-¡Te doy tres días!- le gritaba furioso el pelinegro -Tu sabes muy bien que estoy de vacaciones, vengo de visita y me recibes con esto-
-Es la primera vez que te pido un favor, quince días es lo que habíamos acordado
-No puedo evitarlo, Kisame llamo para decirme que tenía que regresar. Debes tener claro que una empresa no funciona bien sin su presidente y aquí necesitan al suyo
-Estoy tratando asuntos más importantes que una empresa- respondía Sasuke recostado en el marco de “su” ventana
-No puedo creer que deseches cuatro años de duro trabajo, por “él” que ni siquiera corresponde tus sentimientos. Porque no te das por vencido, tienes muchas chicas tras de ti, ahora por ejemplo llamo una tal Hino.
-Tu vienes a hablarme de amores no correspondidos- dijo Sasuke de manera divertida -Te diré esto, dame una semana y hare uno de mis muñecos para ti, uno de esa persona tan especial-
-No puedes chantajearme con eso...- dejo sonar en su voz un poco de nerviosismo
-Itachi, se que siempre me lo has querido pedir pero nunca has tenido el valor- dijo maliciosamente el pelinegro
-Como puedes saberlo, nunca se lo he dicho a alguien- dijo con asombro
-Solo con verte, es tan obvio, cuando lo ves junto a Sasori, te mueres de celos- Sasuke acentuó las ultimas palabras -Veo que a los dos nos van los rubios- dijo a modo de comentario malicioso
Un silencio invadió el teléfono... -Una semana, eso es todo lo que te doy- dijo Itachi para luego colgar furioso
Sasuke se quedo en el marco de la ventana, cerro los ojos y con sus dedos tocaba sus labios recordado que momentos antes habían probado los de Naruto. Desde la escuela Sasuke siempre había sido un poco solitario. Talvez por ese aire de seriedad es que era popular entre las chicas y envidiado por los chicos.
Sus padres habían muerto cuando el tenia 6 años así que en ese entonces pasaba la mayor parte del día en la escuela. Itachi como protector de Sasuke, estudiaba y trabajaba al mismo tiempo para poder sobrevivir, ya que por orgullo no quería usar el dinero que sus padres les habían dejado. A la hora de los recesos, Sasuke siempre se iba a la parte mas sola del patio, donde no habían juegos ya que por ende no habrían niños.
Un día llego a la escuela un alumno nuevo -Niños, desde ahora tendremos un nuevo amigo. El a tenido algunos problemas personales así que tratémoslo con amabilidad- dijo la maestra llevándolo a la parte trasera del aula donde había un asiento vacio que estaba junto al pequeño Sasuke -Bien, espero que le ayudes a ponerse al día con los deberes y le ayudes con las lecciones- le dijo la maestra al pequeño de cabellos negros, Sasuke aunque de mala gana asintió de forma positiva a la petición -Espero que seamos amigos, cuida muy bien de mi- le dijo el pequeño rubio con una gran sonrisa, pero en sus ojos levemente rojos dejaba notar todas las horas que había pasado llorando.
Eran como el agua y el aceite de diferentes, Sasuke se preguntaba como se podía mantener sonriendo todo el tiempo si era claro que había algo que lo estaba matando por dentro. En los recesos y no importándole los reproches de Sasuke el rubio siempre lo seguía y se sentaba junto a el, platicaba o mejor dicho hacia monólogos de cosas sin sentido, talvez de lo que había visto el día anterior en la televisión. Sasuke resignado ya no le tomaba importancia y lo dejaba quedarse a su lado, por otra parte crecía en el una pequeña curiosidad de saber el porque siempre llegaba con señales de pasar las noches llorando, claro que su orgullo le impedían preguntárselo.
Un día más comenzaba, Sasuke noto la ausencia del pequeño ojiazul pero no le dio importancia. Al principio sentía un poco de tranquilidad, su vida comenzaba a volver como era antes, pero pasaron los días y comenzaba a sentirse ansioso. De vez en cuando veía de reojo aquel asiento junto a el y recordaba aquella voz, aquella sonrisa que escondían un intenso dolor. Entre los niños rondaban rumores que suponían que el pequeño rubio no tenia padres, estos comentarios provocaban en Sasuke un tipo de ira que jamás había experimentado -Como se atreven a hablar de el si no lo conocían- se preguntaba el pequeño de ojos negros. Las clases habían terminado y mientras Sasuke iba por su mochila escucho lo que algunos hablaban...
-Era un tonto que siempre se la pasaba riendo... - reprochaba uno guardando sus cuadernos
-Siempre haciendo payasadas...- dijo otro mientras se levantaba de la silla
-Talvez por ser un tonto su Mamá lo dejo...- comento uno que pasaba justo al lado de Sasuke.
El ojinegro no lo soporto más, ya había escuchado toda clase de insultos y este había sido suficiente. Tomo su mochila y con todas sus fuerzas golpeo en el estomago al que había dicho aquello tan cruel -Te pasara algo peor si vuelves siquiera a mencionar su nombre- dijo dejándolo sin aire en el suelo mientras que lo retaba con la mirada. Los otros al ver esto se lanzaron sobre Sasuke quien no se dejaría ganar con tanta facilidad, haciéndose aquello en una pelea en desventaja. Cuando Itachi llego a la escuela vio a la maestra parado junto a un lastimado Sasuke. La maestra le explico lo sucedido a Itachi y también aunque no lo pareciera Sasuke estaba muy atento -Cuando entre ya estaban peleando- dijo la maestra colocando sus manos sobre el escritorio -Una de las niñas fue la que me dijo el porque de aquella pelea... La madre de ese niño estaba muy enferma y por eso el padre decidió inscribirlo en esta escuela, al parecer la salud de ella empeoro y hace una semana desgraciadamente murió, así que el padre decidió irse al extranjero junto con su hijo...- para Sasuke todo tenia sentido ahora, los ojos rojos, la repentina ausencia, el porque siempre quería ocultar su tristeza contándole una y mil historias de finales felices. El pequeño rubio solo había querido un poco de compañía para soportar aquella pena y el lo había ignorado. En el pelinegro nació un remordimiento, culpa, nacía una necesidad de verlo y decirle que el también había pasado por lo mismo y sabia como se sentía. Pero ahora ya era muy tarde, él ya estaba lejos y jamás lo volvería a ver.
Los años pasaron pero Sasuke no podía olvidar aquellos ojos azules llenos de tristeza, tristeza que el no pudo consolar. Faltaban dos años para la grandiosa graduación, las cosas en su casa eran mejores, Itachi era parte del grupo de restaurantes más grandes del país llamado Akatsuki. A Sasuke comenzó a interesarle la electrónica, así que la mayor parte del tiempo se la pasaba en la biblioteca. Como siempre tenia muchas chicas tras el, pero parecía no interesarle ninguna, entre ellas las mas populares de la escuela Ino y Sakura rivales peleando por ver quien se quedaba con él. La clase de ciencias daba comienzo, el profesor hizo una pausa en su entrada y anuncio al salón –Jóvenes, tenemos un nuevo alumno en nuestra escuela, acaba de regresar al país luego de un largo viaje- dijo mientras hacia movimientos con su mano invitándolo a entrar al salón. Sasuke, perdido como siempre en sus pensamientos no despegaba la mirada de la ventana, le parecía mas interesante el juego de futbol de los niños de primaria que lo que decía el profesor. Eso claro hasta que escucho una vos que aunque un poco mas ronca, era la misma vos que había estado sonando en su cabeza desde hace 8 años y que se había resignado a jamás volver a escuchar. Pero ahí estaba sus oídos no podían engañarlo, lentamente giro su rostro hacia al frente del salón para asegurarse que no era su mente la que le jugaba una pésima broma. Tantos años de espera para este momento, su corazón latía fuerte y alto algo que jamás había experimentado con nadie -Buenos días, mi nombre es Naruto Uzumaki, espero nos llevemos bien y cuiden bien de mi- dijo mientras hacia una pequeña reverencia
- Na-ru-to pronuncio por lo bajo el pelinegro.
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