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Notas del fanfic:

Saint Seiya pertenece a Masami Kurumada, yo sólo me divierto intentando escribir fanfics con sus goldies.

Notas del capitulo: Este fic lo hice hace una semana y algo como obsequio para Karly y Karin ^^... y tambien es un capricho mío que rondaba por mi cabeza XDD... Espero les agrade

 

El lugar de reunión era el Templo del Patriarca. Allí se arremolinaban los Santos de todos los rangos existentes, cada quien en su grupillo. Una enorme mesa exquisitamente adornada y llena de toda clase de tentempiés estaba dispuesta para la ocasión, y las bebidas estaban a la orden de la noche, cosa que hacía que algunos empinaran el codo antes de medianoche. El ambiente estaba muy animado, como hacía tiempo no se veía en ese mítico lugar. ¿Qué había de malo en dejar de lado los deberes por unas horas? Total, después de tanto trabajo duro ellos también tenían derecho a divertirse aunque sea un poco.

 

~*~

 

Sus esmeraldas captaban discretamente cada uno de sus movimientos. Lo veía reír muy animado y gastarle algunas bromas a sus camaradas, extrovertido como el que más... Ese portento de hombre era la causa de que cada madrugada despertara empapado en sudor y con una dolorosa hinchazón en su entrepierna, producto de los nada inocentes sueños que tenía en cuanto cerraba los ojos dentro de la soledad de su habitación.

Esos sueños los tenía desde el día en que estaba a punto de cruzar el Templo de Géminis y se topó con él en la entrada. Se fijó en que sólo tenía puesta una toalla anudada a la cintura. Recordó que esa vez, su primer pensamiento fue: "¡Sopla muy fuerte, viento!" y después de que le concediera el permiso, cruzó la tercera casa como alma que lleva el diablo, completamente turbado y esperando que él no haya notado su reacción.

Sin embargo, Kanon sólo lo veía a él, Mu de Aries, como eso... un compañero de armas.

Esa atracción no era únicamente por el plano físico, porque pudo sentir lo mismo por Saga y no es así, a él sólo lo veía como un buen amigo. En cambio Kanon poseía algo más. Cada gesto suyo sencillamente era hipnótico, atrapa y no suelta. Tenía esa espontaneidad por la que se quedaría prendado cualquier mortal con sangre en las venas.

Especialmente él.

Tuvo que volver a tierra cuando escuchó que alguien le hablaba: Era Saga, el gemelo del objeto de su deseo y por inercia, siguió la conversación de la que perdió el hilo por unos escasos segundos.

 

~*~

 

Se hicieron amigos, cosa que él aún no llegaba a creerse por completo...mucho menos con el antecedente de haber asesinado a su maestro varios años atrás, razón de peso para odiarlo y ahora estaba a su frente teniendo una inocente conversación. Lo que éste ignoraba, era que sutilmente comenzaba a acercársele y no precisamente como un "buen amigo".

Para Saga de Géminis no era nada fácil estar cerca de alguien como Mu, con esa inocencia y sensualidad entremezcladas que lo hacían irresistible a sus ojos. Le gustaba esa personalidad amable que poseía, así como su belleza e inteligencia, aún antes de comenzar a fijarse completamente en él.

Eso sucedió una vez que se adentró en el bosque cercano al Santuario. Llegaba hasta un pequeño lago cuando detuvo su andar e inconscientemente disminuyó su cosmos. Se ocultó entre el verde follaje, y allí sus jades ávidas se deleitaban con ese sexy panorama que tenía como protagonista al Santo de Aries emergiendo del agua completamente desnudo... eso fue suficiente para que cierta parte de su anatomía se levantara con enormes ganas de trabajar.  

Recordaba que esa vez obedeció a un impulso mientras buceaba al joven y como un adolescente frente a una revista para adultos, introdujo una de sus manos dentro del ligero pantalón que llevaba puesto y abriéndose camino a través de la ropa interior, empezó a tocarse. Su "musa" estaba muy entretenida haciendo largos en el agua. Mordía sus labios para no emitir sonido alguno que lo alertara de su presencia, y por suerte para él, así fue.

Actuó como un pervertido, lo sabía. Se preguntó qué diría si se llegaba a enterar de eso...  si es que algún día llegaba a confesárselo.

No sabía, lo único que le quedaba era seguir con su propósito de ganárselo.

 

~*~

 

Su vista quedó fija en los dos hombres que parecían tener una animada conversación. Reprimió una sonrisa en cuanto miraba a uno de ellos: su hermano gemelo, Saga... y la atracción que sentía por él era de todo, menos fraternal.

Ignoraba en qué momento comenzó a tener esa clase de pensamientos hacia su reflejo. Quizás desde que aceptó mudarse con él al Santuario, tomando la oportunidad brindada para intentar construirse una vida nueva, no estaba seguro. Convivir con él ha hecho que poco a poco, en su mente comenzaran a formarse una serie de pensamientos impuros que al principio lo asustaban ¡Por los Dioses, eso era pecado! Claro que también era perfectamente conciente de que el incesto existía desde que el mundo comenzara a conocerse por ese nombre. Con ese razonamiento, poco a poco comenzó a aceptar lo que su gemelo le provocaba, tanto así que un día de estos iba a terminar quedándose sin sábanas de tantos mojados despertares y... ya estaba harto de que sus pensamientos siguieran siendo eso, pensamientos.

Se sabía endemoniadamente atractivo y no dudaría en utilizar eso a su favor para conquistar los favores de Saga... El buen Saga que quería tirarse al carnero estelar.

No era tonto, aunque su hermano lo ocultara muy bien, él si lo sabía. Después de todo eran gemelos, y como tal, podían ver más allá del otro. Debía admitir que tenía muy buen gusto, Mu tenía con que... y hablando de éste, había pillado el sondeo discreto que le dedicaba en el coliseo, en plena sesión de entrenamientos. ¡Podía apostar que juraba no haber sido descubierto!  Por él, podía mirar todo lo que quisiera... y si lo analizaba bien, la idea no le disgustaba...

Esta vez sonrió con malicia gracias a una idea que llegó a su no tan santa cabecita.

Tomó una botella de ron añejo sin destapar, la abrió y disimuladamente vertió todo el contenido de esta en el envase de ponche que sólo tocaban algunos de sus compañeros que no bebían, e hizo lo mismo con media botella de vodka y una de sangría que pillo por allí, después removió con una de las cucharas con las que se servía la bebida para que el licor no se notara tanto.

Listo. Ahora sólo era cuestión de hacer que su idea resultara.

 

~*~

 

- Una vez me dijeron que cuando un sorbito de licor es introducido dentro del organismo, es capaz de destruir mil seiscientas venitas al instante - le decía Mu a Saga en cuanto se acercaron a la mesa de bebidas después de un buen rato.  

- Si es por eso, a ese par ya no le debe quedar ninguna viva - contestó el geminiano, viendo que Aioria y Death tenían una tonta competencia para saber cuál de los dos aguantaba mayor cantidad de alcohol en el cuerpo y los aupaba cierto público con Shura recogiendo las apuestas.

 

El ariano rió al ver el cuadro. Esos dos apenas si podían mantenerse en pie, pero aún así continuaban atiborrándose de todo tipo de licores hasta que alguno de los dos se desmayara por los excesos, y de paso, Alde estaba filmando todo sin perder detalle.

 

- No lo van a creer cuando lo vean - comentó, abriendo el envase para servirse un poco de ponche, porque era uno de los pocos en esa fiesta que no bebía.

 

Bebió un sorbo de golpe y el ligeramente caliente sabor de la bebida pasó por su garganta, haciendo que se ahogara con esta. Saga le dijo que viera hacia arriba y le dio unos golpecitos en la espalda para que el líquido pasara por completo.

 

- ¿Estás bien? - inquirió, al ver que le lagrimeaban los ojos.

 

Mu asintió afirmativamente en respuesta.

 

- No sé si serán ideas mías o este ponche sabe diferente.

- Déjame ver - tomó el vaso.

 

Cataba la bebida y su paladar notó un ligero sabor a... ¿Alcohol? Dio otro trago y comprobó que efectivamente, alguien adulteró el ponche para animar la fiesta un poco más ligando bebidas y él, Saga de Géminis, iba a quedarse calladito con su descubrimiento. Sea quien sea el responsable, sin quererlo, le estaba ayudando un buen con su carnero.

 

- Si está concentrado, pero nada de qué preocuparse - fue lo que le dijo.

- Quema... pero de todos modos, no sabe mal. ¿Me sirves otro poco, por favor? - aceptó.

 

Saga obedeció, dispuesto a mantenerle el vaso lleno durante lo que faltara de fiesta.

 

 

~*~

 

 

Una hora después en la parranda, ninguno de los competidores ganó porque ambos cayeron desmayados al mismo tiempo y a la cabrita le tocó a regañadientes devolver el dinero de la apuesta, no sin antes hacerles dibujitos en la cara con un marcador negro que tenía en el bolsillo y tomarles fotos como recuerdo.

 

Hubo más víctimas inocentes del brebaje. Los broncinos ya estaban durmiendo la borrachera en cualquier parte. Dohko y Shion se escabulleron a otra parte, seguramente a celebrar su fiestecita privada a juzgar por lo cariñosos que se pusieron uno con el otro. Shaka se ponía a filosofar incluso de la más mínima mota de polvo a quien se le acercara un poco. Para alivio de algunos, el de cabellos lilas más los griegos de Sagitario y Escorpión -que de por sí andaban un poco "animados" sin necesidad de acercarse al ponche- hicieron que se uniera a ellos conjurando a viva voz en un tono bastante desafinado:

 

- Birra... ¡Yo lo que quiero es una birra! Yo lo que quiero es tomar... ¡Sin parar!

 

Más asistentes se unieron al pedido y por arte de magia, un barril de cerveza apareció en la sala y después de eso, no hubo invitado a quien le faltara un vaso de esta en la mano por mucho tiempo, al igual que otro tipo de licores también inundaban libremente el salón.

 

En ese festejo no podía faltar la música, la cual estaba a cargo de "DJ Afro", quien fungía mejor como Santo, pues de lo achispado que estaba ponía canciones y las quitaba casi al instante hasta que se formó una protesta colectiva, remedio efectivo para que el pez por fin dejara un tema completo.

 

Un ritmo muy bailable sonó en el recinto y varias parejas llenaron la improvisada pista. Algunos tenían complejo de robot y les faltaba echarles un poco de aceite para que se relajaran un poco; otros se destacaban, ejemplo de ello era el normalmente serio Camus de Acuario moviéndose como un experto y bien pegadito que andaba con Milo... eso que el galo en sus sentidos sanos ni lo determinaba, sin mencionar que el de ojos turquesas andaba de novio con Shaka pero en la fiesta pasaba más tiempo con el francés... con el que tuvo una relación mucho antes de estar con el rubio.

 

Kanon, quien se las había arreglado para no emborracharse con tanto flujo de bebidas etílicas en el ambiente, observaba todo en un discreto segundo plano con una sonrisita divertida. Su hermanito no se había separado de Mu en casi toda la noche y ahora estaba bailando con él. La música le daba la excusa perfecta para acercarse hasta donde era posible... Claro que el gemelo menor no era de esos que preparaba las cosas sin obtener beneficios, y con todo el atrevimiento del mundo caminó unos metros hasta situarse detrás del ariano, muy cerquita.

 

- Sigue, Mu. Lo haces bien - le murmuraba al oído con voz ronca para comenzar a menearse sensualmente.

 

Saga tampoco estaba ebrio a pesar de haber ingerido las reservas del Santuario y parpadeó cuando vio a su gemelo bailando con ellos, no tanto por eso sino porque los movimientos de este hicieron que la nave de su futuro amante quisiera despegar.

 

- "¿Qué haces aquí?" - se preguntaba el mayor.

- "Aprovecha mientras puedas" - Kanon se limitó a sonreírle, diciendo eso para si.

 

Su hermano le devolvió la sonrisa en señal de aceptación, comunicándose con un lenguaje que sólo entendían ellos.

 

Mu, totalmente como una cuba, disfrutaba de lo lindo, y las metidas de mano de sus excelentes compañeros de baile no le incomodaban para nada. Al contrario, se le hacía de un interesante estar frente al gemelo "bueno", teniendo por detrás al "malvado" que lo hacía estremecer. Motivado por el baile, movía sinuosamente sus caderas y los dos bailarines sonrieron muy complacidos.

 

Cuando se dieron cuenta, el resto de los concurrentes formó un círculo para no perderse ni un detalle de la actuación de ese "sándwich" muy entretenido que se robaba el show por lo sexies que se veían bailando muy juntitos. Varias cámaras aparecieron de la nada, capturando ese momento para la posteridad pues ver aquello era de por si, raro. Terminó esa pieza y los invitados estallaron en aplausos que en circunstancias normales hubiesen abochornado al pobre Mu, quien junto con los gemelos hizo una graciosa reverencia, dando gracias por los cumplidos.

 

 

~*~

 

 

La música siguió y de nuevo la pista se llena. Muchos ya se marcharon con sus ligues o cayeron por ahí a dormir.

 

Los geminianos prácticamente tenían acaparado a Mu, turnándose para bailar con él, lo que empezaba a generar comentarios entre algunos invitados. Así siguieron buena parte de la noche, deteniéndose cuando en el centro de la habitación colocaron una silla y luego de que llamaran a los presentes que aún seguían en pie para formar un semicírculo, apagaron casi todas las luces, dejando encendida nada más la que iluminaba a la silla.

 

De fondo se escuchaba música lo suficientemente sugerente para ese pequeño juego. Cada uno se sentaba en el fulano puesto para que otro -u otros- se dedicara a bailar a su frente. Algunas representaciones en vez de ser sensuales eran un tanto cómicas.

 

- ¡Qué se siente! - decían repetidamente y acompañados de aplausos los espectadores, por lo que Camus aceptó un poco renuente.

 

No tardó en salir al centro con paso seductor un muy servicial Milo, quien se contoneaba al ritmo de esa sexy tonada ante los ojos de un pasmado acuariano que apenas si parpadeaba en cuanto el escorpiano se despojó de la camisa, mostrando un abdomen de infarto, lo que provocó muchos silbidos en señal de aprobación y varias luces provenientes de las cámaras fotográficas.

 

- Como que al bicho se le antojó hoy comida francesa - murmuraba Kanon en voz baja, eterno cotilla, simplemente para picar al nada contento rubio.

 

La mirada que este le dedicó en respuesta no era nada gentil. Claro que no iba a estar alegre viendo como su novio se comportaba con su ex. No era porque lo amara, cosa que no era así, sino porque detestaba que lo dejaran en ridículo, sobre todo en público.

 

- Seguro que te lo bajan - siguió echándole más leña al fuego.

- Córtalo, copia chafa - le pidió el de Virgo, hastiado.

- Nada más hay que ver como se miran...

 

Le bailaba muy cerca, casi sentándosele en las piernas. El galo reaccionó extendiendo un brazo, y con uno de sus índices recorría lentamente aquel bien trabajado torso. Ese periplo no se limitó al abdomen, ya que sin ninguna mojigatería, su dedo se atrevió a pasar por el "Ecuador". El desprevenido griego quedó tan paralizado de la sorpresa, como si él mismo hubiese recibido su técnica de restricción; pero eso fue sólo un instante porque con toda sutileza terminó su numerito.

 

- Te lo dije - el gemelo menor esbozó una sonrisita y el rubio le torció los ojos.

 

Con la distracción del juego, Milo y Camus se alejaron del intento de rueda sin que nadie se percatara, a excepción del ex general marino.

 

- ¡Anda, Mu! - varias voces aupaban al carnero a que saliera, y eso hizo, sentándose con algo de recelo.

 

Kanon salió muy seguro de si mismo a mover su espectacular anatomía frente a un alucinado ariano, que estaba comiéndoselo con la mirada pero no se atrevía a hacer movimiento alguno. Saga tampoco era de los que se quedaban a aplaudir sin más, porque salió del semicírculo colocándose a un lado para también regalarle su bailecito sexy.

 

Todos los ojos estaban puestos en ese núcleo tenuemente iluminado y Mu era el más envidiado de la noche al tener a su disposición a esos magníficos griegos muy sincronizados bailando sensualmente para él, acelerándole el pulso y aumentándole la temperatura varios grados, tanto así que tuvo que liberar un par de botones de su camisa. No aguantó más y se levantó, poniéndose en medio de los hermanitos, que nuevamente se restregaron contra él, provocando más aplausos y fotos.

 

- ¿Todo eso es tuyo, Mu? - inquirió Saga muy coqueto, al estar consciente de la forma en que ambas entrepiernas se rozaban.

- Hasta que alguien lo reclame como suyo, si - contestó, deslenguado.

- Estoy seguro que no faltan candidatos para hacerlo - se entrometió Kanon, haciéndole sentir su estado.

 

El baile ya estaba dejando de ser baile por lo que tuvieron que separarse para dar oportunidad a los restantes. Cuando tocaron los turnos de Saga y Kanon, sobraron quienes fueron a contoneárseles provocativamente. Mu, con el valor obtenido por el alcohol, pagó el favor para regocijo de estos y también salió a bailarles.

 

Sus reacciones después de levantarse fueron las siguientes: Saga lo atrajo hacia si, besándolo apasionadamente. Kanon no iba a ser menos y también le dio su beso con lengua, con el extra de dejarle un chupón en el cuello. El pobre Mu, más encandilado, imposible.  

 

Shura no estaba nada disgustado con la "cara" que le mostraba el arquero mientras le bailaba, y este tenía semejantes pensamientos con respecto a la retaguardia del español.

 

Una Saori colada en horario supervisado se sentó en la silla y... ¡Nadie se acercó al centro! Ni siquiera por política. Ahí quedó dormida, esperando a ver quien se dignaba a bailarle. Ya el juego había terminado y cada quien estaba en lo suyo.

 

 

~*~

 

 

Saga y Mu salieron a los jardines a tomar aire. Eran las cuatro de la mañana y la fiesta comenzaba a decaer, a juzgar por las pocas personas que allí quedaban.

 

- ¡Mira, una nave alienígena! - exclamó el carnero mirando al cielo.

- Sólo es un lucero - dijo el griego con una sonrisa indulgente.

- ¡Se está moviendo hacia allá!

 

El de cabellera lila caminaba hacia atrás, siguiendo el movimiento del dichoso astro, tan concentrado estaba que no se percató de la antigua fuente con la que chocó, dejándolo completamente empapado.

 

El geminiano no resistió y se estaba riendo.

 

- No le veo el chiste - protestó Mu - ¡Ayúdame a salir de aquí!

 

El de cabellos azules estaba listo para actuar como caballero andante, extendiendo un brazo para ayudar al otro joven... quien empleando algo de fuerza, terminó haciéndole caer al agua para reírse a sus costillas.

 

- ¡Está helada! - se quejó Saga, entre risas.

 

Con algo de dificultad, se las arreglaron para salir del agua temblando de frío.

 

- Si no quieres pescar una pulmonía, deberías cambiarte de ropa - propuso el de Géminis - te acompañaré a Aries.

- Tu también estás mojado - replicó Mu, sin captar las intenciones de su compañero de armas.

- Sobreviviré... mejor ya nos vamos.

 

Mu no dijo más nada, dejándose escoltar hasta su templo.

 

~*~

 

 

Buscaba afanosamente a su hermano y a Mu, quienes parecían haberse esfumado de la fiesta. Sólo se había ido un momento a cubrir ciertas necesidades fisiológicas y resulta que ya no estaban. En uno de sus recorridos, se topó con un pensativo Milo.

 

- ¿Y a ti qué te pasa? - Inquirió, sin mucho interés - yo te hacía muy entretenido con la nevera.

- Te juro que no lo entiendo... la mayor parte del tiempo es frío e indiferente y algunas veces su actitud me agarra fuera de base - le confesó.

 

Kanon no tenía mucho tiempo para hacerle de consejero sentimental, pero decidió quedarse un instante.

 

- Dime, ¿Qué sientes por él?

- Supe que estaba enamorado el día en que en una de las reuniones se metió debajo de la mesa con un bote de helado de fresa y me... Bueno, el caso es que nunca he dejado de amarlo - contestó, muy sincero.

 

Kanon no necesitó saber más y supo que ya tenía como tomarle el pelo al santo de la vasija.

 

- ¿Entonces por qué sigues con el rubio?

- Ni yo lo sé.

 

El menor de los gemelos negó, pensando que el pincitas era un tonto redomado.

 

- Yo que tu, voy, boto al iluminado y le planto cara a Acuario preguntándole que pretende.

- ¿Tu crees?

- ¡Si se puede! - lo animó.

 

Milo se fue, dispuesto a conseguir respuestas y Kanon recordó que no le preguntó si había visto a su hermano. Se devolvió al lugar de la fiesta para ver si estaban allí, sin éxito y bufó.

 

- ¡Eres un redomado egoísta! ¿Por qué juegas conmigo...? - Escuchó que Milo le reclamaba a Camus sin ninguna diplomacia.

- ¡No estoy jugando! ¡Yo te amo, pedazo de animal! ¿Qué no te das cuenta? - le respondió el francés en el mismo tono.

- ¡Pues no parece y...! - un beso del acuariano lo calló.

 

El escorpiano lo atrajo hacia si, profundizando el beso. Así estuvieron por un buen rato, recordando que estaban en público. Milo lo tomó de una mano, sacándolo de allí y con las ganas que ambos cargaban, si llegaban enteros a Acuario, sería un milagro.

 

La escenita se gestaba frente a un público atónito, especialmente el santo de la virgen.

 

- Afro, ¿Has visto a Mu?

- Lo vi saliendo con Saga - le contestó para apoyar la cabeza en el computador y quedarse roncando.

 

Aioros se llevó a Shura para que éste le enseñara a "Excalibur" y no aparecieron más por la fiesta.

 

Shaka quedó dormido en algún lugar del suelo, abrazado a una botella que consumió en menos de un suspiro luego de que Milo prácticamente lo botara al perderse del Templo Patriarcal con Camus frente a sus propias narices.

 

Kanon ya se enteraría luego de los detalles, ahora tenía que ir con aquellos dos.

 

 

~*~

 

 

- ¡Más... quiero más! - suplicaba Mu ante el trato que ese hombre le propinaba a su cuerpo.

 

Llegaron al templo de Aries, a los tenuemente alumbrados dominios privados del joven de ojos esmeraldas. Mu al principio no quería pero bastaron unos cuantos besos y manoseos para hacerlo cambiar de parecer. Las empapadas ropas de ambos estaban desperdigadas en algún lugar, ahora lo tenía a su merced recorriendo la extensión de su cuerpo, haciéndolo gemir de placer. Ese encuentro tenía toda la pinta de ser rápido, y después de introducir tres dedos en esa entrada virgen, Saga entró completamente en él.

 

Así los encontró Kanon, en esa sesión de caricias y gemidos que se dedicó a presenciar en primera fila, imaginando que en lugar de Mu, el estaba debajo de su hermano.

 

Los amantes no se dieron cuenta de la presencia del "intruso" sino hasta que culminaron el acto.

 

- ¿Sólo vas a quedarte a mirar? - fue lo que le dijo Mu, tomando a ambos hermanos desprevenidos.

 

Saga estaba demasiado prendido como para negarse y Kanon no necesitó una segunda invitación para despojarse de la ropa y quedar como vino al mundo.

 

El ariano se sentía en los Elíseos al ser "atendido" excelentemente por ambos griegos de los dos lados. Ellos no dejaron sin tocar ninguna parte de su cuerpo, y esta vez al menor de los gemelos le tocó invadir esa intimidad mientras el mayor se encargaba de su delantera.

 

Motivos suficientes para sentirse en la gloria.

 

 

~*~

 

 

Mu, después de recibir tantas atenciones se dejó caer en la cama, sin fuerzas para moverse. Se mostraba adormilado, aún así se fijó en que Saga no estaba totalmente satisfecho, prueba de ello era su miembro aún erecto. Por más que quisiera, estaba demasiado agotado para ayudarle con su "pequeño" problema.

 

Sin embargo, pasó algo que no se esperaba: Kanon se colocó frente a su hermano, poniéndose de rodillas para tomar aquella pieza con una mano.

 

- ¿Qué demonios...? - preguntó el mayor de los gemelos al ver que trataba de hacer su espejo.

 

Éste sonrió con picardía y pasó su lengua por la punta de aquella dura superficie haciéndolo gemir.

 

- ¡Kanon...! No...no... - protestó, pero ni siquiera se movió para retirarse.

 

El menor de los gemelos sabía perfectamente que aquella doble negación generalmente quería decir "Si", e ignorándolo, se dedicó a estimularlo con mucha pericia.

 

- No...no... - repitió - No te... detengas - dijo ya rendido, enredando sus dedos en las hebras azulinas, acariciándolas al son de los movimientos de la boca del otro joven.  

 

Extrañamente, Mu no se sentía asqueado ante lo que estaba presenciando en vivo y directo. Al contrario, ver aquello le provocaba cierta fascinación, tanta que sacó fuerzas de donde no las tenía para sentarse en el medio de la cama y observar mejor el espectáculo. La expresión de Saga era de puro deleite y eso terminó de hacer que su amiguito del sur comenzara a despertar nuevamente.

 

Saga detuvo a Kanon antes de culminar en su boca, hizo que se levantara y le dijo algo al oído. Él asintió, recostando casi todo su cuerpo en la cama, a excepción de las piernas que mantuvo bien abiertas, apoyando las rodillas en el suelo. El mayor se colocó sobre él, entrando en su cuerpo de un solo golpe.

 

El de cabellos lilas contemplaba todo con los ojos bien abiertos, sin pestañear, pensando como aquello superaba con creces todas sus fantasías. Condujo su mano hasta su parte baja, con el propósito de aliviar su estado. Kanon, totalmente excitado, al ver como el ariano intentaba complacerse solo, supo que no podía permitir tal sacrilegio.

 

- Mu... acércate... - logró decir entre jadeos, dispuesto a ser solidario.

 

Por supuesto, el carnero no aguantó dos pedidas. Se arrimó un poquito hasta quedar sentado frente al menor de los gemelos, cuya cabeza para él era un libro abierto y asintió, separando los muslos. Kanon lo tomaba en su boca al ritmo de los embates que su gemelo le propinaba, y él, echando la cabeza hacia atrás producto del placer que sentía, se sujetaba de las sábanas con tanto ímpetu que las desgarró en el momento de llegar al final, cosa que no le importó. Saga también se descargaba con un gemido gutural en el interior de su duplicado, el cual terminó en su mano.

 

Mu se desplomó en el centro de esa cama con la respiración agitada. Su larga melena se esparcía sensualmente sobre el lecho y su rostro mostraba una total satisfacción porque su fantasía se hizo realidad. Finalmente, cerró los ojos agotado de tanto trajín, especialmente porque los efectos de la bebida ya comenzaban a pasarle factura.

 

Los griegos también estaban agotados, pero felices por haber logrado lo que querían y cada uno se recostó a un lado de ese lecho.

 

 

~*~

 

 

Saga se quedó mirando al techo por escasos segundos, giró la cabeza a su derecha y apoyó esta en una mano para alzarla, llamando:

 

- Kanon...

- ¿Si? - respondió éste, adormilado.

- ¿Estás dormido?

- Si lo estuviese no te contestaría, idiota - dijo con lógica.

 

El mayor sonrió débilmente.

 

- Sólo quería darte las gracias por adulterar el ponche.

 

Nada más dicho esto, el menor de los gemelos se sentó abruptamente.

 

- ¿Cómo te enteraste...? - quiso saber, pues pensaba no tener testigos del "delito".

 

Su hermano mayor también se sentó.

 

- En mi cabeza tenía varios sospechosos pero mis dudas se aclararon en cuanto apareciste por aquí, y tu no eres de los que hace algo si no te beneficia... Sé de tus ganas hacia mi desde hace tiempo, ¿Acaso crees que soy ciego? Eres muy transparente, fotocopia.

 

Debía sorprenderse, pero curiosamente no lo estaba.

 

- Pues yo no era el que le estaba llenando el vaso a cada rato, tú también te beneficiaste. ¿Me vas a salir ahora con que no te gustó? - una sonrisita cínica se dibujó en el rostro del antiguo Dragón Marino.

- No estuvo nada mal - concordó Saga, sin perder su postura.

- Puede ser mejor - vaticinó, con la vista fija en el otro elemento de ese triángulo cíclico.

 

El Santo de Géminis admiraba con interés la estilizada desnudez de su colega de Aries y miró a su contraparte, pensando que si así era el pecado, no le importaría pecar por muchísimo tiempo.

 

- La próxima vez estará sobrio - comentó, confirmándole que Mu iba incluido en el lote, ocurrencia que a Kanon distaba de molestarle.

- ¿Le confesaremos alguna vez ser responsables de emborracharlo intencionalmente?

 

Los geminianos lo analizaron por escasos segundos y decidieron en voz alta, al unísono:

 

- Calladitos nos vemos más bonitos.

 

Si que se conocían bien.

 

- No es necesario, acabo de escucharlos.

 

Ambos hermanos se quedaron de piedra al escuchar la voz del supuestamente dormido carnero dorado, cuyos ojos aún estaban cerrados y no se molestó en sentarse para ver sus caras.

 

- Mu... - no sabían quien pronunció primero ese nombre.

- Debería enfadarme con ustedes, par de descarados - balbuceó - Yo ya sospechaba por donde venían... resultaron muy obvios. Se los perdono esta vez nada más porque son fabulosos en la cama. Ya que estoy, en cuanto me recupere de la segura resaca que tendré cuando despierte, quiero el doble de la dosis.

 

Saga y Kanon se miraron perplejos pensando que Mu si era una oveja, pero descarriada...

 

- Por favor, apiádense de mí y hagan silencio. Algunos necesitamos dormir... - murmuró, mientras que el sueño lo vencía por completo.

 

La dupla griega aceptó de buen grado su "sugerencia", pues necesitaban descansar para reponer energías si querían sobrevivir al próximo asalto.

 

Ya tenían muy claro que los tres estando juntos se compenetraban muy bien y la fecha de vencimiento no estaba fija, pero se propusieron disfrutar mientras durara. Al fin y al cabo, con esa inusual alianza, en cierto modo tienen a sus pies lo que más desean.

Notas finales:

Pues... gracias por leer y soportar este desquicio intento de humor :)

Besos!!!


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