Porque siempre estuviste, y siempre lo estarás, quizás esas son mis principales razones para amarte, pero no son las única, y de eso estoy consciente, ¿es que acaso yo debo agregar tu sonrisa? De acuerdo, tú hermosa sonrisa es otra razón, ¿también tú personalidad intelectual, misteriosa y amable que me enamora? Bueno.. eso también. ¡Pero aquí la princesa soy yo! yo quiero oír cuanto me amas tú a mi, no yo a ti, quiero oírlo de tu boca Kim KiBum, ¡quiero oírlo!
Declaraba para sus pensamientos una caprichosa princesa.
- ¡Dilo KiBum! ¡Vamos, dilo! - Ordenaba molesto.
- ¿Qué, hyung? - objetaba un ya cansado KiBum.
- ¡Quiero que lo digas!
- Hyung, ya te lo he dicho
- ¡Tú no me amas!
- Yo sí te amo, hyung.
- ¡No! ¡No lo haces! ¿¡Por qué no dices cuanto me amas!? - las rabietas de HeeChul ya eran conocidas por el menor, puesto que siempre que peleaban eran a causa de ellas.
- Pero no veo necesario repetirte todos los días esto - HeeChul le dio la espalda - Hyung..
- Así no podremos seguir KiBum.. - Dicho esto, se levanto ofendido de aquél sillón, encerrándose de un portazo en la habitación que compartía con su ya ex amante.
El menor, resignado, también se paro en busca de Heechul, detrás de la puerta, daba suaves golpes esperando que su amante le permitiera el paso, pero él bien sabía que aquello era en vano.. ya que nunca le dirigía la palabra en estos momentos.
- ¿Puedo entrar? - Preguntaba sereno y calmo.
- ¡Haz lo que se te plazca! - Grito - Cómo siempre.
- Hyung, tus berrinches son infantiles - decía aún detrás de la puerta que los separaba.
- Tú nunca dices cuanto me amas sin que yo te obligue.. - susurro aquello para sí, dejando escapar finas lágrimas de sus delicados ojos, las cuáles marcaban camino en su rostro de mujer. Pero para su suerte el menor lo oyó, pues sigilosamente había entrado en la habitación, encontrándose a su amante en aquella imagen, tirado en la cama doble aferrado a una almohada, y oír eso le había dolido. Seguido, se acostó a su lado, abrazándolo de espaldas, susurrándole al oído..
- Es que yo no veo necesario el decirte cuanto te amo, decirte que eres mi persona favorita en este mundo, que lo eres todo y que te amo más que a mi mismo.. - Beso la mejilla del mayor, haciendo estremecer a éste - yo sí te amo - Esto no ayudo a detener las lágrimas del mayor, pero sí lograba aflojar sus rabietas, porque nadie más en este mundo lograba aquello más que KiBum..
- Sí es necesario.. - Seguía afligido - Yo no quiero obligarte a que me digas que me amas..
- Heechul, tú no me obligas a decirte que te amo, porque yo te amo, tú lo eres todo para mí, absolutamente todo.. por ti daría mi vida entera, haría todo lo que me pidieses por el simple hecho de que te amo, y sin ti no sería nada - abrazando más fuerte al mayor - Porque mi mundo depende de ti, tú personalidad desata a la mía, tus besos me desenvuelven, y tu carisma me incitan a seguir aquí. Porque yo sé que no habrá nunca jamás nadie en este mundo al cuál amé cómo lo hago contigo, porque lo significas todo para mí. Y si yo no digo esto todos los días cómo tú esperas, es porque yo no soy así, hyung.. Pero de verdad te amo.. y no sé qué haría sin ti.. por favor, no me dejes..
Porque es confesión fue sellada por un beso que marco la historia, el de un comienzo, y un final eterno, porque ellos se aman, y no importaba cuantos peleasen.. ellos lo eran el uno para el otro, y nadie podía negar aquello. Porque eso no era una simple pelea de pareja, eso era la prueba de amor que ocurría cada semana, era su rutina, en la cuál HeeChul necesitaba su dosis de confesión, y KiBum a su princesa con rabietas, porque así eran ellos, una pareja un tanto sadomasoquista, pero real.