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Moneda Gitana por loca_cool

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Notas del fanfic:

Este fic me pertenece!

Notas del capitulo: espero que les guste, es uno de mis primeros originales!!

Era el dulce comienzo del día, el Sol matutino salía exponiéndose en el vasto horizonte coloreando el cielo de brillosas tonalidades nacaradas, cambando el paisaje nocturno por uno mas cándido y bello. En ese paisaje que daba el comienzo a la vida y partir a las actividades diarias de todo los aldeanos del primoroso pueblo de Gorar.

Gorar era un pueblecillo, ni muy grande ni muy pequeño; sus edificaciones estaban ciertamente lejanas a la vanguardia de la modernidad de esos días, mas bien, podríamos decir que era un lugar levemente antiguo, donde sus casas hechas de sudor y esfuerzo llevaban alzadas décadas y lo mismo ocurría con la Catedral que hacía sonar sus campanas o las modestas escuelas, hospitales o cárceles.

Allí había todo tipo de gente:

Estaban los humildes, personas que vivían a la subvención de los reyes, generalmente residían en casuchas sin techo, comían lo que encontraban, aprendían lo que sus padres le profetizaban con faena todos los días y casi siempre terminaban labrando suelos de los Lideres.

 Los ladrones de Gorarenses temidos y respetados, de una u otro manera daban mas pánico que los mismos gobernantes, los ladrones vivan asaltando noche y día a todos quienes portasen cualquier objeto de valor o que sencillamente tráguese algunas monedas. A diferencias de otros ladrones, los Gorarenses robaban a gran escala, se escabullían en los palacios y saqueaban al mismo Rey con toda su guardia frente a el, maestros en el escape y el engaño, si te topabas con uno en el camino rápidamente te dabas cuenta, llevaban un tatuaje en la mano izquierda el cual llevaba una simple inscripción “Dios sabe porque…” Era la frase que los caracterizaba, pues sol robaban debido a que los reyes nos quitaban todo, hasta el aire para respirar, las rosas para oler, las joyas para tocar, el cantar de los pájaros para oir y hasta el pan para degustar.

También  el pueblecillo poseían vagabundos, pobretones que pasaban sus días tirados en las calles con sus ropajes añejos, piel sucia y herida, siempre levantando su taza de barro hacia todo aquel que pasase cerca de el con el fin de obtener monedas que serian robadas si no estuviese pendiente.

Los cerdos, otra pequeña tribu, eran ladrones sin vocación, bebían hasta hartarse de alcohol y caer mareados al suelo por la intoxicación, no poseían amores perplejos, no tenían mujer realmente amada, solo simples caprichos, que mezclados con diversas drogas lograban general su “paraíso”.

Teníamos a los religiosos y a las monjas, personajes que se la pasaban día a día en la iglesia, recolectando limosnas para reparar las estatuas y vitrales alusivos a la religión cristiana. Los padres y las monjas salían todos los domingos a dar migajas de pan a los vagabundos que veían en el suelo y de paso darles su prosperidad, aunque muchos ya habían perdido la fe y solo aceptaban el pan mas no la bendición.

Todo pan era bien recibido, todo pan era bien comido, todo pan al final era bien robado…

No podíamos hacer nada, no podíamos ser diferente ni modernos, nuestro pueblo siempre estaba a lo lejos de la modernidad y incluso muchos ya habían perdido la esperanza de progresar y se podía ver en los padres enseñando mediocremente a sus hijos, sin amor pero aun con el deseo de que sean mejores que ellos, sabiendo que cuando sus pequeños retoñes creciesen aun estarían los reyes para robarle hasta el diezmo de la iglesia y el pan codiciado que el vagabundo llegase a obtener.

No había una clase media la mayor parte del pueblo o era pobre o ricos. Aquellos que tenían una casilla donde dormir trabajaban arduamente consiguiendo el trigo de los casi desechos huertos y demás frutas. Para luego prepararlos con sus adoloridas manos y crear el preciado pan.

Pero había una que se diferenciaban de todos ellos, una tribu que no eran ni ladrones aunque algunos de sus actos podrían considerarse dignos de cleptómanos, no eran vagos ni cerdos pues se esforzaban en sus faenas y siempre luchaban por estar presentables, no eran ateos pues aceptaban la dulce bendición de la monja que venía al final de la semana y no tomaba el pan pues sabían que otro lo necesitaba más.

Teníamos astucia por lo tanto los ladrones gorarenses nos admirabas y de ellos éramos aliados; teníamos malicia pero más que maliciosos éramos inteligentes, hábiles y perfectos podría decirse. Nuestras mujeres tenían la máxima belleza de una ninfa, las damas de nuestra tribu bailaban con tanta soltura que encantaban a cualquier que se acercase, los hombres de nuestra tribu eran expertos en la trampa y en la adivinación, podíamos encantar a cual quiera y no éramos brujos, éramos poderosos pero no reyes, éramos centenares pero no dignos de un ejército.

Nos conocíamos como gitanos.

Notas finales: dejen un rev si les gusto n.n

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