Girasoles y gracias...
Capítulo único: Porque me amaste...
Decir el porque lo amo... Decir el porque lo quiero siempre a mi lado... Sería como pedirme un imposible... Sería como preguntarme el porque sigo con vida... Lo amo! Pero sin embargo... No lo sé... Simplemente no lo se...
Pero, pese a esta confusión, pese a esta insulsa y complicada pregunta... Se que no puedo apartarlo ni de mi cabeza... Ni de mi corazón... Por algún mediocre segundo...
Por todas aquellas veces, que aún solo, ¡Que aún siendo un demonio maldecido! ¡Que aún con el peligro inminente de que saliera lastimado!... Estaba a mi lado, con esa maldita sonrisa... Con ese gesto tan bello que yo no merecería ni con gracia divina...
Por tan bellos recuerdos que hicimos juntos, que me hicieron olvidar poco a poco un pasado duro que no tardaste en borrar con tu sola presencia que me hacía ver un paraíso perdido...
Por abrir mis ojos a lo que en verdad siempre desee... Por ayudarme a llevar mi aldea con dedicación y mucho orgullo... Todo este paisaje arenoso y caliente, te lo debo a ti, porque quitaste cada grano de tierra de mi mirada, soplaste ese vaho de horror de mi ser, y lo cambiaste por cautivantes flash de tus agraciadas muecas...
Por las alegrías... ¡Oh, como describirlas! Cada segundo a tu lado es como un respiro de aire fresco... Como un sol que enaltece en el horizonte y opaca a todo su derredor... Eso eres para mi, mi bellísimo sol... Tu risa que puede encender las cenizas, y mi mirada que las apaga... Nos complementamos perfectamente...
Por cada gota de sangre que hiciste se elevase al cielo... Cada asesinato que encontró paz con tus palabras de dulzura, sinceras y sin pizca de rencor... Todos esos errores que estúpidamente cometí, y seguiré cometiendo el resto de mi vida, pero que, con tus propias palabras “Tienen remedio” “Pueden corregirse”...
Los vocablos esperanzadores que llegan al núcleo de mi alma y erizan mi remordimiento...
Por cada realidad que se convierte en sueño... Cada sueño que con tu pureza y valentía se vuelven realidad...
El sueño de tenerte a mi lado... La realidad que nunca te apartes de mis abrazos...
La realidad de vivir al máximo cada instante contigo... El sueño de permanecer juntos en la eternidad de la ambrosía de nuestros besos...
Por tan grande corazón que sobresale en tu frágil y precioso pecho cual muñeca inocente... Todo este amor que me has sabido proporcionar en cantidades irreemplazables a cualquier orgullo u objeto que llegase a poseer alguna vez... Cada detalle único y valioso que conforma los hilos de tu amor, todo, todo tu amor, que ruego al cielo, y supongo, no ha de terminarse jamás en tan magnífico arcángel precioso...
Por las palabras de agradecimiento que nunca he podido emanar, pero perfectamente sabes, son dedicadas única y exclusivamente a quien las merece: Tú...
Eres consciente que mis labios orgullosos nunca las pronunciarán, y pese a todo, no dejas de darme cual todo posees... Tu cuerpo, tu alma... Todo aquello por lo que mi vida ni valdría un bledo... Y sigues insistiendo, que lo pago justamente...
¿Que eres que con un suspiro embriagas mis sentidos?... ¿Que eres que tan sólo con el roce de tu mano en mis caídas, brindas ánimo a mi podrido y enfermizo corazón?...
Por que nadie hay como tú...
Por ser la única persona en mirar más allá de las riquezas o un pasado intachable de mi existencia... Por dar importancia a los detalles que únicamente contigo soy capaz de hacer... Palabras salidas de mi recóndita humanidad... Caricias salvajes pero que tu no osas en rechazar... Por no soltar nunca nuestros lazos, por ser el único que brindó a mi ser un rayo de luz nada amargo... Ser el único y maravilloso ser que me brindó una mano...
Por, desde el momento en que te conocí, no dejarme caer nunca... Por más agresivo, idiota, o cínico que mi ánimo se encontrase... Tuviste la paciencia de mostrarme el camino correcto cual niño pequeño... Por ser el único en acariciar mi espalda, y con un abrazo y palabras sencillas, enamorarme cada segundo más...
“Lo pasarás... Pasarás todo...”
Por ser mi fuerza espiritual... Por no dejarme hundir en mi inmundicia e infelicidad cada vez que mi debilidad interior amenazaba un decaimiento mortal... Alejado de todo y todos... Tu fuiste mi único motivo a continuar... Dejando de lado mis cargos, mis mandatos...
Fuiste la energía que necesitaba, para lanzarme a luchar..
Fuiste el coraje que perdí con cada muerte, fuiste la lluvia que me reconfortaba en cada batalla... Todo eso fuiste...
Por ser la voz tenue y agradable que perdía los gritos ofensivos de los demás; cada “Amor mío” que remplazaba “¡El asesino de mi hijo!”...
Por calmar cada problemática con tan melodiosa armonía que tus labios expedían... Por ser el aliento acaramelado que mis sangrientos pensamientos y ronca voz a gritos pedían...
Por ser la belleza oscura que mis ojos apagados, y aún de tono claro, no lograban iluminar al futuro... Hacerme ver la realidad y ser mi maldito mirar cuando mis ojos no podían o querían ver...
Cuando todo se vislumbraba en maltratos y mi mirar se cegaba para no lastimarme más... Fuiste la fortaleza que necesité para levantar mis párpados y controlar la ira que intentaba poseerme...
Por decir que lo mejor se encontraba en mi... Aún al ser el podrido y asqueroso engendro que nunca cambiará... Aún al conocer mi historial como nadie, aún al ser quien ha visto -y no con terror- mis peores y lunáticas facetas; aún... Después de mirar mis aguamarina ojos impregnados de maldiciones... Aún después de llevarte al borde de la muerte por una batalla de egoísmo...
Por darme tus brazos y ayudarme a andar cuando mis pies no respondían al dolor interior que en mi pecho sucumbía... Por tantas y hermosas ocasiones en que agradezco detener mi llegar, por tú empujarme poco a poco a avanzar... Subir un peldaño en responsabilidad y compasión... Bajar uno en horror y ansiedad...
Por creer en cada proyecto que proponía... Darme la fe para confiar que saldría adelante... La fe que se conseguía con unos cuantos besos, y románticos y exclusivos ratos...
Por no dejar de soñar que poco a poco recuperaría el tiempo perdido en un pasado difícil, lleno de odio y rencores... Por confiar en lo que me convertiría con el paso del tiempo... Por lograr todos los títulos que tengo, las luchas ganadas y el respeto obtenido...
“Todo porque tú me amaste”
Por alzar tus imponentes alas de inocencia y llevarme a volar entre tus negros y lacios cabellos, tus pobladas y únicas cejas, que enmarcan y hacen muecas a tu rostro que resulta ser poema con cada caricia de mi poderío... Por ahogarme en el placer de glorificarme en tu cuerpo delgado y precioso a mi sed hambrienta de tu piel... Por los sonrosados labios y las ardientes mejillas de infante encantador e incauto... Los jadeos sonoros e ingenuos, las manos tibias y delicadas... Las piernas largas y torneadas... La bella mermelada que enrojece y abrillanta cada fibra y centímetro de tu ser... Todo tú tan vulnerable a mi lado... Todo tú tan perfectamente amoldado a mi abnegado existir...
“No hay estrella que no puedas alcanzar” Dices cada vez que, acostado entre mis posesivos brazos, miramos la noche con millones de puntos brillantes y una luna que aunque no acepte nuestra unión, pides cierre su mirar pues permanecerás a mi lado hasta el fin de los tiempos... Y no es que esté seguro de mi, ni de si prometeré un cambio al futuro no tan lejano... De lo que estoy seguro, y confío ciegamente, es de tus palabras, tus promesas, tus suspiros alentadores y miradas selectas...
Por estar por y para mi, cada que siquiera medito tus facciones...
Porque se que al tener tu amor, tengo todo... Más aún lo que pensé era todo en mi conformista cavilación; por mostrarme y darme más allá de lo permitido... Por abrir las puertas de lo no-descubierto y brindármelas, con la siempre latente seguridad de que todo saldrá estupendamente...
Y es que no es para menos... Tratado, tocado, intencionado con tu aura...
Todo, absolutamente todo, es perfecto...
Y ahora, es que agradezco doblemente, cada mañana, tarde, noche, inclusive madrugada que donaste para sanar mis melancolías, para permanecer a mi lado solamente sonriéndome, para disfrutar de la compañía mutual... Y aún así, quizás no esté ni remotamente seguro de cuanto es lo que me has brindado... Pero, estoy seguro que es muchísimo más de lo que podré pagarte con más mil días de mi vida...
También sé... Que he sido bendecido, por ser amado con la devoción que solo a ti acomplejan los santos...
Por los momentos en que me molesto conmigo mismo... Porque mi inconsciente, siempre buscando la manera de verme sumido en la desgracia de la realidad, busca un momento en el que me hallas echo falta para alterarme...
Pero nunca lo encuentra...
Siempre estuviste ahí, para mi...
Cuando llovía, cuando el sol te adormecía con sus rayos abochornantes, en cada gota de agua que llegaba a mi garganta de éste cansado desierto... Siempre estabas tú..
Por ser el soplo de aire que mis pulmones requerían a cada instante... El tierno viento que me impulsaba entre besos... La brisa relajante que acaricia mis mejillas cada que estas se cubren de lágrimas rememorando una solitaria y trágica infancia...
Nada más es necesario que tus palmas para retirar la sal de mis pómulos...
La llama para mi lobreguez, la luminosidad de mi sombra...
Tu amor iluminando siempre mi vida, encendiendo y procurando la vela de nuestro amor...
Como si no fuese suficiente con el esfuerzo y cansancio que imprimes cada día a tus actividades, siempre veo tu verde traje moviéndose rápidamente entre los árboles...
“Quiero ser mejor cada día” Replicas...
Pero eres sencillamente perfecto... Y lo digo sin trabas en mi voz... Perfecto...
Por ser tan bello rostro la imagen que veía en el horizonte... Por ser tus ojos el vacío ferviente de la noche... Por ser la inspiración de la que dependo para cada uno de mis intentos de sonreír si no es para ti mi gesto, cual contigo nada más que sincero... Por cada rosa, gardenia que me recuerdan tu aroma...
Por tus llantos... Por los momentos en que intercediste y colocaste frente a mi, pese al dolor de tu pecho, pese a la hinchazón de tus ojos y la furia dulce en tu mohíno rostro, cada vez que mentían sobre una muerte que encajaban como punzante sobre el intento de recuperación al oler sangre humana... Pese a aquella aflicción, defendiste tu posición ante mi, con el firme argumento basado en la desequilibrante confianza que aún mantienes...
Por volver el mundo, mi esperanza, mi claridad, mi esfuerzo por cambiar... Mejores...
Por...
Por el simple echo de admitirme una entrada a tu pequeña burbuja tejida con estambres de solidaridad, amor y sencillez, que en ningún otro ser encontraré manto similar...
Por tus risas, tus gestos, tus caricias a mis rojos cabellos...
Por cada vez que admiras mis ojeras y velas conmigo, sobre el tejado que acostumbramos estar...
Por las peleas que terminan en besos... La arena que delinea tu cuerpo y tus suspiros sonrojados...
Por cada día que se ha vivido mil veces...
Por las diferencias que nos enamoran...
Porque aprendí a amar... Por que me permites existir...
Decir el porque lo amo...
Sería como preguntarle a los girasoles porque siempre están frente al sol...
No lo se... Ellos no lo saben... Y sin embargo, es una necesidad para seguir viviendo...
No dejes que esto acabe nunca...
Y es que sin ti no soy nada... No hay vida, no hay alma...
Y te amo... No mucho... No poco...
Si no como sólo yo se amar.
Eres mi vida, Rock Lee...
Sabaku no Gaara