~~Near~~
-“Near… Qué bonito nombre tienes…” dijo Mello
-“Ah, gracias… tu nombre también es lindo….” Dije.
-“Gracias… ¿Oye, puedo preguntarte algo?”
Me tensé de inmediato al oír esa frase. Yo no quería que él comenzara a preguntarme cosas que yo mismo desearía olvidar.
-“Ahmm… si…” vacilé
-“¿Qué fue lo que te pasó?¿Quién te golpeó de esa manera?” preguntó sonando preocupado. Mierda… preguntó dos de las tres preguntas de las cuales no desearía que él supiera la respuesta nunca.
-“Yo… no quiero hablar de eso…Por favor no me lo preguntes….” Dije débilmente mientras las lágrimas comenzaban a asomarse en mis ojos negros.
-“Vale… no te pregunto, pero cuando quieras hablarlo puedes decírmelo, si?” yo solamente asentí “Si quieres te dejo solo un rato…” volví a asentir y ‘el salió del cuarto.
En cuanto Mello salió y me dejó solo, me derrumbé; comencé a llorar incontrolablemente. “…l ha sido demasiado bueno conmigo, yo no lo merezco…” pensaba, deseando haberme muerto ayer; de todas maneras, mi vida no tenía sentido, yo no le importaba a nadie, si me moría nadie me extrañaría… si me hubiera muerto ayer nadie lo hubiera notado…. Pero ahora ya era distinto. Ahora tenía a Mello, en cuanto abrí los ojo y vi su menuda figura sentada junto a mí, su belleza me hipnotizó, y en cuanto comenzó a hablarme, me cautivó el hecho de que él se preocupaba por mí, aunque yo fuera un completo extraño para él. Pero yo sabía que nunca podría estar a su nivel, alguien como él no podía estar con alguien como yo; y los moretones y golpes en todo mi cuerpo eran un perfecto recordatorio de el porqué eso era imposible; él se merecía a alguien mucho mejor.
¿Quién era yo? Yo era escoria, basura, una deshonra; yo no era nada. Yo soy solo una puta, eso es todo: una sucia y asquerosa puta, nada mas.
Los recuerdos de la noche anterior me invadían: un cliente mas, una follada mas, pero el cabrón se negó a pagarme y cuando yo se lo exigí, el muy maldito me golpeó y me violó hasta que quedé inconsciente. Después, supongo que me dejó tirado en algún callejón hasta que Mello me encontró.
Traté de levantarme de la cama, pero el dolor en diversas partes de mi cuerpo me impidió hacer lo. “Mierda, hoy no podré ir a trabajar… “pensé.
Oí que tocaban a la puerta, seguro era Mello.
-“Near, ¿Estás mas tranquilo? ¿Puedo pasar?” dijo entreabriendo la puerta.
-“Si, pasa” dije. Inmediatamente se sentó junto a mí.
-“¿Cómo te sientes?”
-“Ya casi no me duele…” mentí “Oye, ¿puedo preguntarte algo?”
-“Si, lo que quieras…”
.”¿Qué fue lo que te hizo recogerme?¿Por qué lo hiciste?” inquirí.
-“La verdad, no lo sé´… Solo sentí que debía hacerlo…”
“Ah, entonces me tuvo lástima…” pensé
-“Por qué la pregunta?”
-“Nada mas….”
Mello y yo pasamos toda la tarde hablando de cosas poco importantes: libros, música, etc. Así nos mantuvimos entretenidos, disfrutando nuestra mutua compañía.
Yo siempre he sido una persona muy lógica, por lo tanto, me parecía una tontería decir que estaba enamorándome de una persona a la que solo conocía desde hacía unas diez horas, pero era cierto: Me estaba enamorando total y perdidamente de Mello, y no había nada que yo pudiera hacer para evitarlo, cosa que me entristecía. Me entristecía saber que yo no estaba a su nivel y que nunca lo estaría, y que nunca estaríamos juntos, por mas que eso fuera mi deseo más profundo… “¿será posible enamorarse de un completo extraño?”me preguntaba, para enseguida responderme “Es que él no es un completo extraño, el es Mello, tu Mello. ´>El pensar que Mello fuera mío y solo mío me ilusionaba de una manera impactante, pero sabía que eso no podía ser.
Entre más días pasaba en compañía de Mello, más cosas sobre él me parecían únicas y hermosas; a cada minuto me sentía más y más atraído hacia él. Todo sobre él me apasionaba: sus azules y profundos ojos, su hermosa y dorada cabellera, su esbelto cuerpo enfundado en esas sensuales ropas negras de cuero.
Los días pasaban y como siempre, cada noche salía a trabajar, cuidando que Mello no se fuera a dar cuenta, pero en el fondo, yo sabía que él sabía que me salía de la casa todas las noches; yo rogaba a todos los dioses que no llegara a sospechar a qué me dedicaba; yo no podría soportar tener que decírselo a la cara si llegara a preguntármelo…
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