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Decadencia Divina por AkiraHilar

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Notas del capitulo: Asmita ha caido frente a Defteros, ¿Qué es lo que tiene el más cercano de los dioses?

En este capitulo aparecen: El Cid, Sisyphus, Aspros, Degel, Manigoldo, Shion, Defteros y Asmita. ¡A buen coctel de personajes!
Su corazón latía apresuradamente y respondiendo a su primer impulso, Defteros había corrido para levantar el cuerpo de Asmita, quien cayó al suelo sin previo aviso. Cuando sus pasos fueron alumbrados por la luz de la luna que se escurría por la entrada de Virgo, escucho dos voces que se acercaban desde el templo de Libra. Asustado, sin saber qué hacer, Defteros tuvo que volverse a esconder, dejándolo en el suelo. Se maldijo a sí mismo por no poder ayudarlo.

Quienes bajaban hacia Virgo era Sisyphus y El Cid, luego de que partirían a otro largo viaje. Al entrar a la sexta casa lo primero que vio Sisyphus fue el cuerpo tirado de su protector, con su cabello dorado desparramado por todo el piso. La alarma no se hizo esperar. El dorado de las alas de oro corrió de inmediato hacía Asmita, levantándolo y viendo que un hilo de sangre estaba saliendo de su nariz. El joven se asustó, llamándolo apresuradamente mientras daba pequeñas cachetadas al rostro de Asmita intentando que despertara. Viéndolo tan impresionado, el español se acerco a Sisyphus y le puso una mano en el hombro, para luego agacharse y poner una de sus manos sobre la frente de Virgo dándose cuenta que estaba ardiendo en fiebre.

-Cálmate Sisyphus, ve a buscar a Degel. Esta ardiendo en fiebre. Yo me encargare de llevarlo a su habitación.

-¿Pero estará bien?

-Solo es fiebre Sisyphus, dudo que se complique más –Dijo capricornio intentando sonar convincente aunque el mismo estaba siendo invadido por el temor. Después de todo, se trataba de Asmita. Alguien que no salía mucho de su templo y de una dieta extremadamente estricta. Enfermarse de esa manera no era nada normal.

Sisyphus hizo caso y subió apresuradamente hasta el templo de Acuario, mientras El Cid cargo fuertemente al dorado caído y lo llevo hasta su habitación. El español vió las seis raciones de comida sin probar y se extraño con ello. Dejando eso de lado, recostó a Asmita en su habitación y volvió a tocar su frente para confirmar la fiebre que lo aquejaba. Notó el respirar ahogado y el enrojecimiento de sus mejillas, entendiendo que el cuadro no era muy agradable. Con cuidado empezó a quitar parte a parte cada pieza de oro que lo resguardaba, deteniéndose en el momento que quito la pieza de su pecho, para mirarla ahora alarmado. Habían manchas de color rosado en su pecho y vientre, varias, con la textura de un durazno. El Cid no quiso tocarlas, temiendo que fuese infeccioso y rápidamente se alejo de él, esperando mejor que alguien con conocimiento viniera a tratarlo.

Entre tanto, Defteros desde su lugar vio todo, abrumado de impotencia, preocupado por el estado de su amigo y el no poder hacer nada para ayudarlo. Cerró sus ojos, tratando de tranquilizarse aunque el mismo estado de Sisyphus más bien lo había alarmado. Vio como rápidamente Degel entro al templo acompañado por Sagitario, cruzando el pasillo y perdiéndose de vista. Luego noto como El Cid casi llevaba arrastrado a Sisyphus, empujándolo con sus manos en el pecho hasta colocarlo en la sala, y diciéndole algo que hizo que el dorado de cabello castaño pusiera sus manos en su cabeza. La angustia se dibujo en ese rostro, quien acariciaba su cabello aturdido conforme escuchaba la voz del español sobre lo que había visto. Pronto Degel salió y se unió al grupo, hablándoles seriamente lo que había visto y negando con su rostro las preguntas de Sisyphus, mientras el Cid escuchaba en silencio. Defteros estaba al borde del colapso y el desespero. No podía escuchar nada de lo que hablaban y las mímicas de los tres dorados no hacían más que preocuparlo aún más. Su respirar se sentía sofocado y su corazón latía con fuerza y velocidad, brutalmente angustiado. En un momento, vio como Sisyphus puso sus dos manos sobre la cabeza, hablándole algo que provoco en capricornio un gesto serio. Ya no lo soportaba. La incertidumbre se estaba comiendo la paciencia.

-¿Por qué no le dices a Aspros? –Logro escuchar la voz de Degel que ya iba camino de nuevo hacia la habitación de Asmita –Dile que se encargue de este asunto.

-Acaba de llegar de un viaje, ponerle esta carga ahora… -Respondió Sisyphus acercándose a Degel, con rostro preocupado -. No puedo, tendré que suspender el viaje.

-Sisyphus, tu viaje es sumamente importante. No puedes suspenderlo.

-¡No puedo irme viendo que un dorado se encuentra en esas condiciones, Cid!

-Todavía no estamos seguro de que sea lo que les dije. Lo más sabio es esperar que un médico haga el diagnostico- contesto el menor intentando calmar el ambiente

-Entonces hasta que no estemos seguros…

-Sisyphus, tienes que partir – Volvió a decir capricornio, esta vez como una orden -. Entiendo cómo te sientes, pero debes ir a buscar a nuestra diosa.

Defteros y Degel sintieron la misma impresión al oír esas palabras. Sisyphus volteo su rostro apesumbrado, atrapado entre el deber que debía cumplir. Trago grueso y miro una vez más la puerta que llevaba hacía la habitación de Asmita para luego bajar el rostro y mirar a Degel seriamente.

-Pero estaba sangrando… ¿De seguro estará bien?

Defteros quedo sin habla, entumecido ante lo escuchado. ¿Sangre? ¿Había sangre? ¿Qué tenía? ¿Porque no se dio cuenta antes? La lengua se pegaba a su paladar, sediento, asustado… Recordó que noto un poco su piel caliente en esa mañana que Asmita intento tocar su rostro… Memoró la sensación de calor que a través de sus dedos sintió la noche que él no quiso comer… ¿Por qué no se había dado cuenta antes? ¿Por qué no hizo algo para ayudarlo?

-Me quedare aquí pendiente de esto con Aspros- dijo el decimo guardián con mirada firme-. Verás que no es nada de qué alarmarse. Cuando regreses con nuestra diosa, Asmita estará en perfecta condiciones para recibirla. Te doy mi palabra.

Sisyphus miro a su compañero con dolor tratando de recibir la confianza y temple que capricornio imprimía con su mirada. Bajo su rostro, resignado a cumplir con su misión y volteo una última vez hacía Degel.

-Dime, crees que esas comidas que estaban allí signifiquen…

-Tal parece que no ha comido nada hoy. Incluso, me parece que tiene días sin comer bien. La otra vez cuando fuimos a Rodorio hasta comió lo que le habían ofrecido unos aldeanos –Relato Degel con una mano sobre su mentón, en expresión pensativa. Escuchar eso fue suficiente para hacer sentir a Defteros culpable del estado de su compañero – A pesar que no se veía nada apetitosa la comió como si fuese manjar del cielo.

-Eso podría explicar ese estado.

Defteros dio dos pasos hacia tras en silencio, bajando su rostro, convulsionado por la culpa. Entonces, ¿quizás lo que le estaba pasando era su culpa? ¿Había corrompido al más cercano de los dioses? ¿Esto era parte de las consecuencia al ser un ser de la desgracia? Maldita existencia… existencia que estaba condenada a la sombra y quiso alcanzar la luz, devorándola con él… La luz parecía desvanecerse ante él… y no podía hacer nada.

“El sonido del estomago de su compañero llamo su atención, desviando su concentración de la meditación que estaba realizando y haciéndolo levantar de su posición. Se acercó con delicadeza, poniendo una de sus manos en el frio mármol de la columna que lo ocultaba, tan apenado, mantenía su mirada en el suelo y cubría su vientre con sus manos, creyendo así que los ruidos no se escucharían. Asmita subió una de sus cejas intrigado, con cierto aire de ternura.

-Perdóname… -murmuro apenado, sonrojado a más no poder, queriendo ser tragado en ese preciso momento por un Another Dimension para no estar allí.

-¿Tienes hambre?

-Un poco…

Virgo suspiro profundamente y sin decir nada caminó hasta su habitación, para luego traer consigo una manzana que había dejado de su desayuno. Se la entrego con ternura y él dudo en si tomarla o no. Asmita volvió a extendérsela dando a entender que quería que él la tomara, por lo que el gemelo la agarró entre sus manos y de unos cuatro mordiscos se la comió.

-¿No has comido? – Pregunto Asmita impresionado por lo rápido que devoro la fruta

-No… -murmuro apenado – Mi hermano no está en el templo así que ya no sirven comida allí. Pero he logrado comer algo en estos días…

-Aún así no ha sido suficiente- interrumpió Asmita entendiendo la situación –. Si quieres, puedes comer aquí. Pediré que traigan doble ración, así podre compartirla contigo.

…l subió la mirada avergonzado y al mismo tiempo agradecido. Dibujo una sonrisa detrás de su máscara, llena de un sincero gracias.”

Recordar ese momento fue para él un espadazo en el pecho. Sin saber el estado en que se encontraba Asmita, tuvo que abandonar el templo entendiendo que ya pronto irían a llamar a su hermano. Se llevo consigo la sombra de la culpa, que le hizo recordar una tras otra vez, aquellas oportunidades que Asmita le había dejado la mitad de su plato para satisfacer su apetito.

Llego a tiempo a géminis, ya que a los pocos minutos su hermano entraba luego de dar un recorrido general por el santuario. Apenas había pisado su templo cuando vio que Sisyphus y El Cid bajaba desde cáncer apresuradamente, entrando sin mayor protocolo y avisando lo sucedido. Su hermano inmediatamente se unió a ellos luego de notarse preocupado y subieron hacia Virgo. Defteros se quedo agobiado en el templo, siendo aplastado por sus preguntas, teorías y suposiciones.

-Asmita, ¿estás bien?

Virgo movió su cabeza, totalmente desorientado, con un frio que helaba todos sus huesos. Sintió entonces el paño de agua fría posarse en su frente y aliviar momentáneamente el dolor de cabeza. Sus brazos pensaban al moverse y sentía que su estomago se retorcía dentro de él. Tenía sed.

-… agua… -logro murmurar Asmita en su somnolencia.

Degel tomo un poco de agua en una copa de vidrio y lo ayudo a beberla lentamente, sintiendo como su piel ardía. No podía negar que estaba preocupado viéndolo así.

-Asmita, escúchame. Necesito que respondas algunas preguntas para saber qué es lo que tienes.

-Degel…

-Asmita, por favor, necesito que te enfoques solo un momento…

-Hace frio…

Degel se aleja un momento, verificando si por algún descuido había activado su aire helado alrededor, como tenía acostumbrado hacerlo con Kardia. Pero no era así, por lo que supuso que ese frio era causado por la misma fiebre.

-Aléjate Manigoldo…

Acuario subió la mirada extrañada, luego de escuchar ese murmullo de Asmita mientras con sus manos hacía un gesto de azote como tratando de espantar algo.

-Yo… yo no… ¡vete!

Degel puso su mano helada sobre la frente de Asmita, haciéndole callar al mismo tiempo que hace un quejido de dolor. Entendió que estaba delirando debido a las altas temperaturas de su cuerpo y por ello intento bajarle la fiebre rápidamente. Lo único que logro, fue que Asmita volviera a caer dormido. Extrañado salió de la habitación, donde lo esperaban afuera Aspros, Sisyphus y el Cid.

-Esta delirando… -murmuro Degel bajando su mirada ya luciendo preocupado –. Hay que llamar a un médico urgente.

-Voy a la sala del patriarca a pedir el permiso para salir a buscar a alguien – respondió Aspros con mirada decidida, observando la preocupación de sagitario - Sisyphus, ve a cumplir tu encargo.

-Vamos Sisyphus, se te hará más tarde –Agrego el español con mirada seria -. Yo y Aspros nos encargaremos de esto.

Sisyphus bajo su mirada pensándolo un poco, para luego asentir. Pidió permiso para entrar a la habitación de Asmita y se conmovió al ver el cuadro en el que estaba, observando la debilidad en la que se encontraba el dorado. Emitió una oración a Athena, antes de salir del lugar hacia su destino.

El golpeteo de la puerta lo despertó de su letargo, golpeando de lleno la luz del sol en su rostro. Defteros se levanto, adolorido, luego de haberse quedado dormido sentado en la mesa de su habitación, esperando por su hermano y noticias sobre el estado de Asmita. Vio que su hermano estaba cansado, con sus ojos enrojecido y solo busco un poco de agua para tomar y luego echarse en cara.

-¿Qué paso? Te estuve esperando después que te llamaran sagitario y capricornio. –Pregunto Defteros buscando escuchar algo de lo ocurrido con Asmita

-Sí pero se complico el asunto… - con eso, Defteros empezó a temer seriamente. Aspros se sienta en la otra silla, acariciando un poco su cabeza -. Tenemos un santo de oro enfermo. No podemos traer a ningún médico por órdenes del patriarca, así que Degel ha ido a Rodorio para entrevistarse con uno y describir los síntomas…

-¿Por qué no traen al médico? –Interrogo el gemelo invadido de impotencia.

-Ya te dije, el patriarca no puede permitir que civiles entren al santuario. Por ello ira Degel a reunirse y tener el diagnostico.

Defteros bajo la mirada, muy preocupado ante lo que escuchaba. Quería preguntar más. Si estaba despierto, donde sangraba, que le dolía, si tenía fiebre, si era grave; pero no hallaba la forma adecuada de preguntarlo sin que sonara sospechoso. La angustia no tenía forma dentro de sí.

-Degel había dicho que parecía que Virgo no estaba comiendo últimamente… -continuo Aspros seriamente, dejando al gemelo brutalmente golpeado ante esas palabras, bajando su mirada, con su corazón acelerado -… pero las doncellas que lo atienden dijeron que más bien estaba pidiendo doble ración y rara vez dejaba alimentos, manteniendo su dieta estricta. Dudo que haya sido eso…

El menor se volvió a sentar, atado, sabiendo que no podía revelar que Asmita le había estado dando ración y media todos los días en todas las comidas. Aspros lo observa de reojo un tanto extrañado al verlo tan afectado.

-¿Y a ti que te preocupa? –pregunto Aspros directamente, haciendo que Defteros subiera su mirada preocupada detrás de la mascara

-No… es que… de seguro tendrás que estar al pendiente de eso y… apenas vas llegando… - respondió el menor, no mintiendo del todo.

-No te afanes por eso. Piensa que esto más bien ayudará a nuestro objetivo. –Defteros bajo su mirada indignada al oír esas palabras… por más que tuviera razón, odiaba pensar que esta situación le era favorable -No es que me contente el estado de Virgo pero, debo aprovecharlo para ganarme el favor del patriarca y así poder cumplir mi promesa.

El dorado se levanto de su asiento, quitando su armadura rápidamente, dispuesto a bañarse para descansar unas horas mientras espera la respuesta de Degel. El Cid se había quedado con Asmita en su templo cuidando de su fiebre y Defteros, solo pudo quedarse en silencio en su habitación, abrumado con las dudas que lo embargaba. Solo podía sentir alarmado el tenue cosmos de Asmita que parecía vacilar como una vela en plena tormenta…

Esa mañana había sido muy agitada por su templo. Gente que iba y venían ya sin pedir permiso y el tampoco se había animado a pedirlo dadas las circunstancias. Suspiro profundo, rascando un poco su cabellera despeinada y con su vista inundada de culpa, luego de oír lo que estaba pasando. Asmita de Virgo fue encontrado inconsciente en su templo, al parecer por estar enfermo. Vio a Sisyphus partir mientras aún discutía sin debía hacerlo con el Cid, luego vio a Degel salir dándole instrucciones a Aspros sobre como estar al pendiente de su mejora y por último, a El Cid subir y Aspros bajar luego de comentar los avances de su estado, lo cual no eran alentadores. Todo lo había escuchado en silencio, desde la cuarta casa que conlleva a la muerte, asustado. En ese momento sintió los pasos de una persona que subía a su casa, con su cabello dorado que danzaba por los escalones, con ese olor a jazmín característico, lo único que no quería perder…

-Manigoldo, perdóname por no haberte creído… -dijo el primer guardián al pararse frente a Cancer, con su rostro afligido luego de haber oído la noticia -… fuiste ayer a decirme y yo…

-Olvídalo… - Manigoldo se levanto, mirando hacía un lado, aún indignado. Después de ver como Asmita cayó al suelo, solo atino a ir a decirle a Shion, ya que sabía que cualquiera no le creería que el guardián de la sexta casa se hubiera desmayado. Pensó que él si lo haría.

-Mientes mucho Mani, ¿Cómo puedo saber cuando eres sincero?

-¡Si la rubia se muere será tu culpa, ovejo! –Grito Manigoldo furioso, herido ante esas palabras. Se suponía que después de tanto tiempo debería conocerlo –¡Te dije porque sabía que nadie me creería! Y ni siquiera tú… -Su voz se turbio, molestándolo internamente y esforzándose por aguantarla lo más firme posible -¡pero capaz lo hacía el chino y si le creías!

-Sí, le hubiera creído… -respondió sinceramente el ariano, bajando su mirada, sabiendo que con eso lastimaba más al mayor -¿Has escuchado que tiene?

Manigoldo dudo en si responder o no. Después de todo, su desconfianza y esas últimas palabras lo habían herido mucho más que un espadazo del mismo Cid en su pecho. Decidió no decir nada, no lo merecía y también, ya no soportaba tenerlo allí.

-Si tanto te interesa ve a preguntarlo-Volteo mostrando su rostro más prepotente, mirada flameante tratando de camuflar el dolor que tenía muy dentro -. Todo lo que yo diga siempre estará en duda ¿no? – nunca una ironía le había dolido tanto al pronunciarla –. Así que ve a preguntarle a alguien a quien si le creas.

Shion dejo que sus ojos hablaran por él, mostrando una expresión tan nítida para el cangrejo, una expresión que lo hacía sentir más desgraciado aún. Esa mirada, llena de dolor, brillante como si quisiera llorar y al mismo tiempo, ardía, ardía de furia. Indignación. Esa mirada le gritaba indignación. No pudo soportar seguirla viendo, por lo cual, con media vuelta le da la espalda al santo y se retira a su habitación. Todo ocurría mientras Degel apenas llegaba a Rodorio.
Notas finales: Espeor les gustre este capitulo y degen Review. La enfermedad de Asmita es real y veridica, después colocare las anotaciones de que se trata.

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