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Las Antiguas Tradiciones por AthenaExclamation67

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Las Antiguas Tradiciones
By AthenaExclamation67


Se acercaban nuevamente las navidades. Y en aquel prestigioso bufet de abogados, ya no sabían qué hacer para celebrarlas.

Todos los empleados, decidían cuando se acercaban las fechas, el modo de celebrarlo, de disfrutar un rato juntos, y olvidarse del trabajo.

Pero aquél año, no habían ideas. Todas, se habían llevado a cabo. Desde fiestas de disfraces, hasta cenas en lujosos restaurantes. Pasando por discotecas, salones de baile, y toda clase de lugares, que podían frecuentar para pasar un agradable rato.

Sin embargo, consideraban que ya estaban cansados de ir de lugar en lugar. De bar a discoteca para acabar borrachos y al día siguiente, pasarla de espanto por la terrible resaca producida por la celebración.

Decidieron pensarlo un poco, y pensar así un buen tema para hacer su fiesta de empresa, pero por más que se rebanaron los sesos, no dieron con nada en concreto, hasta que Shaka, un joven y prometedor abogado, sugirió algo que pareció interesar a todos.

- Veréis – habló – los antiguos romanos, celebraban fiestas por estas fechas en honor a Saturno – empezó a explicar – y en ellas, todos se trataban como a iguales o incluso, intercambiaban los roles. Siendo el esclavo el amo, y viceversa – sonrió – también, se llevaban a cabo orgias en las que todos comían y bebían. Se entregaban a los placeres de la carne y daban rienda suelta a ocultas pasiones.

Una exclamación sonó por parte de todos los presentes, y sonrieron, pensado en el sinfín de variaciones, de situaciones que podían llevarse a cabo.

Un sí rotundo, fue el que puso en marcha las preparaciones. Alguien buscaría un lugar donde alquilar túnicas ceremoniales, trajes de esclavos, u otra clase de ropajes para ponerse en la fiesta.

Por otro lado, otra persona sería la encargada de preparan un pequeño escenario donde cenarían. Otro, investigaría lo que debían comer, y para cuando lo supiera. Debía ponerse en contacto con el organizador de la cena para que buscara un lugar donde pudieran prepararlo, y posterior mente, llevarlo y servírselo en la mesa.

También, como era bastante habitual en las Saturnales, decidieron que los altos ejecutivos, esa noche, serían los esclavos. Los cuales darían de cenar a sus amos, y una vez finalizada la cena, deberían cantar y bailar para agasajarlos, accediendo como era habitual, a satisfacer el apetito sexual de su amo, aunque esto, por supuesto. No era de cumplimiento obligado.

Todos, entusiasmados, cumplieron con sus obligaciones para que todo, durante la noche del 24, pasaran una velada inolvidable.

Para cuando el día de la celebración llegó. Todo estaba a punto, perfectamente organizado, y después de una jornada laboral más relajada de lo normal. Se cambiaron y fueron a la última planta del edificio donde llevaban a cabo su trabajo. Donde estaba ubicado el restaurante, que prepararon y decoraron acorde con la época de esas celebraciones.

Cada socio de la empresa, o abogado destacado. Se vistieron como esclavos, y cada nuevo abogado, se vistió con las preciosas túnicas de emperador, y todos los abalorios necesarios, para subir después al restaurante, y ver lo que sucedía en la que sería una larga noche.

Para empezar, hicieron las presentaciones. Se saludaron todos cordialmente, y después, eligieron una mano “inocente” para hacer la elección de los esclavos y a quienes serian asignados.

Tomaron dos bolsas, y las llenaron con papelitos bien doblados. Papeles que tenían los nombres de los esclavos por un lado. Y los de los amos por el otro.
La mano que decidiría la suerte, por unanimidad, fue la de Shaka, que tras haberles propuesto esa temática tan especial, quisieron concederle el honor de ir pronunciando los nombres y sacar los papeles.

Poco a poco, fue haciendo las elecciones, saliendo así parejas de todo tipo, esclavo para ama, ama para esclava y esclavo para amo, mientras los candidatos a la elección reían y vitoreaban asombrados cuando escuchaban sus nombres.

- Veamos quien es el siguiente… - dijo revolviendo los papeles - ¡Vaya! – Exclamó – soy yo – rió rebuscando en la otra bolsa, poniendo un poco de suspense a la elección – y mi esclavo o esclava será… - dijo con retintín - ¡¡Aioria!! – Exclamó empezando a reír, escuchando las risas de los demás puesto que todos creían que esos dos, se llevaban fatal – ¡Vaya qué bien! – Sonrió – ¡ahora podré vengarme por dejarme siempre trabajando hasta altas horas de la noche jefe! – rió más fuerte, viendo como sus compañeros se unían a la carcajada.

Una vez terminada las elecciones, se sentaron cada amo en el lugar que había una tarjeta con su nombre, y despacio, los esclavos, comenzaron a servirles, comiendo a su lado, y obedeciendo todas las indicaciones de su amor. Indicaciones que todos cumplieron contentos, puesto que no fue nada que en otra situación, no hubiesen hecho.

La cena, fue suculenta, comieron toda clase de carne que prepararon los cocineros, verduras y ensaladas, y también frutas cocinadas, que realzaban el sabor de los licores con los que acompañaban las viandas, hasta que llegó el postre, y una vez estuvo servido, todos juntos brindaron porque estaban pasando una feliz navidad, y porque fuera una buena entrada de año.

Comieron la deliciosa torta de chocolate que habían elegido para la ocasión, y rieron y charlaron entre todos, compartiendo algunas de las parejas miradas cómplices, y también, algunas caricias bajo la mesa, que se ocultaban bajo los manteles.

Pasado el rato, y después de haber tomado un café delicioso, empezó la música, con la que bailaron, gastaron bromas, molestaron a los que ya empezaban a entregarse a los placeres de la carne y se recrearon hasta muy entrada la madrugada, en la que dieron por finalizada la celebración, y todos agradecieron a Shaka, la gran idea que había tenido antes de salir.

Finalmente, Shaka hizo todos los pagos a los cocineros, limpiadores y músicos como habían acordado días antes, porque quiso coordinar todo, y él mismo, decidió el que debía hacer los pagos después de que todos se hubieron marchado. Pero Aioria, como buen esclavo, decidió acompañarlo para que no se quedara solo efectuando los pagos.

- Shaka… - se le acercó después de tomar la ropa que contenía su traje, alcanzándole la suya a Shaka – fue una fantástica celebración – sonrió y pasó delante de él, esperando a que cerrara la puerta - ¿quieres tomar la última? – Preguntó sin ver la cara de Shaka puesto que le daba la espalda – podríamos ir a mi casa… - añadió.
- Claro… será un placer – contestó Shaka aun sin girarse – aunque no es necesario que sigas con el papel – se dibujó una sonrisa en su cara, para después ponerse más serio y girarse, conteniendo la risa.
- Bueno, quiero regalarte algo por haber sido un amo tan tolerante… - sonrió mientras caminaban juntos, mientras se miraban de reojo, y se rozaban las manos accidentalmente.

Subieron a un taxi, porque después de tanto alcohol, aunque ellos no bebieron demasiado, no habría sido prudente, ponerse al volante, y rápidamente, se encontraron frente al edificio en el que Aioria vivía. Un exclusivo edificio de lujosos apartamentos que podía permitirse gracias a su buen trabajo en el bufete de abogados.

Entraron en el edificio, siendo las tres de la madrugada, saludando al recepcionista, que les acompaño hasta el ascensor y se despidió de ellos deseándoles una feliz noche, sin extrañarse para nada, que Shaka fuera con uno de los propietarios de los apartamentos.

Mientras el ascensor subía, no dejaban de mirarse, de comerse con los ojos, de desnudarse y sonreírse hasta que el ascensor se detuvo, y con ello, también las silenciosas insinuaciones.

Entraron al apartamento, y sin encender luz alguna, caminaron sin tropezar hasta el salón, en el que Shaka, encendió una pequeña lámpara, mientras Aioria caminó hasta el mueble bar y servía las últimas copas de la noche. Tequila para Shaka, a palo seco, como sabía que le gustaba, y un chupito de whisky para él.
- Ya no sabes cómo hacer verdad… - susurró girándose, viendo a Shaka directamente a sus ojos que brillaban en la noche – no sabes que más hacer para que cada día, me enamore más de ti – continuó apoyándose en la barra, sujetando los vasos en sus manos – te pones esa ropa que te queda francamente bien – sonreía sin dejar de mirar la túnica preciosa que llevaba puesta Shaka.
- Verás… - susurró acercándose a él, tomando el vaso de whisky, dándole un trago para después besarle y pasarle ese líquido delicioso con su propia boca – tu piel, me vuelve loco Aioria – sonrió soltando el pequeño alfiler que sujetaba las ropas de Aioria, dejándole casi desnudo, viendo como quedaba en bóxer – y ya no se que más inventar, para poder verla… - volvió a besarle, soltando su túnica, quedando en las mismas condiciones – tocarte es delicioso… pero besar tu piel es delirante… - se tomo su tequila de un trago y le beso el cuello, deslizándose hasta su pecho, postrándose de rodillas en el suelo.

Shaka siguió besando el torso de Aioria mientras se arrodillaba, mientras lentamente, le deslizaba el bóxer, y dejaba su hombría abultada expuesta, completamente desnuda. Para que Shaka, pudiera satisfacerlo.
La tomo con sus manos, y la apuntó hacía su boca, que deseosa, lo engulló y lamió. Provocando que Aioria, lleno de excitación, se aferrara a la barra del mueble o se hubiera caído por culpa del placer que Shaka le estaba dando.

Se aferró más fuerte, cuando Shaka, tomo una de sus piernas, y la dejó colgando sobre sus hombros, pudiendo así, hacer algo que estaba deseando. Llevar uno de sus dedos al anillo de Aioria, y acariciarlo, sintiendo como se contraía deliciosamente, sintiendo como Aioria, se estremecía y jadeaba irremediablemente.

- Mmmnnn… Shaka… te amo… - jadeo enloquecido – me enloqueces cuando me provocas así, te lo he dicho siempre… - jadeo y se mordió los labios, conteniendo gemidos más fuertes – Shaka…Aghh… - no pudo contenerse cuando Shaka, agradeciendo esas palabras, dejó que su dedo se deslizara con cuidado al interior de Aioria.

Shaka se deleitaba lamiendo, dando suaves mordidas en el sexo de Aioria que se hinchaba cada vez más. Sintiendo como el suyo crecía por culpa de la excitación que le producía tener así a Aioria, entregándose como cada noche, delirando desde que empezaron esa relación que por precaución, mantenían en secreto.

- Aioria… - dejó de lamerle – te amo… - le miró, tomándole la mano, saliendo su dedo del interior de Aioria para ayudarle a sentarse sobre él, mientras se acomodaba sobre sus piernas al tiempo que sentía el anillo de Aioria rodear su hombría, mientras sus entrañas le recibían y palpitaban excitadas por la calidez, por la dureza del miembro de Shaka que le penetraba completamente – desde que te conocí, hace ahora ya dos años, no puedo dejar de amarte… - susurró apoyando a Aioria contra la pared del mueble, embistiéndole, tomando sus piernas para que estas no cayeran y poder así penetrarle más profundamente.

Shaka empezó a embestirle, primero lento, y después más rápido, escuchando los jadeos de Aioria unirse a los suyos, jadeos que aumentaron cuando subió más el ritmo de las embestidas, cuando Shaka, con habilidad, coló una mano entre ellos y tomo el miembro de Aioria para acariciarlo al mismo ritmo que su cadera hacia que ambos delirasen y jadeasen de placer. Placer que le otorgaba su ser amado.

El movimiento iba cada vez más rápido, volviéndose incontrolado hasta que al mismo tiempo, sintieron el delicioso espasmo que provoco que las embestidas fueran feroces y estallaron. Terminando al mismo tiempo, recibiendo Shaka la semilla de Aioria en su mano y en parte de su vientre. Y Aioria, sintiéndose inundado por la espesa semilla caliente que recorrió sus entrañas hasta que se desbordó por su entrada y manchó las piernas de Shaka.

- Te amo… te amo tanto… - susurró Shaka besándole, mirándole fijamente a los ojos, abrazándole mientras se sentaba en el suelo, dejando que su sexo, saliera con cuidado del cuerpo de Aioria, mientras este le rodeaba con sus piernas.
- Y yo a ti Shaka, no puedo dejar de hacerlo… - se apoyó con el mentón en el hombro de Shaka, sintiéndose completo, exhausto, feliz de estar con su amado – será un placer, ser siempre tu esclavo… - susurró incorporándose – por cierto… ¿Cómo hiciste? – Sonrió - ¿Cómo hiciste para que yo fuera tu esclavo? – Preguntó curioso - ¿fue coincidencia? – Sonrió malicioso – yo creo que no… - le miró directamente a los ojos, viendo como se sonrojaba.
-Etto… - trato de desviar la mirada, pero Aioria le tomo del mentón – pues… yo… - balbuceaba tratando de esquivar la pregunta, queriendo besar a Aioria que lo esquivó e insistió – está bien… hice trampas, doble de un modo especial tu papel, para que cuando saliera mi nombre, supiera cual coger – se sonrojó muchísimo y luego frunció el ceño, dejando extrañado a Aioria – no podía dejar que a otro, o mucho peor, otra tocara tu cuerpo, ni que fuera de broma – hizo un puchero que a Aioria le encantó.
- Está bien… - sonrió besándole suavemente los labios, dejando que se colara su mano entre ellos, llegando directamente a su sexo para acariciarlo – quiero volver a ser tuyo, quiero sentirme lleno de ti Shaka… - se incorporó sintiendo la hombría de Shaka ya dura y se sentó nuevamente sobre ella, quedando muy quieto, abrazándose al cuerpo de Shaka – te deseo hoy, mañana y siempre – se acomodó lentamente, sintiéndose tal y como quería – porque tú eres el único al que amo, el único al que quiero amar, y al único, que deseo pertenecer hasta el fin de los tiempos…

-FIN-


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