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Love of my Life por Hefestion

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Notas del fanfic:

Cada capítulo se titulan con temas de la banda británica QUEEN.

Aunque tendrá sus partes dramáticas y angustiantes, ésta es básicamente una comedia.

Esta serie contendrá un poco de todo o la mayoría de las tonterias que he atesorado durante los años. Muchas referencias a.. muchas cosas.

Este el el final de la serie que inició con Lazos Rojos

 

Notas del capitulo:

Después de muchos años, Hyoga regresa a Japón.

Enlaza con el capítulo II de Invierno y Primavera. 

Saludos, Kary (Hefestion)

 

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---++ LOVE OF MY LIFE ++---

 

Prólogo

Love of my Life

 

---*- A m o r    de    m i    v  i d  a -*---

 

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 LOVE OF MY LIFE

by. Freddie Mercury

( QUEEN )

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Una estrella fugaz rompe por un instante la serenidad del cielo nocturno.

 

---Que su amor sea mío---  Deseó con todo el alma, con toda fibra de su existencia, con cada gota de su sangre, con cada latido de su corazón.  Al volver su mirada hacia sus amigos, él le sonrió dulcemente y en sus ojos castaños de chocolate rebosaba interés y amor hacia él..., y preocupación infinita.

El Siberiano sonrió, disfrutando incluso el dolor de la perdida por aquel que, por tan poco tiempo, le había pertenecido.

--Nunca antes--  pensó --un deseo de mi corazón había sido atendido tan prontamente--

 

Los gritos de miles retumbaron como uno, la algarabía y el desasosiego pugnaban como un mar tormentoso.  La multitud se movía con una sola voz, gritando su nombre.

Era hora de la última parte del espectáculo, la banda tocó discordantemente con un rugido ensordecedor de notas altas. La batería, las guitarras y el bajo, e incluso el piano que él mismo tocaba para aquella canción.  El clímax, la locura.  Y todavía sus ojos estaban en el cielo, aún cuando el estadio seguía rugiendo por su atención.

---¡Oh, Bebé!--- Gritó la segunda voz de la banda en tono bajo y sensual, su propia voz se alzó en un tono más alto, más voluptuoso y la multitud chilló enardecida.

Se dejó llevar: Su cuerpo y su voz dieron el mejor espectáculo, pero su mente estaba en otro lugar...

---Oh, Bebé---

 

"Eres tan fácil a la lisonja, Hyoga".  Hipnos comentó sin maldad.  Hyoga inclinó la cabeza.

"¿Fácil a la lisonja?".  Había un poco de humor en su voz, sorpresa y herida, Hipnos la escuchó. Quizás no.

"Sí, esperé 2753 años para oír a mi padre referirse a mi con un apelativo cariñoso, tú, en unas horas, has derrochados esos epítetos en mi, en la muchacha del supermercado; te he oído referirte así a Seiya y a Shun, así tratas a todos, no es especial, ¿entiendes lo que trato de decir?".

La sangre lixivió del rostro de Hyoga, quizás también el alma de su cuerpo por todo el entumecimiento que sintió en el momento.  Con una consideración inocente, sencilla, ajena... Hipnos lo  rasgó de su alma y vida.

"¿Hyoga, estás bien?".  Un dedo remontó el pómulo, recogiendo una lágrima amarga que hasta ese momento no supo que había derramado.   Tragando el nudo en su garganta, sonrió con facilidad. 

"Claro, es el licor, simplemente".   Hipnos no le creyó.  

"No, no es sólo el licor.   ¿Hyoga, dije algo incorrecto?".  Preguntó preocupado.

Mirándolo a los ojos, Hyoga sonrió genuinamente.   "No, nada Hipnos, al contrario".   Sus labios habían jugado de nuevo con la palabra: Bebé, pero su garganta y corazón no le dieron paso.

"¿Hyoga, te herí?, ¿dije algo que te hirió?".   Hipnos parecía legítimamente acongojado e Hyoga ahogó el impulso para abrazarlo, en su lugar, estuvo de pie mientras riendo agradablemente y arrastrando al dios medio ebrio detrás de él.  

"No importa. Ya es muy tarde y es suficiente de confesiones por una noche, así que a dormir".   Conversó interactivamente mientras  obligó a Hipnos hacia la cama del cuarto de huéspedes, descalzándolo y cobijándolo. 

Hipnos asió la sábana a su pecho y frunció el ceño, Hyoga no podía evitar sonreír a la imagen de pura dulzura.  Hipnos bostezó entonces y sus párpados se inclinaron. 

"Buenas noches, Hipnos".  Susurró, apagando la luz y dirigiéndose a la puerta.

"Pero aún no te he dicho...".   Hipnos murmuró medio dormido.

"Me lo dirás mañana". Y salió.

 

 

Al llegar a su habitación cerró la puerta y se apoyó en ella cerrando los ojos y fijando sus puños, se legó con todo su poder a sostenerse, a no llorar.  Pero las lágrimas son obstinadas y no lo obedecieron.

Aquella noche no logró dormir, repasó con visión retrospectiva lo que había sido su vida hasta el momento.  La visión retrospectiva era, según él mismo, Infalible.   Todos los errores, desde el más ínfimo hasta el más colosal eran claros, identificables e incluso, fácilmente solucionables, INFALIBLE de hecho, sólo por un pequeño detalle, lo que ya pasó no puede modificarse.  

Suspiró aún abrazando su almohada.  Tampoco lograba entender por qué las palabras de Hipnos lo habían herido tan profundamente, por qué la opinión del dios le importaba tanto.

 

Cuando los primeros rayos de sol asomaron por el orbe, Hyoga se levantó agotado emocional y físicamente.  La noche en vela no había aclarado sus pensamientos.

Comenzó a tostar pan y ya había puesto a calentar la cafetera cuando recordó que no compró café.  Se maldijo.  Sacó con furia la jarra y sin querer chocó contra el grifo del lavaplatos estallando al instante.  Hyoga quedó con el asa en la mano y una expresión nula en su rostro. 

Suspirando, soltó el asa y gruñendo abrió la nevera para sacar la mayonesa, jamón, queso y cualquier otra cosa que, seguro al verla, le apetecería.  Se distrajo tanto en esto que sólo el olor de pan quemado lo sacó de su placer.

Corrió a la tostadora y sacó las carbonizadas rebanadas.  Volvió a suspirar y gruñir al  desecharlas en la basura.  Limpio el enredo de la jarra rota y puso a hacer más pan.   No era un buen día.

Después de desayunar se fue a la sala y limpio un poco el desastre del día anterior.  Un desastre y no únicamente en lo que podía apreciarse.   Sus hombros combaron con desaliento.  Con sólo unas palabras, Hipnos lo había desecho.  

Pensó en Seiya.  Pony-koi.  Así es como lo llamaba.

Y Shun: sus pensamientos siempre le habían calado millones de adjetivos a Shun.  Perfecto, inocente, dulce, hermoso, precioso... Tantos, todos, pero nunca les dio voz, no donde alguien más podría oírlos.  Shun siempre fue un ser de luz para él, pero el derecho para bañarlo en esos afectuosos cariños siempre le perteneció a Ikki.

Ikki.  Ikki era su fireboy.  Su niño de fuego.  Para Hyoga, contar con la amistad de Ikki siempre había sido un honor, a pesar que durante un tiempo se había olvidado de lo importante que eran esos tres en su vida: Su Pony-koi, su Shun y su Fireboy.

E Isaac su Snowboy.  ¡Geez!, Ikki e Isaac eran ambos mayores que él y a ambos les caló el calificativo de: muchacho.   A veces Hyoga pensó tener una cierta fijación al respecto.

Así que vivía derrochando epítetos afectuosos a todos, oh sí, pero cada ser importante en su vida tenía uno propio.  Y si coqueteó con las muchachas, esa era parte de su naturaleza, era natural para él, era su forma de ser, pero nunca pensó que la crítica inocente le haría sentir así de mal.

Hyoga agitó la cabeza agachándose para recoger algunos platos de cartón en el piso.

"Me equivoqué".  Hyoga se sobresaltó por la repentina compañía.

"¡Hipnos!".  Exhaló calmándose, entonces tomó en cuenta lo que dijo.  "¿Te equivocaste?".

"Sí"  Dijo el dios avanzando hacia él y deteniéndose cuando se encontró frente a frente.  Sus ojos dorados sostuvieron los azules de Hyoga y éste no pudo sino maravillarse de nuevo a la belleza del ángel del sueño.

 --- ¡Su cabello!, ¡Dios!- pensó con maravilla.  ---parece un niño así---

"Anoche te ofendí".  Hyoga abrió la boca para interrumpirlo pero Hipnos se lo impidió poniendo un dedo manso en sus labios.  Agitó la cabeza suavemente en un gesto de negación.  "Te ofendí anoche y ni siquiera lo comprendí en el momento".  Continuó.  "Puedo parecerte joven e inexperto y de alguna manera lo soy en este mundo que no es el mío, pero la verdad es, Hyoga, que tengo más de cien veces tu edad".  Hizo una pausa esperando,  casi sonrió con ternura al ver la comprensión el los ojos de topacio.

Hyoga comprendió por primera vez, sí, realmente aquel ser tenía 2.753 años de edad. Más de cien veces su propia existencia.

"He visto mucho, he vivido mucho.  He sido testigo de lo más hermoso y lo más cruel.  Hyoga, nunca comprenderás lo que he sido capaz de hacer".  Esta vez la pausa no fue producto de la reflexión sino del dolor de la confesión.

Los ojos de Hyoga ensancharon.  Levantó sus manos y apretó los hombros de Hipnos.  Ahora sabía por qué el dios parecía aborrecerse tanto.

"Lo que hayas hecho en el pasado, está en el pasado".

"No es tan fácil...". Hipnos dudó.

"Tu lo has dicho, has vivido cien veces mi tiempo de vida, en ese tiempo pude nacer y morir, ¿cuántas veces? ¿107 veces? ¿Más?, ¿menos?, las personas cambian, evolucionan, quizás hayas hecho cosas de las que te sientas avergonzado, pero el arrepentimiento es el primer paso hacia el perdón, ahora ya no eres el mismo de hace dos mil años, Dios, Hipnos, ahora ya no eres el mismo de hace nueve meses".

"El arrepentimiento es el primer paso hacia el perdón".  Repitió bajito en un tono inflexivo.   Fijo su mirada de nuevo en Hyoga.  "No creo que él me perdone".

"¿Él?".

"Mi padre".

"¿Shun?"

"Plutón"

"Sea lo que sea que hayas hecho,  te perdonará, conozco a Shun, esa es su naturaleza".

"Shun no es Plutón, Plutón no me perdonará".

"Digas lo que digas, SHUN te perdonará, porque es quien él es, incapaz de odiar, incapaz de guardar rencor.  No sé que recuerdas de tu padre, pero sigo creyendo que era un ser noble y justo, de no haberlo sido, mi Shun no sería quien es".

Hipnos negó suavemente demostrando así su escepticismo.  Hyoga apretó las manos en sus hombros, soltándolos para acunar el rostro de Hipnos, obligándolo a verlo.

"Sigo pensando".  Le dijo "Que Shun y Hades son la misma persona, no importa lo que tú o Ikki piensen.  Y Shun, no tienes idea de lo que ha vivido, no tienes idea de lo que ha sufrido, pero yo sí, porque fueron mis brazos los que lo dieron la bienvenida cada vez que el dolor era demasiado para soportarlo.   A ese niño lo adoro porque lo conozco y si tú lo conocieras, no tendrías más remedio que adorarlo también".

Hubo una pausa larga, los ojos de Hipnos nunca perdieron el contacto con los de Hyoga.  Buscando y encontrando que realmente Hyoga sentía en su alma esta fe ciega hacia Shun.

Relajándose, suspiró subiendo sus propias manos a los hombros del Siberiano.  "Plutón. Él es el hombre que tú describes, no fue mi intención darte una idea errónea".  Hizo una pausa.  "Pero ahora él es más sereno, más comprensivo y menos intransigente.  Su vida mortal ha pesado mucho su alma.  Ahora incluso permite que lo llamen Hades".[*1]  Rió sinceramente e Hyoga pestañeó sin comprender. Pero Hipnos no explicó, si embargo, tomó las manos de Hyoga que aún estaban en su rostro y las acunó en las suyas.  Hyoga se sorprendió un poco al comprender que aún continuaba físicamente unido a Hipnos.

"Quizás tengas razón e incluso yo he cambiado, porque te diré que hace dos mil años, e incluso hace nueve meses, no me habría enterado o no me habría importado si mis palabras de anoche te hirieran o no".

Hyoga pestañeó e iba a protestar.  Hipnos sonrió.  "No creíste que me habías cambiado la conversación ¿verdad?".  Hyoga resopló e Hipnos volvió a reír.  "Hace unos meses ni siquiera habría hablado tanto para decir algo ofensivo".   Reflexionó Hipnos bajando la mirada hacia sus manos unidas.  "Cuando me llamas: Bebé".  Dijo ruborizándose bajo la mirada sorprendida de Hyoga.  "Es algo realmente".  Subió la mirada a los ojos azules aunque todo su rostro era una almenara. "Realmente especial.  Cuando me llamas así, no puedo evitar sentir que...".  No dijo nada más, no pensó tener derecho para hacerlo.

Hyoga sonrió, la primera sonrisa genuina desde la noche anterior.  Entonces era eso -pensó- Hipnos simplemente no podía creer que alguien podría referirse a él con tal afecto.  Shun, además, se despidió por teléfono con algún cariño.  No es que Hyoga fuera fácil a las lisonjas.  Fue sólo que Hipnos no supo aceptarlas.

"Lamento haberte herido".  Dijo bajando la mirada de nuevo.  "Y si no es mucha molestia... si aún quieres, me gustaría sí...".  Se ahogó, no supo decirlo.  Anoche estuvo un poco fuera de lugar, pero en la mañana lo recordó todo, incluso la manera en que Hyoga se esforzó para no llamarlo de nuevo así.  De todo, la idea de perder ese afecto, fue lo que más le dolió.

Hyoga sonrió deshaciendo el agarro de Hipnos y abrazándolo con placer.  Su risa llenó la sala.  "No hay problema, Bebé.  Ya me olvidé de todo".  Hipnos abrazó su cintura con cariño.

No había sido un día malo, no, había sido maravilloso...

 

Abrió los ojos.  Se encontró de pie en medio del escenario.  La multitud gritaba ferozmente bajo las luces de colores de los reflectores.  Aclarando la garganta, se dirigió a su público en un tono suave, tierno que siempre precedió el anuncio de esta canción.

"La próxima canción es, como ya deben saber, muy especial para mi".  La gente gritó, la banda emitió notas suaves parangonando aquellas que habrían de venir.  Hombres y mujeres gritaron un: ¡Yo quiero ser eso para ti, Bielo!.

Hyoga rió con humor.  Ya nadie podría ser eso para él.

"Como siempre, es para ti Alex, nuestra canción".

A su lado, en una silla de patas largas, Peter rasgó unas notas en la guitarra acústica antes de tomar la melodía, el piano lo unió mientras que la batería y el bajo hicieron silencio al igual que el estadio.

Hyoga suspiró suavemente, sintiendo con placer la brisa en su rostro.  Como siempre al escuchar aquellas notas sintió un calor dulce en su pecho y por unos instantes volvió a sentirse vivo nuevamente.

 

"Amor de mi vida, me has herido

Rompiendo mi corazón y ahora me dejas...

Amor de vida, ¿No puedes ver?

Devuélvelo-------------  Devuélvelo

No lo apartes de mí, porque...

No sabes--- lo que significa para mí.

 

 

Hipnos se separó suavemente de él, aún sosteniéndolo en sus brazos y mirándolo a los ojos con un sentimiento indescriptible.  Sonrió apoyando su frente en la de Hyoga.  "Nunca nadie me había hecho sentir lo que tú". 

Hyoga tragó el súbito nudo en su garganta.  Era un hombre experimentado, pero incluso en su primera vez en lo brazos de Isaac no se había sentido tan vulnerable y protegido, tan contradictorio como pudiera ser.  Su cuerpo tembló como nunca había temblado, con un sentimiento anónimo y absoluto.

 

"Amor de vida, no me dejes...

Tomaste mi amor y ahora me abandonas

Amor de mi vida

¿No puedes ver?

Devuélvelo-------------  Devuélvelo

[Devuélvelo]

No lo tomes de mi, porque...

No sabes---

[No sabes]...

Lo que significa para mí.

 

 

"¿Puedo pedirte un favor?"  Susurró Hipnos, aún tan íntimo.  Hyoga asintió sosteniendo la respiración.  "Cuando ya no esté, no te olvides de mi, recuérdame como si yo fuese bueno.  Si me recuerdas así, creeré que de alguna manera he sido salvado".

"Hipnos..."  Hyoga susurró.  "Yo... no quiero que te vayas...".

 

"No recordarás

Cuando todo haya acabado...

Y todo tiene que acabar...

 

Cuando envejezca, estaré allí

A tu lado

Para recordarte que te sigo amando...

Que te sigo amando..."

 

Hipnos sonrió  besando tiernamente su frente.  "Si me recuerdas... nunca me iré".  Hyoga levantó el rostro y sus miradas se encontraron, ambos sonrieron con entendimiento.

"Entonces estarás conmigo para siempre".  Hyoga le prometió.

 

"Regresa---- Regresa pronto

Por favor, devuélvelo a casa para mí...

Porque nunca comprenderás...

Lo que significa para mí...

Amor de mi vida...

Amor de mi vida...

Oh-oh-oooh".

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© Kari. Marzo.2005.

[*1]  Hades-Plutón.-

Sí, Hyoga es cantante y Kenta es futbolista (referencia a... )¿?

Kary.-

 

 


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