Regresaba a casa, caminando por el peor barrio de la cuidad. Paseaba entre calles mal iluminadas y llenas de basura, cuando me tropecé con algo. Bajé la vista para mirar al objeto que me había hecho caer. Me sorprendí al ver que me había tropezado con el cuerpo de un chico de entre 15 y 20 años.
“Será un cadáver?” Me pregunté. Sabiendo que la violencia imperaba por esa zona. Pero en ese momento, un doloroso suspiro escapó de los labios de aquel ser.
Le observé con detenimiento, examinando debajo de la mugre y la sangre que le cubrían. Pude notar sus finas facciones y su nívea piel. Su cabello también era blanco, y sus ropas sucias también lo habían sido en otro momento. Su tierno rostro denotaba una cierta inocencia y su piel brillaba de un modo casi mágico.
Al mirarle con más cuidado, descubrí que su piel estaba llena de moretones, golpes y cortes ensangrentados. Seguro lo habían molido a golpes; apenas estaba vivo pues respiraba con mucha dificultad, cada latido de su corazón parecía doloroso y forzado.
Yo nunca he sido un alma caritativa, incluso se podría decir que soy todo lo contario: un maldito, un cabrón o como sea que quieran llamarle, pero eso es lo que era. El caso era que yo raramente sentía algo por otra persona. Pero esta vez era diferente, un sentimiento de ternura hacia él me embargaba , no podía dejarlo morirse a media calle, yo tenía que cuidarle, por lo menos hasta que estuviera lo suficientemente restablecido como para cuidarse solo. Lo cargué en brazos y emprendí el regreso hacia mi casa.
En cuanto abrí la puerta me encontré con Watari, mi padre adoptivo, sentado en la sala esperándome para darme el sermón de “¿Qué horas son estas de llegar, jovencito?”, pero cuando se dio cuenta que cargaba a un chico medio muerto a golpes su expresión cambió del todo.
-“No me digas que tu le hiciste eso….” Dijo, sabiendo lo violento que llego a ser cuando me molesto
-“No… No fui yo. Lo encontré en la calle” dije
-“Ah… Y desde cuando eres la Madre teresa?¿Desde cuándo traes vagos medio muertos a la casa?”
-"Es que... no creo que sea un vago...." me excusé "Además, está muy herido, no podía dejarlo en la calle..."
-"Bueno, en eso tienes razón. Puede quedarse, pero solo hasta que se recupere"
-"¡Gracias!" dije y subí las escaleras cargando a mi nuevo paciente.
Lo recosté en mi cama y le quité su sucia camisa, dejando al descubierto su blanco pecho lleno de heridas y moretones. Recordando las clases de primeros auxilios que me hicieron llevar en la escuela, inspeccioné su cuerpo en busca de huesos rotos, me sorprendió no encontrar ninguno, dada la golpiza que le habían propinado.
Después me di a la tarea de desinfectar con un poco de alcohol todas sus heridas. De vez en cuando, él dejaba salir un pequeño y doloroso quejido. Después de un largo rato de arduo trabajo terminé de curar las 68 heridas en su pecho y brazos. Lo vestí con sus mismas ropas, que había lavado, y lo tapé con algunas mantas para que pasara lo que quedaba de la noche cómodo.
Yo no dormí, pues pasé la noche cuidando a mi pequeño paciente. A cada hora me acercaba a su boquita para escuchar su respiración, que cada vez se volvía más y más acompasada, lo que me indicaba que se estaba recuperando poco a poco.
Me amanecí sentado a su lado, mirándolo. Noté que era realmente bien parecido, Cada vez que lo miraba se me hacía más guapo. Además me daba ternurita, parecía un angelito dormido. "¿Cómo habría llegado a la calle? ¿Quién y por qué motivo lo habría golpeado de esa manera?" Mil preguntas llenaban mi mente y cada vez más ganas me daban de matar a golpes al cabronazo que le hizo eso a mi angelito.
Pasó el tiempo y mi padre me llamó para que fuera a desayunar. Yo me estaba muriendo de hambre, así que no tendría que dejarlo solo por un ratito.
-"Este... Voy a desayunar, te prometo que no me tardo nada. Por favor, note vallas a despertar mientras yo no estoy, ¿sí?" le dije sin obtener respuesta alguna, ya que él seguía inconsciente.
Bajé las escaleras corriendo y casi me atraganto de tan rápido que me comí el cereal que me había servido. Yo realmente deseaba estar presente cuando él se despertara y había algo que me decía que se despertaría muy pronto.
Subí corriendo a mi cuarto cuando terminé de desayunar y suspiré aliviado cuando o encontré aun dormido. Me senté junto a él tratando de leer un libro para matar el tiempo hasta que él se despertara. Pasaron mas o menos 2 horas sin ninguna novedad, yo comenzaba a quedarme dormido, hasta que escuché movimiento a mi lado.
…l abrió sus grandes ojos negros y dijo:
-"¿Qué pasó?" preguntó débilmente "¿Quién eres?"
-"Me llamo Mello, ayer te encontré tirado en la calle, cuando regresaba a my casa... Estabas inconsciente y muy golpeado, así que te traje conmigo para poderte cuidar hasta que te restablecieras..."
-"Ah... Gracias, nunca nadie había hecho algo así por mí.... Pero ahora debo irme...."
-"¡No! No te puedes ir, estas muy lastimado...." Dije "y si enserio te debes ir, por lo menos déjame llevarte a tu casa...."
-"Es que no tengo casa.... Pero no puedo quedarme, no quiero molestar más...."
-"Quédate, por favor. Si no tienes casa te puedes quedar aquí...." casi le imploré que se quedara.
-"¿Lo dices enserio?" yo asentí "Entonces... me quedo.... pero déjame pagarte alquiler por lo menos...."
-"bueno... ¿Cómo te llamas?"
-"Dime Near."
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