humillante que descubriera lo que había hecho con su hermano.

 

 - ¿Sabes Inuyasha? Ya reconocí el olor que impregna tu piel…

 

 Inuyasha cerró los ojos “¡Desearía que Sesshoumaru estuviera aquí!”

 

 En serio lo pensaba. Tanto lo deseaba que hasta le pareció verlo de pie, cerca de ellos.

 

 Kouga se incorporó al sentir la presencia de otro demonio. El olor era inconfundible.

 

 - ¡¡Lord Sesshoumaru!! – Exclamó Kouga sin girarse:- ¿Acaso vino por su presa de esta noche?

 

 - Vine por mi esclavo.- Dijo Sesshoumaru.

 

 “¡¡ ¿Su esclavo?!! ¿Acaso no me reconoce?” Pensó Inuyasha.

 

 - Parece que tu hermano te ha confundido, Inuyasha – Le susurró por lo bajo al hanyou:- Por esta vez te dejaré ir. En mis condiciones no podría sobrevivir a un combate contra él. No estoy concentrado en mí.

 

 - ¿Acaso tienes miedo, Kouga? – Le respondió Inuyasha, igualmente en voz baja. Interiormente se sentía feliz y aliviado que Sesshoumaru hubiera aparecido. No deseaba ser poseído por Kouga.

 

 Kouga se levantó, dejando ir a Inuyasha. Sesshoumaru observó impasible el cuerpo desnudo de ambos y se dio la vuelta, seguro de que Inuyasha le seguiría.

 

 Inuyasha recogió sus ropas y caminó tras de su hermano. Kouga los vió alejarse, no sin sentir cierta frustración.

 

“Por esta vez te dejaré ir Inuyasha. Ya habrá una próxima vez y te prometo que te haré mío… Y lo vas a disfrutar:”

 

 Inuyasha se vistió mientras caminaba detrás del tai youkai, hasta que notó que cojeaba ligeramente y se acercó a asistirlo. Sesshoumaru no lo rechazó y se apoyó en él. En silencio, sin decirse palabras.

 

 Llegaron a la cabaña y entraron. Inuyasha llevó a Sesshoumaru hasta la esterilla y lo ayudó a recostarse. En cuanto estuvo acostado, éste lo sujetó del brazo.

 

 - ¿Por qué Inuyasha?

 

 Inuyasha lo observó fijamente. No sabía cuál de todas las preguntas requería respuesta. Sus ojos dorados y su hermosa piel lo tentaban.

 

 “Deseaba ser como él. Fuerte, poderoso...

 

 Acercó su rostro al suyo, concentrándose en sus bien delineados labios, ansiando probarlos, conocer su sabor.

 

 “Deseaba ser parte de él, ser uno sólo, un solo cuerpo…”

 

 Sesshoumaru lo sintió tan cerca que pudo percibir las palpitaciones de su corazón. Su cuerpo estaba tan cerca. Peligrosamente cerca. Pensó que nunca antes había tenido así de cerca al hanyou, más que para combatir. Ahora podía percibir hasta su olor. Ése olor empezaba a aturdirlo. Era delicioso e intoxicante.

 

 “Deseaba ser protegido por él… ser amado.”

 

 A Inuyasha se le humedecieron los ojos. Sentía algo muy intenso que no comprendía, pero lo deseaba fervientemente. Algo que ni remotamente se acercaba a lo que sintió con ninguna mujer.

 

 - N-No lo sé…- Murmuró apenas.

 

 Sesshoumaru cerró su garra alrededor de la garganta de Inuyasha, sorprendiéndolo.

 

 - Yo decido cuándo y dónde. Lo que hiciste te marcó en mí para siempre…

 

 - ¿Para… siempre?

 

 - Ahora… me perteneces.

 

 Inuyasha jadeó. Eso era lo que deseaba escuchar pero…

 

 - ¿Acaso es una tregua?

 

 Sesshoumaru aflojó el agarre pero no lo soltó.

 

 - Llámalo como quieras. Por lo pronto ya no te mataré. Conseguiré la Tessaiga venciéndote en combate sin eliminarte.

 

 Inuyasha suspiró. No era exactamente lo que le dictaba su deseo, pero…

 

 - Sesshoumaru…

 

 Sus ojos se encontraron. Él también deseaba algo pero no sabía si pedirlo o arrebatarlo.

 

 - En unas horas… volveré a ser como antes.

 

 - Y no podremos estar como estamos ahora.

 

 Su mano aún sujetaba su mandíbula. Lentamente la acercó a su rostro.

 

 Su corazón volvió a latir con fuerza y el aroma del humano se acentuó. Acercó su boca a la suya. Lentamente.

 

 La intención no era agredir, sino probar.

 

 Sus labios se deslizaban y jugaban, las lenguas se acariciaban, explorando. Eran movimientos lentos pero muy intensos. Calculados específicamente para comprobar si respondían a la interacción.

 

 Deslizó la mano del mentón hacia la sien. Inuyasha mantenía los ojos cerrados, disfrutando el roce.

 

 Los tenues rayos dorados surcaron el firmamento, clareando muy lentamente los oscuros cielos.

 

 Así también se aclaraban los cabellos de Inuyasha.

 

 La luz del sol indicaba que la noche de luna nueva llegaba a su fin, así como la transformación de Inuyasha.

 

 Sesshoumaru se apartó un poco, un breve momento para admirar la transformación del hanyou.

 

 En silencio. Todo volvería a ser como antes.

 

 Los ojos dorados de Inuyasha se abrieron. Un instante fugaz se encontraron, comprometiéndose en ése lenguaje secreto que sólo los amantes nocturnos conocen.

 

 Decidió dejarlo ir.

 

 Inuyasha se encontraba ya en una vereda, rumbo a la aldea. Se encontraría con los demás. Volvería a ver a Kagome.

 

 Pero ya no la vería igual.

 

 Sesshoumaru terminaba de vestirse, cuando la chillona voz de Jaken interrumpió sus pensamientos.

 

 - ¿Se encuentra bien amo bonito?

 

 Sin responder directamente se dirigió hacia la puerta y observó el cielo. La mañana era fragante y quizás podría disipar las extrañas sensaciones de la noche.

 

 Quizás extrañas, pero definitivamente agradables.

 

 Tal vez… hasta podría repetirla…

 

 Alguna otra noche…

 

 FIN…

 

 

Por ahora.

Notas finales:

 Agradezco a todos la maravillosa oportunidad que me concedieron quienes se animaron a leerme y doblemente a quienes me dejaron review. Si les gusta, les puedo escribir otro capítulo, si no, pues, de todas formas fué genial escribir para ustedes. Gracias.

 

Honestamente yo siento que que lo hice bien, para ser el primero. Creo que seguiré experimentando. Espero contar con su apoyo para el siguiente. Ah... y trataré no hacerlo tan breve ni tardarme tanto. Gracias por su paciencia.

Para Ainohono: Gracias por tus observaciones.

Para todos: Gracias... y les aseguro que no se desharán fácilmente de mí. Prometo volver.... jajajaja.

Hasta pronto.


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