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Último Pedido (Oneshot) por AkiraHilar

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Notas del fanfic:

Tiene Spoiler del manga Lost Canvas de Saint Seiya desde el capitulo 100. Toda la saga de Bluegard

Es un What If, hasta ahora Kardia murio en Bluegard junto a Degel, peor como nunca se vio el cuerpo de Kardia de escorpion aún se cree que podría estar vivo.

Unity es el gobernante de Bluegard, Amigo de Degel de la infancia y se puede decir que era su primer amor. Degel le prometio a Unity convertirse en caballero para proteger a bluegard, bajo la protección de la constelación de Cisne. Luego Degel de Acuario se encuentra con Kardia de Escorpion en el santuario y alli nace su relación. En el manga hay indicios de celos entre Unity y Kardia cuando se encuentran.

Notas del capitulo: Este un Oneshot que cree para SSIceplanet. Es totalmente libre y me salio casi

Temas: Drama, Angs, What If
Personajes: Kardia, Unity, Degel
Resumen: Si Kardia sobrevivió y decide involucrarse en la guerra Santa debe ser por un pedido exclusivo de alguien especial.
Cronología: Esto es un What If, esperemos que si pase, roguemos a Shiori de que Kardia regrese y diga que fue para proteger el sacrificio de Degel para así tener esto como canon! xD de la nada. Espero les guste.
En el frio de Bluegard una habitación cómoda, totalmente amoblada era quien lo resguardaba. Tenía un mes allí y a pesar de haber podido controlar el calor de su corazón su alma estaba hecha pedazos. Había regresado a aquel lugar con la esperanza de salvarlo, pero no tenía las fuerzas para hacerlo… Tantas veces él le había salvado la vida y él no pudo pagarle ni una sola vez… no pudo retribuirlo. Guerra Santa, Athena, Hades, nada de eso le importaba a Kardia en ese momento… Solo esperaba que alguien finalmente le diera la muerte que él busco y penosamente había decidido huir de su lado, arrebatándole a lo único que no quería ver morir. Insulza, repugnante… él busco la muerte y termino teniendo la vida con el sacrificio de quien el deseaba que viviera para siempre. La odio… odio la vida, odio la muerte, odio el destino, odio el silencio y su propio orgullo, lo odio todo.

La puerta se abre. El gobernante de aquel lugar desolado lo observaba con penosa expresión. Desde que llego de Grecia, había estado cuidando de él, pero no hablaban nada, no cruzaban palabras. Ambos estaban lastimados por el mismo ojal de diferente forma. Ambos habían perdido algo importante al mismo tiempo. Degel para cada uno de ellos significaba algo especial y al morir, arranco con su cuerpo congelado en las profundidades de Atlantida la mitad de sus vidas. Aún así, Unity, con las palabras de la diosa Athenea y su perdón había decidido vivir esa mitad que le restaba cumpliendo el sueño que habían hecho en aquella noche, mientras que aquel santo de Athena esperaba pacientemente que su mitad se agotara, víctima de su tristeza, de su egoísmo e impotencia. Bluegard ya estaba siendo cubierta por el Lost Canvas, desde allí pudo sentir un gran cosmos extinguirse a los lejos en el cielo, la guerra santa continuaba…

Se acerco con cuidado al santo, mirándolo seriamente, mientras este solo miraba al vacio de la habitación, a la nada absoluta en que se había convertido su vida.

-¿Cuánto tiempo pretendes quedarte aquí? -pregunto el gobernante con tono frio, tan frio que hasta se le asemejo al tono de voz de Degel cuando le reclamaba una locura
-¿Si tanto te molesta porque no me matas?- murmuro el escorpión con desgano
-No sé que pudo ver Degel en una persona tan deprimente como tú… pero quiero creer que no estuvo equivocado.

El silencio de nuevo hizo acto de presencia. Ni Unity pensaba irse dejándolo otro tiempo más tendido en su propia tristeza, ni Kardia pensaba abandonar el letargo en donde se había encerrado. Ninguno estaba dispuesto a ceder.

-Pude ver que Degel confiaba enteramente en ti cuando los encontré… me molesto pensar que haya sido por ti una de las razones que dejo de escribirme.
-Tampoco me agradaste en cuanto te vi. Tanta confianza de repente me repugno- escupió Kardia con desgano, virando su mirada a la madera fría de un estante cercano
-Pero el siempre busco protegernos… Incluso hasta el final…-Unity bajo la mirada posicionándola en el grueso abrigo que lo cubría-. Sé que gran parte de la responsabilidad de la muerte de Degel recae en mí y tendré que cargar con eso por el resto de mis días… pero tú, tú tienes el poder para hacer que su sacrificio no sea en vano.

Kardia levanta un poco la vista, posicionándola por primera vez en aquel gobernante arrepentido que había estado cuidando de él desde ese día. Sus ojos se cruzaron y Kardia pudo ver en las profundidades de los ojos claros de Unity la apacibilidad de Degel, aquella mirada tranquila que le hacía creer que podría vivir eternamente. En cambio, Unity pudo detectar detrás de los ojos azules del griego aquel fuego decidido que inundaba los ojos de Degel al momento de partir. Ambos guardaban algo de él en su pecho, en sus memorias y en sus motivaciones.

-El Lost Canvas de Hades se está expandiendo rápidamente. Ya esta inundando a Bluegard. De seguir así, probablemente no queda mucho tiempo… Sé que también has sentido el cosmos de tus compañeros extinguiéndose… el cosmos de Athena no puedo sentirse desde aquí, mientras el de Hades se incrementa… Tal como van las cosas, pronto el sacrificio de Degel por salvar a nuestra tierra habrá sido en vano. Yo no tengo el poder ni las fuerzas de hacer algo para detenerlo, pero tú, el Santo de Escorpio, si lo tienes.

El griego no hablaba.

-Si tanto quieres morir, ¿porque no vas a buscar la muerte demostrándole a Hades y a Degel que puedes encenderte, mucho más fuerte que como lo hiciste aquí? ¿Qué puedes quemar tu vida por una causa justa? ¿Qué puedes proteger la tierra que él tanto amo y decidió resguardar?

Unity vio incomodo la expresión de Kardia, incierta, como si tratara de digerir cada una de sus palabras mientras en silencio solo lo observaba. No, no lo estaba observando a él, su mirada iba hacía el vacío. Resignado, decidió dejarlo solo, saliendo de la habitación.

El silencio, la nostalgia. Kardia solo veía fijamente el lugar que Unity había abandonado, viendo fijamente la figura que lo acompañaba. Allí estaba él, con sus ojos tan profundos como el mar, tan fríos como el hielo, tan incierto como el cielo ennegrecido. Su expresión era fuerte, seria, pero aún así, su mirada era compasiva. Estaba allí… una lagrima rodo por su mejilla izquierda…

-Entonces, ¿también vienes a reprocharme? ¿A ver lo patético que soy por llorar tu muerte? ¿Por ser tan cobarde?

Su rostro no muto. Su silencio era todo lo que tenía con él. No quiso extender su mano temiendo que con ello se viera roto el hechizo que lo había hecho estar allí, a su lado, sentado en esa cama caliente que lo estaba arropando desde varios días.

-¿Qué quieres que haga? ¿Quieres que vaya hasta allá? -grito el griego ahogado de lágrimas, impotente, odiándose -. ¡Maldita sea! ¡¿Por qué no morí allí?! ¡¡Se supone que lo que hice era para salvarte!! ¡Que tú debías vivir mucho más que yo!

Degel se levanto de su asiento y camino lentamente, con su caminar errante, hasta el ventanal de esa habitación, posicionando su vista en un lugar del cielo. Kardia siguió su recorrido con la mirada, incrédulo y a la vez convencido de que él estaba allí a su lado. Observo intrigado la mirada de Degel, que buscaba algo en el cielo y luego vio como extendiéndole su mano le invitaba a reunirse con él en la ventana. Por un momento dudo, pero su corazón rápidamente le convenció, cediendo de las colchas calientes que lo cubrían y poniendo sus pies, por primera vez en semanas, en ese piso helado. En unos minutos, Kardia ya se encontraba al lado de la imagen de Degel y siguió con su mirada la dirección donde el francés tenía fija su visión en el firmamento. Allí pudo verlo, la constelación de Cisne siendo invadida por la vista de ángeles que anunciaban la muerte. Un sobresalto lo sacudió en el momento.

Kardia volteo y estaba de nuevo solo. Sin embargo, sabía que no había sido ningún sueño. Era su último pedido… Devolvió la mirada al cielo, fijo esa imagen en su memoria y con sus ojos encendidos de un nuevo fuego dejo que su cosmos calentara su cuerpo. Protegería… protegería esa promesa por la que él murió, a costa de su propia vida…
Notas finales: Esperio que les guste y me dejen comentarios, para saber si vale la pena seguirlos subiendo.

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