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Le chocolat que tu me donnes... por Serphyria Uchiha

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Notas del capitulo: Bueno, aqui dejo este One-shot espero les guste...

 

Le chocolat que tu me donnes…

Un curso de cocina. Sí un curso de cocina. Para Uchiha Sasuke Perfección es una palabra que lo define perfectamente. Sasuke era bueno en prácticamente todo. Era bueno en los estudios, ya sean Matemáticas, Historia, Física o deportes. Pero había algo que no era bueno en lo absoluto: la cocina. La maldita cocina. Bueno eso es debido a que gran parte de su vida tuvo muchos lujos y no tenía la necesidad de cocinar para él, siempre había más de un cocinero en su mansión pero ahora todo eso había quedado atrás. Desde la muerte de sus padres hace dos años toda la fortuna y lujos eran un recuerdo. Sus padres les habían ocultado a él y su Aniki que la compañía estaba a punto de colapsar. En la lectura del  testamento prácticamente no había mucha herencia. Sólo pudieron comprar una casa con el dinero que recibieron. Durante los dos últimos años vivió con su hermano pero por cosas de estudios, se tuvo que marchar a otra ciudad. Desde entonces ha vivido solo y con una dieta a base de alimentos no muy sanos congelados. Ya estaba cansado pero aún así la cocina no le llamaba la atención en lo absoluto. Era tedioso y molesto. No valía la pena gastar energía y tiempo en saber preparar algún platillo. Definitivamente no había nada de interesante en la cocina.

Entonces si no había nada de interesante en la cocina. ¿Por qué el querer tomar un curso de comida? Simple. Los Uchihas no tienen puntos débiles. El quería aprender porque ya no quería depender de nadie más y como  dice el dicho Un adulto debe aprender a trabajar, manejar y cocinar  o sino estarías dependiendo de otros. Por ejemplo en lo primero: dependerías de alguien por dinero. Segundo de alguien quien te lleve a cualquier lugar y nunca manejarías tu propio tiempo. Además por último atenerte a morir de hambre cuando te toque vivir solo porque no sabes ni freír un simple huevo, como le estaba prácticamente ocurriendo a él en esos momentos.

 Su Oka-san solía repetir que la juventud sirve para forjarte las armas que utilizaras en la vida. El ya sabía manejar y estudiaba, así que aprendería por lo menos a cocinar comidas básicas. ¿Qué tan difícil podría ser? Eso creía él.

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El día era frío pero nada fuera de lo común después de todo estaban en otoño. El cielo amenazaba con empezar a derramar lágrimas en cualquier momento. La hojas naranjas de los arboles caían sobre el suelo cubriendo por completo de la acera por donde los transeúntes caminaban para llegar a sus respectivos destinos. Uno de ellos era un joven de unos dieciocho años aproximadamente de cabello negro al igual que sus ojos. Llevaba puesta una gabardina negra para abrigarlo de los soplos helados del viento y alrededor del cuello pálido una bufanda entre gris y celeste. Se dirigía hacía uno de los edificios del centro de la ciudad. Hoy comenzaban las dichosas clases de cocina y no estaba muy entusiasmado que digamos. Fue un poco  difícil encontrar algún curso que encajara bien con sus horarios. No le quedaba mucho tiempo entre el instituto y el trabajo de medio tiempo que tenía por las tardes en una librería. Así que después de terminar su turno se encamino hacía dicho lugar.

Al llegar el edificio se quedo observándolo antes de entrar. No era muy alto, tal vez de unos doce pisos o menos. Era un lugar donde impartían gran variedad de cursos como pintura, danza, artes plásticas, música y artes culinarias como era su caso. Resignado empujo la puerta y se adentro dirigiéndose al séptimo piso.  El piso donde impartían sus clases. Al abrir la puerta pudo observar que la mayoría de los alumnos ya se encontraba en sus lugares esperando al instructor. Eran mesas dobles. Maldijo para sí como si no fuera tortura suficiente tendría que compartir mesa. Sin saludar a nadie se dirigió al único puesto vacío. El más alejado de todos al lado de la ventana que daba una linda vista a al parque central esperando que ninguna de esas chicas que no dejaban de observarlo se le acercara. Eran inquietantes.

Unos minutos después de soportar tantas miradas el instructor llego y el moreno agradeció que nadie hubiera ocupado el otro lugar de su mesa. El sensei tenía el cabello color plata casi blanco con su cara casi cubierta por completo  por una máscara y su ojo izquierdo se encontraba tapado. Realmente un aspecto bastante extraño. Parecía prepara para robar un banco o algo así, pero al moreno le inspiro confianza, raro.

-Buenas Tardes. Mi nombre es Hatake Kakashi soy chef y seré su instructor en este curso. Para comenzar, primero que todo la comida es…- pero fue cortado por un estruendo en la puerta. Había sonado casi como si alguien se hubiera chocado contra ella. Un tiempo después la puerta se abrió y tras ella entraba un muchacho con cabello dorado de ojos azules intensos y piel acanelada como arena tostada por el sol. En sus mejillas aparte de unas graciosas marquitas que tenía se veía un color rojizo debido a la agitación de la carrera seguramente.

-Gomennasai, se me ha hecho tarde-ttebayo. Jejeje ¿Puedo pasar?- decía rascándose detrás de la nuca dirigiéndose al sensei un poco apenado porque toda la clase tenía los ojos puestos en él. Sasuke pensó que el muchacho sólo sería un despistado pero aún así no podía apartar la mirada de esos ojos zafiros. Tenían un color muy raro ya que eran demasiado intensos.

-¿Uzumaki Naruto? Mnnn,  puedes pasar, todavía no he pasado lista. Toma asiento- dijo amablemente mientras señalaba con su mano el puesto a lado del pelinegro. Éste sólo apartó su  mirada molesto y la dirigió a la ventana observando como ahora la lluvia caía sin compasión.

El rubio se quito su abrigo de capucha color mostaza y sus guantes rojos y se dirigió a su puesto. Se quedo observando a su compañero el cual al parecer no era muy sociable. No le hablo. Probablemente era un amargado. Así que guardo silencio, algo raro en él puesto que era alguien muy sociable pero había algo en ese chico que lo ponía un poco nervioso. Después del incidente el sensei continúo con introducción al curso.

-Bueno como decía. La comida es algo más que los alimentos que nos llevamos a la boca, masticamos y tragamos- hablaba mientras se colocaba delante de su mesa y se sentaba en ella dejando un pie en el suelo.- La comida es un arte. Muchos artistas expresan sus sentimientos a través de ella. La comida te transporta a lugares mágicos, te traen recuerdos hermosos y convierten un momento en algo inolvidable.

La manera en que el sensei hablaba de la comida sor prendió un poco a Sasuke siempre pensó que la comida era algo simple. Indispensable pero simple, ni siquiera tenía un platillo favorito. Dirigió su mirada hacia adelante ahora un poco más interesado en las palabras del chef.

-La comida significa mucho para mí. Así que quiero que cada uno se presente y me diga porque ha tomado este curso- dijo mientras se volteaba y tomaba la lista para comprobar sus nombres y hacer unas pequeñas observaciones. -Comencemos por la fila cerca de la puerta. –

Así uno a uno se iba presentando. La mayoría tenía su misma edad lo cual le pareció un poco extraño. Generalmente los jóvenes no se interesaban por clases de cocina. Pero al escuchar sus razones todo estuvo un poco más claro.

-Etto Konnichiwa, mi nombre es Haruno Sakura, tengo dieciocho años. Tome este curso porque el mejor camino al corazón de un hombre es por el estómago o eso leí en una revista ¿creo? En fin me gustaría conocer a todos muy a fondo- decía una joven de cabello de un rosa llamativo sentada en una de las mesas de adelante en la segunda fila, lanzándole un “discreta” mirada al moreno de la última fila. Este solo bufo molesto, como había gente inútil en este mundo. El sensei sólo movías su cabeza de forma negativa mientras indicaba la compañera de la molesta pelirrosa, una rubia de ojos celestes que se presentara.

-Mucho gusto. Soy Yamanaka Ino y estoy aquí porque en una revista que las mujeres deben aprender a cómo cuidar a su marido y bla bla bla bla…- eso fue lo único que pudo escuchar el moreno. Realmente las mujeres no tenían más en que pensar a parte de novios, parejas o matrimonio, eran realmente un fastidio. Las presentaciones continuaron hasta llegar a su fila la cual estaban sólo hombres, raro también.

-Hola, mi nombre es Chouji, Akimichi Chouji y amo la comida. Por eso he decido ser chef y poner mi propio restaurante. Yo sé que este es un curos básico pero la verdad nunca he cocinado sólo me he dedicado a comerla jejeje. Pero me esforzaré- decía un chicho “robusto” de la primera mesa. Se sentó y su compañero se levantó.

-Soy Nara Shikamaru  y como es muy problemático que las mujeres cocinen para ti decidí aprender a prepararlas para evitar sartenazos a la cabeza. Aunque creo que será complicado mmmh.- hablaba un chico con peinado de piña y ojos verdes musgos. Su entusiasmo era completamente nulo.

La siguiente mesa estaba compuesta por un pelinegro con una sonrisa un tanto perturbante y un pelirrojo con un tatuaje bastante llamativo en su frente, irónicamente el kanji del amor. El primero no tardo en presentarse.

-Mi nombre es Sai tengo diecinueve años y leí en un libro que las comidas afrodisiacas son excelentes para mantener la llama de la pasión viva. Por eso decidí tomar este curso, no Gaarita?- decía mientras volteaba a ver a su compañero de mesa, el cual solo le propino un ligero golpe al moreno. Pero  en eso un pelirrosa hablo.

-Sensei no creo que una persona como esta debería estar tomando un curso sólo por esas razones tan pervertidas- decía mientras señalaba al moreno. El cual solo sonrío aún más y cortante le contestó.

-Sakura-fea si estamos así, tú solo tomas el curso para buscar un novio. El cual no creo que encuentres la mayoría de aquí están en la otra acera. Te lo puedo asegurar sólo con verlos.- dijo con un poco de burla. La pelirrosa estaba furiosa.

-Oe, no hables de lo que no sabes. Que tomemos el curso no nos hace gay. Además los mejores chef son hombres o ¿no?- reclama un castaño con unos triangulitos rojos en sus mejillas- Algunos realmente venimos aquí para aprender un poco de cocina.

Un fuerte golpe en la mesa dejo el salón en silencio. El moreno tomo asiento mientras el sensei se levantaba de la mesa y recorría las filas y hablaba en voz alta para que todos los presentes escucharan.

-Escuchen con atención. Las razones  personales por la cual ustedes están aquí, son eso personales  y debemos respetar eso. Sakura tú no puedes juzgar a Sai por querer aprender a cocinar para preparar estimulantes eróticos y él a su vez no te puede juzgar por que tu pienses que puedes conquistar algún compañero- hablaba alto pero a la vez calmado caminado a través de las mesas.

-Les he dicho que la cocina es algo más que ingredientes que ingerimos. La verdadera cocina es un arte, y el arte no es nada sin los sentimientos y emociones del artista. Tal vez cuando terminen el curso piensen que solo les sirvió para aprender a no quemar el arroz o a poner la cantidad adecuada de sal a la sopa de miso pero esas comidas aunque no lo sepan llevan un toque que solamente la persona que lo cocina puede darle. Y eso en sí es lo que hace especial a una comida y lo que diferencia por ejemplo el pastel de cumpleaños hecho con todo el amor de tu madre que uno hecho por un chef profesional- el peliplata continuaba hablando mientras se sentaba de nuevo en la mesa de preparación y finalizó.

-Sean cual sean sus razones ustedes aprenderán aquí a preparar no comidas simples sino comidas preparadas por ustedes, que algún día serán tan valiosas que tal vez sus hijos recordarán con amor-dijo observando a la pelirrosa quien dio una pequeña sonrisa- o que su pareja- decía mientras señalaba a Sai quien asintió- atesorara como un momento precioso entre ustedes. Así que dicho esto por favor continúen.- decía al pelirrojo haciendo un ademán con la mano para que se levantara.

-Bueno mi nombre es Sabaku no Gaara y sin decepcionar al sensei estoy aquí porque mi hermana me obligó a venir con mi novio pero creo que es bueno aprender algo nuevo de vez en cuando. El cocinar es un arte como dijo- hablo en voz calmada mientras se sentaba y le sonreía al moreno a su lado. Por fin le toco el turno a la última fila. El primero en presentarse fue el moreno, el cual se levantó con parsimonia y dijo:

-Soy Uchiha Sasuke y estoy aquí porque quiero aprender a cocinar para comer principalmente. No tengo la intención de ser un artista- el peliplata sólo sonrió y el moreno simplemente se sentó de nuevo en su asiento desviando la mirada. Aunque realmente lo que había dicho su sensei lo dejo pensando. Tal vez tenía razón.

-Mi nombre es Uzumaki Naruto y me convertiré en unos de los mejores chef-ttebayo- decía, perdón casi gritaba  con un increíble entusiasmo el rubio a su lado, además en su rostro mostraba una enorme sonrisa- Aunque no sepa hacer nada más que ramen instantáneo jejeje- todos de repente comenzaron a reír disipando así la tensión que había inundado  el salón. El moreno solo observó a su compañero con una media sonrisa en el rostro.

-Dobe- susurro. Pero que el rubio alcanzo a escuchar.

-¿Qué dijiste Teme?- gruño hacía el moreno lanzándole una mirada al momento en que se inclinaba hacía él.

-Lo que escuchaste, es increíble que quieras ser un chef, sino puedes ni cocinar algo decente que no sea una bazofia como el ramen y peor ramen instantáneo. Seguro y se te quema el agua, Hm- dijo mordazmente. Era extraño ya que él no solía opinar sobre las aspiraciones de la gente. No le importaba en absoluto pero algo le impulso a decir eso, algo muy extraño definitivamente.

-A ti que te importa baka- separándose del ojinegro, verlo fijamente lo había aturdido un poco, aunque jamás lo admitiría.- Además como dijo el sensei. La cocina es algo muy especial para mí. Puede que ahora no sepa hacer ni un huevo duro, pero ya verás cómo me convertiré en increíble chef.- dijo a punto de lanzarse contra el moreno.

-Hm, lo dudo mucho. Usuratonkachi- soltó completamente enojado  dispuesto también a la pelea. Pero el sensei llego y apartándolos ligeramente hablaba dirigiéndose a ambos.

-Es correcto Naruto, cualquier persona puede aprender a cocinar. Puede que ahora no sepas ni hacer un huevo duro pero quien sabe en el futuro tal vez seas uno de los mejores chef del mundo.- El rubio solo tomo asiento sin dirigirle la mirada a su compañero. El sensei se disponía a regresar a su mesa cuando dijo con un poco de burla.

-Ah por cierto. Los lugares que están ocupando serán los que ocuparán siempre a partir del día de hoy. Así que no quiero objeción alguna- añadió al ver como la pelirrosa, el rubio y el moreno quería reclamar.

El Uchiha solo bufo aún más hastiado. Ahora a parte de las dichosas clases tendría que soportar al rubio escandaloso. No podría ser peor.

En eso el sensei comenzaba con la clase. Hoy no cocinarían, sería una clase introductoria para conocer mejor los instrumentos utilizados en la cocina.

-Bueno alumnos comenzaremos hablando de cuchillos- hablaba mientras sacaba un set, el cual estaba en todas las mesas o estaciones para preparar la cocina.- El cuchillo se un cocinero es casi un extremidad del mismo. Los hay para múltiples uso. Por ejemplo: tenemos el cuchillo para filetear, de hoja larga y delgada.- y así continúo mientras sacaba cada cuchillo. En Cada mesa tenía dos set de cuchillos, dos cocinillas de cuatro hornillas cada una, un horno. Diversas sartenes, cazuelas y planchas para asar carne. Realmente estaban muy bien equipadas, con todo lo necesario para preparar alimentos deliciosos.

La clase termino y todos se dirigieron a la salida. El moreno espero a que todos salieran para evitar ser interceptado por alguna de sus compañeras las cuales en toda la clase se habían acercado a él para preguntar tonterías que obviamente no sabía si no, no estaría tomando ese estúpido curso. Cansado y un tanto agobiado salió del salón. Cuando estaba a punto de tomar el ascensor, éste se iba cerrando pero una mano la detuvo a tiempo y el pelinegro pudo entrar. Pero para su sorpresa el que había detenido el ascensor no era nada más que el dobe. Cansado decidió ignorarlo, cerró sus ojos y esperó hasta llegar al último piso. El rubio por su parte estaba molesto. Ese teme era un creído y prepotente,  primero lo insultaba sin siquiera conocerle  y después sólo se digno en ignorarle. Así que decidió preguntarle cuál era su problema. No era bueno callando lo que pensaba sino todo lo contrario.

-Oe, Teme ¿Cuál es tu problema? Te he hecho algo de lo cual no me acuerde o es que eres así de insoportable todo el tiempo-ttebayo?- pregunto colocándose delante de él una vez que hubieran salido del ascensor. El rubio le bloqueaba la salida a la calle, la cual ahora estaba completamente oscura y mojada por la lluvia que continuaba cayendo del cielo. El moreno ahora más fastidiado si eso era posible encaro al rubio observándolo directamente a los ojos. Esos zafiros brillaban en enojo pero debía admitirlo se veían muy bellos.

- Escucha dobe, no te debo ninguna explicación. Pero me molesta ver a alguien con sueños tan estúpidos y sin sentido. Me molesta la gente soñadora que no tiene talento para lograr lo que se propone- dijo de manera más fría que pudo y una mirada completamente implacable.

El rubio solamente se quedo estático, no pudo decir nada. Eso había llegado a lo profundo de su alma. El moreno al no escuchar respuesta por parte del rubio simplemente  lo rodeo y salió por la puerta encaminándose a su hogar. Todavía no entendía por qué le hablaba de esa manera al rubio si ni siquiera lo conocía. Pero había algo en su actitud que lo molestaba de sobremanera. No entendía por qué. Después de las palabras del moreno, el rubio reacciono y de manera rápida salió corriendo tras él.

La acera estaba mojada y resbaladiza pero no le importo y continúo persiguiéndolo. Pudo divisarlo doblando en una esquina y si importar siguió tras él. Estaba molesto ese baka no era nadie para decirle aquello, él no podía insultarlo así sin siquiera conocerlo. Estaba siendo injusto y le diría sus verdades. El moreno había cruzado un alto, pero el rubio no alcanzó a ver la señal, de repente un gritó logro que se volteara.

-¡Sasuke!- el moreno volteo inmediatamente. Todo paso tan rápido que no se dio cuenta de lo ocurrido hasta que estaba en el suelo con el rubio entre sus brazos. Completamente mojado solo vio como las luces de un auto que se alejaba con gran velocidad.

-Kuso, auch-ttebayo- murmuraba lastimosamente el rubio bajo su cuerpo. Al parecer ese usuratonkachi cruzo la calle sin fijarse y un automóvil casi lo arrolla. Lo más extraño es que no se dio cuenta cuando fue que él mismo se lanzo sobre él para evitar que eso pasara. Parecía como si su cuerpo se hubiera movido solo.

-Dobe, ¿es que acaso sólo causas problemas? ¿Por qué no te fija por dónde vas?- regañaba mientras se levantaba. El rubio sólo se sentó en el asfalto, no podía levantarse un dolor en su tobillo se lo impedía. Al parecer de la caía se había torcido el tobillo.

-Kuso!!. Creo que  me  torciste el tobillo teme-ttebayo- reclamaba el rubio con unas lagrimitas en los ojos.

-Dobe malagradecido, te he salvado la vida y ahora me reclamas. Hubiera dejado que te arrollara. Eres un usuratonkachi- gritó enojado dispuesto a marcharse pero al instante se detuvo. Gruño por lo bajo, no podía dejarlo ahí. Vamos es verdad que era frío pero no era no era un miserable para dejar a alguien tan dobe y peor un dobe herido  y solo en la calle. Quien sabe que pervertido se podría aprovechar de él. Pensar en algo así lo hizo rabiar, otra sensación extraña de esas que venía sintiendo todo el bendito día. Cuando se iban a acabar.

-Eres un baka, además es tu culpa. Por estarte persiguiendo me torcí el tobillo. Ahora debes ayudarme-ttebayo.- dijo mientras lo apuntaba con el dedo índice. El moreno ya cansado se arrodillo enfrente de él, e hizo un además para que el rubio subiera a su espalda. El rubio sólo atino a sonrojase, apartó el rostro y en tono enfurruñado dijo: -Estás loco teme, no voy a ir a caballito contigo. Puedo caminar perfectamente ¿ves?- al mismo tiempo trato de levantarse pero al instante cayó de nuevo al asfalto. El moreno sólo bufo fastidiado.

-Dobe solo sube ¿quieres? Si no de verdad te voy dejar aquí- grito molesto por la terquedad del rubio. Este subió lentamente a la espalda totalmente empapada del moreno. Y apoyo su cabeza en su hombro con un semblante un poco triste.

-Oe, teme. Creo que tienes razón. No siempre cuando deseas algo significa que puedes conseguirlo. Mírame soy un completo inútil-ttebayo. Ni siquiera puedo perseguir a alguien por la calle sin dar lástima- hablaba bajito con la voz un poco raspada al parecer estaba a punto de llorar. Ese tono fue captado por el moreno inmediatamente y sin saber el por qué sintió un pequeño dolor en el pecho al escuchar esas palabras.

-Escucha dobe. Tienes razón, no debí de decir eso no te conozco. Además yo no conozco tus razones. Creo que estaba un poco celoso, sabes, porque yo realmente no tengo ninguna ambición en mi vida- decía mientras agachaba la cabeza. Pero aún así continúo.

-La verdad es que cuando mis padres murieron, sentí como un clic en mi vida. Ya no podía ver la vida a color ahora sólo era blanco y negro. La comida ya no sabía a nada. Y ser algo en la vida no servía en absoluto  si no había nadie con quien compartir ese tipo de dicha.-  terminó con una media sonrisa triste. Nunca le había confesado como se sentía ni siquiera a su aniki, quien ahora se encontraba estudiando en la Universidad en otra ciudad y por ende estaba totalmente solo. Pero no le importo eso. Escuchar a ese chico hablar de esa forma lo había impulsado a decir lo que sentía aunque fuera a un extraño.

-Tienes razón-ttebayo. Yo me sentía así, a diferencia de ti yo no conocí a mis padres. Viví mucho tiempo solo hasta que mi tutor me adopto. Pero ahora él se ha ido de viaje y me he quedado solo de nuevo. Antes de irse, el Ero-sennin me dijo que mi Padre había sido un gran cocinero y que me habían nombrado por unos de sus platos favoritos. El Ramen- el moreno solo escuchaba atentamente las palabras del rubio. Parecía que él había experimentado una soledad peor que la suya así que no entendía como  podía sonreír tan feliz. Era realmente impresionante, esa clase de fuerza.- Así que por eso he decidido que sería un gran chef. Pero lo que dices es verdad no solo por decidirlo o desearlo podría convertirme en lo que anhelo. Realmente solo causo problemas, creo que debería renunciar.- terminó agachando su cabeza.

El moreno no sabía que decir así que solo guardo silencio. Ahora que lo pensaba él no tenía derecho a opinar en la vida del rubio. Así que sin pensar dijo:

-Oe, sólo dije eso porque estaba molesto. Si serás usuratonkachi, no vas a renunciar cada vez que alguien te ataque o insulte. Debes ser mas fuerte- el moreno agachaba más su cabeza mientras decía eso, nunca había reconfortado a alguien y le costaba un poco.

-¿Eh? Oye, eres muy raro-ttebayo. Hace rato tú era el que me insultaba y me ignoraba. Pero ahora tratas de hacerme sentir mejor aún así arigato-ttebayo. No eres lo que pareces teme- dijo con una sonrisa acercando su rostro al del moreno y apoyando su mentón en su hombro derecho. Sintiendo como la lluvia continuaba empapando sus cuerpos, pero sin que ninguno le importara realmente.

-Ni tú tampoco eres lo que parece dobe- mientras observaba su rostro. Pero salieron de su ensoñación al fijarse en donde se encontraban.

-Oye teme, esta es tu casa!!!!!- hablaba apuntando dicho lugar.

-¿Y qué querías? No me dijiste donde era tu casa. ¿A dónde querías que te llevara dobe?- decía enojado por el despiste del rubio y el suyo propio.

-Teme tenemos que ir a mi casa-ttebayo. Kyuubi me está esperando!!! gritaba un poco histérico, jalándose los cabellos.

-Oe cálmate usuratonkachi. Es muy tarde además hay que verte esa herida. ¿No hay nadie que lo pueda ver?- dijo buscando sus llaves para abrir la casa. Al encontrarla la introdujo y abrió la cerradura. Se adentraron en la estancia. No era muy grande pero si muy acogedora, de dos plantas y decorada sutilmente además de estar muy limpia. Pero lo más bello era la increíble vista de la ciudad ya que se encontraba en una zona alta. 

El moreno dejo al rubio en la estancia y fue en busca del botiquín de emergencia y un par de toallas para secarse. Al llegar al lado del rubio se coloco a su lado e inspecciono su tobillo el cual estaba rojo e inflamado, lo palpo. No parecía ser algo grave. Decidió inmovilizarle el tobillo y lo vendo. Coloco compresas frías sobre ella.

-Hey, eres muy bueno- dijo el rubio hablando fijamente. Ya que había se mordía los labios aguantando  el dolor y por ende no había articulado palabra- ¿qué piensas estudiar al terminar el instituto-ttebayo? ¿Medicina?- preguntó sonriente.

-Ie, realmente la medicina es muy demandante. Me gusta más la literatura- dijo sin darse cuenta. Cuando asimilo sus propias palabras observó fijamente sus orbes. Nunca había dicho eso a nadie, ni sus amigos más cercanos o su hermano. ¿Qué le pasaba? Desde cuando era tan sincero  y espontáneo. Ese rubio… ¿Qué demonios le estaba haciendo ese rubio?

-¿Te refieres a que quieres ser escritor?  Creo que podrías funcionar, tienes la pinta de escritor además de las costumbres sociales-ttebayo jajajaja- dijo dándole un golpe amistoso en el hombro. Pero hizo un mal movimiento y cayó encima del pelinegro sobre el suelo. Sus rostros estaban muy cerca, al igual que sus labios al punto de poder sentir la respiración del contrario. Se observaban fijamente mientras sus rostros se acercaban de manera inconsciente. De repente se separaron bruscamente debido al sonido de la tetera. Tenían las mejillas arreboladas en un rojo sutil en Sasuke pero evidente en Naruto. Aún nervioso el rubio hablo.

-Es el agua para el té-ttebayo.- dijo en voz baja.

-¿Ah? Si.- un poco alterado el moreno se levanto con botiquín en mano para guardarlo dejando al rubio en la sala con el corazón latiendo a mil por hora. ¿Qué le estaba pasando? Él no era así. No podía creerlo estuvieron a punto de besarse. No debería hacer eso. Sasuke era un extraño. Decidió dejar esos pensamientos a un lado y actuar normalmente. El moreno por su parte no cabía en su sorpresa nunca en su vida se había sentido así. Eran como muchos estúpidas mariposas recorriéndole todo su vientre. Era una locura. En primer lugar ese dobe era un extraño, en segundo lugar era un hombre y en tercer lugar no podía gustarle ese usuratonkachi. No lo conocía. Pero al igual que el rubio decidió dejarlo pasar e ignorar a esos estúpidos insectos y actuar normalmente.

  Regresó a la estancia con una bandeja para el té. La deposito en la pequeña mesita que se encontraba en el centro. Sirvió el té y se dedicaron a ver a través de la ventana las luces de la ciudad en un silencio que aunque por raro que parezca era muy agradable.

-Oe, ¿Quieres que te pida un taxi para que te lleve a tu casa? No creo que quiera dejar a tu mascota sola- dijo de forma suave volteando su rostro en dirección al teléfono.

-¿Eh? Kyuubi. No, no es mi mascota. Es mi hijo- soltó despreocupadamente.

-¿Nani? ¿Hijo?, ¿Tienes un hijo?- preguntó totalmente sorprendido- ¿Cómo es posible que tengas un hijo? ¿Lo crías tú solo? ¿Y la madre?- continuaba con las preguntas.

-¿De qué diablos hablas teme? Kyu-chan es mi hijo. Es un kitsune-ttebayo- dijo risueño al ver como se había alterado un poco ese teme. Era muy gracioso ver esas expresiones en su rostro el cual siempre estaba sin emoción alguna.

-Si serás idiota. Bueno ¿Crees que estarás bien solo? ¿No puedes caminar muy bien? Si lo deseas también puedes quedarte esta noche- ofreció sin voltear a ver su rostro. Se sentía un poco avergonzado.

-¿Eh? Bueno, creo que tienes razón. Además no creo que le ocurra algo, es sólo un noche- dijo sonriendo. El moreno sólo respondió con una media sonrisa.

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Un mes había pasado desde esa noche  y que comenzara con las clases de cocina. El frío se había intensificado, aunque ahora lo único diferente es que en lugar de lluvia lo que provenía del cielo eran bellos y blanquecinos copos de nieve. El Uchiha salía como todas las tardes de su trabajo en dirección a sus clases como era lo habitual. También habitual se había vuelto el juntarse con cierto dobe para llegar juntos al edificio de artes.

La relación entre ellos dos se había transformado desde ese día en una rara amistad. Peleando y compitiendo pero a la vez siendo compañeros. Realmente nunca había tenido un amigo tan cercano como lo era ahora ese rubio para él. Además de que la mayoría de sus compañeros se habían vuelto buenos amigos, algunos de ellos se podía decir que el moreno los toleraba hasta el punto de tratarlos como conocidos  como el pelirrojo de nombre Gaara, o el perezoso aka: Shikamaru a igual que Neji. Pero sí que había personas que todavía no lograba soportar. Como el koi del pelirrojo, Sai, quien no dejaba de molestarlo con el rubio diciendo que eran amantes a cualquier persona que podía. Haciéndolo rabiar, al igual que  al rubio quien negaba a diestra y siniestra que eso fuera verdad. O la chica pelirrosa de nombre Sakura una completa acosadora.

Bueno en cuanto a sus habilidades culinarias, se podría decir que habían mejorado bastante. Ahora podía preparar una cena sin problemas, pero una de las cosas que más le sorprendió es que la cocina no era para nada tediosa. Siempre creyó que se aburriría, tediosa pero ahora que estaba ahí hasta le tomaba el gusto. Era muy relajante cocinar, o al menos para él.  Otra cosa que le sorprendió fue como el rubio se desempeñaba en la cocina. Era para muchos una gran sorpresa que resultara tan buen alumno, por no decir el mejor. El moreno le dijo que probablemente era porque lo llevaba en la sangre, pero lo más impresionante es que solamente llevaban un mes. Tal vez su sueño de ser chef no estuviera tan lejos.

Dejo sus pensamientos a un lado cuando diviso una figura conocida, en la esquina donde lo esperaba como era ahora una costumbre. Irónicamente la misma esquina donde casi atropellan al rubio aquella noche de lluvia. Pero ahora cubierta por la nieve que no dejaba de caer. Se acerco y se saludaron amablemente .

-Oe Dobe, abotónate bien el abrigo, sino te vas a resfriar. Tsk, ¿qué se va a hacer contigo?- dijo mientras abotonaba correctamente el abrigo mostaza del rubio, un color extravagante.

-¿Eh? Arigato-ttebayo- dijo un poco sorprendido entre las acciones del moreno.

Un sonido de una persona que se aclaraba la garganta los aparto de inmediato con un pequeño sonrojo. Era Sai con Gaara quienes al pareces se dirigían a las clases también. El moreno sólo sonrío y Gaara los vio con una ceja un tanto levantada.

-Ves Gaarita, y después lo niegan- decía mientras los señalaba como un niño pequeño acusando a alguien, tomándole de la chaqueta rojo oscura del pelirrojo.

-Tienes razón Sai. Ya se me hacía un poco raro todo esto.- al instante se coloco entre ellos y dijo en voz alta: -¿Desde cuándo están juntos? No, no digan nada. Debió haber sido el día en que te lastimaste el tobillo. Fue Sasuke el que te cuido ¿no? Si es así entonces llevan un mes saliendo juntos.- continuaba con su dedo índice en su barbilla en pose pensativa.

El rubio y el moreno solo se quedaron estáticos. No podían creer que esos dos pensarán que ellos estaban saliendo. Era una locura. Eso no ocurriría ni en un millón de años. Aunque no podían negar que ambos sintieran una atracción hacía el otro.

-Kyaaaaa!!! Urusai!!!. El Teme y yo sólo somos amigos. Que ustedes tengan esos gustos, no significa que Sasuke o yo seamos iguales.- gritó mientras salía corriendo directo a clases alejándose del trío.

-¿Y tú? ¿Qué tienes que decir al respecto?- comento el pelirrojo al moreno de cabellos puntiagudos, mientras observaba al rubio correr hacía el edificio.

Por alguna razón desconocida para el moreno, las palabras de Naruto le habían dejado un pequeño vacio por dentro. Con un leve deje de tristeza contesto.

-Creo que Naruto ya ha dejado todo muy claro.- y así se encaminó lentamente a sus clases. Mientras el moreno y pelirrojo lo observaba.

-Oe, Sai ¿no crees que deberíamos hacer algo?- pregunto seriamente al moreno quien amplio más su sonrisa y de manera risueña contesto.

-No te preocupes Gaarita, sus reacciones solamente confirman sus sentimientos. Además hoy es un excelente día para confesiones- seguían hablando mientras llegaban al salón de clase.

-¿Eh? ¿A qué te refieres?- pregunto un viendo como el moreno y el rubio no se dirigían la mirada.

-Ya lo veras- y riéndose se sentó esperando al sensei. Hoy es el día que tanto había estado esperando.

La puerta del salón se abrió y entraron dos personas. Su sensei y un hombre moreno, de cabello castaño con una cicatriz que le atravesaba su nariz. Parecía una persona muy amable por la expresión calmada de su rostro.

-Oi, Oi. Hoy es un día especial. Tendremos una clase especial.- todos observaron a su maestro sin comprender sus palabras, éste sólo sonrío.- Primero que todo, quiero presentarles a alguien muy especial para mi.- dijo observando al  hombre a su lado.

-Mucho gusto. Mi nombre es Umino Iruka y soy pareja de Kakashi. También soy sensei en este edificio, imparto danza y estoy aquí porque la clase de hoy se realizara en parejas- todos los presentes se sorprendieron un poco. Todos excepto un moreno.

-Sai baka, así que a esto te referías.- hablaba bajito el pelirrojo al moreno al instante en que volteaba su rostro al final de la fila para ver como Sasuke y Naruto tenían los ojos muy abiertos y un poco sonrojados.

-Sumimasen, Sensei demo aquí no todos somos parejas además que hay varias mesas que personas del mismo sexo. Como se supones que realizaremos la clase. - dijo la pelirrosa levantando la mano y añadió- porque no lo organiza en para que quedemos chico y chicas.-

-No Sakura, las parejas se quedaran así. Además no es necesario que sean parejas de diferente sexo.- esas palabras decepcionaron a la pelirrosa quien deseaba que la colocaran junto al moreno.

-Bueno, continuamos. Hoy prepararemos dulces que lleven chocolate. Como saben el chocolate se considera un afrodisiaco en el mundo culinario, ya que libera endorfinas. Las endorfinas son las responsables de las sensaciones de placer que sentimos al comer el chocolate.-  el peliplata coloco el delantal a su koi, mientras éste hacía lo mismo con él. Una escena muy romántica.

A decir verdad el aire romántico había inundado todo el salón de clases. El moreno no sabía cómo actuar ante esto. Se sentía inquieto. Es verdad que desde que vio por primera vez al rubio sintió muchas sensaciones nuevas que nunca había sentido. Casi como si la vida hubiera vuelto a llenarse de colores, se podría decir que su soledad se había disipado un poco. Pero eso no significaba que el rubio sintiera lo mismo y el moreno ya se había resignado. Resignado a que el rubio sólo lo veía como un amigo, un buen amigo y nada más.

Por su parte el rubio estaba más que nervioso. Después de lo de esta mañana se había sentido abrumado, tal vez sí le gustaba Sasuke pero eso no quería decir que éste sintiera lo mismo. Todo en ellos era opuesto, y cuando decía todo, se refería a TODO, pero eso no había impedido que  forjaran una buena amistad en todo el mes que llevaba conociéndolo. La voz de su sensei lo regresó a la realidad. Ambos se colocaron sus delantales. El del rubio era naranja con un pequeño Kistune, en honor a Kyuubi, bordado en una esquina, mientras que el del moreno era azul marino con el símbolo de su familia también bordado.

-Bueno esta vez cocinaremos un postre de café y chocolate. Excelente para climas fríos como estos. Que además serán un BUM en sus hormonas – decía serio para después colocar una sonrisita pervertida, mientras su koi le daba un ligero golpe.

-Por Kami, Kakashi mejor expliquemos que haremos con la receta.- decía mientras repartía a todos sus ingredientes. El moreno se extraño en que eran ingredientes sólo para un plato. Genial  pensó, tendrían que cocinar juntos. Pero mejor no decía nada sino quien sabe cómo se vengaría Kakashi-sensei.

-Como pueden ver es una receta que prepararan entre ambos compañeros. Esta receta lleva un parte de ingredientes líquidos y un parte de ingredientes secos.- todos asintieron pero se sobresaltaron al escuchar la última cosa mencionada por el sensei.

-Ah! Se me olvidaba. No pueden dividirse el trabajo.- todos quedaron viendo al sensei como recién salido del manicomio.

-Pues verán- esta vez hablaba Iruka-sensei- esta receta tiene una historia. Se dice que si un par de enamorados la cocinan junto, mientras rozan sus cuerpos, preparan el postre con sus manos juntándolas, su amor será bendecido y lleno de pasión.-decía mientras se acercaba a su koi y tomaba su mano.

-Ah, y una última cosa, la pareja debe estar desnuda para que funcione- completo el peliplata dando un mirada sugerente a su koi, quien se sonrojo un poco.

El rubio y el moreno sólo respiraron fuertemente dispuestos a terminar ya con todo eso. El sensei comenzó a dictar los ingredientes que utilizaría, y los instrumentos. Y entonces todos empezaron.

Las cosas no podían empeorar, ambos chicos se sentían sumamente nerviosos. Esa sensación que su cercanía provocaba cada vez que estaban juntos. Lo peor de todo es que sus manos se rozaban constantemente, al momento de amasar o batir tenían que hacerlo juntos por tal razón el moreno se colocaba detrás del rubio provocando una descarga eléctrica muy placentera por todo su cuerpo. El moreno sólo trataba de controlar su respiración para que le rubio no se diera cuenta de lo desbocado que iba su corazón.

La clase terminó cada uno tenía su plato listo en la mesa de trabajo. A todos le había costado mucho terminarlo pero sin duda había sido una experiencia inolvidable. De verdad sería muy romántico prepararlo con la persona que te gusta. A finalizar el sensei paso por todos los lugares probando el platillo junto a su koi, al llegar al último puesto sonrío al ver la pequeña tensión que había entre ellos. Una tensión muy palpable. Al instante probo el postre de ambos se sorprendió un poco al saborearlo.

-Delicioso, pero ¿qué tipo de chocolate usaron?- preguntó un tanto extrañado.

-Etto, chocolate negro amargo de 70%. Es que pensé que el teme no querría que fuera muy dulce. No le gusta lo dulce-ttebayo.- dijo un poco avergonzado, avergonzando de paso al moreno ante tal afirmación.

-En serio, en un gran detalle de tu parte. Parece que se conocen muy bien- señalo a ambos invitándolos a probar su propia obra.

El moreno se sorprendió un poco al sentir el sabor del postre, no era muy dulce pero tampoco amargo por completo. Estaba realmente delicioso, generalmente no le gustaba nada que tuviera azúcar pero ese postre lo lleno de una calidez indescriptible al pensar que el rubio lo estaba preparando para él. El rubio probó la torta y le pareció deliciosa, había pensado que usar un chocolate tan amargo quedaría incomible pero estaba simplemente perfecto. Sonrió y sin darse cuenta un poco de la torta había quedado en la comisura de sus labios. El moreno le indico donde limpiarse pero el rubio no entendía. Así que llevo una de sus manos al rostro del rubio y él mismo quito el pedazo del chocolate llevándoselo a la boca. Dejando un poco descolocado al rubio, el moreno no le dio importancia y ambos atendieron a las palabras de su sensei.

-Bueno, al parecer todos hicieron bien la receta. Pero este día les voy a pedir que me traigan una tarea desde casa- anuncio ya en su puesto al frente de la clase.

-Quiero que me traigan un postre que contenga chocolate en parejas. Un postre para el día de San Valentín- añadió.

Toda la clase quedo un poco extrañada, el sensei nunca había dejado deberes para realizar sus casas. Era muy extraño pero cierto pelinegro al lado del pelirrojo descifró la sonrisita del sensei, ya sabía porque dejo dicha tarea.

-Parece que el sensei ya se dio cuenta- dijo bajito para que sólo su koi lo escuchara.

-¿Tú crees?- contesto volteando un poco su mirada para fijarla en el par del fondo y sonrió. Al parecer no eran los únicos que habían notado las reacciones de ambos chicos.

-Además- continúo el moreno- eso también nos beneficia a nosotros- finalizo dedicando un mirada a su novio.

-Pervertido.- dijo devolviéndole el mirar.

La clase había concluido, todos salían del salón. Como era costumbre el pelinegro siempre esperaba que salieran todos para encaminarse a su casa, aunque últimamente se iba caminando junto al rubio ya que vivían cerca. Este también espero a que salieran todos para marcharse junto a Sasuke, entre más rápido terminaran con la dichosa tarea mejor. No quería estar a solas con el pelinegro. Quien sabe que podía pasar.

-Hey Sasuke. ¿Por qué no realizamos la tarea en mi casa? ¿Qué dices-ttebayo?- preguntó el rubio dándole la espalda encaminándose al ascensor.

-¿Por qué? No quieres dejar solo a Kyuubi.- contesto un frio. Sin mostrar la sensación que le provocaba el pensar en estar a solas con el rubio.

-Si-ttebayo. Entonces en mi casa. Pero antes hay que comprar algunos ingredientes.- menciono al aire.

-De acuerdo- contesto sin darle más importancia.

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Llegaron al hogar del rubio. Al entrar fueron recibidos por el “hijo” del rubio. Un pequeño zorrito que vivía junto a él. El departamento del rubio no era muy grande pero si cálido. Tenía una pequeña sala de estar, en frente de ella estaba la cocina y el comedor y al fondo la única habitación de la estancia. Además de tener un pequeña terraza pero con una vista preciosa.

Se quitaron sus abrigos, las bufandas y los zapatos de nieve. El rubio encendió las luces del lugar y llevaron las bolsas con los ingredientes a la mesita de la cocina. Entonces se  prepararon para comenzar con la receta. Harían una torta llamada “Selva Negra”, tal vez no era típica de los días de los enamorados pero era lo único que se les ocurrió preparar. No había hablado mucho en todo el camino, realmente se podía cortar la tensión en el aire. Esa tensión que provocaba los sentimientos no exteriorizados.

-Oe usuratonkachi. ¿Comenzamos? No quiero que se me haga tarde.- dijo el moreno desempacando los ingredientes.

-Eh? Si claro. Pero antes sacaré a dar un paseo a Kyu-chan. ¿No te molesta comenzar sin mi o si-ttebayo?.- respondió tratando de evitar contacto con el moreno. Ya no podía aguantar esa pesadez en el aire, sentía que iba a explotar y terminaría haciendo algo de lo que luego se arrepentiría.

-No. Ve yo te espero.- dijo observándolo directamente.

El rubio se encaminó a la salida junto con el Kistune a quien le había colocado una correa. Salió a tomar un poco de aire y poder pensar un poco. Había dejado de nevar. Mientras caminaba el moreno comenzó a preparar la torta de chocolate. Todavía le parecía increíble que hace un mes no pudiera ni freír un huevo y ahora estuviese preparando un pastel elaborado. Ese Kakashi era muy bueno enseñando debía admitirlo. Mientras cocinaba pensaba si hacer algo con el rubio decirle o quedarse callado. Ya no podía negarlo más. Le gustaba y le gustaba mucho. Lo decidió. Era hoy o nunca. Ya estaba harto, harto de tanta soledad y tristeza. El rubio lo iluminaba, quería estar con él. Así que decidió que cuando el rubio llegara le diría todo. Aunque éste lo rechazara porque de seguro al rubio le daría asco. Al rubio no le gustaban los hombres eso lo tenía muy claro o eso creía él.

El rubio por su parte, decidió volver. Su mente daba vueltas. Él realmente estaba seguro que le gustaba el moreno pero tenía miedo. Sí, ese era el problema miedo a que el moreno dejara de hablarle, ni siquiera temía el hecho de que lo rechazara sino que se negara a continuar siendo amigos. Kyuubi y él se encaminaron a la casa. Al entrar sintieron el delicioso aroma en la casa de torta de chocolate. ¿Cuánto tiempo había salido? Al parecer bastante. Todavía no muy convencido de qué hacer.

-Ya llegue Teme.- hablo alto en la entrada. Soltó a Kyuubi para que corriera por ahí y se dirigió a la cocina. Como el olor lo indicaba el moreno ya tenía la torta en el horno, la base del pastel.

-Ya veo, usuratonkachi. Ya que estas aquí ayúdame con el fudge, mientras yo preparo la crema batida dobe- dijo mientras conectaba la batidora.

-Etto, claro- el rubio busco entre las bolsas la leche condensada y la leche evaporada. Se disponía a abrir la refrigeradora cuando su mano choco con otra. Él y el moreno apartaron rápidamente las manos. Y sin decir palabra cada uno por su lado.

-Dobe, pon atención no se te vaya a quemar- dijo burlón mientras veía como el rubio estaba un poco distraído casi le echa salsa de soya a la preparación del fudge.

-Oi, ¿Qué te ocurre? ¿Por qué no has estado actuando extraño todo el día?- preguntó mientras añadía azúcar pulverizada a la mezcla de crema para batir.

-No sé de qué estás hablando teme-ttebayo. Yo he actuado normal. Tú eres el que desde la mañana con los chicos ha actuado como un  baka.-respondió volteando la cabeza en dirección al moreno mientras bajaba el fuego.

- ¿YO? Tú eres el que de repente por cualquier tontería que dicen esos dos idiotas (Sai Y Gaara) te alteras. Pero no te preocupes yo sé que es repugnante el que crean que estés conmigo. Si lo deseas no tenemos por qué hablarnos- termino diciendo ya molesto y volteándose dispuesto a tomar sus cosas y salir de ahí. Era obvio que el rubio sentía asco que lo vincularan con él.

-Teme ¿De qué estás hablando-ttebayo? ¿Asco? Bien yo sabía que esto pasaría. Sabes una cosa Sasuke Uchiha, me molesta porque sé que es algo que nunca va a pasar. Pero ahora que quieres cortar todo lazo conmigo hay algo que debo decirte- dijo bajando la voz- Me gustas – terminó diciendo casi en un susurro.

El moreno detuvo todo movimiento. Si era una broma pesada no podría soportarla. De repente escucho unos pasos. Por un momento pensó que se acercaría a él así que volteo pero lo único que vio fue como el rubio atravesaba la puerta corrediza y contemplaba las luces de la ciudad. No podía creer que lo que le dijo el rubio fuera real. Se acerco a la puerta y sólo escucho su voz.

-Escucha Sasuke, me gustas y sé que yo no te gusto a ti.-murmuraba mientras volteaba a encararlo- Así que si ya no quieres ser más mi amimmph…- fue cortado por un beso un tanto desesperado por parte del pelinegro. El rubio quedo un poco estupefacto al principio, pero eventualmente respondió a beso regalándole a Kyuubi una bella imagen.

Se separaron un poco, buscan un poco de oxigeno. Sus frentes estaban juntas. Sintieron una corriente de aire que los hizo estremecerse pero no sintieron frío gracias a la calidez que los embargaban en ese momento. –Tú también me gustas y mucho dobe  y tienes razón en algo ya no quiero ser sólo tu amigo.- susurro bajito abriendo los ojos sonriendo de medio lado. El rubio abrió sus ojos enormemente pero sonrió a su vez de felicidad. Justo en ese momento empezó a caer algunos copos de nieve. Un cayó justamente en la punta de la nariz del rubio, haciendo que la arrugara un poco. Levantaron sus rostros contemplando los puntos blanco caer. De repente un olor llego a sus narices. Ambos fruncieron el ceño. Hasta que se les ilumino la ampolleta.

-¡¡EL FUDGE!!- gritó el rubio corriendo en dirección a la cocina. Al llegar pudo ver como efectivamente se había quemado.

-Jo, tendré que hacerlo de nuevo-ttebayo- decía con cascaditas graciosas en los ojos.

-No importa. Por qué no en vez de fudge preparas una salsa de chocolate- dijo retomando su tarea de batir la crema.

-Sí creo que eso hare-ttebayo- y con entusiasmo saco el chocolate y empezó a derretirlo en la sartén a fuego lento. Mientras cocinaba decidió preguntarle algo al moreno. Se llevo un dedo a la boca mojado en chocolate y preguntó:

-Etto, Sasuke, ¿qué somos ahora? ¿amigos con derecho a roce? ¿novios? ¿espías?- y se llevo el dedo a la boca manchándose un poco. El moreno se acerco lentamente y lamio el resto de chocolate de sus labios.

-Creo que eso es obvio- dijo mientras continuaba lamiendo ahora su dedo. En sí no le gustaba el dulce pero comerlo de su piel era algo delicioso.

-¡Ah! Entonces espías- se burlo un poco conectando su mirada azul en la negra del moreno.

-N-O-V-I-O-S- dijo deletreando cada letra dando a entender que ahora le pertenecía sólo a él.

El moreno se acerco lentamente a los labios del otro y degusto grabándose todo de ellos mientras el rubio correspondía. Era una sensación tan placentera. Pero el moreno se separo un poco, si seguían a este paso todo se les quemaría.

-Deberíamos terminar, claro si tú quieres no me importaría dejar que todo se quemara- decía mientras sonreía prepotente.

-No gracias teme. Nunca vamos  a acabar-ttebayo.-

Al cabo de una hora y media por fin terminaban de colocar la última cereza en el pastel. Por fin terminado. Se había hecho realmente tarde.

-Oye Teme , es muy tarde. Puedes quedarte si quieres- dijo observándolo tomar sus cosas.

-No te da miedo de lo que pueda pasar. En esta casa hay sólo una habitación o ¿no?

-Por supuesto que puedes dormir conmigo-ttebayo. No eras tú el que me acaba de decir que somos novios. Los novios pueden dormir juntos.- mencionaba sin conocer bien el peso de sus propias palabras.

El moreno sólo asintió con una sonrisa un poco maligna en sus labios. Kistsune confiado. Se encontraban acostados el moreno con el rubio entre sus brazos en la cama, la cual no era muy amplia por lo cual sus cuerpos se encontraban muy juntos. Habían pasado varías horas, el moreno volteo a su derecha y vio que eran la una y treinta de la madrugada. Después observó por la ventana la nieve seguía cayendo y la luz de la luna se colaba iluminando la habitación de forma hermosa. Observo el rostro del rubio, perfecto era simplemente bello y decidido hundió su rostro en su cuello y aspiro su aroma. Mientras su mano derecha bajaba y se colaba entre los pantalones de pijama del rubio hasta su entrepierna, la cual empezó a acaricia lentamente.

El rubio se comenzó a remover entre sus brazos respirando acalorado. Soltó un suspiro y abrió los ojos lentamente analizando la situación.

-MHz, ahh… Sasuke ¿Qué haces?- el moreno se incorporo un poco. Saco su mano del pantalón del rubio. Se sentaron en la cama. El moreno tomo una mano del rubio y la guió hacía su propia entrepierna y llevo la suya propia a la del rubio. No entendía porque tanta ansiedad, pero tenía muchos deseos de tocar al rubio y que éste lo tocara. Es como un sueño.

El rubio sentía que sus mejillas empezaban a calentarse. El toque tan intenso de Sasuke logró sacarlo del mundo de sueños. Pensó que era un sueño así que decidió dejarse llevar. Pero estaba nervioso. Era su primera vez.

-Sasu… ahh.. Sasuke espera- detuvo un poco al moreno y vio sus orbes negras.- Lo que pasa es que-

-Shhhh- el moreno coloco suavemente su dedo índice sobre sus labios- yo también, no tengas miedo dobe- el rubio comprendió y se sintió feliz. Esa noche especial de sus vidas la vivirían juntos. El rubio abandono sus miedos y se entrego. El pelinegro sonrío y continuaron dándose placer mientras se besaban con pasión mezclando sus lenguas y saliva.

De repente toda la nieve que había no provocaba mucho frío ya que empezaba a haber un calor increíble y sus ropas se hicieron muy molestas así que comenzaron a quitarlas. Quedando completamente desnudos se recostaron por completo en la cama. El moreno sobre el rubio, mientras sus cuerpos se rozaban constantemente sin dejar de mover sus manos de arriba abajo ahora con más velocidad logrando ahora gemidos por parte de los dos.

 

El moreno llevo sus labios por toda la piel tostada y deliciosa del rubio. Pero la paciencia del rubio hizo que se sentaran en la cama. Tenía una idea en mente.

-Teme, ¿por qué no usamos nuestras bocas?.- dijo con un brillo especial en los ojos excitando por completo al moreno. –claro si quieres- añadió lamiéndose su dedo de una manera un poco insinuante.

El moreno se tumbo en la cama. El rubio entendió la posición. La infame sesenta y nueve. Se colocaron en su lugar y ambos tomaron al otro con sus bocas. Una sensación exquisita los inundo al sentir la lengua enredarse en sus miembros. Empezaron con movimientos lentos para acostumbrarse y no ahogarse, dejando algunas lamidas y mordidas a su paso también. Pero el calor en sus cuerpos vencieron a la voluntad y empezaron con movimientos enloquecedoramente más rápido los gemidos se perdían al tener la intimidad del otro en la boca. Hasta que una corriente de placer se extendió por todo su cuerpo. -¡¡¡AHHHH!!!- gritaron al unísono haciendo que ambos probaban la esencia del otro un sabor único.

El rubio se volteo a observar al moreno y se besaron de una manera hambrienta hasta dejarse los labios rojos por tanta fricción.

-Dobe, ¿quieres continuar?- preguntó el moreno jadeando levemente. Deseaba más, más de ese rubio revoltoso.

-Sólo si tú también lo deseas teme. No hay otra persona en el mundo con quién querría estar aparte que contigo- contestó acariciando el pecho fuerte del Uchiha.

- No hay otra cosa que desee más en el mundo- y así continuaron. El moreno se coloco de nuevo encima del rubio ambos recorrieron el cuerpo del contrario con su bocas dando atención especialmente a los pezones ya bastantes despiertos.

De repente el moreno comenzó a lamer dos de sus dedos de la mano derecha. El rubio solo se recostó sobre la cama y abrió aún más sus piernas dándole espacio al moreno. Después de empapar bien de saliva, llevo ambos dedos a la entrada rosadita del rubio. Introdujo delicadamente el dedo índice provocando temblores en el ojiazul. Metía y sacaba, cuando noto que era ya muy fácil moverlo dentro metió el segundo dedo haciendo movimiento de tijeras, ensanchando aún más. El rubio no dejaba de gemir y jadear en ningún momento. Sentía su corazón latir desbocado. De repente el moreno comenzó con un movimiento insistente de adentro hacia afuera logrando tocar ese punto especial dentro de su koi.

A este punto el rubio no pudo más y saco los dedos que profanaban esa área y tomo el miembro del moreno que goteaba de tanta excitación. Es verdad que era la primera vez de ambos pero eran hombre y al parecer en esos momentos tan íntimos iban a ser rudos, pero claro sin perder el romance.

La desesperación llevó al rubio a introducirse completamente el miembro por completo. Un sonoro gemido Salió de los labios del moreno quien tomo las caderas de rubio aferrándose a ellas como si su vida dependiera de ello. Por su parte el rubio llevo su cabeza hacia atrás mordiéndose los labios. Iba a pronunciar unas palabras pero no pudo. Una embestida lo silencio. Después vino otra y así muchas más, cada vez más profundo y fuerte. El sonido del respaldar de la cama se hacía cada vez más notorio. Al igual que el sonido húmedo de sus caderas al chocar tan rítmicamente.

Los amantes cada vez dejaban salir expresiones más fuertes de lo placentero de ese acto. Y se escucharon aún más cuando el moreno cambió posiciones colocando a rubio con su cara contra la almohada. Mientras tomaba el miembro de su pareja y lo masturbaba fuertemente mordía toda la piel de su espalda. El rubio apretaba el trasero del moreno guiándolo para conseguir el máximo de placer. Ya no lo soportaban más.

-Ahhh… motto… más fuerte Sasuke…. Ahiii.. ahh- gemía el rubio si poder contenerse más.

-Quieres más ahí, ahh… ¿no? Zorrito pervertido ahh… Mnnn- el moreno también lo acompaña en los gemidos.

-Ya ..ahh..no… aguanto ahhhh…- y no pudiendo mas se vino sobre la sábana y en la mano del moreno quien sintió una gloria indescriptible cuando el rubio llegó al orgasmo llevándolo a él también.

-Yo ahhh… tampoco… ahhh.-

Se recostaron sobre la cama completamente exhaustos. El moreno beso los labios del ojiazul de manera muy suave. Se acomodaron y cansados cayeron en los brazos de Morfeo.

Todo era silencio al fin en la estancia. En la sala de la casa un lindo kitsune bostezaba cansado. Debido a todo el escándalo provocado por esos chicos no había podido dormir. Por fin ahora podía descansar. Ya en la mañana mordería al moreno por trasnocharlo.

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Se mudaron juntos poco tiempo después de que terminaran las clases. Incluso el supuesto hijo del rubio, el cual en más de una ocasión lo había mordido. Animalejo del demonio. Además de que todos se habían vuelto buenos amigos y quedaban algunas veces. Algunos planeaban entrar en la misma Universidad. El rubio se decidió por entra en la Academia de Artes Culinaria de Konoha y él comenzaría en la Universidad de Konoha, para estudiar literatura. Sería escritor.

Se entero que su hermano estaba saliendo con un tal Deidara, un artista un poco loco, y que no espera para conocer a la persona que pudo ablandar esa piedra que tenía por corazón su ototo, pero lo que más le sorprendió fue que cuando le dijo que era un él no se sorprendió en lo absoluto. Estúpido aniki.

En fin nunca pensó que tomar un estúpido curso de cocina sería tan beneficioso. Había conseguido el ingrediente que definitivamente ahora sazona toda su vida y definitivamente no se arrepentía.

Fin….

 

Notas finales: Perdón por tanta inchorencia... Oh, si alguien quiere las recetas no me importaría regalarselas en especial la de la torta helade de chocolat kukukuku...

Saben he comprobado que dejar review no daña la salud, así que por favor no se abstengan...

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