Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La persona mas inesperada por cutebeast64

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Naruto no es mío, aunque quisiera que así fuera, Sasuke no me ama, aunque también quisiera que así fuera, el SasuNaru es de todos los fans del mundo, y la Navidad tampoco es mía, si lo fuera los pondría todos a darme regalos. Pero mi fanfic si es solo mío.

Notas del capitulo: Dedicado a Novahikaru, aunque no se si le guste, espero te halla servido mis ideas para el songfic, voy a leerlo apenas salga. A todos los que me han apoyado, les agradezco que lo hagan y espero lo sigan haciendo. Me salí un tris de mi estilo, así que quiero que me digan si me quedó bien o mal. Gracias a todos, espero sus comentarios… y esto tiene una secuela con final triste, llamada “El beso de la medianoche” que subiré en Año Nuevo… Ahora sigan o no los voy a poder dejar de hablar…
Una vez más, hastiado hasta el límite por aquella reunión que podía ponerte a dormir si no te movías o pensabas en otra cosa, como habías estado haciendo, enviaste tu mirada helada a través del cristal de la ventana escarchado por la nieve que se prendía de él, como a una salvación.

Era de noche, e incluso dentro de aquella casa hacía un frío atemorizante. La chimenea estaba encendida al igual que la calefacción, pero, por la magnitud de aquel antiguo edificio de roca y cemento, este siquiera se calentaba un poco. Trataste de calentar tus manos congeladas con tu cálido aliento, mientras movías tu cuerpo en busca de la misma calidez.

No recordabas muy bien como había sido tu niñez en aquel edificio, pero no podías creer, que no hubieras muerto congelado entre aquellas paredes de roca sólida y pisos de madera con pesadas alfombras que apenas si calentaban y siempre permanecían sucias…

Solo estabas allí por la ridícula reunión de antiguos miembros del orfanato que se le había ocurrido a Tsunade, la anticuada anciana que llevaba las riendas de aquel pequeño mundo desde que tenías memoria, y quizás desde antes. Te habían mandado una invitación a casa, y habías decidido ignorarla, pero olvidaste esconderlo de la vista de sus padres adoptivos y de tu novia, que casi se podía decir era adoptiva a su extraña manera, quienes no dejaron de presionarte, hasta casi ponerte en la puerta de aquella mansión que no querías recordar con una tarjeta y un ponqué con glaseado de caramelo.

Y ahora solo querías salir de allí volando… Muchas de aquellas caras debías de recordarlas pero no lo hacías… A penas si distinguías a la acosadora que te había hecho la vida un poco más difícil cada día, Frentezota Haruno, solías llamarla, y a algunos chicos que habían sido tus “casi amigos” en aquellos días que ya se habían borrado de tu memoria, aplastados por la huella devastadora del tiempo…

Tenías 25 años, y solo trece de esos los había pasado allí, por lo que no te parecía que fuera tan importante estar allí en esa fecha, siendo que el espíritu Navideño no era exactamente tu fuerte. Y ahora estabas allí, escuchando una novena de las antiguas, porque Tsunade estaba esperando a alguien antes de comenzar a abrir los regalos, en los que habías notado, sin que realmente te importara, no solo que no había suficientes para todos los reunidos, sino que no había ninguno, ni para ti, ni para Sakura-planilandia.

Justo cuando estabas por tirar a un lado tu libro de medicina con el que te había entretenido durante toda la velada para irte finalmente, creyendo que no valía la pena esperar allí, con o sin regalo, sonó el timbre recóndito y oscuro que desde pequeño te había hecho estremecer, como un gatito al ver el agua helada de la bañera…

- Gomen, Tsunade-bâchan- Dijo una voz que te pareció bastante armoniosa, por lo que te empinó para tratar de ver a quien había llegado tarde- Lamento traer tan tarde los regalos, pero no había tenido tiempo-
- No importa, te esperábamos. Ven y nos acompañas- Dijo la mujer mientras dejaba la novena a un lado y tomaba la botella de sake, para comenzar a beber como era natural en ella
- Hai- Respondió mientras pasaba a aquella amplia sala con una enorme bolsa roja llena de regalos que depositó en el suelo, sin dejarse ver la cara por él.

Era delgada, con un cabello dorado hasta los hombros y venía vestida con un pantalón ajustado de color rojo y una chaqueta demasiado corta que parecía una burla del mismísimo Santa Claus. Era más plana que la mismísima Pantalla plana Haruno, por lo que intuiste que debían ser amigas, justo antes de llegar a tu resolución final, que dijiste en voz alta sin disimulo

- ¿No eres una puta cara que se vende en la 61?- Inquiriste refiriéndose a una calle por la que ibas a la universidad
- Sí Sasuke, pero antes al menos me decías Amigo- Dijo girándose para verte a la cara-… o Naruto-

Solo cuando te vio desafiante, haciendo por primera vez una pose masculina, con los ojos azules brillantes de furia y los dientes apretados como tratando de contener toda su furia solo con eso, te diste cuenta de que conocías de antes aquellas marcas zorrunas en las mejillas y esa mirada tan molesta…

Ese había sido tu mejor amigo mientras estabas en aquel orfanato de puertas grandes como rejas de prisión y ventanas tan altas que no podías soñar con salir por ellas… Lo habías olvidado junto a aquella época, que te parecía la más aburrida que habías tenido que vivir, pero ahora lo recordabas con más nitidez que nunca…

No había engordado ni un ápice, incluso parecía más delgado, pero también más fuerte. Era apenas un poco más bajo que tú, su cabello dorado lo tenía desarreglado, y sus labios aún tenían, al igual que su rostro algo de maquillaje corrido. La ropa le quedaba pequeña, por lo que podías ver cada músculo marcado, cada parte de su cuerpo, de una manera algo perversa. Era así que habías visto a tu antiguo amigo conseguir clientes sin preocuparte por ver quien era en realidad, o si lo conocías…

Tsunade lo anticipó todo al verle llegar, y ordenó que antes de abrir los regalos comieran aquella cuantiosa cena navideña que tanto le había costado hacer, por lo que, al igual que en su infancia, tomando por costumbre los mismos puestos que en esa época, se sentaron a al mesa a recibir la comida. Naruto estaba justo a tu lado, hablando con Sakura, que se reía de todos sus chistes mientras juntaba sus brazos para tratar de hacer ver más grandes sus pechos. Kiba, Gaara y hasta Sai, el des-adaptado que entró de 15 años al orfanato, se reían acomedidos al otro lado de la mesa, y algunos niños pequeños que debían ser los actuales residentes del orfanato, al ver sus puestos ocupados, se habían esparcido en otros lugares alrededor, jugando con los cubiertos y mordiendo los manteles, tal y como ellos lo habían hecho alguna vez, en su infancia…

Cada plato que les servían, les recordaba las noches frías, pero amenas en las que, comandados por Tsunade devoraban enormes pavos rellenos y unos formidables platos de sopa, de los que se regaba casi la mitad de su contenido…

Te sentías algo deprimido por haberle dicho a tu mejor amigo de la infancia “puta cara que se vende en la 61”, pero al rubio no parecía importarle mucho, y te hacía enojar cada cinco minutos, al burlarse de ti en tu cara, acompañado por una Sakura que no dejaba de fruncirte los labios, y mostrarte provocativa su cuerpo.

En poco tiempo, casi llegando al postre, tu depresión se había vuelto furia genuina, y no dejabas de tamborilear enojado en la mesa, dispuesto a acabar con Naruto en cuanto Tsunade se descuidara. Y en ese tiempo también recordaste poco a poco, toda tu estadía en aquel orfanato.

Naruto parecía tomarse algunas confianzas de más, como empujarte en la mesa y morderte la oreja a modo de burla, por algo que había pasado hacía un LARGO tiempo, y que habías olvidado casi desde el mismo día en que te adoptaron…

“El cuarto estaba tenuemente iluminado por una luz que temblaba en el techo, Sakura y Lee estaban en entrevistas de adopción, por lo que se habían quedado solos los dos, jugando a cosas demasiado tiernas para su edad y género, como los disfraces y las muñecas

- ¿me veo bien así, Sasuke-chan?- Había preguntado el rubio al ponerse una camisa de Sakura
- Si, te ves encantador- Habías respondido, mientras te apoyabas en el borde de la cama- ¿Nos besamos?
- Sí- No encontraban nada de malo en eso.

Solo eran niños que apenas si comprendían que eso era considerado incorrecto en el resto del mundo. Naruto se recostó en el resquicio de la cama, y en una simple experimentación del juego de las muñecas, habían comenzado a besarse, a acariciarse como habían visto en alguna película antigua…

Te gustaba Naruto desde hacía tiempo, y él sentía lo mismo por ti, queriéndote con fidelidad, por lo que mientras todos creían que se odiaban, jugaban a las muñecas cuando no había nadie que los viera, imitando lo que habían visto en las películas, con caricias descaradas y simulaciones de penetraciones, a las que gemían de mentiras, como en un juego

- Te casarás conmigo cuando seamos mayores ¿verdad?- preguntaba a veces
- Sí- respondías a esas cuestiones
- No estoy hablando de otro juego… me refiero a enserio-
- Sí- Volviste a decir, mientras lo besabas inexperto, jugando a hacerle el amor”

- ¿No crees Sasuke?- Inquirió el rubio sacándote de tus ensoñaciones mientras lo empujabas con camaradería
- No sé de que estás hablando- admitiste mientras tratabas de sacártelo de encima
- ¿No estabas poniendo atención? ¿Acaso te habías ido de visita a algún lado?- Dijo a modo de burla, mientras lamía unas boronas de torta que te había quedado en la mejilla

Ahora que eras mayor y habías sido instruido en el hecho de que solo te debes acostar con gente del sexo opuesto, te molestaba el hecho de que Naruto se tomara tantas confianzas contigo. Incluso aquellos recuerdos despertados por verle de nuevo, te desagradaban en cierta medida

- No. Me estaba dando cuenta de algo…- Trataste de hablar, pero las lamidas juguetonas del rubio en tu oreja, como en tu infancia, ahora te molestaban demasiado- ¡YA BASTA, JODER!

Gritaste demasiado fuerte, a la vez que le empujabas, logrando botarle de la silla, haciendo que cayera en los brazos de la pelirrosa, que solo te miraba con una muda expresión de temor, como si no te conociera

- ¡estoy harto de que me beses como cuando éramos niños!- gritaste perdiendo por un instante la cabeza- Ya no soy un niño, yo ya lo superé, y tú deberías hacer lo mismo

El no dijo nada, solo te contempló con una de sus miradas ahogadas, como tratando de preguntarte si todo lo que había sucedido en el pasado era una mentira que antes de avergonzarte te alegraba…

- Eres una puta ¿Cómo voy a querer ser amigo de una puta?-
- Es Navidad… ¡No deberías comportarte así!- Gritó Tsunade golpeando la mesa con fiereza-
- ¿A mí por qué debería de importarme la navidad?- Dijiste exasperado lanzando las servilletas navideñas al suelo, para pisarlas en el suelo- ¿y tú qué? ¿para llamar clientes te volviste una mala imitación de Santa?-
- Sasuke… Tu eres tan estúpido- trató de decir Naruto
- Mira ¿Quieres un regalo de Navidad? ¿Qué tal si te follo para que sientas que la noche no fue en vano?- Estabas desesperado, tratando de sacar toda su frustración en solo gritos- ¡Tratas de hacer que todo se vea bien, pero la navidad no es más que un cliché, yo no te amo, y no me voy a casar contigo, porque me desagradas hasta el asco! Y con tu comportamiento de puta, solo deshonras este lugar-

Todos se quedaron en silencio, conteniendo sus respiraciones temerosas, mientras te veían como a un demonio vengativo, que no hacía más que tratar mal al rubio que no podía gritarte ni pegarte, y solo recibía tus insultos con la cabeza gacha, llenándose sus ojos de lágrimas… Cuando no tuviste más que decir y caíste rendido en una de las sillas, sin pizca de remordimiento, Naruto se abrazaba a si mismo, como si le hubieran recordado lo sucio que se sentía por su profesión, a la vez que lloraba descontrolado…

- ¿y tú que sabes de mí? No me gusta ir acostándome con todos esos tipos…No me gusta mi trabajo pero tengo que hacerlo porque nadie me adoptó… Y no quiero que te cases conmigo, o que me ames. Solo quería que fuéramos amigos, como antes- Dijo tratando de contenerse- porque te quiero mucho… ¡pero me acabo de dar cuenta de que eres un estúpido bueno para nada! Tsunade-Sama, lamento no quedarme más, pero creo que voy a prostituirme otro poco más, hasta que Sasuke deje de ser tan pendejo-

Luego se fue, cerrando la puerta de un portazo que hizo caer algunos cuadros y a todos logró estremecer. Al parecer todos sabían que ese era el trabajo de Naruto, por que nadie se impresionó por eso, tornando sus miradas de furia hacia ti, que a penas si te inmutaste por el hecho.

Pese a todo lo ocurrido, Tsunade decidió comenzar a abrir los regalos. Para Sakura una laptop porque adoraba escribir y todos la creían una escritora prometedora, a Kiba solo cosas para su perrito Akamaru, a Lee más pesas para hacer ejercicio, a Chouji caras entradas para un banquete de “Come todo lo que puedas”, a Ino caros productos de maquillaje… Y cuando abriste tu caja era una colección de libros de medicina para la Universidad que no habías podido costear por lo caros, pero que te eran muy necesarios.

- Gracias Tsunade- Dijiste abrazándola tratando de opacar toda la furia de todos los presentes hacia tu persona
- Te diría que mejor le agradecieras al que los compró, pero ya le insultaste suficiente como para que queramos que hagas más-
- ¿Naruto… los compró?-

Todos asintieron con la mirada, y entonces comenzó a nacerte la culpa de haberlo lastimado de esa manera… Por lo que te mordiste la mano con la que lo habías empujado con cierta impotencia… Te paraste dejando tus libros, te pusiste el abrigo para salir a la noche helada y solo los miraste de reojo

- ¿Y el regalo de Naruto?-
- No hay ninguno- Dijo Tsunade-
- No pudimos costear la cámara que quería- Dijo Sakura con tristeza- Solo reunimos 500 yenes, y es de…-
- Ya lo sé… De 2500 ¿verdad?- Recordabas el día en que Naruto se había parado como idiotizado frente a una tienda de fotografía a admirar esa cámara…

Tomaste los quinientos que Sakura tenía en sus manos y todos los libros de medicina que te había regalado, los metiste en una bolsa, y saliste enojado, como si no quisieras que nadie te dijera nada; algo culpable por lo que pensabas hacer…

Naruto estaba llorando en el parque al que siempre iban cuando eran pequeños, sentado en una de las bancas de madera, cubriendo su rostro apagado con sus manos canela crispadas por el dolor… Se sentía sucio, se sentía un pecador, pero aún peor que eso, era el dolor que aquel a quien siempre había considerado su mejor amigo, le había insultado con un descaro que le parecía increíble para alguien tan supuestamente “decente”.

- Como si me gustara ser una puta- Dijo para sí, sin dejar de sollozar, mientras se secaba los ojos.

Hacía frío y ya se estaba arrepintiendo de salir con su escasa ropa de trabajo, pues todo su cuerpo se estremecía lentamente; pero antes de volver a ese sitio donde le habían ofendido, prefería morir de frío, sepultado por la blanca nieve…

Incluso tú, con ese abrigo cálido y amplio, sentías deseos de volver y sentarte a la lumbre, pero no lo estabas haciendo. Habías pasado por tu casa hacía unos instantes, y luego por algunas tiendas, ahora ya no llevabas nada en tus manos blancas.

Justo entonces pasaste frente a una tienda que estaba por cerrar y que tenía la luz casi extinta, saliendo de entre las puertas cerradas con doble cerrojo. Y allí sobre una de las estanterías de la vitrina viste aquel objeto que estremeció todo tu cuerpo por unos instantes…

Comenzaste a golpear la puerta con casi desespero pero nadie ponía atención, nadie iba a salir al frío invernal a preguntarte que necesitabas… No sabías que hacer, o si siquiera podías hacer algo al respecto, pero… Tenías que intentarlo

La nieve comenzaba a acumularse sobre sus hombros descubiertos por el inusual escote de aquella chaqueta roja y blanca, se estaban llenando de nieve, que apenas si se ocupaba de limpiar, sus ojos se veían ya mas rojos que azules de tanto llorar y su cabello desordenado estaba lleno de pequeñas partículas de helada y blanca nieve…

- ¿Me perdonas?- Dijiste suavemente, parado junto a esa figura que se estremecía, sentado en una banca del parque, llorando como un infante
- ¿Por qué abría de hacerlo? Me ofendiste con todo el descaro del mundo- Respondió enojado apartando su rostro con furia
- Es que no sabía… Que tu habías comprado todo eso…- Dijiste tratando de sortear aquellas simples dificultades
- ¿Así que tú me perdonaste el ser una puta porque te compré cosas caras y ahora quieres que te perdone por unas lindas palabras empalagosas?- Expresó enojado
- No. Quiero que me perdones por ser tu amigo… Y te traje un regalo de navidad- Dijo sentándose a su lado tras limpiar un poco la banca llena de nieve

Le tendiste el regalo guardado descuidadamente en una bolsa de aspecto navideño, con pequeños nekos que jugaban con bolas de estambre y tomaban platos de leche, todos con moños de navidad…

Lo tomó entre sus delgadas manos canela que se estremecían por el frío, y abrió la bolsa sacando una cámara fotográfica negra con detalles plateados que comenzó a temblar en sus manos, antes de que un par de lágrimas cayeran sobre el lente…

- ¿no te gustó? Perdona. No es la misma que querías, porque la tienda estaba cerrada.- Trataste de excusarte al verlo llorando.
- No es eso… ¿de donde sacaste para una cámara tan cara? Ni tus libros eran tan caros- Dijo tratando de secar sus lágrimas, para ver en detalle el regalo
- Pues, tuve que vender los libros que me regalaste y otro montón de cosas que tenía en mi casa…-Dijiste como tratando de recordar que habías vendido con exactitud- Como era la víspera de navidad nadie me quería comprar y tuve que correr por todo el centro hasta que me dolieron las piernas pero no importa… ¿Te gusta?

El rubio que te miraba con sus azules ojos indecisos, guardó la cámara devuelta en la bolsa que dejó a su lado, pero que terminó cayendo al suelo, sin que se dañara por la suavidad de la nieve que le recibió, y se lanzó a tus brazos, justo antes de, al notar tu expresión confundida, retractarse, y volver a sentarse en su lado, abrazándose a si mismo…

- perdón, me dejé llevar- se excusó- Había olvidado que no te gustaba tener a una puta tan cerca de ti-

Aún se notaba en su voz ahogada, y en las suaves maneras en que buscaba darse a si mismo el cariño que necesitaba, como acariciando sus brazos helados, y revolviendo su cabello rubio, que estaba triste y dolido…

- pero no soy una puta porque quiera… Tal vez no me quieras creer, pero a mi nadie me adoptó- Dijo como para si, sin siquiera verte a los ojos- Y mi único hogar era el orfanato, incluso cuando todos ustedes se fueron. Finalmente, Tsunade trató de sacarme; iba a cerrar el orfanato, porque ya no tenía dinero ni para una deuda del orfanato, que ella había ganado con el juego… Fue entonces cuando ese hombre; Orochimaru, me propuso olvidar la deuda si me acostaba con él… Después de eso fue cuestión de tiempo, mientras me adentraba más en esos negocios, para ganar dinero que mantuviera el orfanato, que era mi único hogar… No quería, pero tuve que convertirme en la puta cara que se vende en la 61, para mantener mi pasado. Porque era todo lo que tenía.

Por unos instantes, pareció ahogarse en sus palabras, en los sollozos y en el frío apremiante que le hacía temblar sin descanso, porque dejó de hablar, y se abrazó más a si mismo, maldiciéndose por no haberse puesto más ropa antes de salir… Y entonces le pusiste tu abrigo encima, incluso cuando tú te pudieras congelar, tenías más ropa que él, y no querías verlo a punto de morir de inanición, te hacía sentir culpable. El te agradeció con una mirada tierna y se dispuso a continuar su relato

- Había estado ahorrando desde hace mucho, para comprar todos esos regalos pero no sabía como entregarlos y entonces a Tsunade se le ocurrió hacer una reunión por lo de la Navidad… estaba muy feliz de verlos a todos de nuevo, sobretodo a ti… No creí que te molestaran los juegos con los que nos divertíamos cuando niños… Pero me equivoqué. Me he equivocado tantas veces, que a veces no quisiera tener que vivir… No quisiera tener que soportar esto día a día. Pero no puedo perder mi vida porque todos cuentan conmigo… Y yo- Las últimas palabras casi no las entendiste, porque estaban cortadas por los sollozos desesperados que salían de su alma entristecida.

Tenías que admitir que aquel abrazo de hacía un momento, más que incómodo te había hecho sentir tan cálido, como cuando eran niños, y ya que no se te ocurrió nada más, mejor o peor para calmar sus sollozos, lo halaste hacia ti, y lo rodeaste con tus brazos, dejándole llorar sobre tu pecho mientras acariciabas su cuerpo delgado y pequeño, cubierto por tu abrigo…

- No me desagrada… es solo que no sabía como reaccionar a eso, estaba nervioso- trataste de hablar mientras lo abrazabas, pero tu corazón iba demasiado rápido, ahogando tus palabras
- ¿Por qué haces todo esto por mí?- Te preguntó levantando tu rostro para hablar con tanto con sus ojos azules como con su voz
- Porque me gustas mucho- Respondiste- Y cuando te fuiste me di cuenta de que lo importante de estas fechas no es “la Navidad”, “el espíritu”, “dar y recibir” o “los regalos”- recitaste haciéndole reir- es estar con esas personas a las que quieres más que a nada, es para recordar porque es importante estar vivo-
- Gracias por mentir para hacerme sentir importante- trato de descubrir una mentira inexistente en tus palabras
- No miento- Y le besaste la frente- Yo si te quiero-

Por un momento el bajó la mirada avergonzado, sin saber que hacer o como actuar, tratando de alejarse un poco más de ti, como para asimilar lo que acababa de suceder

- Y aunque no me casaría contigo- Dijiste mientras le acariciabas el cabello, dejando que la nieve enredada allí cayera al suelo- Te amo tanto como para no dejarte de nuevo… ¿Nos besamos?- recordaste de tus días de juegos infantiles con él
- Sasuke…- Susurró suavemente mirándote con sus ojitos azules temerosos…-

Se estiró un poco para alcanzar tus labios, te besó con la calma y la tranquilidad de noches en las que se colaba en tu cama, asustado por monstruos y fantasmas inexistentes para explorar todo el universo de sensaciones que eran tu cuerpo y tus labios… Luego se separó te sonrió y se dejó abrazar…

El parque estaba desierto. El mismo parque de juegos en el que jugaban a las atrapadas hasta caer al suelo, en caricias juguetonas y besos indiscretos, ahora lleno de nieve blanca, que seguía cayendo con suavidad desde el cielo oscuro lleno de estrellas relucientes, fue en el que finalmente lograste notar que amabas más a Naruto que al resto del mundo…

Lo sostuviste largo tiempo entre tus brazos, incluso cuando ya no lloraba, mientras jugueteabas con su cabello dorado suave y rebelde que te hacía cosquillas en el rostro. La luz de la luna los iluminaba a ambos, y la nieve hacía parecer que estaban encerrados en una burbuja de nevadas que venden en las tiendas. Sonreíste levemente, y le dijiste una vez más que no te pensabas casar tan joven, haciéndole reir…

Y esa fue quizás la mejor Navidad que tuviste en toda tu vida, con un regalo que aunque no pudiste disfrutar te gustó mucho, con tu orfanato aún abierto y todos tus antiguos amigos felices, e incluso con un nuevo novio, todo venido, de la persona más inesperada… Naruto Uzumaki, la persona número uno en sorprender…
Notas finales: Bien, aquí termina, con un final feliz impropio de mí. La secuela la voy a poner en Año Nuevo, y sorprendentemente se llama “Beso de Año Nuevo” Refiriéndose al beso de la suerte que te das a la media noche con la persona que más amas, para que siempre puedas estar a su lado, y lamentablemente no tiene un final tan feliz… Si no quieres llorar, termina de leer aquí, porque es demasiado triste… Bueno, chou, dejen reviews. Dedicado a Nova que hoy va a poner un doble capítulo en su fic “La fuerza del destino”, que aún no lo he terminado de leer, pero deber ser cutre, y que es mi musa inspiradora ¡Eres la única que le sigue la corriente a mis ridículos chistes Yaoist que nadie más entiende! Por eso es que te quiero tanto.

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).