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Demonio con sentimientos por kokoro_kuroi

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen son de masashi kishimoto- sama ^o^.

Notas del capitulo: emm etto espero que les guste cualquier duda o queja haganla saber.
Hace cientos de años una guerra entre el cielo y el infierno se desato, ángeles y demonios lucharon en nombre de sus señores, pero la guerra nunca termino, incluso ahora sigue aquí aunque no la veamos, pelean para proteger el destino que quieren… el mundo lugar de guerra entre el bien y el mal, una pelea cotidiana, una guerra sin fin, por mas que sigamos intentando detenerla no podemos es un siclo vicioso, lleno de incertidumbre y muertes.

Yo soy un hibrido nacido de un ángel y un humano, en otras palabras un demonio, aquel que se le prohíbe habitar en el cielo y el infierno, el cual vagando ha encontrado hogar en la tierra, mi apariencia no difiere de la humana, yo a diferencia de los otros naci por algo llamado amor, a difiero de los otros híbridos en el hecho de que yo si tengo cuerpo propio por lo que puedo mezclarme con los humanos sin necesitar un cuerpo, pero mis ojos, mi piel, a diferencia de los humanos son distintos, mis ojos son completamente negros ni siquiera puedes ver mis pupilas, mi piel es del color de la nieve, y mi cabello negro azabache, es lógico que resalte entre la multitud.

Cuando naci me abandonaron, y una familia se apiado de mi, crecí como cualquier ser humano pero no me satisfacía, ya que a pesar de parecer un ser humano yo no tenia sentimientos, no me importaba nada a excepción de lo que llaman como pecados capitales, en mi caso solo dependía de tres; la lujuria, la pereza y la ira.
He sido conocido como Uchiha Sasuke el hijo de uno de los hombres más ricos de Japón Fugaku Uchiha, hoy en día tengo diecisiete años a decir verdad los uchihas me llevaron a una escuela pero no fue hasta la secundaria donde descubrí lo mejor de los seres humanos, “el sexo” ya sea homosexual, heterosexual, orgia o trió, era un maniaco, un verdadero adicto obviamente sin compromiso.

Solía acostarme con doce mujeres la primera semana de cada mes, pero las parejas homo eran las más difíciles de conseguir en Manhattan, hasta que me mude a las vegas en el estado de nevada, el hogar del entretenimiento.

Estaba al final de mis exámenes de preparatoria, solía ser demasiado fácil la clase de conocimiento dada a los humanos, tan sencilla como aprender a gatear. Nunca tome en cuenta los supuestos sentimientos humanos como el amor, la libertad, la clase de estupideces que te muestran en los mangas shojos, hasta que lo conocí a el.
Era un día soleado, aparentemente las ocho de la mañana, eso significaba que la verdadera acción comenzaría más tarde, como a las siete iría a mi prostíbulo bulevar favorito “sex appel”, eso era lo que mas me encanto de las vegas el simple hecho de poder beber alcohol a cualquier hora, y el hecho de la reciente legalización de prostitución en la misma.

A pesar de haberme despertado a las ocho me quede en cama mas tiempo, a meditar con quien me acostaría hoy, decidí comenzar mi día desde las tres de la tarde cuando empiezan a ponerse activos los antros y casinos, después de todo estábamos en vacaciones así que decidí ir a divertirme un poco. Caminaba con tranquilidad y aburrimiento entre las transitadas calles cuando lo vi por primera vez…

Estaba por pasar por un cabaret, iba a paso lento cuando me di cuenta de un agrupamiento anormal en esa zona, me acerque para mirar que sucedía mezclándome con varios espectadores de aquel acontecimiento, sucedía que tres chicas estaban golpeando a una mas pequeña de alrededor de trece años, tenia el cabello rubio, piel morena y unos grandes y lindos ojos azules, llevaba puesto un vestido negro estilo can-can su cabello recogido en una media cola dejando a ver su cabello que le llegaba un poco mas de los hombros, al mirarla fijamente me di cuenta que tenia tres marcas en ambas mejillas parecidas a los bigotes de un zorro o un gato, demasiado finas como para verlas de lejos, las otras tres tenían una apariencia robusta parecida a la de un hombre, la mayor tenia el cabello negro un tanto corto daba la impresión de un corte tipo cabeza de coco, ojos muy negros, aunque no como los míos, llevaba puesto un vestido verde de cabaret con holanes en la parte trasera, parecía tener alrededor de treinta y algo de años, demasiado vieja para mi gusto, la segunda tenia el cabello negro largo casi le llegaba a la cintura, su expresión causaba daño a la vista , parecía una serpiente disfrazada de geisha, sus ojos eran dorados y su piel de un pálido abrumarte, ella parecía aun mas vieja que la anterior, la tercera tenia el cabello rosa corto ella si parecía mujer, su piel era blanca y sus ojos verdes llevaba puesto un vestido rojo estilo can-can, debía tener alrededor de diecinueve años, me quede analizando la situación antes de intervenir.
Al parecer la menor había hecho algo por lo cual el negocio cerraría y las otras dos por desquite la golpeaban hasta el cansancio, la situación no se detenía, y si seguían golpeándola acabaría muriendo, ya que su cabeza se encontraba sangrando y al golpearla repetidamente en el estomago hacían que escupiese sangre con frecuencia. A decir verdad no se que me paso ese día ya que sin pensarlo la tome del brazo y Salí corriendo de ahí.

La lleve a mi apartamento y cure sus heridas, a decir verdad era la primera vez que ayudaba a un humano, por lo que comencé a sobar mis sienes con arrepentimiento, pero sin darme cuenta despertó.

- ¿Quién eres? – me dijo ella confundida observando detenidamente el lugar donde estaba.

- tu salvador, a quien le debes la vida mocosa, ¿y tú? – ok la soberbia era un pecado que no solía frecuentar en mi pero realmente deseaba que me pagara por ello y no me refería al dinero.

- ¡¿como que salvador? jamás pedí que me salvaras me las podía arreglar yo mismo! –

- Si claro ya creeré yo que estar tirada en el piso y escupiendo sangre es una señal de bienestar. –

- “¿misma? ¿acaso no sabe el imbécil que soy hombre? – la rubia se quedo muda sin emitir algún sonido.

- Que ¿te ofendí? –pregunte irónico ante el gesto de la menor.

- ¡¡¡Eres un idiota!!! –grito.

- Espera un momento… - me acerque peligrosamente a sus labios para después plantarle un beso, tome sus dos muñecas aprisionándolas contra la cabecera de la cama con una mano y con la otra comencé a explorar el interior del vestido, tocando todo lo que hubiese dentro. Cuando toque su sexualidad, extrañamente no me importo haber sido engañado por un niño, así que me di el placer de “disfrutarlo” un rato.

Comencé por tocar esa zona con más frecuencia ya que las bragas y las medias de red me impedían hacer gran cosa, logre quitarle ambas prendas sin mucho esfuerzo ya que el mocoso apenas y podía moverse por la paliza que le acababan de dar, una vez estuvo libre no tarde en comenzar a masturbar su miembro a lo que solo recibía insultos entre cortados y gemidos reprimidos.

- Me sorprende que no te resistas ¿o es que ya estas acostumbrado a que abusen de ti? – dije sarcástico sonriendo al ver su cara de enojo.

- ¡In...imbécil! – trato de gritarme entre jadeos
Una vez lo deje al borde del orgasmo saque mi mano de la parte baja del vestido forzando a mí desconocido huésped a lamer tres de mis dedos hasta dejarlos húmedos, sabia que si los metía uno por uno iba a tardar por lo que metí los tres de una punzada, recibí como respuesta un exquisito grito de dolor y un intento de patada. Una vez estuvo semi-lubricado opte por bajar mi pantalón dejando a ver mi sexo erecto.

- ¡¿Espera que planeas hacer?! - pregunto sonrojado el menor.

-¿No me digas que nunca has tenido sexo anal? –pregunte sarcástico observando su expresión.

- Una vez pero… estaba ebrio – dijo sonrojado, desviando la vista de mi parte baja.

- Mmm… pensé que siendo una bailarina de cabaret habrías tenido por lo menos seis veces sexo en tu vida –

- ¡No por vestirme de bailarina de can-can signifique que lo sea! –

- Ya cállate y disfruta ya voy a terminar –
Abrí sus piernas colocándolas sobre mis hombros para luego meter mi miembro dentro de mi invitado.

- ¡¡Ah..ah no…de..detente..me.. voy aah!! –
El semen de el rubio cubrió el interior del vestido mientras yo me corria dentro del menor. Terminamos jadeando acostados uno sobre de otro.

- ¿por cierto como te llamas? – pregunte después de relajarme un rato.

- Naruto… ¿y tu violador adicto al sexo? –

- Sasuke –
Sonreí con lujuria definitivamente había encontrado un buen juguete para pasar el rato.

continuara...
Notas finales: dejen comentarios onegai!!!!

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