Tentación
Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen
By Paz
Capítulo Único
Están solos en un restaurante de lujo y festejan un cumpleaños. Hanamichi y Yohei solos, el resto de la Gundam no han podido deshacerse de compromisos ineludibles, y los dos jóvenes están solos. Ese año habían decidido que la celebración se llevara a cabo en un lugar de moda, no solo para festejar que Hanamichi cumplía años son también para celebrar que aquel mes había recibido su primera paga. Eso era todo un acontecimiento. Finalmente llegó el momento de los postres para dar punto final a la cena de conmemoración de su veinticinco cumpleaños.
Fue a partir de ese instante que una conversación muy curiosa se llevo a cabo entre ellos, todo comenzó cuando Hanamichi miró hacia un camarero que trasladaba una mesa repleta de variados pasteles junto con una tarta de cinco pisos, rematada en una figurilla, desde donde estaba no podía distinguirla, pero si se fijo en uno de los comensales y recordó que el broche para acabar su celebración era conseguir besar a cierto chico que desde que había regresado a Kanagawa le estaba quitando el sueño.
-No debes hacerlo -dijo Yohei siguiendo su mirada hacia una mesa donde estaba en exposición todo tipo de pasteles y dulces.
-No, no debo tentarte -dijo Hanamichi sin poder apartar la mirada del chico que en aquel instante elegía el postre que iba a comer sin ningún remordimiento para su figura.
-Recuerda lo que te dijo el médico. Nada que contenga azúcar.
-Lo se... pero la tentación es muy fuerte -pensó lo que sería besar sus labios, hartarse de ellos, saborearlos como la más rica golosina.
-¿Y qué hay de tu fuerte voluntad?
-En este instante es muy débil... -replicó Hanamichi procurando no ser demasiado evidente con sus miradas, no podía apartar los ojos de él. ¡¡Kuso!! Esos años sin verle le han transformado, ahora se le ve más atrayente que en el pasado.
-¿Recuerdas lo que dijiste?
Se volvió a mirarle con una expresión de perdida en ellos. Le miró de reojo, deseó ser esa cucharilla que él se llevaba a la boca para dejarse chupar por sus labios.
-¿Me estas escuchado? -preguntó cuando se retiró el camarero tras pedirle dos sakes calientes.
-No... disculpa, me distraje. -y durante unos segundos obtuvo toda su atención.
-¿Recuerdas que dijo tu médico?
-En este instante, no.... -reconoció intentando hacer memoria- Era algo referente a los dulces? -creyó recordar, porque se explayó a gusto hablando de los peligros del azúcar.
-Si... -dijo con alivió su amigo no podía ser tan imprudente, ya fue un duro golpe para él enterarse que tenía que inyectarse todos los días de su vida para controlar sus niveles de azúcar.
-¡Ah, bueno, te agradezco que te preocupes por mi -miró al camarero que les llevo dos copas de sake- puedo asegurarte que ese rico bombón que estoy viendo no puede hacerme ningún daño.
-Eso fue una de las cosas que comentó tu médico, la negación al daño que pueden ocasionarte.
Hanamichi sonrió.
-¿Qué es lo que te divierte? -preguntó desconcertado.
-No voy a resistirme a él. Lo quiero ya.
-¿Estas decidido? -preguntó con desaliento, cuando su amigo se empeñaba en algo nadie era capaz de hacerle retroceder.
-Si, quiero ese dulce bombón, quiero degustarlo, sentirle derretirse en mi boca, probar su dulzura, estoy seguro que va a ser un delicioso final para esta celebración.
-Por favor, no te tientes... -suplicó preocupado por su salud.
-Estoy decidido, voy a comerlo -y apartando la silla hizo ademán de levantarse.
-Yohei le tomó de la manga.
-No lo hagas.... recuerda lo mal que te cayó el último que comiste... -el que ocasionó que tuviera que ir al médico, dándoles un diagnostico inesperado.
-Este será diferente -su sonrisa embelleció aún la expresión risueña de su rostro- Gracias por tu preocupación, Yohei. Te aseguro que estaré mucho mejor después de comérmelo. -al ver que no conseguía tranquilizarlo añadió- Confía en mi.
Yohei le soltó. Le vió cruzar entre las mesas con paso firme, se dirigía derecho a la mesa de los dulces, inesperadamente, se fijo que evitaba la exposición de postres y se paraba junto a los comensales que habían solicitado los postres. Desde donde él estaba solo podía ver a una chica rubia, mas no así a su acompañante.
Inesperadamente, vió como Hanamichi tomaba de las solapas de la chaqueta al individuo que allí estaba y sin mediar palabra le besó provocando un escándalo a la vista de los comensales, no solo foráneas, sino también extranjeros, porque allí solían acudir el personal de las diferentes delegaciones de otros países aliados con su gobierno.
Su cabeza casi golpeó contra la mesa al percatarse quien era aquel individuo. Realmente Hanamichi estaba muy hambriento porque se lo estaba comiendo sin importarle los airados murmullos que se escuchaban a su alrededor. A Rukawa tampoco parecía molestarle.
Aquel beso parecía no tener un final, cuando se apartaron, se miraron en silencio, de inmediato, como puestos de acuerdo, agarrados de la mano salieron del restaurante sin mirar a nadie más que no fueran ellos.
Yohei llamó apresuradamente pidiendo la cuenta, dejo un montón de billetes, ni se molestar en esperar la calderilla que quedaba.
Salió tras ellos pocos minutos después, aun así tuvo tiempo suficiente para ver como la limusina contratada para festejar su primer sueldo se marchaba sin él.
-¿A usted también le han plantado? -dijo una voz femenina.
Yohei le miró. Se trataba de una joven muy guapa y elegante. Al fijarse en su melena rubia supo que era la chica que estaba con Rukawa.
-Podemos consolarnos juntos -continuó ante su silencio.
-¿Cómo? preguntó un tanto sorprendido por su descaro.
-Acompañaba a Rukawa-san -sin dudar que tenía que conocerlo. Su fama había traspasado fronteras internacionales- Hoy es su cumpleaños, ¿sabe usted?
-Esta equivocada, señorita. Su cumpleaños es el 1 de enero. -la vió abrir mucho los ojos.
-Pero... él nos dijo...
Yohei supo que así pretendía recordar a su amigo, no estaba celebrando el suyo, sino el de Hanamichi, era una verdadera sorpresa saber que no solo Hanamichi guardaba en su corazón el amor que había crecido en él.
-Esta noche iba a pedirle que nos comprometiéramos.
-Rukawa ya tenía comprometido su corazón -dijo a modo de despedida, dispuesto a marcharse.
-Ese tipo es un bruto, como se ha atrevido a hacer algo así, no tiene modales, ni educación...
Se alejó dejándola hablando sola.
Entretanto una feliz pareja no dejaba de demostrarse lo mucho que se amaban en el interior de una limusina.
La empecé y terminé de escribir el día 17 de mayo de 2009, quedando por ahí olvidado en borrador, pasado al PC el 28 de diciembre de mismo año.
18 de enero de 2010
Paz