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Una vida sin tí es una perdición. por keroberos91

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Notas del capitulo: ^^ Gracias por los reviews... los leo todos, tenedlo por seguro... de ahí a que los conteste es más complicado jaja, pero os agradezco a todos vuestro apoyo.
CAPÍTULO 2: La masacre de Tuyport.

La noche había caído y una suave brisa acariciaba mi rostro mientras yo, sin descanso, continuaba con mi camino hacia la ciudad más cercana, en busca de pistas de su paradero. El camino había sido más cansado de lo que parecía, además tenía previsto haber llegado a Tuyport hacía ya varias horas, pero había tenido que detenerse debido a un ataque de bandidos. Parecía mentira, pensaba que en el viaje iba a tener algo de emoción, pero unos bandidos tan rematadamente débiles nunca habrían tenido ni una mísera oportunidad de detenerme.

Observé, sin dejar de caminar, la luna. Una hermosa luna llena de un pálido y brillante color, que me hacía continuamente recordar otra vez su rostro. Una luna similar a la que juntos estuvimos observando, bajo el tintineo de las estrellas, la misma noche en la que se despidió. De nuevo, como muchas veces a lo largo de los años, mis lágrimas amenazan con salir para volver a surcar mi rostro. Pero ahora no lo iba a permitir.

Aumenté el ritmo de la caminata, esperando llegar cuanto antes. Quería entrar en una posada y dormir un rato, para así poder, al día siguiente, investigar un poco. Otra razón era que no me apetecía seguir deambulando por la noche. Había sentido que alguien llevaba un rato siguiéndome y, aunque no pareciera correr peligro, era mejor asegurarse y ponerse a cubierto. Instantáneamente, mi mano se posó en el mango de mi espada al notar cómo mi perseguidor aumentaba la velocidad. No me iba a dejar llegar a la ciudad sin mostrarse primero, así que me detuve y con hablé con voz alta y firme.

-Deja de esconderte. No seas cobarde – sabía que mis palabras podrían hacer enfadar a cualquiera que viniera con malas intenciones, pero no me importaba, mi habilidad con la espada era lo suficientemente fuerte como para tener que preocuparme por los modales.

Fue entonces, cuando salió de detrás de un árbol una chica de curioso pelo naranja largo, con una sonrisa dibujada en el rostro. Llevaba una corta camisa de tirantes de rayas azules y blancas y una nimia minifalda de color amarillo. La verdad es que parecía que no podría hacer daño ni a una mosca, pero no bajé la guardia pues había vivido ya una situación en la que las apariencias me habían engañado.

-Hola – me saludó, su voz era suave y enérgica, pero a la vez tenía un deje de misterio.

-¿Por qué me sigues? - pregunté, yendo directamente al grano. No tenía intención de hacerla daño si no hacía movimientos extraños, pero tenía que conocer sus verdaderas intenciones.

La joven sonrió como si no se diera cuenta de que iba armado y podría matarla en un abrir y cerrar de ojos.

-Tienes que ser tú. Zoro Roronoa. - Pronunció mi nombre. No sabía de qué me conocía y tenía que averiguarlo. Cada vez que sonreía me daba un escalofrío, debido a la tranquilidad con la que me estaba tratando. - ¿Es cierto que hace unos años escapaste de la Organización? -Ese era otro dato que conocía de mi vida y que yo no le había contado. Cada vez esto se me estaba haciendo más extraño, aunque sabía que él había actuado desde las sombras, haciendo parecer que yo me había librado de la Organización sólo, para no aparecer en ningún periódico ni en ningún lado.

-¿Cómo sabes eso? - Le pregunté. Había aflojado ya el arma pues esa chica podría saber algo que me interesara, algo como su paradero.

-Tienes que ayudarnos, por favor -Ignorando mi pregunta, imploró mi ayuda. Había sustituido su sonrisa por una cara de desesperación. Fuera lo que fuere que pasara, no me gustaba, pero tampoco podía dejar una oportunidad de saber cualquier dato sobre él. -Tuyport ha sido tomada por la Organización y necesitamos a alguien que pueda detenerles – Siguió implorando. La joven me había dado la suficiente pena como para ayudarla.

-Guíame, haré lo que pueda – Mientras pronunciaba estas palabras, le dediqué una pequeña sonrisa. Una persona que se preocupaba tanto por su ciudad no podía ser tan mala como el había pensado en un principio.

-Por aquí – Dijo, y salió corriendo. Yo la seguí lo más rápido que podía, porque la verdad es que la chica era muy rápida. Giró varias veces y se metió por entre los árboles en lo que se suponía eran atajos, para llegar antes. Finalmente se detuvo.

-¿Qué pasa? -Pregunté. La joven parecía en estado de shock, con la boca abierta y el rostro temeroso. Entonces miré hacia donde ella y vi un gran humareda con el cielo teñido en un brillante rojo. Allí había llamas y me temí lo peor. - Quédate aquí – Dije, antes de salir corriendo hacia allí. Pasara lo que pasara debía intentar detenerlo.

Cuando logré acercarme a la ciudad de Tuyport quedé muy sorprendido y aterrado. Toda la ciudad ardía en llamas, y una multitud de cuerpos bañados en regueros de sangre. Reprimí una arcada intentando pasar por entre los cuerpos para encontrar a alguien que estuviera vivo.

Caminé por entre los cadáveres hacia la plaza, sudando por la intensidad del calor que azotaba el lugar debido a las llamaradas que salían de todos los edificios. A medida que me acercaba, empecé a oír voces hablando cuyo tono se fue incrementando al acercarme. Tras un edificio, me acerqué y observé desde la esquina a dos personas hablando despreocupadamente entre las llamas. Se trataba de un hombre de un gran abrigo negro que parecía llevar un garfio dorado en lugar de mano y un mujer de inigualable belleza, que mientras hablaba se azuzaba el pelo sensualmente. No sabía la razón, pero esos dos le sonaban de algo. Pude percibir también a un joven arrodillado ante ellos, bastante herido, que se encontraba aferrado a un sombrero de paja.

-Acabemos ya con esto, Mihawk – dijo la hermosa dama haciendo que mi corazón diera se acelerara. Acababa de decir su nombre. - Mátalo ya. Así haremos que tanto Ace y como Shanks salgan y podremos acabar con ellos.

El hombre de abrigo largo rojo y pecho descubierto, dorados y penetrantes ojos, se acercó con su espada alzada al joven del sombrero de paja. Las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos. No podía ser que realmente fuera él. Nunca haría daño a nadie, era una buena persona. La rabia se apoderó de mi. No iba a dejar que cometiera tal atrocidad, ese no era el hombre al que un día yo ame. Desenvainé la espada y salí de mi escondite con ella alzada, avanzando con lágrimas en los ojos hacia ellos. Alcancé a ver un gesto de sorpresa en su rostro justo antes de que un fuerte dolor azotara mi pecho. El dolor aumentó cuando vi como la sangre salía de mi pecho, pero no era comparable al dolor de saber que era su arma la que me había herido, a mi, que tanto le había amado siempre.

-No merece la pena matarlo. Con los daños ocasionados a la ciudad son suficientes como para que el pelirrojo busque venganza – oí que decía tajante antes de perder el conocimiento.
Notas finales: Bueno, a partir de aqui empezaré a introducir de vez en cuando puntos de vista de diferentes personajes ^^
Besos

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