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Estrella fugaz por akira_neko_chan

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-que lindas estrellas…  -susurro un pequeño pelinegro mirando al cielo estrellado, su linda carita tenía unas marcas de golpes. Estaba allí sentado solitario en la entrada al patio del orfanato mirando el cielo. Se preguntaba por que estaba tan solo… y verdaderamente… ya no quería estar solo… solo quería tener un amigo si era preciso… pero quería tener a alguien a su lado… alguien que le protegiera de los abusivos niños de su clase… que le cuidase y que le entendiese… su mirada seguía clavada en el cielo cuando una pequeña estrella fugaz paso por delante de sus oscuros ojos.

 

-Quiero tener un amigo…-dijo despacio cerrando sus ojos con la esperanza de que se le cumpliera… lo quería… lo necesitaba para seguir viviendo en ese pequeño infierno que se había convertido su vida… se levanto y se fue directo hacía su habitación con la inocente esperanza de cada noche de que a la mañana siguiente todo seria mejor. El pequeño chico ya estaba en pijama, así que solo se molesto en quitarse las zapatillas de levantarse y meterse en su fría cama a intentar conciliar su sueño otra vez.

 

Llego la mañana siguiente y el sol comenzó a colarse por las delgadas cortinas de su ventana. Abrió suavemente sus ojos y se levanto dispuesto a llegar de los primeros al desayuno, no quería toparse con los chicos abusivos de su clase. Se baño y se vistió rápido, y salio de su habitación en dirección al comedor.

 

-que bien… esta vacío-dijo alegrándose entrando calladamente. Se acerco y tomo un jarrón de leche con chocolate tibia. Se dio vuelta y se encontró con un chico castaño como de su edad, llorando solitario en la parte más apartada del comedor. Nunca le había visto allí… y le dio curiosidad. Se le quedo tanto rato observándole que la leche se enfrío y termino por llenarse el gran comedor. Sintió un portazo y vio acercarse a aquellos chicos con los cuales no quería toparse ahora. Se hizo prometer que más tarde averiguaría por que lloraba… y salio del comedor para no tener problemas con ellos.”

 

º~º~º~º~º~º~º~º

 

-Ryo~-dijo despacio un castaño chico acariciando suavemente los largos y suaves cabellos del pelinegro que estaba recostando su cabeza sobre sus piernas, el castaño estaba sentado tranquilamente mirándolo, apreciando todos y cada uno de sus perfectos rasgos, dando gracias por tenerle a su lado en esos instantes… apoyaba su espalda sobre el frondoso árbol que tenía detrás. Si bien, no quería romper ese hermoso momento, esto que quería decirle le era de suma importancia y… por fin se le había dado el valor suficiente de declarársele a su amado pelinegro.

 

-¿Qué pasa Sato-chan?-le dijo en un susurro el pelinegro somnoliento, mientras abría un poco sus ojos para observarle con una sonrisa adormilada. El castaño no pudo evitar sonrojarse ante tal hermosa imagen de su pelinegro, mientras este lo miraba atento, sus orbes oscuras se cruzaron con las del castaño y vio en ellas un extraño he inusual brillo, no necesitaba que el castaño le dijese nada para sentir aquel extraño sentimiento que expresaba su mirar, aquel que era una mezcla de dolor y temor…y de soledad… aquel que solo había visto una vez, hace años, cuando se conocieron…

 

-Flash back-

 

Estaba allí sentado, solitario, alejado de todo el ajetreo del orfanato, bajo el refugio de ese mismo frondoso árbol, pero a diferencia de ahora, era invierno y hacía un frío tremendo, sin embargo ese pequeño chico de no más de cinco años no se dignaba a abrigarse más que con una polera manga larga café y un sweater verde además andaba con unos pantalones de cotelé café, pero más oscuro. Tenía un pequeño osito de felpa al cual se aferraba fuertemente con temor a perder al único recuerdo que le habían dejado sus recientes difuntos padres. Lloraba, lloraba desconsoladoramente, y lo seguiría haciendo hasta que sus padres, aquellos que estaban a cientos de metros bajo tierra, viniesen a buscarle con una sonrisa en sus rostros. Pero él sabía en el fondo de su corazoncito roto que eso no pasaría, así que lo único que hacía era aferrárse más fuertemente al pequeño osito de peluche, aquel que era su único amigo y compañía en ese gran orfanato.

 

-oka-san…-dijo entre sollozos-… oto-san…-termino diciendo quebrando en llanto nuevamente. Estaba tan sumido en su propio dolor que nunca reparo en la presencia de cierto pelinegro cerca de él, que le observaba insistentemente. Estuvo unos minutos llorando. Estaba allí solitario, cuando el pelinegro chico, un poco más pequeño que él se le acerco despacio, un poco intrigado por ver así al castaño que el día anterior habían dejado allí, en el orfanato, y que le había llamado enormemente la atención, pero que no se había atrevido a hablarle de buenas y primeras el día anterior.

 

-¿Por qué lloras?-pregunto inocente el pelinegro. El castaño levanto un poco la vista, secándose un poco las lagrimas para ver mejor a aquel ser que le dirigía la palabra. Se sorprendió mucho al verlo allí de pie frente a él, sus rasgos eran perfectos y su piel era blanca como la nieve, que contrastaba enormemente con sus negros ojos y aún más oscuros cabellos azabaches, largos y lacios hasta el cuello. Llevaba solo una polera manga corta blanca y una jardinera roja, de seguro con el frío que hacía pescaría un buen resfriado.

 

-¿no tienes frío?-pregunto despacio mirándolo anonadado. Su llanto se había esfumado con la sola presencia de aquel pelinegro. Aunque aún sostenía fuertemente a su osito contra su pecho y tenía los ojos un poco llorosos, y como no, las infaltables marcas en sus mejillas de que había estado llorando.

 

-si…-dijo despacio, acercándose al castaño, sentándose a su lado, ahora notaba que estaba temblando ligeramente…-pero yo te pregunte primero…-dijo haciendo un lindo pucherito inflando sus mejillas.

 

-es que… oto-san y oka-san me abandonaron aquí…-dijo triste bajando la mirada.

 

-oh… lo-lo sien-ento-dijo triste el pelinegro abrazando al castaño-pe-pero no llores…-dijo abrazándolo más fuerte. De verdad que no le gustaba verle así.-por favor…-el castaño era casi estrangulado por el pelinegro, pero esto no le importo, él era la primera persona que se preocupaba de verdad por él desde que llegó allí.

 

-no respigo…-dijo dificultoso el castaño cuando sus pequeños pulmones clamaban por aire.

 

-ay… gomen…-dijo el pelinegro soltándolo de inmediato y mirándolo con preocupación-¿estas bien?-le pregunto inquisitivo con la mirada. El castaño le dio una pequeña sonrisa.

 

-si…-dijo despacio… no sabía por que pero aquel chico le transmitía una paz enorme.

 

-me llamo Ryo…-dijo con una sonrisa mirándole atento.

 

-yo me llamo Satoshi…-dijo el castaño devolviéndole una sonrisa. Ese chico le había hecho olvidar por unos segundos ese sufrimiento y ese temor que sentía… y más que todo eso…. gracias a él ya no se sentía solo.

 

-Fin Flash Back-

 

-Ryo… Aishiteru…-dijo con una determinante mirada, pero rogando al cielo que el otro chico le correspondiera.

 

-Sato-chan-dijo el pelinegro con una lagrima corriendo por su mejilla… le dolía enormemente que el castaño le dijese eso justo una día antes de que tuviera que abandonar el orfanato por la mayoría de edad… justo un día antes de que fuese su cumpleaños número dieciocho… justo antes de que se tuvieran que separar… pero a la vez le hacía muy feliz al saber que aquel sentimiento que había guardado con tanto recelo en el fondo de su corazón fuese correspondido de igual forma. La continuación del hermoso recuerdo de cuando se conocieron llego a su mente.

 

-Flash Back-

 

El clima había empezado a cambiar un poco, había comenzado a llover, pero aquel par de chicos seguían allí, bajo el gran y frondoso árbol. Se habían quedado un rato conversando… haciéndose preguntas para saciar esa curiosidad que les embarcaba con respecto al otro… esa misma curiosidad que había llevado al pelinegro a acercársele.

 

-Sato-chan… se puso a llover-exclamo el pelinegro frotándose sus descubiertos brazos para darse un poco de calor. El castaño se sintió mal al estar el “abrigado” y su lindo acompañante con suerte con una polera de manga corta.

 

-toma-dijo sacándose el sweater verde que traía y pasándoselo al pelinegro.

 

-pero… ¿y tu?-pregunto sosteniendo el sweater entre sus pequeñas manitas.

 

-no te preocupes, yo estoy bien así-le dijo para que se abrigase.

 

-pero-trato de reclamarle el pelinegro.

 

-nada de peros… Ryo-dijo el castaño para luego empezar a ponerle a la fuerza el sweater, a lo que el pelinegro no opuso mucha resistencia que digamos.

 

-pero te resfriarás-dijo el pelinegro.

 

-ambos lo aremos si no nos vamos pronto-dijo el castaño sonriéndole a modo de burla.

 

-Sato-chan-dijo el Pelinegro con una amplia sonrisa en el rostro, y unas pequeñas risitas se escapaban de entre sus labios.

 

-vamos Ryo…-dijo para luego tomarle de la mano e irse corriendo de vuelta al edificio del orfanato. Sentía que había ganado una compañía muy agradable para sus años en aquel orfanato.

 

-fin flash back-

 

El pelinegro se sentó frente al castaño y le abrazo fuerte al igual que aquella vez que se habían conocido. Ya no cabía en si mismo de los sentimientos contradictorios que sentía.

 

-yo también te amo…-dijo el pelinegro acercándose a sus labios y depositando un corto pero dulce beso en ellos. Cuando se separó le volvió a abrazar, esta vez el castaño le correspondía de igual forma.

 

-Ryo… no quiero irme de aquí…-dijo derramando unas pequeñas lagrimas por su rostro-no sin ti…-

 

-Sato-chan…-susurro el pelinegro entre sollozos. Ya eran doce años juntos… doce años forjando recuerdos junto al castaño, doce años de un lazo que se formo a sus escasos cuatro, cinco años de edad y que se había ido fortaleciendo a medida de que estaban juntos… doce años de mutua compañía y protección… doce años desde que se encontró con el castaño chico bajo ese árbol llorando… doce años o un poco menos desde que ese castaño se convirtió en su razón de vivir… desde que se dio cuenta de que en verdad era lo más importante para él… y desde que se dio cuenta que estaba enamorado de él…

 

El castaño se acerco suavemente y deposito otro beso en los labios de pelinegro.

 

-pero…no tienes donde quedarte… ni trabajo no te pueden sacar así nada más a la calle…-trato de buscar una escusa… una minima esperanza de que aún no tuviera que separarse de su castaño.

 

-lo siento Ryo… pero si tengo trabajo… y también tengo donde dormir…-musito despacio mirando como sus ojos amenazaban con volver a derramar lagrimas.

 

-¿que? pero…-le miro en forma de regaño el menor, como es que se había atrevido a planear eso… como es que nunca se entero de nada.

 

-y que quieres que hiciera… tenía a los maestros presionándome todo el puto día para encontrar un trabajo…-dijo tratando de hacerle entender que aún quisiera, no podía quedarse allí… el menor desvío su mirada hacía uno de sus costado.

 

-Ryo…-le llamo despacio el castaño-Ryo-volvió a insistir.

 

-no quiero…-dijo mirándole con un poco de resentimiento en contra del mundo… por no dejarle estar más tiempo cerca de la única persona que le había hecho sentir querido en ese horrible orfanato.

 

Ryo no tenía padres, no conocía lo que era el amor de esos seres que lo abandonaron al nacer… y nunca quiso conocerlos… tampoco se quejaba de que le hubiesen abandonado ni nada. El trataba de vivir cada momento feliz, sin preocuparse de nada. Aun que no se le hizo fácil, para nada fácil. Siempre intento socializar y hacer amistades con chicos de su edad, pero había un problema. Con sus pocos años de edad, en esa época en que uno recién esta comenzando a hablar, no importa con quien te juntes, son todas la personas iguales… confiarías en cualquiera, sea adulto, niño o adolescente… y esto Ryo más que nadie lo aplicaba a los desconocidos. Se fue cada vez encariñando más con esa rara costumbre de hablarles a los niños de otras edades que ya no pasaba tiempo con aquellos que iban si quiera en su clase, y como no esto le acarreo burlas y peleas… hasta que llego aquel castaño. Claro un año mayor que él. Pero eso era lo de menos. Desde que había conocido al castaño, su vida había dado varios giros, entre ellos el castaño era su protector. Ahora si vivía para y por alguien… sin quererlo se había terminado enamorando de su castaño amigo… pero nunca le quiso decir por miedo a ser rechazado y perder su amistad… pero ahora… ¿Qué iba a hacer ahora sin su castaño?

 

-pero Ryo…-dijo el castaño haciendo que lo mirara. Se quedaron un rato mirándose mutuamente, el pelinegro le susurro sin apartar su mirada.

 

-vamos…-y se levantaron. El castaño era guiado por el agarre de la mano de pelinegro que caminaba un poco rápido hacía quien sabe donde. Satoshi no se atrevió a preguntar nada. Seguía un poco ido aún. Llegaron a su habitación, entraron y Ryo cerró con llave la puerta con llave.

 

-Sato-chan… antes de que tu llegaras aquí…-hizo una pausa y se fue a sentar en la cama-…yo pedí un deseo… a una estrella fugaz… dijo despacio mirando al suelo- yo… pedí un amigo…-El castaño seguía de pie un poco anonadado por lo que su acompañante le contaba.

 

-Ryo…-se acerco y se sentó a su lado…-¿sabes? Yo ese día estaba sufriendo mucho… y fue gracias a ti que volví a sonreír… fue por ti que estoy aquí, vivo, completa y perdidamente enamorado de ti, pero vivo… feliz de no haber muerto en ese accidente… y es por ti… por que te amo… por que eres lo más importante para mi… por que eres…-hizo una pausa, estaba mirando fijamente al pelinegro cuando se dio cuenta que lo miraba emocionado… -eres mi vida… mi todo… y se que no podría seguir si no estas tú…-dijo despacio, acercándose y dándole un beso lleno de pasión y amor cuando se separaron el castaño iba a seguir hablando pero fue interrumpido por la voz del pelinegro.

 

-Sato-chan… quiero estar para siempre contigo…-dice abrazándose a su cuello escondiendo su mirada en el cuello del mayor.

 

-siempre estarás conmigo… -dijo acariciándole suavemente sus largos y sedosos mechones azabaches…

 

-¿pero te tienes que marchar por la mañana…?-dice triste mirándole con negación.

 

-ven conmigo…-dijo despacio para luego ver como la cara del pelinegro se surcaba con una mueca de confusión. El castaño guía al menor al lado de la venta, ambos seguían sentados en la cama-¿recuerdas que tu les pediste a las estrellas tener un amigo? Yo también le he pedido algo… y créeme que se me cumplió hoy… un día antes de su plazo…-dijo mirándole atento.-yo pedí que me correspondieses cuando me declarara… y es que… tenía miedo…-dijo despacio.

 

-¿sabes?-me pregunto cuando unas lagrimas comenzaron a caer de sus ojos de felicidad…-yo creía que era el único que pedía cosas como idiota a las estrellas…-dijo el pelinegro sonriéndole ampliamente.

 

-Ryo-dijo mientras sus ojos se llenaban de lágrimas también.

 

-que llorón eres Satoshi-dijo despacio para luego abrazarle.

 

-yo no soy llorón…-dijo secándose las lagrimas. A lo que unas pequeñas carcajadas se escaparon de los labios del pelinegro.

 

-y pensar que con lagrimas en tu ojos también te conocí…-dijo admirándole después de que hubieran soltado el abrazo. El castaño le miro atento para luego recostarse en la cama del pelinegro, tirándole de la manga para que hiciera lo mismo.

 

-quiero dormir contigo hoy-dijo despacio abrazándose al pelinegro.

 

-Sato-chan… -susurro abrazándole el pelinegro un poco sonrojado.

 

-¿que pasa?-le pregunto curioso.

 

-nada…-dice acomodándose en su hombro.

 

-Ryo-le llama el castaño.

 

-¿mm?-

 

-duerme bien-dice para luego taparles a ambos con unas mantas.

 

-tu igual Satoshi…-dice para darle un beso en el cuello y volver a acomodarse en su hombro para empezar a ser vencido por el cansancio y el sueño.


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